Soledad Alvarez

Después de tanto arder ¿es nueva voz poética de Soledad Álvarez?

Al parecer y al juzgar por su discurso poético en el premiado texto Después de arder, podría ser que alguna mosca feminista o algún mosquito socialista, le han  picado o rondado, en estos días a Soledad Álvarez. Será así?

Quienes han leído ya Después de tanto arder, de Soledad Álvarez, movidos por la curiosidad o el interés literario, han reaccionado sorprendidos por la fuerza de una voz de mujer tan firme frente a los embrutecimientos de la cotidianidad patriarcal, su indudable acento femenino/feminista, su firmeza y/o radicalidad en favor de la paz, contra la guerra y la injusticia social. Es ella quien escribe:

Muchacha enamorada

Después de la cena

de dormir a los niños y dejar cabeceando

al marido en su sillón mullido frente al televisor

la mujer casada lava los platos

y en el agua de jabón

en la espuma del cansancio

la muchacha enamoraba que fue ‘

regreso del olvido al inicio del camino.

(página 10, fragmento)

Las dos grandes noticias para el colectivo poético dominicano en 2022 fueron los galardones de Álvarez, el Premio Nacional de Literatura 2022, anunciado en enero y el más importante premio poético en España, ya citado, con el poemario Después de tanto arder, un texto  desde el punto de vista de la extensión, es corto, apenas 43 páginas de poemas. Pero, por suerte, en materia de poesía, la calidad no la mide la cantidad de palabras y páginas.

Después de tanto arder ya publicado por la editorial Visor de Poesía, que está impresionando a sus lectores locales, quienes se preguntan qué le ha pasado a una escritora que obviamente no pertenece ni a la clase obrera, ni a la casi desaparecida pequeña burguesía, con una línea poética como:

Imágenes de Ucrania

Esa mujer que corre

para escapar del horror de la guerra

con su sino en los brazos

ese niño que no entiende

y llora llamando a su padre

ese padre que intenta bloquear con su cuerpo el tanque

     ruso

ese tanque que llega del más oscuro pasado

salen del televisor al plumón del día

se instala en la conciencia

 y no hay escape.

(página 48):

Quienes se hacen esa pregunta tienen una poderosa razón para formularla: no conocen la trayectoria de Soledad, su compromiso con la escritura, su cuidado extremo en la forma y su compromiso con sus áreas temáticas, cultivadas desde hace bastante tiempo.

La poeta es temáticamente coherente, antes de que su obra lograra el prestigio de los premios literarios, cuando no estaba bajo el foco de la crítica iberoamericana. Es la suya una voz fuerte y firme que reivindica la subvaloración de la mujer:

Campo de batalla

Los días de limpieza la mujer casada

empuña como armas la escoba y el plumero.

Roto el yeso de la sonrisa

la argamasa de la historia convencida

fiera se lanza contra la casa

que ya no es nido sino campo de batalla.

(página 14)

Al conocer cada uno de sus poemas, surgen las interrogantes: ¿Es esta una temática nueva para la poeta?

¿Se trata de un inusual discurso, perfumado de erotismo, de desamor, de interrogantes sobre la existencia, de denuncia social, con una vibrante fuerza de voz en cuello contra la guerra, la injusticia, la desigualdad?

¿Se ha transformado Soledad en repentina feminista? ¿Es desde ahora un sensible al horror de la guerra y la mala onda de la injusticia?

¿Es nuevo el temático en la creación de Soledad Álvarez? ¿Se corresponden sus poemas con su posición social?

La poesía de Soledad Álvarez, no es una nueva voz.  No se trata de un creado discurso de género para ponerse a tono con la moda inclusiva.

La suya ha sido desde siempre, una obra urgida de horas matizadas con la presión de los afanes por sobrevivir, por la instauración del sentimiento de justicia, por el ideal de una vida sin desequilibrios de género, de la proclama del amor desde su esencia más pura, alejado el ideario del mercado, a pesar de que su labor profesional sea corporativa y sus jornadas de trabajo cotidiano, se entreguen a un banco.

José Alcántara Almánzar, en su presentación al libro, sostiene:

«Soledad Álvarez se sumerge en la intimidad de la mujer para extraer sus frustraciones y desencantos, todos aquellos símbolos del olvido y la muerte de las ilusiones. En Después de tanto arder, la autora renueva su pulsión lírica para convocarnos a recorrer los sueños de la novia y la recién casada, el aburrimiento que corroe tras la boda en medio de las rutinas del ordenado gineceo. Son poemas de amor y desamor, exultantes o dolientes, entre boleros emblemáticos, el reencuentro con amantes irreconocibles, vencidos por el tiempo, o la sensualidad que estalla como una llamarada».

