Lastimero el espectáculo que ofrecen determinados partidos de oposición que han adoptado la línea de bombardear la institución que rige el proceso comicial dominicano y que tiene su cita más importante en las elecciones convocadas para el próximo domingo 19 de mayo: la Junta Central Electoral. Estamos, como país, ante una valiosa coyuntura institucional para validar la voluntad de la gente común que acudirá a votar.
Una pena que partidos oposicionistas, en lugar de examinar sus propias discrepancias y debilidades entre los patrones con millones de firmas que presentaron, – para obtener en las elecciones municipales, una cantidad de voto que debería avergonzarles. Esos partidos están adoptando la ruta de derrotismo adelantado, lo que en primer lugar los coloca como piezas electorales descartables.
Los delegados de todos los partidos firmaron las actas de votación de las pasadas elecciones municipales. No hubo en ellos inconformidad. La oleada de protestas por “abstención inducida” (¿), compra de cédulas y otras actitudes delincuenciales electoralmente, es retomada luego de las votaciones por los directivos de esos partidos, con lo cual intentan desacreditar la JCE y restar legitimidad al acto democrático del voto.
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