Francis Cruz

El vendedor de arte, lección y ejemplo para el cine dominicano

Antes de comentar El Vendedor de Arte (Marcel Andrés Fondeur Méndez, 2023) es de justicia resaltar la importancia del XV Festival de Cine Global Santo Domingo, dejando de lado prejuicios partidarios, sociales y los tabúes o enjuiciamientos racionales que usted quiera, es  gran acontecimiento cinematográfico del inicio del 2023.

Baste ver su oferta en (https://tamoencine.org/en-competencia-2/). Un festival que ha logrado establecer su marca y que es parte de la Federación Internacional de Productores de Festivales de Cine (FIAPF)

Esta décimo quinta entrega del FCGSD, ha transformado a la ciudad de Santo Domingo en la capital internacional del cine hecho con aspiraciones de superar el entretenimiento y con el expreso deseo de fomentar una educación cinematográfica, capacitar los nuevos talentos y ser un muestrario de lo mejor que ha hecho el cine independiente a nivel mundial, con entrada libre, en Palacio del Cine Blue Mall.

Una lástima que ya termine, pero albergamos la esperanza, como es costumbre, que una selección de las cintas más destacadas y aplaudidas por el público, puedan permanecer en cartelera regular en Palacio del Cine.

La cartelera seleccionada por Luis Rafael González, director de programación y, del ingeniero y gestor del cine dominicano Omar de la Cruz, es la mayor oferta cinematográfica de calidad que se exponga al público y sería muy positivo que haya oportunidad para ver en sesiones ordinarias, muchas de las joyas integrantes de esta cartelera.

Veamos una de sus sorpresas del cine dominicano: El vendedor de arte, (Marcel Andrés Fondeur Méndez) un ingeniero industrial que se dio cuenta, luego de graduarse en INTEC, de que lo suyo era el cine, y de éste, el guión como esfera creativa.

Su objetivo fue entonces la creación de conceptos para el arte audiovisual, siendo el guionista de la aplaudida cinta dramática de trasfondo social La otra lucha de (Hans Garcia) y coguionista de Biodegradable (Juan Basanta, 2013), una cinta a la cual la crítica cinematográfica local trató con desdén, a pesar de la singularidad de su producción, que supera incluso el pésimo título que le puso Basanta.  Fondeur Méndez fue supervisor creativo de La Gunguna (Ernesto Alemany, 2015) y Voces de la Calle (Hans García,2017).

Anderson Mojica,

Las muchas miradas

El vendedor de arte es un drama que expone un abanico desafiante de ópticas: las corrientes estéticas del arte visual, el mercantilismo, modas y modismos, los curiosos criterios de los merchandises y galerías y galeristas, el drama del arte verdadero). A este enfoque agrega una temática humana desafiante y actual:  el discrimen, racismo, prejuicios y la condena social a comportamientos sexuales.

El director no se plantea un diseño de producción costoso y se vuelve hábil para representar los dos ambientes sociales contrapuestos: el mundo finísimo de los espacios de comercialización y la creación del arte visual y el universo marginal, con residencia a las orillas del Ozama, y sus respectivos pobladores de cada uno.

El director seleccionó actores   generalmente los vemos como actores de reparto o de relleno, para mostrar cuánta capacidad puede emanar de la zona histriónica no preferencial.

El ahora irreconocible Gerardo Mercedes (El Cuervo) en una lección actoral memorable,

Lo actoral

Las actuaciones son dignas, intensas.  rompedoras de patrones para sus protagonistas. Interpretaciones guerrilleras y precisas

Gerardo Mercedes (El Cuervo) fue (al fin) sacado de sus personajes marginales que ya lo estereotipan como el marginal pobre poblador, urbano o rural, envejecido y golpeado socialmente, para demostrar que puede representar a un ejecutivo de galería con todo el glamour que comporta esa función. Empoderado de su personaje, Mercedes es uno de los aportes cruciales.

Claudio Rivera, al fin, en cine ofrece una nota fresca que debe ser estudiada como modelo de antagonismo en la pantalla.

Anderson Mojica y Francis Cruz, en sus protagónicos, nos entregan sendas actuaciones dignas de reconocimiento, por la fuerza con que asumen sus roles, la emotividad en instantes cruciales, alejados de la sobreactuación y del expresivo que se limita a lo primario y previsible.

