Teatro

Critica teatral: Silencio En Pausa.

Aileen Said Ceballos Francisco llega con esta pieza para aportar frescura, vitalidad y un sello personal. Y lo hace sin anunciarlo, sin oropel de luminarias, porque no las necesita. Ella es la luz nueva que los premia como espectadores

¿El teatro para qué sirve?​ ¿Cuál es su misión?​ ¿Qué alienta a los teatristas, a perseverar en esa labor, tantas veces desarrollada cuesta arriba, sobre todo cuando se trata de una labor orientada a trascender más allá de los sentimientos que produce en momento de ser una expresión momentánea sobre escenario?

Ese teatro sirve para reflejar la vida en sus ámbitos más recónditos, menos visibles, o los más hilarantes, procurando ser oportunidad de encuentro de sensibilidades, desde las de los creadores del texto, ¿los intérpretes artística y técnicamente y los del público?​

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Crítica de Teatro: Finlandia

El montaje está entre lo más resaltante de 2024. Finlandia es una obra impecable, de expresividad parlamentaria intensa y de una alta estética envolvente

Finlandia es una obra de actores.

Finlandia como pieza, es una basada en la fortaleza de su concepto y en la capacidad del buen describir por parte de su autor.  Es una pieza que se enmarca en un parlamentarismo brillante, detallado, rico en situaciones que incrementan su ritmo al paso de los minutos de representación parlamentarista que no deja respiro.

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La boya, Pinocho y Lorquianos es la oferta de Centro Cultural Banreservas el finde

Santo Domingo. –  La oferta del Centro Cultural Banreservas  expone desde este jueves cine y teatro dominicanos de primera categoría. Este jueves 23, en el patio español del Centro Cultural Banreservas, se proyecta a partir de las siete de la noche, la película La Boya, dirigida por David Maler, drama de suspenso las actuaciones  de Eduardo Noriega, Camila Issa (Alessia), Inti Santana (Clara).

La entrada es libre, con reservación llamando al teléfono 809 960 2094 o escribiendo un correo a:
centroculturalbanreservas@banreservas.com.

Tras la proyección, se producirá un cine foro moderado por uno de los críticos de la Asociación de Prensa y Critica Cinematográfica (ADOPRESCI).

El montaje teatral Lorquianos con parlamentos de Federico García Lorca, con la dirección de Germana Quintana y la actuación de Lidia Ariza y Patricio León,  el viernes 24 y sábado 25 a las 8:00 de la noche y domingos a las 6:30 de la tarde, como parte de la  II Temporada de Teatro Banreservas.

Para este fin de semana la temporada tiene en cartelera el clásico de la literatura infantil “Pinocho”, una adaptación original de Carlo Collodi, dirigida por Claudio Rivera, bajo la producción de Viena González y el Teatro Guloya.

“Pinocho” se presentará en la Sala Ravelo, el viernes 24 y sábado 25 a las 8:30 de la noche y el domingo a las 6:30 de la tarde y está concebido como un espectáculo teatral salpicado de creatividad y matices criollos en varios de los momentos más icónicos de esta historia, que cuenta con la actuación de Claudio y Dimitri Rivera.

La Segunda Temporada de Teatro Banreservas, dedicada al dramaturgo Franklin Domínguez.

La trama: Pinocho ya es un adolescente y junto a su padre Yepeto, reinventan la historia clásica del muñeco de alma noble, quien se pierde en un mundo que no alcanza a comprender.

La II Temporada de Teatro Banreservas ofrece ocho montajes de diversos géneros y corrientes estéticas, que incluye propuestas para toda la familia, en las cuales se puede apreciar con equidad, el trabajo de hombres y mujeres, veteranos y jóvenes del teatro dominicano. El productor general de la II Temporada es el director Guillermo Cordero.

50 montajes, 25 compañías y a 100 pesos… VII Festival Nacional de Teatro 2022 (acá el programa)

La inauguración oficial anoche del   VII Festival Nacional de Teatro (FENATE 2022), con la obra La Duda, en la sala Manuel Rueda de la Escuela Nacional de Teatro y que está dedicado a Germana Quintana la maestra y formadora de talentos escénicos.

Cuando se ve el programa, es obvio que ahora queda mucho teatro por ver hasta el día 30 de este mes, al risible precio de 100 pesos (que debería ser la norma para poder ver buen teatro).  Cada función tiene un precio risible de 100 pesos por persona, como debería ser siempre.

El costo de las entradas sobre todo a los montajes privados, opera como una limitante contra la concurrencia de la gente

El Ministerio de Cultura le ha consignado el “El teatro te abraza”, el festival ofrecerá más de 50 funciones teatrales en escenarios de Santo Domingo y otras provincias del país a cargo de 25 compañías, entre las que no figura lastimosamente El Teatro de los Oficios, del maestro teatral Miguel Ramírez, lastimeramente.

VER PROGRAMA:

Para abrir el telón inicial del festival, nada menos que La duda, (del dramaturgo norteamericano John Patric Shanley,) dirigida por Germana Quintana y las actuaciones de Exmín Carvajal, Patricia Muñoz, Dolly Martínez y Lidia Ariza, que vimos en Sala Ravelo del Teatro Nacional hace año.

La duda es una pieza de actores, de enorme lucimiento para la interpretación y que fue llevada al cine, dirigida por su autor, con las actuaciones protagonizada por Meryl Streep, Phillip Seymour, Hoffman Anny Adams y Viola Davis.

Sentimos más a fondo la actuación de los cuatro talentos y en especial lo que logran Exmin, Lidia y Patricia (quienes están mas expuestos en la obra), llegando a establecer un vínculo emotivo que  generaba  reacciones del público a partir de gestos, e incluso silencios.

Uno de los atractivos principales del programa el fin de semana: Pinocho en Teatro Guloya.

La dedicatoria
Giovanny Cruz, viceministro de Cultura, y Víctor Vidal, coordinador general del evento,  galardonaron a la teatrista a la que se dedica: Germana Quintana es la gran homenajeada por una trayectoria teatral caracterizada por su calidad como directora, como formadora de nuevos talentos y como cofundadora del Teatro Las Máscaras, una de las singularidades escénicas del país.

El homenaje a Germana Quintana, presente anoche en la apertura y disfrutando cada parlamento de La Duda, (bajo su dirección)  no puede estar más justificado.

Es natural de Venezuela. Estudió producción de televisión en La Habana, Buenos Aires, Estados Unidos  y México  y en 1959 comenzó a trabajar para la TV en el Canal 5, Caracas, como productora y directora. Fue parte del equipo fundador del Canal 47, en Nueva York, donde tenía a su cargo la producción de los libretos para el programa Teatro del Sábado, adaptando obras del teatro clásico universal a la televisión. Creó y dirigió el Grupo Hispanoamericano de Teatro en Madrid en l974 hasta l978.

Llegó al país en 1978. En 1979 se inició trabajando como productora del programa 3 x 3, para Cecilia García y Freddy Beras, hasta 1981. En 1979, Quintana junto a Nancy Álvarez fundó la compañía Producciones Teatrales, que funcionó hasta 1991, que presentaba obras al año en la Sala Ravelo y en la Sala Carlos Piantini, entre las que figuraron HeidiLa CenicientaHansel y Gretel y El Cuento de Navidad, original de Juan Bosch.

Su aporte fundamental, además del educativo, es la fundación con Lidia Ariza fundaron el Teatro Las Máscaras que abrió sus puertas el 9 de marzo de 2001 con la puesta en escena de la obra Las Locas del Bingo, poseedora del récord nacional de reposiciones, más de 400.

El Teatro Las Máscaras, el más pequeño del país con sus 27 localidades, es un milagro de constancia y calidad teatral, con una mística especial que ha generado un público que sigue sus montajes, generalmente del género comedia, y con atractivos escénicos cuando acomete presentaciones de autores teatrales de altísimos méritos. Ha ganado muchísimos premios teatrales.

Company, el musical que ha devuelto sentido a la escena

SANTO DOMIGO. Company es un musical sorprendente.

Lo es por su estratégico rol precursor de restablecer la escena teatral/musical. El musical se constituyó el fin de semana un fenómeno estético y reflexivo de un valor singular, temática y expresivamente hablando.

