Critica de cine

El jueves 20 es el estreno de No me conoces, valiente y singular documental de Nashla Bogaert

A propósito del documental No me conoces, que se estrena el jueves 20 proximo  y que es el  el debut en solitario como directora de Nashla Bogaert, que  ya antes  había codirigido con José María Cabral, Isla de Plástico (2020),  es propicia la oportunidad para  recordar que la industria del cine es dominada por hombres. El valiente documental se exhibirá en salas seleccionadas de Caribbean Cinemas entre las que no estarán ausentes las del Complejo Fine Arts, Novo Centro.

Las mujeres directoras de cine dominicano, de acuerdo con los datos del Sistema de Información y Registro Cinematográfico (SIRECINE), de la Dirección General de Cine eran 30 con formación o experiencia como tales a 2022, es decir que constituían el 13 % de quienes dirigen películas en el pais. La cantidad de cineastas registrados como directores de cine es de 227  personas. (1)

En España , pais en el   cual mujeres en la industria  han representado en 2021 y 2022  entre el 31 y  32%, respectivamente,   índice que signa a la industria del cine hispano como un  ámbito masculinizado. (2)

Algunos nombres de directoras resaltan por la obra desarrollada en pantalla grande: Leticia Tonos (La hija natural, Cristo Rey, Juanita, Mis 500 locos), Laura Amelia Guzmán  (Jean Gentil, Dólares de Arena,) Natalia Cabral (Tú y yo, Una película de parejas), Johanné Gómez (Caribbean Fantasi) y Tatiana Fernández Geara (Nana y Vals de Santo Domingo) y Martha Checo (Las sufragistas). No son solo ellas. Hay otras directoras, pero con una labor  en pantallas comerciales.

Hay que celebrar la irrupción de Nashla Bogaert como directora, presentando un trabajo que tiene similitudes de enfoque con los de otras directoras que se apoyan en  la mirada  hacia una perspectiva  familiar, intimista y cotidiana y a partir de ello,  ahondar en  temas sociales. Las mujeres tienen una particular forma de auscultar el mundo intimista y hogareño, lo cual no es tan frecuente en directores varones.

No me conoces representa más además de su calidad fílmica, representa un enfoque que debería ser objeto de reflexión y estudio de la población dominicana: el prejuicio de todo tipo de todos contra todos.

Cuando el espectador sale de la sala de cine en la que ha visto No me conoces, puede que ya no sean los mismos sus conceptos sobre la historia tradicional, sobre los llamados “popis”, sobre el criterio de “lo nacional” y “lo dominicano” y las nociones del prejuicio.

Este es el nuevo cartel del documental de Nashla Bogaert con la fecha de estreno definitiva: jueves20 de abril.

Plantearse un documental sobre el prejuicio y la identidad, con los tiempos que corren, con los riesgos que implica, requiere de valentía, profundización afinada en los conceptos, creatividad en el uso de los recursos expresivos del cine para presentar novedosamente la crónica contada y un objetivo estimular una sociedad respetuosa y democrática.

La exposición es inteligente y emotivamente vinculada a la niñez y adolescencia de la directora, a la relación con sus padres, para devenir en un planteamiento mucho más amplio que nos recuerda, antes que todo, la definición de la Real Academia Española de la Lengua,  del concepto perjuicio: “Opinión preconcebida, generalmente negativa, hacia algo o alguien” y continua con un planteamiento de Juan Pablo Duarte, escasamente utilizado por los sectores del nacionalismo fundamentalista: “Los blancos, morenos, cobrizos, cruzados/ Marchando Unidos, Serenos y Osados/ La Patria libremos de Viles Tiranos/ y al Mundo mostremos que somos Hermanos.” (De su ensayo Sobre la unidad de las razas).

El manejo del lenguaje del cine aporta novedad en el manejo de la cámara en estudio en que logra captar la gracia y profundidad de los enfoques de sus entrevistados, en el desarrollo visual de sus diversos planos, en la forma de captar a sus entrevistados, algunos con una gracia y profundidad didáctica sorprendente y reveladora.

