Teatro Lope de Vega

Escapar de la habitación (Escape Room). Crítica de Teatro

Los talentos logran excelencia en su desempeño, apoyados en recursos técnicos bien empleados, logrando la meta de toda buena comedia: desternillarse de la risa. Algunos fallos apuntados, deben ser ajustados

2024 ha implicado un récord: es el año del mayor número de montajes hasta el cursante mes de julio, más de 15 producciones en diversos teatros.

El nivel de estas representaciones ha sido, en general, la calidad, la adopción del riesgo en escenario y el despliegue destacado de dirección, selección adecuada de los libretos, las actuaciones (que oscilaron entre lo bueno y lo excelente).

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Doble o nada: escena de choque en Teatro Lope de Vega

Doble o nada, original de la dramaturga, escritora y cineasta  mexicana Sabina Berman Goldberg, apuesta  desde el Teatro Lope de Vega, el perfil de un montaje memorable de teatro que involucra el desempeño y compromiso de los dos protagonistas, la orientación que le imprime el director y la oportuna selección del libreto producto de la imaginación e investigación del tema por parte de una de las dramaturgas en español más representada en los teatros de América Latina y España.

La obra Doble o Nada se repone 25 y 26 de agosto en  Teatro Lope de Vega de Novo Centro

Durante años, la crítica y los directores ha reflexionado sobre los factores constitutivos de la obra de teatro ideal, esa que se queda en la piel y la memoria de las generaciones. En mucho tiempo, cuando aspira a trascender, se han procurado las magias y fórmulas del teatro, son infinitas en su estructuración, escurridizas para su hallazgo y desafiantes respecto del dominio a que están llamadas a ser dominada.

Es el teatro, un infinito afán de búsquedas y redescubrimientos, en procura de dar rienda suelta al contacto con sorprendentes sentimientos, con conflictos que, tomados de la vida de seres reales, se instalen en el sentir del público, como procesos vividos.

FOTOS SUMINISTRADAS POR TEATRO LOPE DE VEGA

Durante años, los hacedores de cada una de las partes del complejo engranaje del teatro, han procurado dar con la combinación precisa para transformar las presentaciones en experiencias que se queden con la gente y trasciendan el aplauso final.

Para lograr una complicidad participante en el concierto del acto teatral, la fórmula a la cual aspiran sus intérpretes, necesita: un texto atrapante, inteligente, detallista y sensible, con ondas y vueltas argumentales sorprendentes e impactantes.

A estos factores se deben agregar los talentos: actores y actrices, definidos producto de una selección acertada, engarzados en el montaje para dar las tonalidades y matices precisos.

Súmese a esto, el espacio escénico debe ser adecuado, sugerente de la realidad misma y correspondiente a los marcos planteados por la trama planteada.

A estos elementos, ponga allí un director de probada eficacia, de muchas horas de vuelo en los tránsitos de tiempo e intensidad para indicar cuál es el color interpretativo a que aspira.

Ese concierto debe ser completado con elementos menos visibles: las articulaciones del lenguaje gestual y psicológico, los pasillos emotivos que surquen los parlamentos, el acento del espectro luminoso, todo en un armonioso conjunto capaz de invitar al viaje emocional que es cada montaje.

Las actuaciones

Gianni Paulino y Hennsy Pichardo tienen su primer éxito en la química que alcanzan como pareja. Se siente su conexión, establecida con el cuerpo argumental marcado por el enfoque de género, navegando entre la lucha del poder, la ambición personal, el deseo de ascender laboralmente, los temas de la lealtad y el servicio.

Henssy Pichardo (Antonio), a quien deberíamos ver con mayor frecuencia en escenario, justifica el ganado prestigio como uno de los intérpretes masculinos de mayor compromiso. Este actor está provisto de las condiciones para impregnarse con las características de sus personajes y en este caso nos da un director de periódico (impreso y digital) que resulta fiel, creable y atractivo como tal.

Sus tonalidades se inscriben en el margen de lo preciso, su movimiento escénico no tiene giros perdidos y el dominio de su mirada, como directriz de sus actuaciones, es certero. Sus parlamentos los asume con un enfoque de profundidad psicológica, evitar hacer caricatura de su rol y proyecta al público un sentido de seguridad interpretativa que se agradece.

Gianni Paulino (Alex), que deja fuera de escena una serie de calidades (empresaria, gestora social en favor de la tercera edad, entre otras) para ser solo intérprete que enfrenta el reto de un diálogo incesante, intenso y chispeante.

Su personaje, que desarrolla las vacilaciones de quien luchar por el derecho de sucesión frente a un competidor hombre, desleal por demás, se transmite con fuerza. Ella es una fresca apuesta escénica. En algunos momentos, nos habría gustado un tono más enérgico.

Paulino, que ostenta una extendida carrera como actriz y productora, se siente refrescar con su imagen, este escenario y se percibe como dueña de su personaje.