Antonio Melenciano nos convence plenamente en su rol de reparto. Claudio Rivera es responsable de una actuación impecable como antagonista. Acentoh asume con seriedad un papel que le amplía sus posibilidades expresivas en el cine, Pachy Méndez, esta justa y correcta en sus minutos en pantalla, la actriz haitiana Cindy Lundy (que los encandiló en Perejil (José María Cabral) nos impresionó con su bien logrado cambio de rol y edad. Ahora es irreconocible pero adecuada a los fines de la producción. Los actores haitianos, Merionne Toussaint Derby Guerrier, aportan naturalidad al espectro binacional del drama.

¡Que vuelva a verse!

Él vendedor de arte toca un tema universal: el valor del arte y las emociones que cruzan tanto a sus creadores como a sus traficantes, a partir de historias individuales sentidas y bien trabajadas desde su concepto.

Es el tipo de cine que dignifica nuestra industria audiovisual y que abona el trayecto hacia una marca fílmica sostenida y digna de ser tomada en cuenta para la historia de la industria audiovisual iberoamericana. Ojalá el público tenga pronto la oportunidad de recibir el impacto del cine cuando es belleza creada y concepto compartido. Trascendencia a partir de lo simple y expresión de un compromiso, ese que cuenta historias que nos pueden transformar en mejores seres humanos.

Ficha Técnica

Título                   El Vendedor de Arte

Dirección              Marcel Fondeur

País                      República Dominicana

Año                      2021

Duración              90 Minutos

Género                 Drama

Productora  Razante Films

Guión                   Marcel Fondeur

Productor   Hans García / Ingrid Cruz

  1. Fotografía        Jaime Gómez

Productor en Línea        Ingrid Cruz Espinal

Edición                 Isaac Morantus, Leslie García, Marcel Fondeur

Casting                Héctor Then

Vestuario              Elizabeth Jiménez

Reparto

Anderson Mojica, Francis Cruz, Gerardo Mercedes (El Cuervo), Claudio Rivera, Acentoh, Pachy Méndez, Antonio Melenciano, Cindy Lundy, Merionne Toussaint, Derby Guerrier

Formato: 35 mm. Digital (Cam. Arri Alexa XT)

Sinopsis: Un vendedor de artes en ruinas ve en un nuevo talento la salvación de su negocio y la redefinición de su vida, pero primero debe convencerse a sí mismo y a la vez cambiar su visión del arte.

Teatro como acto integral de creación: El Tao del Sexo

No siempre ocurre.  No es común que el curso de los hechos en torno al teatro, escapan del esquema  conocido, saltan sobre las propuestas de su mercadeo comercial, siendo más que lo que ofertan y que obvian  el facilismo de tener en su elenco a figuras con prestigio transferido  y se encamina a lograr el milagro de presentar lo que nunca antes se ha visto, se enrumba en violar las normas tradicionales del orden sucesivo de los parlamentos que se producen uno sobre el siguiente contrario a lo establecido en las cátedras de interpretación teatral.

La pieza concluye mañana sus presentaciones en la Sala Ravelo. No es teatralmente saludable, perdérsela.

Suele pasar que, a veces, el teatro abandona sus rutas acostumbradas y hace penetrar su estilete afilado, necesario y doloroso en nuestras cicatrices y nos hace ver la realidad propia, enunciada por dos personajes creados en la imaginación pero que reflejan la trágica cotidianidad de millones de parejas, aun cuando no siempre se encuentra quien levante el drama a una puesta en común.  Es un teatro que, con la excusa del espectáculo, nos hace encontrarnos con el lado no vendible de nosotros mismos.
El Tao del Sexo (Ignacio Apolo y Laura Gutman, Premio Casa de las Américas, 2012) nos  sorprende por su novedad, por su fuerza de lo escenográficamente inédita, por su impronta estética, que rompe esquemas de figuración y que revisa  normas elementales tenidas en la academia como inviolables. Como montaje teatral. El tao del sexo e uno de los cinco mejores en el país, presentados hasta el momento.
Francis Cruz (Eugenio) y Kenia Liranzo (Malena), una pareja teatral que se une por vez primera en escena, evidencian fidelidad al texto de Apolo y Gutman, autores del empeño dramático que se luce en la sala Ravelo, a pesar de tener solo un fin de semana de funciones, que concluye mañana domingo 8 de marzo, no casualmente Día Internacional de la Mujer, porque en su esencia, la trama recorre el mundo invisible y subjetivo de una mujer que se sabe ignorada por los mandatos de un patriarcado que no la enfoca como sujeto de atención  por lo que sobrevienen la soledad y la búsqueda de compensaciones circunstanciales.