Su estructurado textual, su entretejido de expresiones invocadas destila desde hace muchos años la cotidianidad, el inicio del día, las subordinaciones de pareja, la circularidad, las opresivas diferencias de género, lo cual puede verse en este poema publicado en el suplemento  dominical Cultura de El Nacional, dirigido por Freddy Gatón Arce en los años 70’s (hace  cerca 22 años ) un canto a la condición del hombre simple, que marcó una diferencia con la poesía politizada de la época, empalmada de cotidianidad y cierta visión

Si nacieras llamándote Luis Pérez

Si nacieras llamándote Luis Pérez

despertarías a las seis de la mañana

preguntando qué día es y poniendo las noticias radiales.

Bostezarías

embutiendo rápidamente la mañana

(nada de recuerdos sobre la noche anterior)

arrojarías las sábanas

pasarías al baño, al aseo diario

meticuloso

del hombre de negocios que se afeita para evitar

   comentarios.

Nada exótico

huevos y pan en el desayuno

te alejarías dando un beso leve a tu mujer

(ruido permanente zumbando en tus oídos)

ajustarías las gafas para hacerte el distraído

ante el empuje del sol y del humo impaciente del asfalto.

Nada de amantes (siempre estás muy ocupado)

ni de preocupaciones sobre países lejanos.

Te asombrarías del motín en el Altar de la Patria

de protestas y gritos rompiendo la ruta cotidiana

y naturalmente darías la vuelta para evitar

     complicaciones.

Sereno

inalterable

Luis Pérez

te sentirías asombrado de que aún existan hombres

que se emborrachan por una mujer

que se esconden de la policía por una bomba puesta

    la noche anterior.

Te asombrarías del tipo largo que pasa diariamente

por la oficina vendiendo cuartillas llenas de

     palabras incomprensibles.

“Este mundo está perdido” pensarías

cuando de regreso a la casa observas la muchacha

que se tira en brazos de un desconocido

y desaparece en el parque.

Serías así

y entonces no le hablarías a los peces

no te aturdirías bajo la alegría

ni gritarías con voz templada por el nacimiento

     de la espiga

no estaría yo a tu lado para ver la muerte de las olas

y el comienzo de la palabra

para viajar sobre la tristeza al centro de los árboles.

No estaría mi pelo naciendo sobre tu frente

para terminar las lágrimas.

Todo esto te sucedería si decidieras

ahogarte bajo las horas y mezclarte a lo cotidiano

al sudor

la indiferencia

al equilibrio exacto.

Si decidieras meter los sueños en tu bolsillo

y nacer de nuevo para llamarte Luis Pérez”

(2012)

Los temas de género, de denuncia social, de vida cotidiana, de lucha militante, son constantes en Álvarez desde hace años, de quien hay que recordar que perteneció a la Generación de Postguerra (1970), de la cual eran integrantes Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa y Enrique Eusebio.

Es ésta misma Soledad Álvarez la que escribe hace años, su proclama:

Declaración

Juro vivir mi vida
sin treguas
armada hasta la muerte
sin aflicciones ni miserias
con mis culpas y derrotas bien lavaditas
y aireadas   vivir
sin torturadores o con ellos
pero sin pie para la traición
sin santos ni sobornos
sin traidores o con ellos
pero sin pie para la traición
vivir   amor
aunque me rompa el alma
pasajera de desastres
ventrílocua de lo indecible
contrabandista de valijas rotas
de amores y contramores
aunque me toque la muerte
aunque me claven las uñas
vivir con lentitud o con demencia
con la luz o sus negruras
ahora y después
hasta ganar la batalla.

Que no asuste a nadie esa voz de Álvarez, una no es nueva, ni producida para impactar jurados en Europa.

Ella es reincidente y responsable de cada palabra escrita, de cada poema esbozado, sin renegar de su vida, con una creación de tiempos existentes.

Mucho antes de los premios, de las ceremonias de entrega en el país o Madrid, Álvarez fue la misma poeta, escribió en 1994:

Oración a la mujer sola

A Phileas

 

 Señor, la que hiciste a tu imagen está sola

Ha perdido el rumbo y su boca que ha comido de tu cuerpo

tu boca que ha bebido de tu sangre está muda

Tú que la ungiste en el paraíso con palabras nuevas

             como el agua

palabras amadas para espantar la muerte

niegas la lumbre a sus ojos y desgarras sin piedad su corazón

La vida es triste fuera de la muralla de tu pecho

Hay traidores conquistando ciudades, mujeres que lastiman

héroes con los bolsillos llenos de monedas, mentirosos

maniobreros con olor de pulpo muerto

entre la multitud sin otro destino que el destierro

Protégela Señor. Toda la noche ahuyenta a los mercaderes

             de tu templo

apacienta las ovejas del sueño y canta las delicias de tu

             memoria

Toda la noche te espera. Las puertas cerradas, las lámparas

             encendidas como deseo

su vientre como ofrenda

las piernas que la arrastran como ahogada entre mendigos

             y piedras

Protégela Señor. Regrésala a tu reino de flores desnudas

tu reino custodiado por hermosos guerreros desarmados

amplio y azul como mar desde donde zarparon los barcos

             a todos los puertos

sin las tormentas del odio

sin las bestias que se alimentan de los despojos del amor

Dios de humano corazón como vivir sin tu presencia lejana

             como todo lo que está cerca

¿Es que no oyes la súplica de quien escancia el vino y corta

             el pan

y dispone la mesa para recibirte?