El trabajo resume: calidad interpretativa, un universo de ideas cuestionadoras sobre soltería, matrimonio, diversidad y comportamientos existenciales, conforman la cartelera ofrecida a partir de la unión de tres jóvenes creadores: Joyce Royce, Camilo Then y José Rafael Reyes.

Todo el elenco de Company, y los productores.

Los tres, y su equipo de trabajo técnico y artístico, se atrevieron a definir el proyecto, nada menos que un musical con doce Premios Tony (que ahora está reiniciando temporada de Broadway) para lograr las condiciones de montaje: desde los ensayos complicados por la pandemia, la búsqueda de los imprescindibles patrocinios y las labores conexas: promoción, mercadeo y ventas.

Company es una pieza escénica que nos asalta con sorpresa. Este proyecto permitió, con tan solo tres días de presentaciones, constituirse en el  reencuentro del público y la escena, restituyendo la magia del teatro con poderoso y amoroso  mensaje de diversidad, todo a partir de la responsabilidad de montar un musical con doce premios Emmy (incluyendo Mejor Musical, Mejor Libreto y Mejor Música y Letra), a partir de libreto original de Stephen Sondheim y George Furth) y que  reestreno en Broadway su nueva temporada conjuntamente con el estreno en el país con un elenco dominicano.

Todo al final se enfiló en una ruta exitosa que concluyó con tres presentaciones que han devuelto  vida a las tablas sobre las cuales cursan sueños y actuaciones, al ámbito dominicano.

Company nos llegó con su tema, su montaje, su rompimiento de esquemas estéticos de sus talentos para integrar talentos con sentido de diversidad, contrariando los cañones de la belleza tradicional.

La pieza habla de diversidad, autenticidad y atrevimientos vitales. Reflexiona sobre lo existencial y de vivir en paz de acuerdo a la armonía interna. Ese es su llamado y esa su ternura.

A ello agrega los acertados criterios de su música, gama de ritmos, que incluyen afinados cortes de interpretación coral, apoyados en lo pop-rock y la balada, la creatividad para recrear el vestuario de época y, por encima de todo, la vigencia oportuna de su mensaje que cuestiona con humor y un fino estilete crítico, los acartonados roles sociales.

Company privilegia el canto y la música sobre la coreografía, planteando temas humanos con intensidad, sarcasmo humorístico y dudas que llevan a repensar los perfiles que cada quien tiene y mantiene sobre el amor, la amistad, la soltería, el matrimonio en las más diversas expresiones de la vida en pareja.

Chavela Estrella de Bisonó  (a nuestro juicio lo más destacado) durante su actuación en solitario.

Las actuaciones

Las interpretaciones corales se sienten con afinada fuerza, con excelencia en su coordinación vocal, mientras que las individuales estremecieron, en especial las del protagónico de Alejandro Espino, el impactante número sobre los prejuicios sociales a cargo de Chavela Estrella de Bisonó  (a nuestro juicio lo más destacado) y Claudia González, afinada y auténtica.

Hay que destacar la gracia de los solos de Vladimir Rodríguez y Laura Guzmán, sin dudas, clase aparte. A ellos se unen los números de Jean Villanueva, la extraordinaria y versátil Cristal Navarro, la entrega al compromiso escénico de Vicki Della-Peruta y lo que hizo Stacy Cordero. Todos tienen experiencia en otros musicales, generalmente con la dupla creativa de Royce y Reyes.

Mención especial para el desempeño de Cristian Pérez, actor, cantante, bailarín y productor. Cada uno de los 18 talentos en escena, merecen lo que recibieron: ese aplauso homenaje del público, lo mejor que puede premiar el empeño de meses de trabajo y que, sin dudas, debería ser repetido.

El musical, apartada toda la promoción y mercadeo que rodea su lanzamiento, ha permitido constatar la necesidad que tienen público y talentos de crear ese vínculo común en el cual arte escénico y emociones de quienes acuden al llamado, representan más que los aplausos y más que la emoción de quienes con sus recursos desde el entablado, tras meses de ensayos esforzados por las condiciones de pandemia, se entregan a sus roles para llevar simultáneamente emoción y reflexión.

Los patrocinios

Apoyaron el montaje: Banco Popular Dominicano, Plaza Lama, Maeno, Producciones Espectáculos y Eventos Corporativos Vinos Ramon Bilbao, Stoly, Hendricks, Alianza Francesa, Vape, Laboratorio Amadita, Corsorcio Desings, Brimela , Colegio Mundo Alegre y CMYK .

Los créditos

Producción general: Camilo Then (Producciones Espectáculos y Eventos Corporativos) y Joyce Royce; Dirección: Joyce Roice, Dirección vocal: Claudia González; Vestuario: Miguel Ángel Rodríguez; Coordinación de Producción: José Rafael Reyes; Coordinación vestuario: Vladimir Rodríguez; Coreografia: Patrick Caraballo; Diseño lumínico: Julio Núñez; Recursos Audiovisuales/Led: Fray Cuevas y Coordinación musical: Harl Solano.

Todo el material necesario para el montaje fue proporcionado por Music Theatre International, propietaria de los derechos.

Sinopsis

La historia se desarrolla en la víspera de cumplir sus 35 años, cuando Bobby empieza a pensar en sus amigos casados, con relaciones tan particulares, y en sus tres novias, y esto lo lleva a cuestionarse sobre la vida en pareja, la amistad, el matrimonio y el sentido mismo de la vida.

Omar y los demás, excelencia artística que festejó el Día Mundial del Teatro

(FOTOS CORTESIA DE Mike Pasco)  El Día Mundial del Teatro en República Dominicana tuvo  la más digna celebración dominicana el montaje, en estreno mundial, en la sala principal del Teatro Nacional, con la representación de la obra  del laureado dramaturgo Franklin Domínguez, “Omar y los demás”, por la Compañía Nacional de Teatro, dirigida por Fausto Rojas.

Omar y los demás, de Domínguez, el más prolífico de los dramaturgos dominicanos, desde que estrenara en 1958, , la subversiva y anti dictatorial Espigas Maduras,  con un elenco que incluía a Iván García, Ina Moreaux, Miguel Alfonseca, José Sanabia y Armando Hoepelman, hasta el día de hoy cuando sigue produciendo.

Poca gente sabe que Omar y los demás fue la obra ganadora  en 1975 del Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena y accésit al Premio Diego Fabbri en Palermo, Italia, en el año 1983.  Omar  y los demás es uno de los patrimonios de la dramaturgia nacional y fue el mejor homenaje al quehacer escénico nacional con motivo del Día Mundial del Teatro.

Fausto Rojas, en foto de archivo.

La trama

Omar es la historia de un hombre que se encuentra en plena crisis existencial, estado que le lleva a cuestionar toda su vida y accionar. En esta angustia por interrogar y también acusar al mundo y a la sociedad de su frustración, el protagonista llega a delirar incluso ilusionarse.

Con notable acento filosófico, pero ególatra por momentos, pone en tela de juicio su propia existencia y legado como ser humano en este mundo.

El subconsciente le juega y engaña con personajes con  su imaginación (la muerte, la vida, el futuro), al punto de considerar rendirse ante la vida y suicidarse pero el instinto de supervivencia convierte sus dudas en la necesidad de prolongar su legado a través de las ideas o por una posible descendencia.

 

Franklin Domingos, dramaturgo. Foto de archivo.

Los intérpretes

El papel protagónico de Omar lo encarnó el experimentado actor Orestes Amador, quien mostró a lo largo de toda la obra, sin salir nunca de escena y manteniendo el hilo conductor y rítmico de la obra, su experiencia como intérprete de carácter y trayectoria.

Junto a él estuvieron Maggi Liranzo asumiendo con valentía el difícil personaje de Nadina, compañera de Omar. Maggie Liranzo es uno de los recursos interpretativos que con mayor profesionalidad y sensibilidad a su papel de transmisora de emociones. Es extraño que un talento como este no haya sido titular de un protagónico del cine, en cuya industria solo piensan cuando hay que hacer una bruja malvada.

Pachy Méndez representó a Mirna, fantasioso personaje correctamente caracterizado con movimientos corporales, vocales y rítmicos influenciados por la cultura mágico-religiosidad popular afrocaribeña. La veterana actriz Cristela Gómez interpretó el simbólico personaje antagónico de Mirna.

