Manuel Chapuseaux

Teatro Gayumba marcó escena con interpretaciones densas e inolvidables sobre un teatro simple y llano

Fotos: Mariano Hernández (de la Exposición Gayumba, del Centro Cultural Banreservas)

Teatro Gayumba  fue una realidad que imprimió el sello y la personalidad con que caracterizó la compañía durante más de 40 años: economía de recursos técnicos: escenografías minimalistas, comunicando ambientes adecuados para sus dos personajes.

El nombre de Manuel Chapuseaux se luce en Premios Soberano al recibir la estatuilla al mérito por las artes escénicas y la historia del Teatro Gayumba se expone en la exposición fotográfica en Centro Cultural Banreservas.

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Augusto Feria hará el Trujillo que nunca se ha hecho: («La Fiesta del Chivo»)

Lo sabemos: en teatro, para el crítico, lo más difícil de lograr la critica premonitoria.

 Augusto Feria, uno de los más formidables actores de carácter de la República Dominicana, habrá de tener la oportunidad de evidenciar lo lerdo de muchos directores que no pensaron en él a la hora de seleccionar quien haría apropiadamente a Trujillo en sus películas.

Feria tomará en escena cuerpo como Trujillo como nunca antes se ha logrado, en un rol fijado para los días 21 al 23 y del 27 al 30 de abril en Sala Ravelo, con la producción de Dunia de Wint, con el montaje de La Fiesta del Chivo (adaptación dramatúrgica del escritor español Natalio Grueso sobre novela de Mario Vargas Llosa).

Cartel de la funcion La Fiesta del Chivo.

Haciendo excepción de la trilogía de documentales de René Fortunato ( “Trujillo: El poder del Jefe”, entre 1991 y 1996) porque no necesitaban de interpretación actoral), los roles de Trujillo en el cine se ubican en una escala entre lo insuficiente, lo inadecuado y lo francamente decepcionante La lista inicia incluso con  el que hizo Edward James Olmos, en “En el tiempo de las mariposas” (Mariano Barroso, 2001);  Gerardo Herrero  en “El misterio Galíndez”, y basada en la novela “Galíndez”, de Manuel Vázquez Montalbán, con el español Enrique Almirante  como  Trujillo; Tomás Milián, excelente actor cubano, hizo de Trujillo en La Fiesta del Chivo; 2010 y  Juan Fernández en  “Trópico de sangre”, -una película  de Juan Deláncer que estimamos fue infravalorada-   -que no estuvo mal, pero tampoco estuvo adecuado por las diferencias morfológicas y otros factores interpretativos.

En esas producciones, el casting falló.

Augusto Feria era el hombre y no solo por la identidad corporal y facial, porque el factor fundamental es la capacidad de adaptabilidad, psicológica vocal y la capacidad de aprehensión de la psicología de personaje. Ahora, le ha tocado a Dunia de Wint, compensar el fallo de tantos directores famosos.

Conocemos el Trujillo de Augusto Feria y, lo confesamos:  nada que ver con ninguno de los intentos llevados a pantalla hasta ahora.

Cierto que no hemos visto esta versión, pero sabemos desde hace años, de la capacidad de Feria para este personaje en particular. Este texto es una especie de critica premonitoria.

La experiencia que aportará en la Ravelo en abril, será memorable, sin desmedro alguno del resto de los miembros del elenco que le acompañara, porque son “todas estrellas”.

Con la dirección de Manuel Chapuseaux, lo que se espera es un concierto de actuaciones especialmente para el estudio de actores y aspirantes a actuar: Elvira Taveras, Henssy Pichardo, Miguel Bucarelly, Fausto Rojas, Francis Cruz y Cindy Galán..

Lo que se prevé es que estaremos ante una representación imprescindible de ver.

La obra «La Fiesta del Chivo», (Mario Vargas Llosa), con todo y el rechazo local a muchas de las interpretaciones históricas que hace el Premio Nobel de Literatura, – recordando que no es un texto de historia sino una novela – de lo que se trata al final es de un texto histórico sobre una parte esencial de nuestra historia con tintes de ficción.

Sobre la novela

En «La Fiesta del Chivo» se narran los últimos días del dictador Rafael L. Trujillo en el país.

SINOPSIS: El autor construyó el personaje de Urania Cabral, una exitosa abogada que abandonó el país de forma misteriosa siendo una niña. Tres décadas después, regresa para visitar a su padre moribundo, el señor Agustín «Cerebrito» Cabral, un antiguo alto cargo del régimen que cayó en desgracia. Durante ese viaje se desvela el secreto que la protagonista ha guardado celosamente desde su huida.