¿No oyes el gorgor del agua que perfumo para lavarte los pies

             y besarlos luego

el agua mi agua escapándose para lavarte los adentros?

Alégrense las criaturas porque mi Señor ha vuelto

Bendito el que viene para el amor

porque hace manar jugos y savias de primavera

porque incendia mis venas y resucita lo invisible

Metamorfosis del ser indefenso que recibe tu luz

omnipotencia en mí

imagen de la pasión en mí

Esta noche reclinará su cabeza en mi hombro

mañana caminaremos sobre las aguas. (1994)

Es esta una Soledad acompañada, a la que debemos festejar por darnos por tantos años, tanta y tan bien cuidada poesía, tanta idealidad circundante con sensibilidad en torno a la condición humana.

No es esta una nueva voz de Soledad Álvarez. Es su voz.

La de siempre.

La obsesiva con la terminación de sus poemas.

La necia corrigiéndose y corrigiendo. Es que que siempre ha sido. Nada le ha picado ahora.

Soledad Álvarez, Premio Casa de América, escribe así…

Soledad Álvarez, la primera poeta dominicana en ganar con su poemario Después de tanto arder, el XXII Premio Casa de América de Poesía Americana 2022, tiene una relación con la producción poética que resulta dulce y simple y productiva, sin afán de producir muchos títulos. El primer poeta nacional en obtener ese premio fue José Mármol en 2012, con su poemario Lenguaje del mar.

Al visitarla, se le ve subir las escaleras de su apartamento (generalmente en las tardes), para sentarse en frente a su computadora, descalza, enciende o velas aromáticas o una varita de incienso.

Soledad Álvarez ha saltado (sin quererlo) a los titulares y los espacios en los medios, con motivo del nuevo premio.

La escritora no es el tipo de figura que cuenta con publicistas para incidir en los medios, prefiere la soledad creativa y el trabajo lejos de las luminarias públicas.

No usa las relaciones públicas, porque no es lo suyo y opta más por los espacios íntimos de creación literaria que los debates y eventos públicos sobre literatura o cualquier otro tema.

“Me ocupan tiempo las obligaciones de trabajo cotidiano, las tareas de la casa y los compromisos sociales. Pero cada día dedico tres o cuatro horas a escribir o leer, cuando puedo por las mañanas, más frecuente en las tardes. No sé si llego a tener la “habitación propia” a la que se refirió Virginia Woolf” dijo en entrevista a la revista Reservas, arte y cultura (#2, julio 2022), que está circulando en estos días de octubre 2022, casi coincidiendo con el anuncio del Premio Casa de América.

Su libro Después de tanto Arder, (inédito)había sido seleccionado sobre 573 manuscritos procedentes de 24 países, otorgándole un galardón que le supone cinco mil euros, un pergamino y la publicación de su libro.

Ella viajará a España a recibir el Premio a Casa de Américas, ubicada en el Palacio de Linares, en Plaza Cibeles,  en Madrid.

Álvarez había ganado el Premio Nacional de Literatura 2022, el enero pasado, otorgado por el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio.

Soledad… ¿Qué es poesía?: “No es solo una experiencia estética. Es el más alto modo de expresión verbal. Es una forma de conocimiento. Quienes escribimos, leemos poesía y vivimos para ella, sabemos que es presencia vital, por momentos tan intensa que llega a sentirse presencia física. Lo peor es cuando parece alejarse y entonces nos asomamos al vacío”.

¿Qué es la poesía?

Se le pregunta ¿Qué es la poesía?: “Lo es todo. No es solo una experiencia estética, el más alto modo de expresión verbal, una forma de conocimiento. Quienes escribimos, leemos poesía y vivimos para ella sabemos que es presencia vital, por momentos tan intensa que llega a sentirse presencia física. Lo peor es cuando parece alejarse y entonces nos asomamos al vacío. La poesía es una manera de estar en el mundo, una forma de vida, como decía Saint John Perse, una forma de resistencia” sostiene.

Sobre su obra ensayística, sostiene: “El ensayo, género de ideas, es un paseo gozoso en múltiples direcciones, divagación en la que no importa tanto la meta como el recorrido, experiencia fascinante en tanto sin salir de una misma y sin renunciar a la subjetividad es ir al encuentro con el otro y con el mundo. Disfruto mucho el ensayo. Leer y escribirlo. Me encanta su libertad, su naturaleza bifronte, la asociación de ideas, dejarme llevar de la intuición después de tener sobre la mesa todos los elementos recopilados en la lectura y la investigación.