Los  pescadores, encarnados por Interpretados estos por Miguel Bucarelli y Canek Denis con graciosos y jocosos diálogos, aligeraron la carga dramática y densa de la primera mitad de la obra., que enriquecidos con el uso de máscara muy bien manipuladas, alivianaron el monótono ritmo. Bucarelli y Denis fueron la muestra de que no hay personajes pequeños.

Bucarelli como el Padre, se mostró con este segundo personaje, conocimiento y experiencia de tablas.

El personaje hecho por Canek Denis,  quien con agilidad y excelente presencia escénica, encarnó en cuerpo y alma un inolvidable cochero.  Este joven actor tuvo una impresionante y orgánica personificación, fúnebre y cotidiano transportista de “muertos”,  que con un caminar y vocalización imponente, logró calar también en la memoria de la audiencia con su frase “tengo tiempo, tengo tiempo todavía”. Bucarelli y Denis fueron la muestra de que no hay personajes pequeños.

Omar y los demás FOTO CORTESIA DE Mike Pasco

Buenas señales

El teatro como arte escénica demostró su fuerza y vida este fin de semana, se sintió en el público la necesidad acumulada en tiempos de pandemia de esparcimiento, y de consumir, con distanciamiento y seguridad, arte teatral del bueno a pesar de las condiciones. Y buen teatro entregaron al público dominicano los actores y actrices de la Compañía Nacional de Teatro con este estreno de Omar y los demás, que espera ser llevado en muchas más temporadas de presentaciones.

Lo técnico

La plataforma de recursos técnicos en general resulta bien gerenciada y contribuye en mucho al resultado exitoso final: La musicalización de Vadir González mantuvo una atmósfera y ambiente de cierto suspenso sutilmente incidental bien lograda, pero subutilizada y cuya presencia en escena distraía la vista.  La selección de dos de las piezas musicales no fueron acertadas; la primera para la escena del párroco o padre y la segunda al final de una de las escenas cumbres de Omar. Ambas rompieron la atmósfera lograda.

El diseño de luces de Bienvenido Miranda y la escenografía de Fidel López tuvieron el reto de enfrentarse a una propuesta de espacio totalmente inundada de agua.

Este recurso efectista produjo interesantes e impactantes imágenes plásticas, cuyas composiciones fueron reforzadas por el reflejo en el agua oscurecida por un fondo negro que acentuaba  los movimientos gestuales de los actores.

El claroscuro y la fuerza expresiva de los cuerpos de los actores fueron piezas que movió con inteligencia Fausto Rojas, director de la Compañía Nacional de Teatro. Fotos suministradas por el fotógrafo artístico Mike Pasco.

La dirección técnica de Nancy Vizcaíno, uno de los talentos técnicos y artísticos menos proyectados a pesar de su fuerza y criterios de arte, logró con acierto ensamblar todos estos recursos técnicos.

Los aplausos demostraron que el éxito de la obra recayó sobre los hombros del equipo actoral  y técnico.  Los actores aceptaron riesgos por su obvio interés por experimentar y ofrecer un producto de calidad, tal y como debe ser asumido por una compañía con recursos estatales.

La ceremonia

El sábado 27 fueron leídos antes de la función los mensajes conmemorativos. El  mensaje nacional fue escrito y leído por la reconocida directora y actriz Elvira Taveras y el internacional, escrito por la actriz del Reino Unido Helen Mirren, leído por el dramaturgo Reinaldo Disla. También se entregó un reconocimiento a la actriz Marquis Leguizamón por su larga y representativa carrera actoral, recibido por la hija de Leguizamón y a la actriz de la Compañía Nacional de Teatro, Cristela Gómez por sus más de cuarenta años de trabajo. Ese mismo día del teatro, la tarde contó además con la especial asistencia del autor, don Franklin Domínguez, quien a sus 89 años de edad sigue contando con el respeto y reconocimiento del público quien ovacionó de pie su presencia.

El público completó el aforo total permitido, equivalente al cincuenta por ciento de capacidad normal, debido a las estrictas medidas de distanciamiento establecidas para seguridad en tiempos de pandemia. Estos protocolos fueron respetados y cumplidos a cabalidad tanto por el público asistente como por los empleados del teatro, siempre con uso permanente de mascarilla y distanciamiento entre las filas y butacas y organizando la salida y entrada de la sala.

El equipo artístico en escena, realizó pruebas de Covid19 como requisito indispensable y obligatorio previo a las tres presentaciones realizadas los días 26, 27 y 28 de marzo.

Las tres funciones se llevaron a cabo en horarios especiales para respetar el toque de queda, el viernes a las 6:30 p.m. y sábado y domingo a las 4:30 p.m.

El vestidor, gesto noble del teatro dominicano al Día Internacional de la Actuación

La sala Ravelo, la intimista, recurrida y amigable dimensión de pequeña escala del Teatro Nacional, ha necesitado de mas butacas para acoger al publico que ha acudido a ver El Vestidor, pieza fundamental del teatro moderno, escrita por el dramaturgo y guionista sudafricano Ronald Harwood, que se ha constituido en el mejor gesto de homenaje al Dia Internacional de la Actuación, acontecido el pasado lunes 22 y que, salvo la difusión de mensajes en las redes sociales, no ha pasado a mayores.

Las noticias que nos llegan refieren de que se trata de un fenómeno escénico, llamado a repercutir por mucho tiempo en el ambiente local. La obra de una de las piezas fundamentales del teatro moderno y sus representaciones incluyen mas de 40 países y centenares de compañías que han emprendido el camino de exponer la riqueza de sus parlamentos y el esquema de amo-esclavo entre un divo de las tablas y el que se supone humilde vestidor a su servicio y que en fin de cuentas es el verdadero portador del protagonismo.

Exmin Carvajal, gestor de la iniciativa para montar El Vestidor, lo hizo a propósito, en un país en el cual conmemoraciones como esa pasan desapercibidas, y selecciono el tiempo exacto para llevar al público, una exquisita ficción sobre la autoridad, la amistad y los egos que generan los espacios del teatro.

Los talentos en el montaje son: Norman (El Vestidor), Exmin Carvajal, (La señora), Yanela Hernández, (Madge), Luvil González, (El Señor (Sir), Giovanny Cruz, (Irene) Karoline Becker y (Geffry), Mario Lebrón, y quien además es el director.

A Exmin lo hemos entrevistado sobre el montaje  “En esta producción me ha tocado representar el rol protagónico de un «Vestidor» de un gran divo del teatro. Lo he cuidado y vestido durante más de 20 años en los que guardo sus secretos, he sido su cómplice y también he sido el motor para que este gran actor llegue a escena todas las noches preparado completamente a pesar de su edad, su temperamento, sus miedos y sus inseguridades”.

Describe que en esa gran relación de tanto tiempo también afloraron pasiones entre estos dos personajes que marcan un gran conflicto y un gran clímax en la obra. “Soy alguien sumiso a el pero también mi personalidad determina el accionar de todos los personajes”.

Indica que “El Vestidor» es una obra que ha sido catalogada como uno de los mejores textos del teatro moderno y que ha sido representada por grandes actores de la escena mundial. Ha sido llevada al cine en dos ocasiones con grandes actores como Anthony Hopkins y Albert Finney.

Exmin, quien ha dejado su carrera exitosa como hotelero para dedicarse al teatro, desarrolla una trayectoria que le ha llevado a hacer protagónicos con Iván García («Dama de Negro»), Franklin Domínguez («Pecados Enfrentados»), Johnnie Mercedes «De Genios y Locos… Todos Tenemos un poco») y Giovanny Cruz («El Vestidor»).

Exmin Carvajal se ve en 10 años al frente de una gran empresa productora de teatro, actuando en nuestro país, fomentando el teatro en todos los rincones, haciendo giras nacionales e internacionales y creando las bases para que haya más escuelas de teatro en provincias.

“Me gustaría ver que el estado fomente dentro de su política de educación el teatro como materia dentro de las escuelas públicas y que cada escuela tenga sus grupos teatrales” nos dice finalmente.

