Joyce Roy

La noche parió una jinetera impone denso humor y sarcasmo cubano

El teatro de plazas ha experimentado, afortunadamente, un crecimiento notable y ello ha ampliado los espacios para el despliegue de figuras establecidas y el ingreso de noveles carreras, tal cuales el caso de La noche pario una jinetera, que presenta el teatro de Acrópolis Center.

El tema de la prostitución, de cual se dice, falsamente, que es la profesión mas vieja de la humanidad, ha sido objeto de atención por anos, de quienes escriben historias que se han canalizado al público por medio de novelas ensayos cuentos,

El trabajo de las mujeres llamadas prostitutas y que en realidad son trabajadoras de una mercancía consubstancial a sus cuerpos, ha ejercido una fascinación en escritores y lectores por la función de válvula de escape sexual de una sociedad marcada por la doble moral y de invisible cloaca que permite airear los tufos de sus aguas negras, al tiempo de construir un mundo imaginario de pasiones y lujuria,

La noche pario una jinetera sobre texto original de Olga Consuegra, con un elenco casi totalmente femenino. La adaptación teatral del libro de relatos homónimo de la escritora cubana Olga Consuegra, pone en escena el acido y corrosivo humor cubano

El valor de este montaje es actoral y temático. Las cinco protagonistas se meten con fuerza en la piel de las trabajadoras sexuales de negocios boutiques, exponiendo el drama de sus vidas y la silenciada necesidad social de su profesión.

Las actuaciones

Las cinco historias que se hilvanan y que acometen Lumi Lizardo (Omara), Beba Rojas (Laura), Mavel Paulino (Yolanda), Orestes Amador (Rosa) y Gabi Desangles (Magalys).

Lizardo es portadora de un talento genuino y deleitado por el público. Es una mujer entregada a su misión y que probablemente no haya tenido, como merece, el despliegue en el cine, entregándole el protagónico que hace tiempo merece. Ella a penetrante, directa, sentida en su papel de Omara. Quien crea que solo es una hermosa mujer, la ve con pobre parcialidad.

La venezolana Beba Rojas es un personaje seleccionado en correspondencia total con el papel de Laura, la dominadora.

Mavel Paulino, pese a ser menos conocida, nos sorprende gratamente por su dominio del lenguaje corporal y el uso de su voz.

Orestes Amador, la voz mas auténticamente cubana, vuelve a demostrar porque es un maestro del escenario.

Gabi Desangles es probablemente el punto mas alto, por su ductilidad histriónica, su capacidad empática y sus atrevidos lances repentistas respecto de las reacciones cuando interactúa con el público.

El personaje eje de la puesta en escena es Joyce Roy, quien investiga la vida de estas mujeres para escribir un libro, pero del esperábamos mas que la lineal actuación que nos dispensa. Roy, nos lo encontramos útil como eje de apoyo, pero falto de intensidad y reeditando el papel policial que hizo ya anteriormente en este mismo escenario.

Un Montaje lineal

Objetamos el montaje lineal de la dramaturgia al exponer uno por uno los casos, siguiendo la lógica expositiva del texto original, lo que atenta contra la riqueza escénica que pudo haberse aprovechado de la interacción de estos personajes, aun cuando cada una de ellas logra encarnar con garras el encargo.

El montaje, salvo estos aspectos, vale todo el esfuerzo que se debe hacer para disfrutarlo en Acropolis por lo que lo recomendamos con entusiasmo.

La peluquería del crimen, convoca al Teatro de la gente

Nueva vez vuelve a ser clarísimo que Studio Theater sabe lo que hace y   aprovecha condiciones particulares:  un acogedor espacio propio, una plantilla de talentos jóvenes y veteranos y la inteligencia para renovar nuestro quehacer teatral saliéndose de lo acostumbrado y facilista. Ellos y ellas consolidan el milagroso hecho teatral que impulsan desde el drama, el musical y la comedia, en un espacio nuevo y localmente desafiante.
Studio Theatrer evidencia que tiene conciencia de su misión de innovación del quehacer teatral, cuenta con suficiente valor para emprender localmente caminos que, como el Teatro del Publico, tienen tiempo que son tradición en otros puntos del planeta.
Jose Rafael Reyes, Joyce Roy, ahora con la colaboración de otra de esas jóvenes directoras, Solanyi Gómez, hacen una propuesta teatral que merece atención y respaldo por  la notable calidad inteligente y creativa de Paul Portner, montada por  talentos  criollos  reivindicando  una nueva  corriente dramatúrgica a la escena nacional.

La peluquería del crimen, nombrada en otros países La estética del crimen, Por los Pelos y ¿Quién mato a la pianista? fue estrenada 1963, con el título alemán de Schrenschnitt, (Corte de tijeras), cuando inicia su trayectoria por los mas prestigiosos escenarios del mundo, en los que se ha convertido en una obra de referencia y que supone un giro de tuerca al discurso tradicional de los argumentos llevados al entablado.

La pieza es una inusual cita del drama y la tragedia trágico y haciendo espacio común con humor, a partir de un texto del dramaturgo y novelista alemán Portner, entregando una pieza singular y precursora.
Lenta y con un ritmo muy marcador de las acciones de la primera parte, La peluquería del crimen,  es el tipo de obra que deberían ver los teatristas y estudiantes de las artes de la escena y el público amante de la mejor expresión del teatro local, va tomando ritmo hasta el planteamiento de una trama tan absorbente  como bien dirigida a encaminar sus giros dramáticos con un séptimo actor  colectivo que no aparece en programas.

Lo actoral
La actuación es en general bastante fluida y llena su importante papel, destacándose Lumy Lizardo (Sra. Ariza), la Beba Rojas (de la nación más necesitada de que la tengamos en acción y oraciones, Venezuela) y Noel Ventura (gracioso, oportuno y amigable, aun cuando es previsible en algunos gestos).
Hubiéramos preferido menos gritos y menor margen de la gestualidad caricaturizada de lo gay, la pieza trasciende, divierte al extremo a pesar de que es un crimen cruento el centro de sus entramados.
El balance que deja La peluquería del crimen, es el de un montaje artísticamente significativo que adquiere el sello de aquellos espectáculos que no se deben perder nunca, por ninguna razón.

El autor
Paul Portner, es un dramaturgo que no deja indiferente a nadie por la carga creativa y su capacidad de crear situaciones en que en el drama giran hacia lo impredecible, manteniendo el humor como telón de fondo, por su atrevimiento con el contexto lingüístico y la imaginación que, a partir de hechos cotidianos, le reafirman como una firma de referencia.