Casa de América, su sede en Madrid. FOTO SUMINISTRADA.

¿Vive de la poesía?

Su tiempo básico de trabajo, no tiene nada que ver con la poesía. Los poetas nunca viven de su poesía, a menos que sean un Nobel y una firma internacional de incidencia de puertas abiertas con las grandes editoriales del mundo. por lo que su relación con la literatura es a veces agónica o espaciada, pero aprovecha cada segundo para exprimir de su talento, de su inspiración o de aquello insondable e indefinible que produce la expresión poética, y sacar lo mejor de sí. Y escribir. Tal es su quehacer literario.

Sus libros de poesía son: «Vuelo Posible» (1994), «Las estaciones íntimas«, -Premio Nacional de Poesía- (2006) y «Autobiografía en el agua, (2015)). Es una poeta de una obra producida sin prisa, son grandes trazos del tiempo entre un título y otro.   Porque, lamentablemente, no puede dedicarse exclusivamente a la literatura. Los poetas, en naciones como la nuestra, no viven de su poesía.

Sobre el ensayo

Entiende que, en lo fundamental, el papel del ensayo es provocar en el lector el placer de la lectura, el diálogo con el autor y estimular el pensamiento.

“Desde Montaigne a Pedro Henríquez Ureña, desde María Zambrano a Octavio Paz y Piglia el ensayo ha sido conversación a la vez que recreación cercana a la poesía por el componente subjetivo y la relevancia del lenguaje. Con esos autores y otros en el altar, intento con humildad escribir bellamente lo que pienso, pasear gozosamente por el mundo o la literatura de la mano con la palabra” apunta finalmente y solicita ahora terminar, porque hay una página (digital) en blanco que la espera. Invita a terminar la copa de vino iniciada en su degustación.

Soledad Álvarez gana Premio Casa de América 2022 y pide poesía salga al mundo

Madrid. Después de tanto arder, de la autora dominicana Soledad Álvarez, es la obra ganadora del XXII Premio Casa de América de Poesía Americana. Como parte de las bases del premio, que estipulan 5 mil euros como dote y la publicación a cargo de Editorial Visor Libros, lo cual se espera para 2023.

Álvarez sostuvo que el premio obtenido evidencia que la poesía dominicana, al ser ya ganado por dos de sus creadores (ella y José Mármol en 2012) y que el mismo debe ser un llamado a incursionar en los ámbitos de la poesía internacional.

“Este es un galardón que nos honra, que nos compromete como poeta, que lanza un mensaje a todos aquellos que creen que la poesía es una manera de existir, un don que tiene que ser cultivado con lectura, persistencia, paciencia y rigor” afirmó Soledad Álvarez, en declaración que emitió a los medios dominicanos.

El premio le será entregado en persona en Madrid.

“Mi alegría fue inmensa cuando recibí la llamada desde Madrid por parte de los organizadores de un Premio Literario del nivel de prestigio del de Casa de Las Américas” agregó.  Sostuvo que la poesía dominicana debe dejar de ser isleña, de estar enmarcada por limites regionales geográficos y lograr una dimensión universal.

El jurado en su veredicto establece   que se trata de «una poderosa indagación, entre irónica y melancólica, del paso del tiempo, capaz de usar la intimidad como un espacio propio desde el que observar nuestro mundo asolado por guerras y pandemias y de reflexionar sobre el feminismo, la familia o las servidumbres de la pareja».

El jurado calificador ha estado integrado por Enrique Ojeda Vila, director general de Casa de América; Ángela García, ganadora del premio en 2021; Benjamín Prado, escritor y poeta; Javier Serena, director de Cuadernos Hispanoamericanos y Jesús García Sánchez, de la Editorial Visor Libros. Anna María Rodríguez Arias, especialista en literatura de Casa de América, ha actuado como secretaria.

El premio, convocado por Casa de América con la aspiración de estimular la escritura poética en el ámbito americano, está dotado con 5.000€ e incluye la publicación de la obra por la

La poeta ganadora

Soledad Álvarez (Santo Domingo, 1950) es poeta y ensayista. Es graduada en Filología por la Universidad de La Habana. Durante su estadía en Cuba trabajó en el Centro de Investigaciones Literarias (CIL) de Casa de las Américas. A su regreso a Santo Domingo fue subdirectora del suplemento cultural Isla Abierta, del periódico Hoy.

Premio Nacional de Literatura 2022. En 1980 obtuvo el Premio Siboney de Ensayo con el libro La magna patria de Pedro Henríquez Ureña. Como poeta ha publicado los libros Vuelo Posible (1994), Las estaciones íntimas, Premio Nacional de Poesía 2006 y Autobiografía en el agua, Premio Nacional de Poesía 2016.