Cruz y Liranzo, que se pisan mutuamente en sus diálogos presentados circularmente cada vez con ritmos e  intenciones distintas, siendo los mismos, para convencernos como público del ciclo de laberintos  sin salida, ni luces.  Ambos violan los principios que aprendimos en la Escuela de Teatro y que mandan a nunca “pisar” los diálogos de los otros personajes, pero la forma en que lo hacen, las tonalidades que logran en cada vuelta son distintas, asertivas y ofrecidas como parte de espectáculo signado por su valor y su inteligente.
La dirección
La clave de este éxito radica en la dirección de Manuel Chapuseaux  novedosa, enérgica y matizada por  una actitud de creación que le recuerde los proyectos del inicio, los de antaño, cuando no se era una ficha reconocida de la industria y su nombre tenía una ventaja:  añadía atractivo  comercial a cualquier presentación escénica, sin restar valor a sus montajes comerciales, que al final, son teatro dulcificado, pero teatro.
La calidad de Chapusaux como director, a partir de experiencias como El tao del sexo, reafirma los principios que dieron  origen a una actitud y que afirmaron una carrera marcada por el deseo de transmitir acontecimientos  tomados de la realidad, para hacer valido el propósito del teatro: comunicar historias en el tono mejor del arte de la escena.
La obra
El Tao del Sexo es la segunda obra teatral del dramaturgo Ignacio Apolo y fue  escrita junto a la  psicoterapeuta familiar argentina Laura Gutman. Apolo es  un dramaturgo, escritor y docente argentino, titular de Dramaturgia en la Escuela Magistral de Arte Dramático, profesor en el Diplomado en Dramaturgia de la Universidad de Buenos Aires.
La pieza fue el Premio Internacional de Teatro de Casa de las Américas en 2012 y en 2014 obtuvo del Premio Instituto Nacional de Teatro, de Argentina. Laura Gutman  es  psicóloga, terapeuta  familiar autora de una docena de libros de altas ventas en Estaos unidos y América Latina.

Ave Negra, teatro de exquisito y casi indefinible y sabor

CRITICA Y FOTOS DE JOSE RAFAEL SOSA
El teatro es, ha sido, y siempre será un abanico de infinitas alternativas e innumerables maneras de disfrutarlo y concebirlo.
Habrá de seguir siendo un Universo que abre espacio a todas las actitudes, desde aquellas que procuran impactar desde sensibilidad que pende de los gustos, hasta  únicamente los resultados de boletería.

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Laura Lebrón, es Una.


T&M Proa Teatro  nació en 2009 de la pasión de dos hombres de la escena, buscando crear una trayectoria propia, con  un estilo que respetara el quehacer escénico, que premiara al público con proyectos de noble exigencia y que dejaran su huella en el entablado.
Teo Terrero y Mario Lebrón expresaban de esta forma la consistente relación que cultivaron desde años juveniles. Era el tiempo de proyecto propio.
Rompieron fuente en 2009 con El Método Gronholm,  del dramaturgo barcelonés Jordi Galcerán, entente de competitivos trazos psicológicos que jugaba con las apetencias de ocupar un cargo corporativo importante. Una recordable actuación coral de José Roberto Díaz, Amauris Pérez, Giamilka Román y Ernesto Báez.
El paso  de Proa afirmó el sentido buscado en 2015 con La venus de las pieles” en Sala Ravelo con  Josué Guerrero y Laura Lebrón, oportunidad en que el teatro fue estreno verdadero para el inicio real de una carrera, la de Laura. Era claro que un tesoro se comenzaba a concretar, ese que comportaba el talento de una profesional con sentido de que carrera.
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Francis Cruz, es Ray