La Casa de Bernarda Alba, un universo de palabras y silencios

El escenario queda, tras la última escena de La Casa de Bernarda Alba, como un universo de palabras y silencios. La atmósfera, desde el público es mezcla de satisfacción, respeto y orgullo. Si existe una dimensión en que los países son iguales, con las mismas capacidades expresivas, independientemente de sus índices de desarrollo o de sus prometedores o dramáticos índice del PIB, es en el talento de sus artistas.
La versión post moderna dominicana de La casa de Bernarda Alba es una pieza de valor excepcional que marca con fuerza el discurso escénico nacional de vocación global
En teatro, tras ver la función de un montaje que debía marcar el escenario latinoamericano y aun con el resonar los aplausos aun resonando y la alegría del público dibujada en cada rostro,  por ser servido  con un criterio ubicado  más allá de lo que esperaba, se llega a la conclusión que  la presentación de esta Casa de Bernarda Alba es  una interpretación  audaz, moderna y actual del clásico escrito hace 83 años por un desafiante e intelectualmente afirmado Federico García Lora, 16 semanas antes de ser asesinado por el fascismo franquista, acusado de revolucionario republicano y homosexual,  uno de los crímenes de odio de mayor oprobio.
Cuatro preguntas
Esta producción, La casa de Bernarda Alba con todo y su opresiva y oscura atmosfera, sus actuaciones  consistentes  y cuidadas, la garra creativa de su joven directora, Indiana Brito, con su  simbología asfixiante, claustrofóbica y oprobiosa escenografía carcelaria y su contemporáneo e imaginativo vestuario de choque, sugiere tres interrogantes:

  • ¿Por qué no existe una Ley Nacional de Teatro que auspicie esta expresión artística, que respalde un quehacer estéticamente tan alto y tan caro?

  • ¿Por qué no hay un premio nacional de teatro anual que reconozca todas las áreas de su producción en la diversidad de sus áreas?

  • ¿No se le ocurre a nadie rodar una película a partir de este montaje?

-Y, finalmente, ¿por qué este trabajo excepcional junto a otros montajes, no cuentan con mayor tiempo en cartelera?

Brillar de valores
Un equipo de artistas de la actuación y junto a los técnicos, han mostrado cuan universal puede ser su talento.  Se trata de un elenco de ensueño y una dirección deslumbrante de Brito, ante cuyo trabajo hay que clamar por el respeto al teatro acometido con integridad y alto sentido estético.
El montaje convoca altos factores de calidad a la escena dominicana y tras verla en Sala Ravelo, no queda duda alguna de que se trata desde ya de uno de los trabajos escénicos más relevantes de los últimos tiempos  y con condiciones suficientes para representar el país en cualquier escenario del mundo.
De las actuaciones, debe resaltar a la maestra María Castillo, que expele desde su centro, una fuerza expresiva que contagia y convence.
Los actores (Vicente Santos, Miguel Lendor, Mario Núñez,Alejandro Durán  Pavel Marcano y Camilo Landestoy), están entregados a sus encomiendas, convencen y conmueven. Poncia es recreada por Wilson Ureña, es el gran papel alternativo del montaje. Es intenso, expresivo y seduce la imaginación con sus parlamentos.
Los dos logros más rotundos, en aras de la concepción que logra Indiana Brito, son la escenografía de Fidel López y el expresivo e impactante vestuario, signado por la contemporánea modernidad.
La directora
Esta pieza supone una consagración para la joven directora que ya nos había impresionado con “Violín entre las sombras”, (2005), luego con Weekend en Bahía”, (2015) con Hony Estrella y Raeldo López y finalmente nos encandilo la piel con Agosto (2018), para enfrentarse con el reto de reinterpretación de un clásico a un nivel tan novedoso como revolucionario.
Un gestor teatral
Patricio León, desde su proyecto ¡Exprésate dominicano!, es el hombre que genera el proyecto, que procura a quienes deben integrarlo, que aplica a la práctica, la estrategia que se ha trazado de impulsar el mejor teatro posible, divulgando tesoros clásicos de la dramaturgia impulsando el conocimiento del teatro. Este proyecto dibuja claramente la coherencia de Patricio León como educador en teatro.
La gran casa
Federico García Lorca, el iconoclasta, irreverente y desafiante poeta y dramaturgo nacido en Granada, escribió esta obra en tres actos en 1936, en los fragores de la Guerra Civil española (del 17 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939) y dos meses antes de su asesinato.

¡Oh, Dios! Buena forma de conmemorar 10 años de PROA

El teatro tiene infinitas formas de ser la vida misma, gracias a su alada por la imaginación, y a su sucesiva representación del dolor, el conflicto y la esperanza, ¡Tal es el caso de Oh Dios!. El teatro vuelve, con esta producción, a ser planteamiento impensable para la cotidianidad y la vida real, necesaria plataforma para ubicar al espectador en situaciones que, por lo inusual, llevan de la mano a verse ante la paradoja y la sorpresa. Esa es la magia de este texto de la dramaturga, actriz y militar Anat Gov (EPD), titulado originalmente Dios Mío!

Anat Gov. FOTO DR


Texto creativo
El primer éxito de la producción es su libreto, hilvanado frase a frase, palabra a palabra, idea a idea, con el criterio de una dramaturga y actriz, desborde de inteligencia e imaginación.
Un tema magníficamente tratado, con un humor sino fino, inteligente y sarcástico, no hilarante (como sugiere la promoción) es un hito teatral con la dirección de Mario Lebrón, con respaldo actoral de Teo Terrero (Dios), Dolly Martínez (La Psicóloga) y Alejandro Moss (El hijo).
Como pieza teatral tiene elementos frente al público que increíblemente le hace sobrevivir, por una parte, a un ritmo lento, unidireccional  y sin grandes giros dramáticos y, por otra, la sencillez de su final, que no logramos definirlo si como genial o  simplista.
Con estas condiciones logra que salga a camino esta pieza, es producto de la fuerza del texto y la entrega de sus talentos, que merece reconocimiento, pese a algunos resbalones interpretativos en la función premier y que de seguro serán superados en la medida en que la obra sea presentada una y otra vez en estos dos fines de semana.

Teo Terrero (Dios), Dolly Martínez (La Psicóloga) y Alejandro Moss (El hijo). FOTO DE MANUEL QUIBILETE


Actuaciones
¡Oh Dios!  (titulada originalmente ¡Dios Mío!)  tiene de sus intérpretes un desempeño que le ubica, sin dudarlo, entre lo mejor de la escena dominicana de los últimos anos.
Terrero y Martínez logran buen desempeño a pesar de algunos resbalones interpretativos propios del primer montaje y que de seguro serán superados a lo largo de estos dos fines de semana.
La presencia del joven actor Alejandro Moss (El hijo), es un gesto que hace justicia a las generaciones interpretativas de relevo.
A ellos tres se une un cuarto personaje singular: los recursos de la técnica teatral y sobre todo la aguda anotación de su música (Ernesto Báez), la iluminación (Liliana Diaz) (sobre todo el momento lumínico que recrea el detalle de la creación), la escenografía (Jose Miura), vestuario (Renata García), peluquería y peinados. Hay precisión y exquisitez en la técnica teatral, que sin ser ostentosa y exhibicionista, cumple un rol relevante.
No se pierda este trabajo. Es de lo mas resaltante teatralmente en la primera mitad del 2018.

Teo Terrero y Dolly Martinez. FOTO JOSE RAFAEL SOSA


Una década teatral
Una fabula con pinceladas de drama existencial y tonalidades finísimas de humor, parte de un texto creativo digno de cualquier escenario mundial, y permite aquí, celebrar como es debido, la labor teatral de una década de Producciones T&M Proa.
Aun recordamos, cual, si fuera ayer, el anuncio de la fundación de este proyecto y que nos ha dado experiencias teatrales inolvidables como La Venus de las Pieles y Ave Negra.
FICHA TECNICA
Título: ¡Oh, Dios!
Librero: Anat Gov
Director: Mario Lebrón
Producción: T&M Producciones Teatrales PROA
Musicalización: Ernesto Báez
Diseño de Luces: Liliana Diaz
Escenografía: Jose Miura
Vestuario: Renata García
Talentos: Teo Terrero (Dios), Dolly Martínez (La Psicóloga) y Alejandro Moss (El hijo).
SINOPSIS:
Una prestigiosa psicóloga, madre soltera de un joven autista, recibe una llamada de un paciente que tiene urgencia de consulta. Lo recibe y resulta que es Dios, con un abanico de angustias existenciales, a las cuales dar respuesta.