El documental trata sobre un tema ​que es ​ un terreno minado, tocando sensibilidades y opacidades de visión social que nos han hecho levantar muros de prejuicios en un festín sin sentido de todos contra todos, y hacerlo desde una perspectiva que involucre tanto un mensaje matizado de justo análisis.

Nasha Bogaert, como directora logra un proyecto, comprometido, valiente y que incursiona en técnicas  cinematográficas expositivas novedosas, desde su dirección de cámaras, de fotografía, su dirección de arte y la magnifica  estructura de sonido. Para ella, era tomarse el riesgo y el desafío que debía requerir de valor, una elevada dosis de compromiso para promover valores que se enfrenten al facilismo social de la manada y la intolerancia que inunda los espacios.

El documental cuestiona el concepto de “lo dominicano”, rompiendo esquemas que han sido hasta el momento “palabra de Dios”.

La fotografía y la edición de Israel Cárdenas otorgan al proyecto una categoría estética, junto al sonido de Franklin Hernández, pone al espectador en condiciones de sentirse cinematográficamente respetado.

La labor de investigación, que cuestiona la validez de las versiones de la historia “oficial” a cargo de Johanné Gómez Terrero y Lía Briones, ilustran al espectador en verdades y mentiras, sorprendentes escritas como si fueran libros de historia, cuando en realidad se trata de realidades tamizadas por el errático mirar interesado de la perspectiva parcial, incompleta e interesada, aun se trate de textos de escritores calificados como “Padres de la historia dominicana”.

Este documental debería pasar a ser visto por maestros, estudiantes, padres, jóvenes y por quienes alguna vez, probablemente sin darse cuenta, apelaron al prejuicio como forma de tamizar la realidad y las personas.

El documental estará en exhibición en salas de Fine Arts y Downtown Center de Caribbean Cinemas. No se lo pierda por nada del mundo. Si el cine puede contribuir a motivar una mejor ciudadanía, la prueba está ahora en No me conoces.

Ficha Técnica

Título: No me conoces

Género:  Documental

Directora e idea original: Nashla Bogaert

Productores: Nashla Bogaert, Gilberto Morillo, David Maler
Duración: 1 hora 10 minutos

País: República Dominicana

Producción en línea: Carlos Germán

Dirección de fotografía y edición: Israel Cárdenas

Música: Carlos Zouain

Sonido: Franklin Hernández

Investigación: Johanné Gómez Terrero

Asistente de Investigación: Lía Briones

Patrocinadores: Cervecería Nacional Dominicana y KPI

Expositores: Alfonso Peralta, (poeta y ciudadano arawaco),  Pablo Mella (jesuita, docente, investigador) Bonayel Mota (músico folklórico), Dagoberto Tejeda (sociólogo e investigador cultural y folclórico, José Duluc (músico folclórico), Quisqueya Lora (historiadora); Tahita Vargas (Antropóloga) Freddy Ginebra (escritor, gestor cultural), Zoila Luna (comunicadora y psicóloga), Stephanie Bauger, (bailarina y coreógrafa clásica), Xiomara Fortuna (cantante y compositora de música raíz), Vicente Santos (actor, director de cine y teatro) y Michelle Ricardo y Amaury Pérez.

 

Cecilia García y Luis Segura y el Gran Soberano 2021 y 2022

El Soberano, el premio más trascendente del reconocimiento nacional al arte (popular o clásico) y que se entrega el próximo miércoles 22 en el Teatro Nacional Eduardo Brito, como punto principal del ceremonial de los Premios Soberano 2023. Hemos recorrido, sin celulares, las escenografías y las instalaciones en torno a la Alfombra Roja, y lo que viene no tiene precedente como espectáculo  que solo necesitaría que sus veredictos sean oportunos y justos, como debe ser.

Hoy me permito plantear mis sugerencias en torno a dos artistas que entiendo reúnen mas que condiciones, para recibir El Gran Soberano, expresadas por esta vía porque no tuve otra forma de hacerlo.

El tema del Soberano ha logrado situarse en el centro de la atención, las nominaciones que le preceden han sido en general justa y se espera que todo desemboque en u

Ese acto de homenaje al talento nacional tiene programada y ensayada una producción artística a cargo de Alberto Zayas, que implica una serie de sorpresas emotivas y artísticas, sostenidas por Julio Zabala, en función en animador ancla, lo cual augura una conducción chispeante, pensada para un desarrollo que crezca en intensidad.