Como ensayista ha publicado Complicidades. Ensayos y comentarios sobre literatura dominicana (1998), De primera intención. Ensayos y comentarios sobre literatura (2009) y República Dominicana. Paisaje. Cultura (2013). En colaboración, El siglo XX dominicano. Economía, política, pensamiento y literatura (Codetel, 1999) y Cultura y sociedad en la República Dominicana (El Siglo, 2000). Como antóloga ha publicado los libros La ciudad en nosotros (2008) y Santo Domingo. Visiones de la ciudad (2010). En el año 2015 le fue otorgado el Premio Caonabo.

Manuscritos recibidos en esta edición 

En esta edición se han recibido 573 manuscritos de 24 países diferentes: el 22% de ellos de Argentina, el 15% de Colombia y el 9% de México; seguidos de Perú, Chile, Cuba y España, que representan cada uno un volumen del 6%.

La cantidad de los trabajos presentados hace que convivan poemarios de una alta escritura con otros de cierto tono adolescente y epigonal. Se manifiesta también una poesía que año tras año indaga en el lenguaje de este nuevo siglo. Asimismo, por segundo año consecutivo toma una importante fuerza lo femenino, de la posición de la mujer en el mundo de los afectos y de nuestra historia.

Esta convocatoria ha marcado un importante cambio de rumbo en cuanto a la línea estética. Hasta ahora habían coexistido una línea más abstracta y de pensamiento con otra más minoritaria de reflexión sobre las circunstancias históricas y míticas de América.  En esta edición prácticamente desaparecen ambas líneas, dejando paso a una poesía de apariencia sencilla, de contemplación de lo experiencial y la cotidianidad.

El Premio Casa de América de Poesía Americana ha sido otorgado a:

  1. Breve historia de la música. Eduardo Chirinos (Perú).
    2002. La vista. Claudia Masín (Argentina).
    2003. Colección privada. Ramón Cote (Colombia).
    2004. Mordiendo el frío. Edwin Madrid (Ecuador).
    2005. Viernes en Jerusalén. Marco Antonio Campos (México).
    2006. En un abrir y cerrar de ojos. Óscar Hahn (Chile).
    2007. Papeles de Harek Ayun. Omar Lara (Chile).
    2008. Palma real. Jorge Boccanera (Argentina).
    2009. Biblia de pobres. Juan Manuel Roca (Colombia).
    2010. El rumbo de los días. Waldo Leyva (Cuba).
    2011. Explicaciones no pedidas. Piedad Bonnett (Colombia).
    2012. Lenguaje del mar. José Mármol (República Dominicana).
    2013. Cuando toda calla. Hugo Mujica (Argentina).
    2014. Parranda. Rafael Courtoisie (Uruguay).
    2015. Las musas se han ido de copas. Nilton Santiago (Perú).
    2016. Medianoche del mundo. Jorge Galán (El Salvador).
    2017. Lo que hace el tiempo. Yolanda Pantin (Venezuela).
    2018. Los primeros indicios. Franco Bordino (Argentina).
    2019. La aguja en el pajar. Carmen Boullosa (México).
    2020. Los cisnes negros. Rolando Kattan (Honduras).
    2021. Se arrodillan para beber. Ángela García (Colombia).

Cuando una poeta llora, el mundo detiene su ritmo. La entrega del Premio Nacional de Literatura 2022

SANTO DOMINGO. Cuando una poeta llora en público, la vida ordinaria se detiene.

Ante el llanto de una poeta cuanto debería ocurrir es el silencio respetuoso. Y el aplauso.

Tal cual fue ahora. Una voz entrecortada, reteniendo en llanto que afloraba desde la garganta, esa poeta estaba ante a 36 personas que se sobrecogieron.

Todas acudían a la entrega del Premio Nacional de Literatura 2022, pero nadie sospechó que sería una descarga de emociones, todas por la mágica fuerza de la palabra, por las fantasías y realidades engarzadas en la poesía, expresadas en lo que debieron ser solo discursos de protocolo establecido. El acto en total, duró 76 minutos.

La voz de Soledad Álvarez se quebró al leer uno de los poemas más difíciles de lograr, los premonitorios, esos que se adelantan a hechos que no se han producido, que están solo en el futuro y el pensamiento. Soledad, una personalidad literaria que no publica anualmente un libro, ni es figura de frecuente aparición en los medios sociales, fue expresión de poesía asentada sobre belleza de sus textos y compromiso de su actitud.

 

Era esta la segunda vez que se montaba allí, la entrega del PNL luego de la primera en 2021 con la entrega al escritor Manuel Mora Serrano.

Urgencias y agradecimientos 

“Urge una campaña nacional de la lectura. Urge una escuela comprometida con la creatividad y el juicio crítico por la vía de la lectura” dijo la galardonada.