Dunia, en su papel de promotora de su proyecto, dice «La Fiesta del Chivo» es una lección de vida, que nos recuerda que el valor y la dignidad son los únicos antídotos contra la barbarie.

Para nosotros, este montaje es un acto de justicia para con un Augusto Feria extraordinario en su capacidad y a pesar de la cual subvalorado por los responsables tener en sus manos el guión o el libreto a montar de La fiesta del chivo.

 

Tu mejor enemiga y otras piezas, en 2022 revelan calidad del teatro de RD

SANTO DOMINGO. La magia e indefinible relación entre actores y público, en esos momentos únicos que proporciona el teatro cuando es fruto de estándares altos en su calidad, ha vuelto a ser posible. El buen teatro habrá de tornar complicado el proceso a la hora de decidir cuál obra teatral y artistas del teatro premiar. Con el montaje de Tu mejor enemiga, en tres meses de 2022, llevamos tres montajes sobresalientes ya. Uno por mes. El público lo merecía. Tras un alejamiento de los escenarios por la pandemia, la excelencia teatral toca a las puertas.

2022, teatro sobresaliente

El interminable, afán de y por la escena criolla, con cada uno de sus oficiales entregados desde hace años a la pasión expresiva de la escena, no cesa de entregar desde las tablas, experiencias de trascendencia. Iniciamos en enero, en la Sala Ravelo, con las funciones de La mujer puerca (del autor argentino Santiago Loza), con la dirección de un sorprendente Vicente Santos y el mejor papel teatral de Judith Rodríguez, seguimos en febrero con Las Cosas Maravillosas (Duncan Macmillan y Jonny Donahoe) en Bar Juan Lockward del teatro Nacional con Xiomara Rodríguez, y que sigue hasta el 13 de marzo) y ahora acudimos Tu mejor enemiga (dramaturgo francés Jean Marbouef) a un dueto interpretativo a cargo de dos maestras, Elvira Taveras y Karina Noble, digno de ser ejemplo de actuación en las escuelas de Teatro .

Karina Noble, actriz del elenco de Tu Mejor Enemiga. FOTO DE LA PRODUCCION.

Las actuaciones

El despliegue interpretativo de Elvira Taveras y Karina Noble, adopta un nivel histriónico con personalidad propia y no comparable a ningún otro trabajo con este concepto. Simplemente, es distinto y no caben las comparaciones de superioridad o inferioridad.

Las actrices se deslizan sobre un libreto inteligente, sarcástico, signado por el humor negro, por los ataques personales estructurados sobre códigos que son humorísticos y de una imaginación pérfidamente envidiable a la hora de insultar con altura a alguien. Cuando concluye la última simbólica escena de Tu mejor enemiga, el premio otorgado al público tras la experiencia vivida, solo queda el agradecimiento por un  teatro realizado con parámetros de altísimo nivel, desde el tratamiento con que se emparejan cine y teatro, al contar la sórdida, risible y dramática relación de cuando trabajaron juntas para “¿Qué pasó con Baby Jane?”, las divas del cine de la época: Bette Davis (E. Taveras) y Joan Crawford (K. Noble) en los años dorados de Hollywood.

La adaptación teatral de esta pieza es de Carlos Espinal, desarrollada cuando el proyecto se iría a presentar en febrero-marzo 2020 y que no fue montada públicamente por el rompimiento de la realidad cotidiana que supuso el Covid, que irrumpió la vida nacional e internacional.

Tu mejor enemiga, en tanto comedia dramática, lo tiene todo para ser un éxito: un texto exquisito y disfrutable producto del expertis de un dramaturgo contemporáneo francés, autor de otros éxitos internacionales, una trama que involucra los egos de dos divas de la etapa cinematográfica de oro de Hollywood, un director de trascendencia y extensa trayectoria y un elenco, dos actrices crema de la crema interpretativa recreando uno de los enfrentamientos de egos más titularizados de estas dos figuras.

No nos agradó la extensión del primer corte cinematográfico, innecesariamente largo para los fines de contextualización gráfica de un tema tan vinculado al cine. Los demás fragmentos de cine de época operan como piezas documentales muy ricas y se sienten como apoyo visual preciso.

El consejo, recomendación u orden es una sola: no se pierdan Tu mejor enemiga. Vuelve el fin de semana próximo a la Sala Ravelo.