ACROARTE premia dos años, 2021 y 2023, por lo que tiene una cantidad que representa el doble de nominados y de entregas, sin tener el doble del tiempo en escenario para hacerlo. Una parte de los premiados, como ha sido costumbre, debe ser reconocido fuera de cámara e insertado en la producción general, imaginamos.

El Comité Ejecutivo ACROARTE debe adoptar decisiones, respecto del Gran Soberano que sean justos y oportunas, a partir de una trayectoria artística de vida y evitar las rutas veleidosas de la popularidad del instante y del arte vacío en trascendencia.

La tentación de sugerir nombres para el Gran Soberano, es seductora y pocas veces bien pensada. Los hombres y mujeres que tienen la conducción de ACROARTE deben decidir si lo del momento, lo “popular” puede ser un factor decisorio, por mucho que los reglamentos que dejan abierta esa posibilidad. Justicia es justicia y tiene un solo sentido de ser aplicada: la que llama a valorar el arte hecho toda una vida.

Los artistas son lo que representa toda su carrera, una que no se mide por éxitos momentáneos, por ofensivas de prensa, por estrategias de mercadeo, por sugerencias en redes sociales o provenientes de portales web con la mejor de las intenciones, pero quien sabe si resultan apropiadas. Premiar una trayectoria es lo más alejado de un arte vacío y en no pocos casos, tóxico, huérfano de historias y carente de conceptos.

Los premios al arte no se deben exclusivamente a la institución que los otorga. El reconocimiento a la creatividad es de la gente y de los artistas.

El Soberano, galardón que tiene tres décadas de existencia, ha tenido éxitos y desaciertos a la hora de reconocer el arte, pero en general ha cumplido con el rol asignado.

Veamos quienes han ganado el principal premio de ACROARTE:

Ganador/a                             

EL GRAN CASANDRA

Luis Rivera,1985

Freddy Beras-Goico,1986

Maridalia Hernández,1987

Jorge Taveras,1988

Agliberto Meléndez,1989

Michel Camilo,1990

Juan Luis Guerra,1991
Ramón Orlando,1992

Pochy Familia,1993

Guillermo Cordero,1994

Julio Sabala,1995

Ángel Muñiz/Luisito Martí,1996

José Antonio Molina ,1997

Milly Quezada,1998

Nuria Piera,1999

Sonia Silvestre ,2000

Johnny Ventura,2001

Wilfrido Vargas,2002

Fernando Villalona,2003

Joseíto Mateo,2004

Carlos Piantini,2005

Rafael Solano,2006

Charytín Goico,2007

Juan Luis Guerra,2008

Johnny Pacheco,2009

Aventura,2010

Corporán de los Santos,2011

Los Hermanos Rosario,2012

EL GRAN SOBERANO

Héctor Acosta,2013

Cuquín Victoria,2014

Iván García,2015

Fefita La Grande,2016

Cuco Valoy,2017

Sergio Vargas,2018

Antony Santos, 2019

Niní Cáffaro,2020

Romeo Santos,2021

¿Quiénes que deberían estar en ese listado y no aparecen?

Tengo dos nombres: Cecilia García (2021) y Luis Segura (2022), que publico ahora, entre otras razones porque no soy ni directivo, ni asesor y solo llegó a ser un jurado invitado en la parte clásica y de cine, además de tener el orgullo de ser parte de otra institución de cronistas, cuya inscripción me honra mucho. El tiempo habrá de poner todo en su lugar, sobre todo si desde ella, somos capaces de generar un premio artístico distinto, con protocolos, costos, patrocinios y procedimientos nunca antes utilizados, cuyas decisiones provengan de un jurado profesional especializado y pagado

Los galardones   justos reconocen una vida, una carrera consistente, positiva, sin manchas en sus edredones. En esos casos ̧ quien primero sale ganando es el público que reconoce justicia en la selección; en segundo lugar, el o la artista, que exhibirá con orgullo su estatuilla principal y en tercer lugar ACROARTE, como institución.