Doble o Nada constituye un éxito de su director Manuel Chapuseaux, quien nos satisface por su manejo de los recursos técnicos y su gerencia de los talentos. Buen efecto de lluvia sobre el ventanal, una agradable innovación que aporta el Teatro Lope de Vega.

Ficha técnica

Doble o nada,

Género: drama teatral

Dramaturgia: Sabina Berman Goldberg

Dirección escénica y diseño de luces: Manuel Chapuseaux

Productora ejecutiva: Gianni Paulino

Elenco: Gianni Paulino (Alex)  y Hennsy Pichardo (Antonio)

Música original: Martin Bianccedi

Vestuario: Gaby Gamundi

Audiovisuales: Luichi Tejeda

Maquillaje: Indhira Sánchez

Regiduría: Johanny García

Teatro: Padre Pedro aporta un nuevo talento a la escena nacional

Padre Pedro resulta, más que un sorprendente drama con tintes de sarcasmo, humor e ironía, el descubrimiento de un nuevo nombre para la escena dominicana.

Con libreto del del dramaturgo argentino José Ignacio Serralunga, con la dirección de Manuel Chapuseaux y las actuaciones de José Roberto Diaz García y Jovany Pepín, la pieza es la tercera entrega de la temporada del teatro Lope de Vega, emprendimiento tan atrevido como audaz de Gianny Paulino en Novo Centro.

Los temas de la ética y la conflictividad que genera el cruce de las pasiones personales con el respeto al compromiso sacerdotal, ubican al público como un tercer personaje, el de jurado de acciones sobre las cuales emitir sentencia.

Jovany Pepín (Dante) y José Roberto Diaz (Padre Pedro) en una escena del montaje realizado en Teatro Lope de Vega, emprendimiento de Gianny Paulino en Novo Centro.

Jovany Pepín (Dante) y José Roberto Diaz (Padre Pedro) en una escena del montaje realizado en Teatro Lope de Vega, emprendimiento de Gianny Paulino en Novo Centro.

Los recursos de escenografía, vestuario, peinado y utilería, están usados con profesionalidad y precisión, todo en dirección a ofrecer un teatro que no quiere dar lecciones de moral sobre la violencia o las inconsistencias del oficio sacro.

Acudimos sin expectativas, sin saber a qué acudimos y nos encontramos con una notable sorpresa: Jovany Pepín, quien configura un personaje que se torna lo entrañable a pesar de lo circunstancialmente lo aborrecible que resulta como tal portador de una carga amenazadoramente dramática  con el desarrollo de paralelismos de caracterización captando la buena voluntad de un público que se deja llevar con docilidad por su discurso gestual, vocal y psicológico.

Pepín nos resulta un  interesante  descubrimiento teatral y ofrece  una experiencia que se vive una sola vez  este joven llena con su presencia el escenario, acompañado una figura establecida, José Roberto, eue comenzamos a disfrutar hace más de 20 años en sus primeros montajes de pluma de Arturo Rodriguez y con la dirección y actuación de Enrique Chao (EPD).
Pepín logra adueñarse de Dante como personaje díscolo, de notable discurso popular, con la gracia de unos parlamentos que discurren sin pausa y en representación de personajes populares que vemos en barrios y ciudades, aplicando una lógica  que no se detiene en referentes del buen hacer. No le conocíamos y nos ha llenado de interés y orgullo el saberlo como un actor al que debe quedar una larga trayectoria por delante.

Pepín inicia su carrera tras sus estudios de teatro, con su participación en grupos de Stand Comedy y como parte coral de los talentos de la teleserie por Fetish, canales encuentra en el personaje de Dante, la mejor de sus cartas de presentación al lograr una exposición interpretativa cargada de matices y colores dramáticos,

José Roberto Diaz García, como el Padre Pedro, desdoblado en su moralidad, se percibe expresión de toda la experiencia que le apoya para llegar hasta este punto, cuando procede de haber logrado con excelencia tantos y tan buenos personajes.

Como sacerdote también nos convence, su gestualidad cuidada, su apariencia, la ropa litúrgica, la barba, la actitud y sobre todo el manejo de la voz, con un metal hermoso y firme, José Roberto ofrece un personaje recordable y digno.

Sobre el espacio

El Teatro Lope de Vega es un atrevimiento necesario que produce una satisfacción es inmensa al constituirse en un espacio teatral diseñado al efecto plantando el quehacer escénico como oferta empresarial atrevida que no se detuvo ante el riesgo, acude el público para una nueva entrega, estimulado por un cartel provocativo y el atractivo de las marcas personales teatrales involucradas.

Ficha técnica

Título: Padre Pedro

Autor: José Ignacio Serralunga

Dirección: Manuel Chapuseaux

Luces y Sonido: Midas Events Group

Coordinador: Álvaro Guzmán

Escenografía, Utilería y vestuario: El taller de José Roberto

Fotos y videos: Félix Hirujo

Elenco: José Roberto Diaz, Jovany Pepín