Esperando a Godot, un teatro inmenso de la espera y el absurdo

Esperando a Godot es desafío, y reto inmenso para toda compañía teatral, que pretenda poner a prueba sus talentos, e implica mucho mayor riesgo cuando junto con ese texto dramatúrgico clásico contemporáneo, se pone a consideración al de talentos jóvenes.

El desafío de un montaje de este nivel, es mayor cuando se mantiene fresca en la memoria, la hazaña que lograron en octubre de 1966, con Nini Germán (EPD) como director e Iván García, entre otros talentos en el Palacio de Bellas Artes,  pleno sabor a teatro de carácter, desarrollado con aprovechamiento de un texto tan inolvidable como referente de la miseria e incomunicación humana. Patricio León, quien ha definido un diversificado papel como activo y brillante gestor cultural, investigador y artista de la escena, que debe repensar y dedicarse a lo que más le apasiona, el teatro), ha producido  un digno  montaje de Esperando a Godot. León es uno de los gestores de cultura más trascendentes del país desde su fundación Exprésate Dominicano. Habrá que agradecer por siempre a León, la posibilidad de disfrutar de nuevo de experiencia teatral. Hay pocas formas de expresar el valor de lo que ha hecho.
La pieza estuvo en cartelera del 27 al 29 de octubre, a las 8:30 p.m. en Casa de Teatro y este fin de semana se repuso sábado y domingo, oportunidad en que lastimeramente no pudimos verla.
Manuel Chapuseaux, uno de los directores de mayor capacidad y sensibilidad con que contamos, hace con esta pieza un aporte resaltante a la escena nacional y probablemente lo más importante de su labor el pasado año. Esperando a Godot resalta por el valor de la estructuración textual del absurdo, logra poner en mira la consistencia de sus intérpretes Omar Ramírez, Patricio León, Pepe Sierra y los jóvenes Noel Ventura y Josué Hirujo.

Ramírez y Pepe logran las caracterizaciones más brillantes. Su experiencia les proporciona las garras suficientes como para dar verosimilitud y gracia a sus personajes (Pozzo y Gogo). Están exquisitos y resuelven con gracia y sentido vivencial lo que les manda el texto.

Patricio León (Didi), gran inspirador del proyecto, tiene consistencia actoral, divierte e impacta con su gracia de personaje eje, pero pudo haber dado interpretativamente lograr más. León debe tener claro que su principal aporte a la cultura podría estar en la actuación. Lo deseamos centrado en ello.
Noel Ventura y Josué Hirujo, son parte de una generación joven de empuje y relevo, imprimen esa fuerza, desde la limitada dimensión de sus líneas. Noel Ventura tiene uno de los soliloquios más brillantes de la escena cuando hace el monólogo que le manda a pensar.
En el aspecto técnico, es notable la simplicidad y efectividad de la escenografía´,  resalta el vestuario adecuado y la iluminación buena, con excepción de cuando Didi y Gogo hablan  en el proscenio en el lado izquierdo del escenario, que Gogo queda en sombras.
Nos habría gustado para Pozzo (Omar Ramírez) un látigo de verdad que transmitiera con su estallido, la fuerza dramática que se quiso acentuar en su caracterización.
Nos llamó la atención la calidad del diseño del programa de mano,  responsabilidad de Lissa Pérez Gómez, aun cuando entendemos que hace falta al teatro en general un mayor respaldo en patrocinios. Los teatristas deben lograr una Ley Nacional de Teatro, como la del cine, para lo cual su unidad en torno al objetivo, es fundamental.No hay como agradecer a Patricio León, lo que ha hecho.

El autor de la pieza es Samuel Barclay Beckett, dramaturgonovelistacrítico y poeta irlandés, figura clave del llamado teatro del absurdo y,  discípulo del novelista James Joyce. Su obra más conocida es el drama Esperando a Godot, pero la más importante es El Innombrable. Fue  Premio Nobel de Literatura en 1969 «por su escritura, que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno».,  Galardonada con el Premio Fomentador en 1961, junto Jorge Luis Borges, por  el Congreso Internacional de Editores.

Ficha Técnica
Esperando a Godot
Autor: Samuel Barclay Beckett
Director: Manuel Chapuseaux
Producción y maquillaje: (Patricio León/Expresate Dominicano)
Escenografía y vestuario: No tiene créditos asignados
Elenco: Patricio León, Omar Ramirez, Pepe Sierra, Noel Ventura y Josué Hirujo.

Quiero un cuento muestra el arte de la escena en todo su valor

El  relato escénico-musical Quiero un cuento, trasciende las expectativas de un proyecto más que se monta como parte del incremento de producciones de este tipo, por las características  y objetivos que persigue, parte de una estrategia que involucra más que lo establecido para una cartelera artística. Para este caso, el espectador y el crítico, están frente a toda un proyecto que excede las buenas intenciones y el deseo de dar un papelito a una niñez normalmente marginada. No hay tal. Hay arte. Y hay arte consistente y llamado a trascender.
Orientado su argumento por los valores familiares y personales, Quiero un cuento tiene el valor de ser arte escénico bien logrado, responsabilidad que se debe atribuir a la educadora María E. Haché (creadora de la Fundación Yo también puedo) y Wendy Quéliz (dirección artística y teatral), que pusieron el empeño en el proyecto y trabajaron, junto a un cuerpo de directores sectoriales y el elenco, para entregar este resultado, el mismo que cosechó extendidos y emocionados aplausos en su función de gala, este pasado viernes.

Este proyecto permite una conjunción de talentos profesionales y vocacionales que se configuran en torno a una historia original, derivada de varios cuentos universales (El Flautista de Hamelín, El gato con botas, Blanca Nieves y los 7 enanitos, El Lobo y los cerdos, y la Caperucita Roja) para desembocar en el triunfo de los valores positivo, produciendo en el público una notable identificación emotiva.
Continuación de dos montajes similares anteriores, Escucha mi sueño (2011) y  el candoroso montaje Gliburbit, una aventura del otro mundo (2013),  que permitió a los medios de prensa unas fotos inolvidable, Quiero un Cuento, se replantea un elenco mixto en el cual se lucen artistas de ejercicio extendido, junto a chicos y chicas de habilidades especiales (sobre todo Síndrome de Down), para consagrar una experiencia  poco comparable a cualquier otro espectáculo que cursa este fin de semana en el auditorio Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes.
Probablemente un poco más extenso (dos horas y cinco minutos) de lo aconsejable por la naturaleza infantil tanto de intérpretes como de público, la circunstancia palidece cuando el espectador se levanta para dar el aplauso final a estos artistas. En cuanto a la extensión, sin dudas que se excedieron.
Si un patrimonio particular aporta la Fundación Yo también puedo (parte de cuyas figuras aparecerán en la película Mañana no te Olvides) es que ha mostrado un camino: el que reivindica sociablemente por medio del arte a seres especiales.

Elenco:
Resaltante la luz propia con la que brilla Javier Grullón (El Lobo) , eje de toda la historia, personaje al que imprime una belleza expresiva propia, apoyado en su talento expresivo y con el sostén de elementos de vestuario, peinado y maquillaje que no deja duda de la perfección técnica con que se concibió el trabajo.
Carolina Rivas está magnífica como la Reina del cuento Blanca Niegas, belleza escénica que se completa con un buen criterio de vestuario y accesorios.
Bianca García, que se aleja de la conocida imagen de Sofía Globitos y crea un personaje realmente nuevo, como  Caperucita Roja, valida cada una de sus líneas.
El resto del elenco, amplio y de diversas edades, completan el cuadro de una experiencia artística que no requiere de paternalismos para apoyar “buenas iniciativas”.
Criterio de producción
Quiero un cuento es una empresa escénica bien plantada y cuidadosamente elaborada, desde el uso de sus recursos técnicos: música, maquillaje, vestuario, escenografía y diseño de luces, tan bien usados, con todo y la economía de recursos que se notan en algunos aspectos, como para no usar evasivas justificatorias en función de la nobleza de una causa.

Jennie Guzmán se hizo Frida y da un ¡Viva a la Vida!

Jennie Guzmán, una artista y productora muy joven, nos asalta y sorprende, al encarnar el texto dramático del guionista, actor , director y gestor de derechos Humanos Humberto Robles de León, logrando, por segunda vez
Destaca el elemento actoral por encima de recursos técnicos, aun cuando se debe reconocer el aporte de vestuario, maquillaje y peinado, el punto brillante es la capacidad de esta joven actriz para conducir al público por las percepciones, sentidos profundos y sentencias de la Kalo, y que permite sentir que el teatro dominicano se renueva, se perfuma de una juventud dispuesta a seguir con dignidad el trayecto de las tablas.