Cecilia García: El Gran Premio Soberano sin ninguna duda podría hacer justicia a una artista de múltiples expresiones en la creatividad y de impecable desempeño en todas: cantante, actriz, comediante, productora y con una carrera que inició y la única artista dominicana que recibió en tres oportunidades el máximo galardón del anterior premio al talento dominicano: El Dorado.

Cecilia García recibió, merecidamente de ACROARTE, el Premio 2018 a las Artes Escénicas, pero ¿Es lo que merece una artista de su estatura nacional? Apreciamos que su labor requiere de mucho más. Ella debe subir al escenario y levantar la estatuilla mayor de El Soberano.

Desde sus inicios profesionales, de la mano del compositor dominicano Manuel Sánchez Acosta, quien era amigo de su familia, en el programa “La Taberna de Babín”, que se transmitía en el canal 4 de Radio Televisión dominicana, en 1967, perteneciendo a una  generación de  grandes artistas: Milton Peláez, Freddy Beras GoícoCuquín VictoriaFelipe Polanco, Rhina Ramírez y Ángela Carrasco.

Hoy día Cecilia García exhibe una larga lista de éxitos sobre todo en televisión, música y teatro.

No es necesario citar cada uno de sus proyectos, todos concebidos en la más alta de las expresiones posibles, estableciendo una especie de “Sello Cecilia” a lo que hace. Ella supone por sí misma, una elevada categoría estética en todo lo que ha producido.  Cecilia García es una artista mayor y nada que no sea el mayor de los premios, le hará justicia. Dejar de entregárselo sería una oportunidad perdida de justicia para con ella.

Mi otro candidato: Luis Gonzaga Segura, (Luis Segura) nacido en Mao, Valverde el 21 de junio de 1939, tiene ya una extendida carrera como Padre de la Bachata que lo hacen merecedor, Maxime cuando ha sido la inspiración para bachateros posteriores que ya recogieron el Gran Soberano.

Su historia inicia cuando en la radio dominicana comenzó a sonar Cariñito de mi vida, en la voz de un joven cantante desconocido hasta entonces, en 1964, entonado en un aliento rítmico intimista y pegajoso, con un ritmo que llegaría a ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en junio de 2020.

Con Cariñito de mi vida, primero, y Pena por ti (1982), se consagra este cantante, que devendría en ser sin duda alguna, el Padre del nuevo ritmo: la bachata. Entre esos dos éxitos, escribió e interpretó: Perdido, Déjame ya, Falso amor, Dicen, Una chica como tú, Traicionera y Corazón de acero. En 2022, para quienes deseen evaluar los éxitos de un año, hizo colaboraciones con artistas de primer nivel que lo llevaron a la cabeza de las listas de popularidad.

Los Premios Soberano de 2023 deben ratificar sin espacio para dudas, su carácter de galardón caracterizado por la justicia y la racionalidad del mérito. Esta vez no hay brecha alguna para equivocaciones, desviaciones, decisiones adoptadas en función de una popularidad y difusión que no se puede tomar a la ligera.

El Comité Ejecutivo

Los directivos de ACROARTE, sometidos por estos días a presiones que nadie imagina, desde todos los ángulos, el único aspecto que tienen bajo su control como jurados, es el de estos dos Gran Soberano. Y no tienen opción a veleidades del momento ni a presiones sugeridas.

Lo que llega es grande

Lo que el público ha de ver en pantallas cuando conozca las diversas escenografías diseñadas, con toda seguridad sentirá el perfume impactante del “Otra vez……”. Lo que hemos visto (sin poder hacer fotos porque parte de las medidas protocolarias es no hacerlo) es impresionante. Un concepto nuevo. Probablemente será por mucho el mejor proyecto de producción de Alberto Zayas.

Por las condiciones sociales del momento presente, ante las crisis de muchos tipos y expresiones, lo mejor que podemos merecer es entregarnos como comunidad nacional al reconocimiento de unos seres especiales, unos que han hecho del arte y el talento, su manera de que vivamos mejor, acomodados a la ilusión, la esperanza y el dulzor que solo el gusto estético puede aportar para que seamos una comunidad que sea, simultáneamente, justa y oportuna en sus formas de premiar el arte.