El despliegue interpretativo de Elvira Taveras y Karina Noble, adopta un nivel histriónico con personalidad propia y no comparable a ningún otro trabajo con este concepto. Simplemente, es distinto y no caben las comparaciones de superioridad o inferioridad.

Las actuaciones

Las dos actrices se deslizan sobre un libreto inteligente, sarcástico, signado por el humor negro, por los ataques personales estructurados sobre códigos que son humorísticos y de una imaginación pérfidamente envidiable a la hora de insultar con altura a alguien. Cuando concluye la última simbólica escena de Tu mejor enemiga, el premio otorgado al público tras la experiencia vivida, solo queda el agradecimiento por un  teatro realizado con parámetros de altísimo nivel, desde el tratamiento con que se emparejan cine y teatro, al contar la sórdida, risible y dramática relación de cuando trabajaron juntas para “¿Qué pasó con Baby Jane?”, las divas del cine de la época: Bette Davis (E. Taveras) y Joan Crawford (K. Taveras) en los años dorados de Hollywood.

La adaptación teatral de esta pieza es de Carlos Espinal, desarrollada cuando el proyecto se iría a presentar en febrero-marzo 2020 y que no fue montada públicamente por el rompimiento de la realidad cotidiana que supuso el Covid, que irrumpió la vida nacional e internacional.

Tu mejor enemiga, en tanto comedia dramática, lo tiene todo para ser un éxito: un texto exquisito y disfrutable producto del expertis de un dramaturgo contemporáneo francés, autor de otros éxitos internacionales, una trama que involucra los egos de dos divas de la etapa cinematográfica de oro de Hollywood, un director de trascendencia y extensa trayectoria y un elenco, dos actrices crema de la crema interpretativa recreando uno de los enfrentamientos de egos más titularizados de estas dos figuras.

No nos agradó la extensión del primer corte cinematográfico, innecesariamente largo para los fines de contextualización gráfica de un tema tan vinculado al cine.

Los demás fragmentos de cine de época operan como piezas documentales muy ricas y se sienten como apoyo visual preciso.

El consejo, recomendación u orden es una sola: no se pierdan Tu mejor enemiga. Vuelve el fin de semana próximo a la Sala Ravelo.

Hay que deshacer la casa, otra convocatoria del buen teatro

Interesante la ruta que ha tomado la oferta escénica dominicana  de retorno.

Hemos tenido en tablas:

  • Tras A puertas cerradas, de Jean Paul Sartre  por parte de la Compañía Teatral del Teatro Nacional, con la dirección teatral de Carlos Espinal y la musical del maestro Cante Cucurullo.
  • Metamorfosis, con libreto de Mary Zimmerman y basada en las famosas historias de Ovidio y a cargo de la compañía, dirigida por Carlos Martínez para la compañía joven PuntoZeta.
  • César…tenemos que hablar, del español Alberto Miralles, a cargo de Basilio Nova con la dirección de Elvira Taveras, para Teatro Cucara Macara, con motivo de los 45 años de Nova en el escenario.

A esta relación de teatro de esencias nobles,, se agrega ahora Deshacer la casa (Sebastián Junyent)  para conforma una cartelera que se agradece y que vaticina que el quehacer teatral llega sobre las arcadas de la  excelencia.

La oferta actoral la ofrecen dos mujeres (Giamilka Fabián  (Ana) y  Gianni Paulino (Laura), quien además es productora del montaje por Atrévete S.R.L. responsabilidad en la dirección del veterano Manuel Chapuseaux, que equivale a la experiencia de 45 años sobre las tablas.

Es una obra es profundamente actoral, concebida para que sus dos intérpretes luzcan por encima de los demás recursos escénicos.

Resalta la destreza de ambas para  encarnar procesos intensos de una textualidad escrita con cuidado y conocimiento en   dominio de la existencia de dos hermanas de temperamentos tan socialmente disímiles.

La dirección de arte resulta exquisita por el cuidado al detalle de la época que retrata: los años 60s, en los cuales se reproduce con fidelidad vestuario, peinados, accesorios, en uno de los primeros éxitos del montaje.

Hay que deshacer la casa es una pieza basada en las actuaciones, en la capacidad de interpretación, en el drama familiar bien administrado y en el caso del montaje que nos ocupa, las dos se lucen, entregando una gama emotiva que cala el sentimiento.