Jennie Guzmán da vida a Frida Kalo por segunda vez, luego de hacerlo en 2010 dirigida por Ángel Haché, en ambas oportunidades con la dramaturgia del mexicano Humberto Robles de León. Ahora la dirige Ruth Emeterio.


Guzmán no tiene la altura ni el porte de Kalo, pero sabe compensar sus ausencias con un cuidadoso proceso de entrega a la responsabilidad de hacer creíble y vivible su personaje.
Ella nos conduce a los símbolos, encuentros y desencuentras que marcaron la vida de  Kalo: viajes, personajes distantes y cercanos, percepciones de naciones que como Francia y Estados Unidos, fueron parte de un itinerario en que se desplegó su talento.
La artista domina sobre todo la gestualidad de una semiparalizada paciente, presionada por prendas de yeso y correas de cuero; se remonta al accidente vial, terrible por el que perdió de modo sangriento, la virginidad y, sobre todo, deja sentir el amor incondicional, pero opresivo y excesivamente abierto, desde un Diego Rivera, que hace innecesario acto de presencia, tanto como La Catrina, de la que hubiéramos deseado una mayor plasticidad en sus procesos corporales.
Jennie Guzmán, apoyada por su directora, Ruth Emeterio, también aborda un variado universo vocal, con acento mexicano, que desde expresiones cotidianas hasta imprecaciones, dejan ver a la dueña de La Casa Azul, tal cual se pronunciaba.

Nueva vez, Robles
La obra dramaturgia de Humberto Robles de León, se ha ido transformando en tradicional para el quehacer local.
Hace siete años (2010) se montó  este mismo trabajo unipersonal (Viva la Vida) con la misma figura central, Jennie Guzmán, dirigida por el maestro Ángel Haché, a quien se hace homenaje póstumo ahora. Posteriormente, en 2016 se montó en  sala Ravelo, del Teatro Nacional, dirigidas por Iván Mejía «7 Mujeres»,  una obra escrita junto con
Juan Ríos Cantú y que fue aquí actuada por  Yanela Hernández, Rosa Aurora López, Katyuska Licairac, Johanny García, Chabela Estrella, Susy Aquino Gautreau, Elizabeth Chahín, y Patricio León.
Humberto Robles de León es autor de 7mujeres, Que no se culpe a nadie de mi muerte – actualmente en montaje en –Teatro Guyola a cargo de Karina Licairac,  ratificando su condición de ser el dramaturgo mexicano vivo más representando en América Latina y España.
Robles de León es un creador de conceptos teatrales de una notable incidencia local.
Ficha Técnica:
Frida, Viva la Vida
Autor: Humberto Robles de León
Dirección: Ruth Emeterio
Producción: Jennie Guzmán
Maquillaje: Claudia González
Vestuario: Maskarella y Nicole Jiménez
Escenografía; Ángela Bernal
Línea Gráfica: Samuel Esteban
Frida: Jennie Guzmán
Personajes accesorios:

  • Mario Núñez (Diego Rivera)
  • Esthefany Vargas Pérez (La catrina)

​Colorín Colorado, tres actuaciones memorables

Karina Noble, María Castillo y Karina Noble, bajo la dirección de Guillermo Cordero, ofrecen  una joya  actoral del teatro burlesque, tomando como tema sobre la lucha de los géneros.
Guillermo Cordero, productor de espectáculos y más recientemente director teatral (El Último Instante, 2016, Sala Ravelo) regresa a las tablas en un tono escénico claramente distinto y haciendo apropio del sub-género burlesque.

Con el monólogo de Franklin Domínguez (al cual le realizó adaptaciones argumentales distintas a las del texto original, para sobre el tono del drama existencial profundo), permitió a Carlota Carretero ganar el Premio Soberano 2916 a Mejor Actriz.
En  su segundo proyecto  Cordero transita  otro camino es  la comedia ridiculizante de personajes y situaciones, por medio de tres de las indiscutiblemente mejores actrices con que cuenta el país, las cuales ofrecen un recital impecable de actuaciones, dignas del estudio de nuestras escuelas y talleres de teatro.

Lo que logran María Castillo (Popa), Karina Noble (Pupa) y Carlota Carretero (Pepa) es una impecable construcción de personajes de una supra-realidad: tres entrenadoras  de crecimiento  femenino respecto de poder masculino, la soledad, el compromiso, la entrega, la sexualidad, la edad y otros temas.
Cordero se apoya en una dramaturgia adaptada por  sus talentos, en tres libros: ¿Por qué los hombres prefieren las cabronas? Y “¿Por qué los hombres aman a las cabronas? –   de la escritora norteamericana Sherry Argov,  transformados en un fenómeno editorial de grandes proporciones y que ha sido traducido a más de treinta idiomas, al que se agrega “Confesiones de mujeres de 50, de un grupo de autoras.

Conceptualmente, nada nuevo porque el discurso de la lucha de géneros ha sido tratado en infinidad de oportunidad por igual infinidad de autores y autoras, montadas y remontadas en cantidad de escenarios. El detalle está  en la originalidad del tratamiento en esta oportunidad, y en la cantidad de experiencia histriónica de sus tres trayectorias.
No se trata de una actuación teatral de conjunto dado que la interacción de las tres estrellas se produce en escenario  solo al inicio y al final, sino de tres monólogos,  para cuya realización al parecer se ha acudido a lo mejor del talento actoral de estas tres luminarias.
María Castillo, (Popa) abre por los caminos  interpretativos sorprendentes: uso de sus tonos graves de voz,  un mirar incisivo y un dominio corporal de la escena, todo para sustentar un discurso que se apropia de la concurrencia femenina.
Karina Noble, (Pupa) ocupa el parlamento intermedio, llena la escena con una utilería/escenografía simple y efectista, sobre la cual desarrolla una intervención matizada por la ironía, el sarcasmo y el peso de las verdades que,  con un ritmo incesante va desglosando. Las risas, los aplausos y  el imperio de las verdades que teje, hacen el resto.
Carlota Carretero (Pepa) entra con la responsabilidad de dejar en alto el rictus escénico iniciado por sus dos compañeras. Y mire que si lo logra. De hecho, es la participación de mayor impacto por la apropiación tan fina que hace de esa mujer a cargo de lo que ocurre cuando los 50 años, en la vida de la mujer, lo tumban todo.
El acento cibaeño, el trabajo de maquillaje,  la peluquería y los aditamentos en colcha espuma que le adicionan pechos impresionantes, junto a una extraordinariamente bien lograda gestualidad, produce los momentos más memorables de Colorín Colorado. El vínculo que crea es tan bien logrado
El desdoblamiento de Pepa, que en principio recuerda a la psiquiatra Fior Solis, en realidad se trata de una recreación cuidadosamente trabajada.
Lo técnico
El montaje de Colorín Colorado alcanza el tono burlesque por lo bien trabajado de sus  recursos técnicos: vestuario, (de Michelle Reynoso) peluquería (de Xiomara García), maquillaje (de Ken López)  y aditamentos cuidadosamente aplicados para crear este universo colorido, escénicamente radical.
La escenografía del fondo (apoyada en concepto de Cordero, diseñada por Guiselle Madera y construida por Carlos Ortega), la sentimos simplista y marcadamente  televisiva, pero cumple con su papel de soporte que marca el espacio. Pudo haber sido mejor. A ello se añade el diseño de luces a cargo de Bienvenido Miranda.
Colorín Colorado transita, como texto, caminos conocidos y re.montados decenas de veces. La diferencia la hace ahora el tratamiento singular de Cordero y la versatilidad de estas tres divas del teatro dominicano.Mar