Ave Negra
Teatro desgarrante, maldito y de autor, es el tipo de piezas que puede marcar tanto la vida de sus intérpretes y el gusto del público por la traumática relación entre un adulto y una menor de edad, lo cual genera marcadas tonalidades emotivas  que plantean desafío para cualquier pareja de actores por la cuidadosa entrega y la  exigencia que  plantea a la construcción de sus personajes.
Laura Lebrón ofrece un concierto interpretativo en el brillan su gestualidad natural y precisa, los requiebros de su voz en el que destaca su identificación con el traumatizado personaje, por cuya memoria y cuerpo, hicieron raíz los  tormentosos momentos de utilitarismo erótico de que fue la víctima, tal cual ocurre con tantas mujeres, y no solo en el teatro.
Con una entrega actoral fresca, limpia y sacada desde lo más profundo de sí misma, Lebrón, ya no depende ni de apellidos ni de las indulgencias por su juventud ante los arrebatos que con gracia le podría dispensar la crítica. Quién está allí es una mujer que sabe con certeza el tamaño de la responsabilidad aceptada ante un tema tan actual y tan decididamente disimulado socialmente, a pesar de la trascendencia que mediáticamente ha adquirido la violencia sexual. Sus lágrimas no son el producto de ningún retruécano técnico para impresionar.
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El elenco y los productores


De Francis Cruz, a quien vimos por vez primera  en julio 1998, cuando, en esta misma Sala Ravelo, con la dirección de Germana Quintana , hizo de Lorenzo en Vamos a contar mentiras, comedia del inolvidable Alfonso Paso, podemos decir ahora, casi lo mismo que escribimos entonces: “ Cuando se siente el talento, brillan un millón de estrellas a plena luz del día, y las aguas de los océanos se hacen mansas”, para entonces un tanto exagerado,  pero a la cual  su dedicación y desempeño, le hacen ahora merecedor de tan idealista criterio. (Vamos a contar mentiras…y verdades, El Nacional, sección Que Pasa).
Cruz, quien debe su carrera a la maestra domínico/venezolana, se inició en 1994 montando luces y conectando cables para el Teatro del Club Arroyo Hondo (al cual no se le ha hecho nunca el homenaje que merece por su labor de formador de talentos escénicos), tuvo su primera actuación 1997 cuando hizo un papel la comedia Monja o detective, para desarrollar una extendida carrera que tiene, antes de este papel para Proa Teatro.
Inolvidable el cuidado con que construyó su personaje Pep, en Toc-Toc, hilarante comedia sobre los curiosos Trastornos Obsesivos Compulsivos de seis personajes (el cubanoOrestes Amador (Camilo),  Gianni Paulino (Blanca), Exmin Carvajal (Fred), Patricia Muñoz (María) y la argento-dominicana Lorena Oliva (Lili), escrita por el francés el francés Laurent y dirigida aquí por la misma Quintana de siempre, uno de los logros de producción más atinados de Atrévete, de Gianni Paulino. En el marco de una actuación coral a seis figuras, Cruz supo establecer un sello de impecabilidad con que nos hizo reír a carcajadas tanto en la Ravelo como en el auditorium del Domínico-americano, a donde acudimos a seguir su rastro.
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Francis Cruz alcanza con el rol de Ray, el punto más alto de su carrera como actor y uno de los roles masculinos más significativos del teatro en 2006.


Francis Cruz alcanza con el rol de Ray, el punto más alto de su carrera como actor y uno de los roles masculinos más significativos del teatro en 2006.  Centrado en su papel de hombre abusador inveterado frente a quien era una menor cuando los hechos ocurrieron, logra transmitir el sentido de culpa por su irresponsable arrebato y el abandono quien le entregó sin reservas lo mejor que podía darle.
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Laura Lebrón ofrece un concierto interpretativo en el brillan su gestualidad natural y precisa, los requiebros de su voz en el que destaca su identificación con el traumatizado personaje.


Sinopsis:
A muchos años de los traumáticos hechos, Una  para entonces era una menor de edad, se encuentra con Ray, el hombre maduro su abusador sexual y quien no apreció la entrega de su víctima. Descarga y culpas en un episodio emocionalmente intenso.
Ficha técnica:
Autor: David Harrower,
Dirección artística: Mario Lebrón
Asistente director: Nancy Espínola
Productor general: Teo Terrero
Elenco: Laura Lebrón (Una); Francis Cruz (Ray) y Avril Renée Lazala Guerrero
Escenografía: José Miura
Regiduría de Escena: Dolly Martínez
Realización de Utilería: José Enrique Rodríguez
Iluminación: Lilyana Díaz
Traducción Eduardo Villanueva
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