Soledad agradeció a su madre el estímulo a leer desde niña, al escritor e inmigrante español Manuel Valldeperes, exiliado republicano que dirigía junto a María Ugarte el suplemento de El Caribe y a Manuel Rueda, que le transmitió excelencia, disciplina editorial y poética, que, publicaba el inolvidable suplemento cultural Isla Abierta, del periódico Hoy. Recordó agradecida a escritores de los que abrió normas y pautas, incluyendo a Freddy Gatón, Marcio Veloz Maggiolo, René del Risco y tantos otros.

 

El ambiente de la entrega

En la mesa principal, el presidente de Fundación Corripio, don José Luis Corripio Estrada, la ministra de Cultura, Milagros Germán, José Alcántara Almánzar, asesor de F.C. y la escritora Angela Hernández, Premio Nacional de Literatura 2016. El ceremonial se transmitió por plataformas digitales para quienes no podrían asistir debido a las limitaciones del espacio en Fundación Corripio.

José Alcántara Almánzar, asesor de Fundación Corripio, destacó la calidad y consistencia de la obra de la galardonada, para la cual la poesía ha sido instrumento de expresión y elaborada con calidad y cuidado extremos.

La Ministra de Cultura sostuvo: Hoy quiero  recordar  Soledad Álvarez que, en un momento difícil en la historia del país, a mediados de la década del 70, se lanzó a las calles, junto a sus queridísimos hermanos Sonia Silvestre y Víctor Víctor, de la mano  del grupo experimental Nueva Forma, a construir un canto de esperanzas para lo cual escribió “Para llenar la noche sola/ El silente paisaje/ Yo cantaré”. 

Y agrega: “Eso nos prometiste, y con tu inmensa obra se rompió el silencio, nos llenamos de luz y hoy somos un mejor país. En este día, públicamente, el Ministerio de Cultura te agradece. No tengo méritos para hablar de tu literatura, tus aportes como poeta, tus ensayos, tu sentido crítico, tu compromiso estético. Tu militancia en el grupo literario “La Antorcha”, en el movimiento “Joven Poesía Dominicana”, tu columna en el periódico El Nacional, tus trabajos en el suplemento “Isla Abierta” del periódico Hoy, junto al maestro Manuel Rueda”.

En primera fila, discreto y silente, Bernardo Vega, su esposo.   A pocos pasos Manuel Corripio, quien solicitó una mascarilla al personal de la Fundación. Cerca del pódium, Milagros Ortiz Bosch, gestora de cultura y de una trayectoria pública notable. En última fila, Fausto Rosario, director de Acento. En el resto de la sala Manuel Rueda de Fundación Corripio, familiares de la galardonada, directivos de la Fundación Corripio, jurados del Premio Nacional de Literatura y periodistas.

Un poema premonitorio

Soledad Álvarez reverdeció su conciencia social, se escapó de los lineamientos tradicionales para un discurso de este tipo, al leer un poema que escribió, dos días antes de iniciar la invasión rusa a Ucrania, a los refugiados del mundo. Soledad condenó la intervención armada rusa y el inicio de la guerra, la expresión más terrible de la estupidez humana.

El poema, Amor humanidad, cerró sus palabras….

“Se fue mi amor

el amor de mi alma de mis entrañas,

el otro que me habita.

Dejó atrás las sábanas planchadas

el café recién colado por la mañana

las cenas a la luz de las velas.

Abandonó, como Ulises a Calipso en Ogigia

     la isla que inventé para él,

y se fue al mar mi amor

al mar de la historia de siempre

en la balsa de los vencidos de siempre,

apretujado contra cuerpos que acaso barrerán las olas

o que morirán en la barriga del camión boqueando

        un sueño sin documentos,

mi amor que sabe leer las nubes y habla con los ángeles

perseguido por perros de caza enlazado como res

       en la frontera del Río Bravo

cruzan frente a sus ojos los cadáveres de Óscar Martínez,

guatemalteco, y su hijita Valeria de dos años,

cruza el látigo desgarra la espalda de los refugiados     

en campos donde no hay árboles ni crece la hierba

sino tiendas de plástico entre basura y charcos de espanto.

Mi amor entre las mujeres afganas que sueñan sin la burka

entre sirios refugiados de la guerra civil

imagina sus casas abandonadas con parras florecidas

      y fuentes en el jardín,

en Dollo Ado oye el llamado a la oración desde una mezquita

        construida de palos

se desgarra buscando agua entre piedras

con la muchacha somalí que huye de la guerra y del hambre,

llora frente al fuego encendido con la ropa de la familia africana.

Se fue por el mundo mi amor,

no cabe dentro del caracol su amor humanidad

todas las vidas rotas, los viajes sin retorno

el dolor de los refugiados”.