Raúl Méndez pone en escena El hijo de Puta del Sombrero 

​El hijo de puta del sombrero,  compuesta por un gran elenco conformado por Nashla Bogaert, Hony Estrella, Irving Alberti, Pepe Sierra y Kenny Grullón, dirigidos por Manuel Chapuseaux y producida por Raúl Méndez, serán los encargados de dar vida a la obra “El hijo de puta del sombrero”, que se presentará del 12 al 14 y 19 al 21 de mayo en el Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo.
Durante un encuentro con la prensa celebrado la noche del miércoles en Meridian Events Center, el productor de la obra, Raúl Méndez, destacó que reunir los actores mencionados es formar un “elenco de ensueño con un gran director como Chapuseaux”, que de seguro se traducirá en disfrute para el público que asista. “Con El hijo de puta del sombrero el público gozará de un drama salpicado de humor negro. 
Es una pieza que aborda temas como el amor, el desamor, la droga, entre otros. Pero una cosa quiero aclarar: no se asusten por el nombre de la obra porque a veces queremos ser tan moralistas y hay palabras peores que puta y nosotros vamos a hablar las cosas como son, es una obra contemporánea”, expresó Méndez.
De su lado, el director Manuel Chapuseaux resaltó la calidad del texto escrito por Stephen Adly Guirgis:
“Cuando yo digo esto, hay gente que piensa que estoy exagerando, pero en mi opinión este texto teatral es el mejor que yo he leído en los últimos diez años.
Un escrito excelente, que he unido con esta cosecha de talentos que van a encarnar cada personaje, aseguramos que tendremos en escena un gran espectáculo”.
Mientras que los actores destacaron sentirse privilegiados y agradecidos de compartir juntos en “El hijo de puta del sombrero” y de ser dirigidos por Manuel Chapuseaux.

Yago, un suceso teatral

El montaje bien celebra  71 años de actuación de la Compañía Nacional de Teatro. Imperdible en toda la extensión del adjetivo.
Desde que se anunció la presentación de Yago, yo no soy el que soy, el cartel hablaba de novedad y creación, de caminos distintos y específicos del escenario dominicano en el cual muchos talentos se han congregado para celebrar, tal cual se debe, el 71 aniversario de la fundación de la Compañía Nacional de Teatro.

La imagen gráfica de Yago, yo no soy el que soy, tenia implícito un discurso de impecabilidad,  por el diseño y la augusta armonía de colores y figuras, sobre aquel fondo negro y la sugerencia de un parcial rosto masculino que invitaba a descubrir que venía tras el anuncio. Y al efecto, el público vio que lo presentado, era bueno.
Era una historia larga e iniciada en 1946, cuando, por instrucciones de la dictadura trujillista (a nadie le agrada recordar ese crédito)  se creó  el Teatro Escuela de Arte Nacional, la Compañía Nacional de Teatro  y escuela oficial, dirigida por Emilio Aparicio,  un actor y director español, totalmente republicano que había escapado a las crueldades de la represión franquista, para exiliarse en el país.

La primera obra presentada por este grupo fue Prohibido suicidarse en Primavera, de Alejandro Casona, el 9 de octubre de 1946 en el Teatro Olimpia.
Lejos está hoy ese pasado, pese a lo cual sus fines se siguen reivindicando con trabajos de altísimo perfil escénico para celebrar tantos años de jornadas en el entablado.

Tras haber disfrutado con un deleite especial, la primera presentación de Yago, yo no soy el que soy (basada en el drama de fidelidad y pasión por el poder de Otelo, el Moro de Venecia (William Shakespeare), estrenada  1 de noviembre de 1604 en el Palacio de Whitehall, de Londres,  tiene sus éxitos en tres cuatro factores:

  1. La precisa  adaptación a la cultura dominicana (en la que solo sobran las alusiones innecesarias a la Sentencia 168, del Tribunal Constitucional).
  2. Las actuaciones del elenco que vimos (son dos cuerpos actorales), encabezado un sorprendente y juvenil  Wilson Ureña y  la veteranía de Johnnie Mercedes, junto al sustento interpretativo de  Wilson Ureña, Yorlla Lina Castillo, Wilson Ureña y Miguel Bucarelly.
  3. La dirección fiera y originalísima de Fausto Rojas, quien reafirma su consistente trayectoria, que hace tiempo dejó de ser una promesa.
  1. El espacio escénico (una gallera y otros rincones en varios planos) de Fidel López, a los que hay que agregar el estilísmo del vestuario imaginativo de Gromcín Domínguez y las luces de Bienvenido Miranda.

Haciendo un “teatro del gesto y el cuerpo”, revalidando los ritmos y cánticos populares del campo adentro, con una estructura musical simple y muy válida, actuando cara a cara con el público, Yago, yo soy el que no soy, arroja una certidumbre: la de lograr que nuestro quehacer en escena, adquiera el valor de lo montable en cualquier entablado del mundo.
El montaje tiene vida breve: del 21 al 26 de este mes de marzo en la sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes, a un precio de entrada (sólo 150 personas por función) de 100 pesos, de martes a sábado a las 8:30 p.m.,  y el domingo 26 a las 6:30 p.m.
No leyó mal.  Son 100 pesos.
Peleen – hablo ahora a quienes optan por un quehacer teatral de primer orden- por sus boletas, porque se está frente a una de las más altas expresiones del teatro dominicano con vocación universal.
 
Ficha técnica
Yago, yo soy el que no soy
Adaptación dominicana de Othelo, el Moro de Venecia (W. Shakespeare)
Dirección: Fausto Rojas
Producción: Hensy Pichardo
Espacio escénico: Fidel López
Universo lumínico: Bienvenido Miranda
Vestuario y estilismo: Cromcin Domínguez
Dirección vocal: Nadia Nicola
Dirección Técnica: Nancy Vizcaíno,
Henssy Pichardo en la producción.
Elenco: Wilson Ureña, Orestes Amador, Johnnié Mercedes, Yorlla Lina Castillo Nileny Dipton, Wilson Ureña Cristela Gómez, Gilberto Hernández, Miguel Bucarrelly, Yaimilé Scheker, Pachy Méndez, Alejandro Moscoco y Maggy Liranzo.
Personajes originales: Othello, Desdémona, Yago, Michael Cassio, Brabazio, Graciano. Ludovico, Rodrigo, Montano, Emilia y Blanca.
 
 

Por los caminos del hambre acontecen palomas

El teatro abre de siempre caminos infinitos. La basta para ser… unión creativa de los talentos precisos, los adecuados, los necesarios, contar un espacio disponible y hambre de calidad en el público que pueda llegar.
Construir una propuesta teatral cuando es  búsqueda interior, exposición dramática de la condición humana y   denuncia de los déficits sociales, es un desafío que puede recorrer desde el lindero facilista del panfleto, la vaciedad o riqueza creativa  de sus textos  hasta la genialidad bien  plantada en escena.

El resultado de un propósito de este nivel dependerá de un conjunto de factores en los que forman fila la formación académica, la capacidad de dar en interpretación, vestuario, maquillaje y luces,  y hasta  lo impensado.
Por los caminos del hambre acontecen palomas es uno de esos montajes llamados a ser acontecimiento de arte  sostenido sobre una escritura con oficio consumado, reivindicado en una dirección teatral desarrollada con disciplinada conciencia.
Como director, Polanco entrega un resultado en escena que revela disciplina, persistencia y búsqueda, favorecido por el conocimiento que tiene del rendimiento de sus principales talentos, debido a experiencias igualmente exitosas en el pasado, como ocurrió cuando en Junio de 2012, regaló desde la Sala Ravelo, las Confesiones de una máscara,  dejándonos el privilegio de disfrutar otro texto dramático igualmente bien logrado, aderezado en  dos soberbias actuaciones de Luvil González y  Fausto Rojas.

Recordamos haber dicho del director: “Radhamés Polanco, una visión firme sobre el peso de un teatro exigente, impone respeto y admiración ante la integridad de un trabajo escénico que justifica plenamente sus cuatro nominaciones a los pasados Premios Casandra”.
De la actriz Luvil González, dijimos entonces: “sorprendente y dominante de los diversos tonos femeninos que le demandaba el texto. Ella nos resultó la otra gran  sorpresa de la  noche. Esta mujer muestra una notable ductilidad para repasar por los exigentes mandatos de un director inclemente, tal cual es Polanco”. (www.josersosa.blogspot.com).