Crítica de teatro: Yo tengo mi muñeca

El teatro tiene la extraña facultad de reflejar la vida como nunca antes podía haberse develado.

El teatro, más que un arte escénico para recrear y divertirnos por medio de sus proyectos preestablecidos para ese fin, puede ponernos en contacto con realidades, personalidades, concepciones.

El teatro es un universo que permite acomodar visiones y perspectivas, desde quienes lo conciben tan solo como un mecanismo de trabajo que genere ingresos (lo cual es legítimo) hasta el punto de soledad dramática de quien escribe obras que serán estudiadas medio siglo mas tarde, como retrato crítico de época, como mosaicos de un panorama mayor, incomprensible si no se reivindican sus partes.

La pieza exhibe, al menos, cinco narrativas: la del actor y su lenguaje corporal y vocal, la del tiempo, la del humor sarcástico que tiene valor por sí mismo, la  de la misoginia de un maestro universitario que encuentra recursos para su nihilismo existencial en el placer engomado de una muñeca plástica y la del texto como cuerpo creativo, deliberadamente trabajado al detalle en base a un poder de observación  de lo minio desesperantemente detallado.

 

Yo tengo mi muñeca nos ha permitido descubrir el potencial expresivo de un actor al cual el cine “nuevo” dominicano lo ha mostrado parcial y limitadamente.

El Yasser Michelén  (El hombre que cuida, – su mejor drama- , Cristo Rey, Trabajo Sucio, La Maravilla, Un cuarto para Josué, Dinero Fácil y su mejor comedia Todos las mujeres son iguales) que se hace dueño de la escena, prácticamente utilizando tan solo un pie cuadrado de sus tablas, ese que se empacha un discurso aplastante, vivo, ilustrado en detalles, con giros irónicos, con figuras que puestas en perspectivas por el autor, dejan de ser tan cotidianas.

Este unipersonal deja respecto de Michelén en claro su capacidad  interpretativa conquista al publico que se hace cómplice desde el silencio, mientras el discurso sigue sorprendiendo: la mirada egoísta y misógina de un típico profesor uasdiano, los recovecos del espacio universitario y sus espacios y sus signos, la narrativa del tiempo, las formas en que se miden las horas y minutos cuando es solo el pasar del reloj medido por un ser centro de su propio universo.

Podría etiquetarse el argumento de localista: puramente uasdiano, si siquiera capitalino, ni siquiera nacional, pero el arte es eso, reflejo del espacio y se puede adaptar a otros escenarios nacionales.

Carlos Castro he vuelto a hacerlo: proporciona la intensidad de un teatro que no sabe agotar su capacidad de sorprender, de mirar la existencia desde sus ángulos más grises.

Yo tengo mi muñeca es un trabajo escénico que reverdece esperanzas de un fortalecimiento de la huella histriónica dominicana, con clara vocación de ser global.

La mirada desde la muñeca como objeto complejo, más de lo que uno se imagina, involucra más que información técnica sobre el artilugio, las entradas de una concepción tan complejas como sorprendentes.

Una obra que se luce en espacios alternativos, que su programa sin anuncios es una hojita impresa digitalmente en Fototeria, los chinos que trabajan barato, rápido y con tiquecitos para los turnos, para dar lugar a un respeto de la crítica y un hito para la gente que exige con derecho consumado, un teatro realizado con instintos e intención, con posibilidad de que sus talentos (desde vestuario, dirección, texto, iluminación, se crezcan, Tal cual ha sido. De rigor es alegrarnos por el desempeño del codirector Osvaldo Añez.

Castro se está convirtiendo en conversación obligada en los medios artísticos que al principio era de tono circunstancial y esporádico, pero ahora ya no.

A Carlos, ahora hay que pensarlo en serio. Lo que hace es producto de talento, disciplina, creatividad y fruto de su proceso personal. Un tipo que no se vende para caer bien.  Castro hace lo que entiende y, por lo que se ve, ha emprendido un camino expresivo propio.

Su labor pasa ahora, con Quemando y Yo tengo mi muñeca, de lo secundario y alternativo pasa a lo trascendental, llamado a ser conocido y recomendado como signo del teatro nacional actual.