Angela Hernandez presento la semblanza de la nueva Premio Nacional de Literatura, Soledad Alvarez.

La otra emoción 

La semblanza presentada por Angela Hernández, produjo impacto y emociones.

La semblanza de la galardonada, sorprendió a los asistentes por la fina ilación de sus imágenes poéticas y recuento de los juicios sobre la obra de la galardonada. Era poesía pura. Fue la primera emoción intelectual del acto. La segunda, fue el discurso de la escritora premiada.

El discurso de la Premio Nacional de Literatura 2016, fue fiesta de la palabra poética, afirmada en un conocimiento y compartir de anos con la poeta premiada. Una belleza textual tal que ningún sonido se sintió mientras hablaba la mujer que, por equivocaciones de la vida, se graduó   Cum Laude en la UASD en Ingeniería Química, profesión que nunca ha ejercido.

“Su poesía aspira a mucho más que a un buen acabado. Persigue reunir lo vivido y el vivo deseo, el placer del presente, el dorado de la nostalgia, los dominios del amor con sus miradores en el porvenir, síntesis en las carnes de un fruto en sazón” dijo Hernández.

Soledad Álvarez habla de su pasión, la poesía

Soledad Álvarez, poeta, ensayista y editora, una vez pasada la emoción del anuncio del Premio Nacional de Literatura, el pasado martes 26 de enero, ha confesado sus verdades literarias, sus rituales para escribir y sus pareceres sobre su generación literaria.

Aun no se ha definidor la fecha de entrega de su premio debido a que Fundación Corripio espera las mejores condiciones respecto de la pandemia, para que se pueda producir en el Teatro Nacional.

Esta fue la conversación con la escritora:

JRS, ¿Podrías describirnos tu experiencia como parte de tu generación literaria?

Inicié mi actividad literaria a finales de la década del 60. Una adolescente, pero de ojos muy abiertos en el tiempo de las luchas por una sociedad más justa, de los movimientos libertarios y estudiantiles, de las consignas que proclamaban la necesidad de concebir lo imposible. Pertenezco, pues, a la generación trágica de las utopías. Tantos amigos asesinados, tantos perdidos en el voluntarismo y la frustración por el fracaso de la izquierda. Tanto horror. Pero también una generación privilegiada, de mujeres y hombres de corazón limpio, dispuestos a dar hasta la vida por sus ideales. Mi generación conoció la dictadura trujillista, la lucha por la democracia, el terror de los doce años; y después otras ilusiones, la democracia defectuosa, la apertura del país, las llamadas modernización acompañada de una mayor desigualdad y brecha social, el desvarío de las tecnologías… tantas cosas han pasado, tanta historia todavía viva. En mi libro Autobiografía en el agua intenté recrear algunos de los acontecimientos de mi generación que me marcaron, entre otros los asesinatos de Orlando Martínez y Orlando Mazara, la represión, la bohemia, la empecinada esperanza en el amor, la posibilidad de la plenitud, la experiencia de la belleza.

JRS. ¿Qué es para ti la poesía como forma existencial de vivir?

La poesía no es solo una experiencia estética, el más alto modo de expresión verbal. La poesía es una forma de conocimiento. Quienes escribimos, leemos poesía y vivimos para ella sabemos que es presencia vital, por momentos tan intensa que llega a sentirse presencia física. Lo peor es cuando parece alejarse y entonces nos asomamos al vacío. La poesía es una manera de estar en el mundo, una forma de vida, como decía Saint John Perse, una forma de resistencia, dije alguna vez.

JRS ¿A qué hora escribes, ¿cuáles son los rituales para hacerlo?

SA. Mi relación con la literatura es agónica porque lamentablemente no puedo dedicarme exclusivamente a la literatura. Me ocupan tiempo las obligaciones de trabajo, las tareas de la casa y los compromisos sociales. Pero cada día dedico tres o cuatro horas a escribir o leer, cuando puedo por las mañanas, más frecuente en las tardes. El ritual es subir las escaleras del apartamento, sentarme en el escritorio frente a la computadora, quitarme los zapatos, muchas veces prender velas aromáticas, a veces una vara de incienso… No sé si llego a tener la “habitación propia” a la que se refirió Virginia Woolf.

JRS. ¿Por qué no eres una escritora que se ve en grupos de escritores en tertulias, y haciendo vida colectiva?

SA- En diferentes momentos de mi vida he participado con mucha ilusión en proyectos culturales con el propósito de ayudar a crear espacios de pensamiento, de diálogo, de apoyo a difusión de nuestra literatura. Recuerdo las tertulias que hace décadas realizábamos en el Centro Cultural Hispánico José Mármol y yo, la Asociación de Críticos Literarios, la Casa del Escritor, algunos intentos de proyectos editoriales, y más recientemente mi participación, junto a José Rafael Lantigua y Minerva del Risco, en la Comisión Asesora para la Participación de la República Dominicana en la 78 Feria del Libro de Madrid. Además, actualmente formo parte del Comité Organizador de la Semana Internacional de la Poesía. Es decir que, si bien valoro y cultivo el aislamiento y la soledad imprescindibles para el estudio y la creación, no dejo de participar en iniciativas colectivas que con seriedad y buena voluntad trabajen en beneficio de nuestra cultura.