Rojas (Lobo)
Como todo monólogo exigentísimo, demanda una entrega  extrema a un actor que se sabe ante la magnitud de esta propuesta.
Rojas se beneficia de una acertada caracterización física ( sobre todo maquillaje y vestuario) que le transforman, otorgándole los años que requiere el personaje y lo que agrega adecuado manejo de la voz y la expresión facial y corporal  que transmite las perspectivas de sus angustias,
Rojas como Lobo desarrolla  un  impresionante quehacer psico-físico, y que le demanda un agotador rendimiento, se anota su gran actuación teatral para este tiempo, comparable solo a su inolvidable papel en Confesiones de una Máscara. El público parece sentir y acompañarle en su cansancio extremo.
Pocas son las ocasiones en los que un director rompe la cuarta pared escénica para adentrar sus personajes en  la platea, pero Polanco se atreve y le resulta apropiado el intento. Rojas, cuando rompe su espacio, ya se ha ganado la actitud de público, logrando una experiencia que abona el camino de la proximidad artista-público.

Luvil y y Becker
Pese a la brevedad de sus apariciones, Luvil González e Irmgard Karoline Becker, ambas mujeres logran establecer presencia con cada segundo suyo en escena.
Luvil, (La Furufa)  en quien que percibimos una artista  con mucha mayor experiencia, apela, por los mandatos del libreto, a un persona símbolo, cargado de gracia y sarcasmo. Llega más allá del rol de ser un respiradero escénico.
La Becker,  (La bailarina)  es  admirablemente sorprendente con su recital de ritmo y gestos, favorecida por su formación de ballerina/actriz/cantante, se transforma en la gran experiencia alternativa de estas palomas. Lo que logra es una de las entregas plásticas de mayor belleza en el escenario criollo. Indescriptible, eso tiene que ser visto.
Extensión reiterativa
Indudablemente bien escrita, la pieza se pasa  de tiempos y se extiende cuando menos unos 20 minutos que podrían editarse, consolidando mejor sus parlamentos.
Algunas de las ideas expuestas se adentran en la reiteración, de haber tenido unas imaginarias tijeras que podaran ripios que cuelgan y cuya amputación redundarían en una experiencia tan rica, pero con menos duración.
Los recursos técnicos
José Miura vuelve a ratificar sus condiciones excepcionales como artista del espacio escénico, empleando elementos simbólicos (cadenas, la escalera) lo que se completa con una utilería igualmente sugerente.
Gromcín Domínguez  dota a los personajes del vestuario realista o de fantasía y lo hace con apego a las directrices de un montaje teatral fuera de lo ordinario.
La iluminación de Julio Núñez aporta espectacularidad discreta y efectiva que logra estar al nivel superior del resultado final.
Como estos Caminos del Hombre…. por el cual acontecen palomas… Deberían haber más experiencias del teatro como ésta. Otorgan trascendencia al arte local y nos llenan de satisfacción y orgullo.
Ficha Técnica
Título: Por los caminos del hambre acontecen palomas
Dirección y libreto: Radhamés Polanco
Producción general: Teatro La Veladora
Producción: Fausto Rojas
Maquillaje: Warde Brea
Música: Vadir González
Escenografía: José Miura
Vestuario: Gromcín Domínguez
Talentos: Fausto Rojas, Luvil González, Irmgard Karoline Becker.

Por los caminos del hambre acontecen palomas

El teatro abre de siempre caminos infinitos. La basta para ser… unión creativa de los talentos precisos, los adecuados, los necesarios, contar un espacio disponible y hambre de calidad en el público que pueda llegar.
Construir una propuesta teatral cuando es  búsqueda interior, exposición dramática de la condición humana y   denuncia de los déficits sociales, es un desafío que puede recorrer desde el lindero facilista del panfleto, la vaciedad o riqueza creativa  de sus textos  hasta la genialidad bien  plantada en escena.
El resultado de un propósito de este nivel dependerá de un conjunto de factores en los que forman fila la formación académica, la capacidad de dar en interpretación, vestuario, maquillaje y luces,  y hasta  lo impensado.
Por los caminos del hambre acontecen palomas es uno de esos montajes llamados a ser acontecimiento de arte  sostenido sobre una escritura con oficio consumado, reivindicado en una dirección teatral desarrollada con disciplinada conciencia.
Como director, Polanco entrega un resultado en escena que revela disciplina, persistencia y búsqueda, favorecido por el conocimiento que tiene del rendimiento de sus principales talentos, debido a experiencias igualmente exitosas en el pasado, como ocurrió cuando en Junio de 2012, regaló desde la Sala Ravelo, las Confesiones de una máscara,  dejándonos el privilegio de disfrutar otro texto dramático igualmente bien logrado, aderezado en  dos soberbias actuaciones de Luvil González y  Fausto Rojas.
 
Recordamos haber dicho del director: “Radhamés Polanco, una visión firme sobre el peso de un teatro exigente, impone respeto y admiración ante la integridad de un trabajo escénico que justifica plenamente sus cuatro nominaciones a los pasados Premios Casandra”.
De la actriz Luvil González, dijimos entonces: “sorprendente y dominante de los diversos tonos femeninos que le demandaba el texto. Ella nos resultó la otra gran  sorpresa de la  noche. Esta mujer muestra una notable ductilidad para repasar por los exigentes mandatos de un director inclemente, tal cual es Polanco”. (www.josersosa.blogspot.com).
 
Rojas (Lobo)
Como todo monólogo exigentísimo, demanda una entrega  extrema a un actor que se sabe ante la magnitud de esta propuesta.
Rojas se beneficia de una acertada caracterización física ( sobre todo maquillaje y vestuario) que le transforman, otorgándole los años que requiere el personaje y lo que agrega adecuado manejo de la voz y la expresión facial y corporal  que transmite las perspectivas de sus angustias,
Rojas como Lobo desarrolla  un  impresionante quehacer psico-físico, y que le demanda un agotador rendimiento, se anota su gran actuación teatral para este tiempo, comparable solo a su inolvidable papel en Confesiones de una Máscara. El público parece sentir y acompañarle en su cansancio extremo.
Pocas son las ocasiones en los que un director rompe la cuarta pared escénica para adentrar sus personajes en  la platea, pero Polanco se atreve y le resulta apropiado el intento. Rojas, cuando rompe su espacio, ya se ha ganado la actitud de público, logrando una experiencia que abona el camino de la proximidad artista-público.
 
 
Luvil y y Becker
Pese a la brevedad de sus apariciones, Luvil González e Irmgard Karoline Becker, ambas mujeres logran establecer presencia con cada segundo suyo en escena.
Luvil, (La Furufa)  en quien que percibimos una artista  con mucha mayor experiencia, apela, por los mandatos del libreto, a un persona símbolo, cargado de gracia y sarcasmo. Llega más allá del rol de ser un respiradero escénico.
La Becker,  (La bailarina)  es  admirablemente sorprendente con su recital de ritmo y gestos, favorecida por su formación de ballerina/actriz/cantante, se transforma en la gran experiencia alternativa de estas palomas. Lo que logra es una de las entregas plásticas de mayor belleza en el escenario criollo. Indescriptible, eso tiene que ser visto.
 
Extensión reiterativa
Indudablemente bien escrita, la pieza se pasa  de tiempos y se extiende cuando menos unos 20 minutos que podrían editarse, consolidando mejor sus parlamentos.
Algunas de las ideas expuestas se adentran en la reiteración, de haber tenido unas imaginarias tijeras que podaran ripios que cuelgan y cuya amputación redundarían en una experiencia tan rica, pero con menos duración.
OBRA 8 REDUCIDA
Los recursos técnicos
José Miura vuelve a ratificar sus condiciones excepcionales como artista del espacio escénico, empleando elementos simbólicos (cadenas, la escalera) lo que se completa con una utilería igualmente sugerente.
Gromcín Domínguez  dota a los personajes del vestuario realista o de fantasía y lo hace con apego a las directrices de un montaje teatral fuera de lo ordinario.
La iluminación de Julio Núñez aporta espectacularidad discreta y efectiva que logra estar al nivel superior del resultado final.
Como estos Caminos del Hombre…. por el cual acontecen palomas… Debería haber más experiencias del teatro como ésta. Otorgan trascendencia al arte local y nos llenan de satisfacción y orgullo.
 
 
Ficha Técnica
Título: Por los caminos del hambre acontecen palomas
Dirección y libreto: Radhamés Polanco
Producción general: Teatro La Veladora
Producción: Fausto Rojas
Maquillaje: Warde Brea
Música: Vadir González
Escenografía: José Miura
Vestuario: Gromcín Domínguez
Talentos: Fausto Rojas, Luvil González, Irmgard Karoline Becker.