El documental Yaque, que acaba de entrar a cartelera tuvo su estreno en el III Festival Fine Arts Hecho en Casa 2023, siendo parte de una cartelera que no llamó mucho la atención a cinéfilos. De hecho, lo vi junto a cuatro jurados y siete espectadores.
Ver Yaque, el documental de Oliver Olivo, es una forma de sentir orgullo de nuestro cine, ratificar el valor de sus imágenes y levantar conciencia y compromiso por nuestro ambiente.
Yaque es el documental que debía removernos la conciencia en torno al presente y futuro de nuestro ambiente, expresión sistemática que requiere, más que los caprichosos gustos de una clase media que debe revisar sus criterios.
Pero, ¿existe una relación entre la calidad taxativa de un proyecto audiovisual con el número de personas que opten por pagar para verlo?
No es la primera vez, ni ha de ser la última, que un documental ambiental, ejecutado con altos estándares de producción, para contar la vida de quienes conforman el entramado humano, describir belleza y notificarnos la importancia tanto de su conservación como garantía de su permanencia.
Ante el género documental, el dilema siempre es el mismo y ya demanda una actitud nueva por parte de quienes piensan y aman el buen cine (el de cualquier país, no solo el de origen nacional): ¿Vale el perderse un extraordinario trabajo audiovisual realizado durante años, a un costo que superar monetariamente lo invertido, solo porque el género en lo describa como “documental” en lugar de “ficción”?
¿Cómo se produce el enamoramiento temático para producir un documental, independientemente de lo que, como producto industrial audiovisual, vaya a dejar ganancias en boletería?
Yaque es una de esas realidades fílmicas que evidencia la fuerza del compromiso social por parte de la industria y en específico de algunos de sus cuadros más preparados y sensibles a la realidad de un mundo que no respeta la garantía de vida que es un río de este nivel.
El proceso de producción tomó casi tres años, captando el segundo río más largo del país, ubicando a quienes son hoy socios y cómplices de esta inmensa corriente de agua. Este documental convierte al Yaque, en lo que debió haber sido siempre: un protagonista de la vida, tal y como se reconoce tras el rotar de las imágenes. La percepción el río cambia.
Este tipo de documental, que se hace contraviniendo todos los consejos sensatos que nos llaman a meternos en proyectos “productivos” de los que tienen el beneficio de agradar a todos a todo en todo momento.
Pero no, este es el tipo de pieza llamada a ser valorada por la conciencia, no por el género fílmico o por la carga de imágenes preconcebidas, marcadas por la ficción, la acción o la violencia.
Este tipo singular de documentales son huérfanos de sed de dinero, pero eso no los hace merecedores por sí solos de valor y sentido de necesidad.
Lo que le da un rango especial, es la conexión que logran con el universo humano que le rodea.
Y en ese sentido, Yaque es un éxito en la medida en que resulta el mosaico compactado de imágenes impactantes, que necesitaron muchas horas del día, el atardecer y casi en la noche, para mucho esperar el momento del tono necesario.
Geografía imprescindible
Yaque habla de una realidad de puños: siendo el río más largo de toda la República Dominicana y ocupando el segundo lugar en la isla de Santo Domingo, después del río Artibonito. Nacido en la Cordillera Central, tiene una altura de unos 2,580 msnm en La Loma La Rusilla y además tiene una desembocadura en la gran Bahía de Montecristi, en la parte Noroeste del país. Es la cuenca de agua de mayor tamaño del pais y la segunda en toda la isla.
El Yaque recorre 16 ciudades, con 14 cuencas y tiene las tres presas más antiguas de todo el País: Tavera, Bao y Lope Angostura, lo que nos da una idea de las razones de este homenaje cinematográfico.
Elementos técnicos
Impresiona la calidad de la fotografía de Jaime Guerra, capaz de llenarnos de una belleza, enigmáticamente común, con la facilidad para enfocar la mirada precisa en el momento del tono lumínico justo.
La belleza del panorama natural y su entramado en geografía humana, ofrece la fuerza de una relación que es productiva, cómplice y solidaria.
Fuente de vida y trabajo, Yaque es un lazo de supervivencia no comprendido aún.
Documentales ambientales
Por suerte, el documental ambiental tiene raíces firmes en los hacedores de cine local.
Los títulos de documentales ambientales más recientes, son todos expresión de ese compromiso: Isla de Plástico (José María Cabral y Nashla Bogaert, 2021), Tumba y quema (José María Cabral, 2021), Cacú (Marvin del Cid, 2021), El naturalista isleño (Eladio Martínez,2022), el experimento visual Duquesa, (José María Cabral, 2020). Cabral los ha puesto todos en Youtube, como forma de hacer educación ambiental.
Yaque, el primer documental del cineasta Oliver Olivo, quien se tomó en serio la labor de explorarlo, desde su origen en la cordillera Central, próximo al Pico Duarte, hasta Monte Cristi, lo que ha logrado tras meses, años de trabajo, de jornadas que se inician de madrugada, con una hoja de ruta exigente para estar a tiempo al momento designado para la próxima toma.
Yaque se percibe como la expresión de una responsabilidad de gente que, sin necesidad de hacer negocios del cine, han entendido que éste es una vía de motivación y llamado a la acción.
No dejen de ver Yaque.
FICHA TECNICA
Título: Yaque
País: RD
Año 2022
Dirección: Oliver Olivo
Productora: Nicole Quiñones Butler
Productores ejecutivos: Arturo M. Grullón, Manuel Luna, Edwin Pereyra, Félix Eduardo García, Yamil Isaías, Solly Durán y Alain Muñoz
Director de fotografía: Jaime Guerra
Productora en línea: Leydi González Beard
Montaje y Edición; Juan José Cid
Locaciones: Pablo Cavallo
Sonido directo: Ángel Alonso Sarmiento
SINOPSIS: La película cuenta la historia de las personas que viven a lo largo del Yaque del Norte, el río más largo e importante de República Dominicana, y cómo ese flujo de agua juega un papel fundamental en sus vidas. En el documental, un cineasta explora el Río del Yaque buscando su origen y siguiendo la vida a lo largo del río.