JRS ¿Qué es lo que consideras más fundamental de tus ensayos?

SA. Así como la poesía es para mí pasión ––patior, padecere––, experiencia de alta intensidad emocional, a veces catártica, que culmina en el encuentro con la palabra, con esa “otra voz” que al decir de Octavio Paz es la del hombre que está dormido en el fondo de cada hombre –– revelación de lo sagrado––, el ensayo, género de ideas, es un paseo gozoso en múltiples direcciones, divagación en la que no importa tanto la meta como el recorrido, experiencia fascinante en tanto sin salir de una misma y sin renunciar a la subjetividad es ir al encuentro con el otro y con el mundo. Disfruto mucho el ensayo. Leer y escribirlo. Me encanta su libertad, su naturaleza bifronte, la asociación de ideas, dejarme llevar de la intuición después de tener sobre la mesa todos los elementos recopilados en la lectura y la investigación. A mi juicio lo fundamental en el ensayo es provocar en el lector el placer de la lectura, el diálogo con el autor. Estimular el pensamiento. Desde Montaigne a Pedro Henríquez Ureña, desde María Zambrano a Octavio Paz y Piglia el ensayo ha sido conversación a la vez que re-creación cercana a la poesía por el componente subjetivo y la relevancia del lenguaje. Con esos autores y otros en el altar, intento con humildad escribir bellamente lo que pienso, pasear gozosamente por el mundo o la literatura de la mano con la palabra.

JRS ¿Cuál libro de tu poesía te representa con más detalles?

SA Jaime Sabines se refirió alguna vez al “poeta ajeno de pudor”, aludiendo no solo a la presencia de quien escribe en el texto, y a los condicionamientos que a partir del concepto “autor” rodean la lectura ––de género, época, culturales, entre otros––, sino a lo que hay de exposición de sentimientos y experiencias en el más subjetivo de los géneros: la poesía. Pero ojo: sentimientos expuestos y narrativa no del autor, la persona que escribe el texto, sino del poeta, del escribiente a través de quien habla la lengua. En algún lugar alguna vez leí que no hay más tiempo que el de la enunciación, y que el poema es múltiple y eterno en tanto se crea cada vez en la lectura. Con esta reflexión quiero señalar la complejidad, dentro de la aparente simplicidad, de la pregunta. Soy y no soy lo que escribo, me representa a veces y a veces no, aunque acepto que algunos poemas han sido escritos con sangre.

JRS ¿Por qué nunca se te ha visto involucrada en polémicas o conflictos literarios?

SA. Ciertamente.  No recuerdo ninguna polémica o conflicto literario con nadie. Tampoco en otros espacios de la vida. Pero sí he tenido, como todos los seres humanos, divergencias y desencuentros, y como muchos otros he conocido la envidia y la mala fe. El mundo intelectual es una madeja de egos y de intereses futiles.

JRS ¿Qué se debería hacer para que la literatura sea un bien compartido, disfrutado por todas las generaciones?

SA. Compartir es hacer partícipe, entregar, en este caso un bien: la literatura, el conjunto de las producciones literarias de la nación. La literatura forma parte de la cultura, y como tal su conocimiento y goce es un derecho; pero como dijo Xirau, es una de las formas más altas de conciencia, una forma de conocimiento, por lo que no me parece inocente la indiferencia cuando no la hostilidad de muchos gobiernos hacia su difusión y cuidado. La ignorancia, la incapacidad de pensar y la insensibilidad ante la humanidad y la belleza son redituables al poder. ¿Qué hacer para que la literatura sea un bien compartido? Antes que nada, darla a conocer, enseñar a los jóvenes, desde la escuela, su conocimiento y disfrute, auspiciar y estimular la industria editorial, garantizar que el libro sea un bien al alcance de todos ––tal y como se hace con productos de primera necesidad––, establecer programas y proyecto que faciliten la investigación y la creación tanto dentro como fuera de la academia, crear espacios de publicación, los cuales han desaparecido casi en su totalidad en los últimos años. ¿Cómo puede subsistir una literatura sin editoriales, sin librerías (solo hay una o dos), sin críticos, sin estímulo?

JRS. Agradecemos la cortesía de tus respuestas.

SA, Siempre dispuesta a responder las inquietudes literarias que procuren transformar la literatura en un elemento cercano a las personas, que despierte inquietudes de muchos jóvenes que escriben para si mismos y necesitan de orientación y estimulo.