Gianni Paulino logra la que nos parece la mejor de sus caracterizaciones al reproducir el lenguaje corporal, la expresividad y los valores tradicionales que moldean a su personaje, aderezado de actitudes conservadoras.

A ambas actrices las hemos visto  por separado en otros montajes, pero ahora, juntas,  logran ese rictus de afinidad y química  y nos dejan una experiencia escénica cargada de color emotivo y buenos giros.

Fabián llega a escena y la llena con su actuación, buen manejo de su voz que nos envuelve. Tiene manejo y poder sobre ese instrumento, para dejar que transcurra el texto de drama de Sebastián Junyent, salpicado de un humor efectivo a pesar de que no es la punta de lanza del montaje.

Una escenografía ofrece la sala hogareña con signos de recogida para mudanza, con sus paquetes, cajas nos prepara la entrada de las actrices.

Gianni Paulino, Manuel Chapuseaux, Giamilka Román en  Hay que Deshacer la Casa. Atrévete. srl

 

 

Por buena causa

Las presentaciones de la obra, financiarán el operativo Volver a Sonreír, en favor de los adultos mayores para dotarlos de prótesis dentales. La obra seguirá todos los días de esta semana a las 8 y 30 de la noche. Las entradas las vende Teatro Nacional, la Fundación Atrévete y Uepa Tickets.

Teatro como acto integral de creación: El Tao del Sexo

No siempre ocurre.  No es común que el curso de los hechos en torno al teatro, escapan del esquema  conocido, saltan sobre las propuestas de su mercadeo comercial, siendo más que lo que ofertan y que obvian  el facilismo de tener en su elenco a figuras con prestigio transferido  y se encamina a lograr el milagro de presentar lo que nunca antes se ha visto, se enrumba en violar las normas tradicionales del orden sucesivo de los parlamentos que se producen uno sobre el siguiente contrario a lo establecido en las cátedras de interpretación teatral.

La pieza concluye mañana sus presentaciones en la Sala Ravelo. No es teatralmente saludable, perdérsela.

Suele pasar que, a veces, el teatro abandona sus rutas acostumbradas y hace penetrar su estilete afilado, necesario y doloroso en nuestras cicatrices y nos hace ver la realidad propia, enunciada por dos personajes creados en la imaginación pero que reflejan la trágica cotidianidad de millones de parejas, aun cuando no siempre se encuentra quien levante el drama a una puesta en común.  Es un teatro que, con la excusa del espectáculo, nos hace encontrarnos con el lado no vendible de nosotros mismos.
El Tao del Sexo (Ignacio Apolo y Laura Gutman, Premio Casa de las Américas, 2012) nos  sorprende por su novedad, por su fuerza de lo escenográficamente inédita, por su impronta estética, que rompe esquemas de figuración y que revisa  normas elementales tenidas en la academia como inviolables. Como montaje teatral. El tao del sexo e uno de los cinco mejores en el país, presentados hasta el momento.
Francis Cruz (Eugenio) y Kenia Liranzo (Malena), una pareja teatral que se une por vez primera en escena, evidencian fidelidad al texto de Apolo y Gutman, autores del empeño dramático que se luce en la sala Ravelo, a pesar de tener solo un fin de semana de funciones, que concluye mañana domingo 8 de marzo, no casualmente Día Internacional de la Mujer, porque en su esencia, la trama recorre el mundo invisible y subjetivo de una mujer que se sabe ignorada por los mandatos de un patriarcado que no la enfoca como sujeto de atención  por lo que sobrevienen la soledad y la búsqueda de compensaciones circunstanciales.

Cruz y Liranzo, que se pisan mutuamente en sus diálogos presentados circularmente cada vez con ritmos e  intenciones distintas, siendo los mismos, para convencernos como público del ciclo de laberintos  sin salida, ni luces.  Ambos violan los principios que aprendimos en la Escuela de Teatro y que mandan a nunca “pisar” los diálogos de los otros personajes, pero la forma en que lo hacen, las tonalidades que logran en cada vuelta son distintas, asertivas y ofrecidas como parte de espectáculo signado por su valor y su inteligente.
La dirección
La clave de este éxito radica en la dirección de Manuel Chapuseaux  novedosa, enérgica y matizada por  una actitud de creación que le recuerde los proyectos del inicio, los de antaño, cuando no se era una ficha reconocida de la industria y su nombre tenía una ventaja:  añadía atractivo  comercial a cualquier presentación escénica, sin restar valor a sus montajes comerciales, que al final, son teatro dulcificado, pero teatro.
La calidad de Chapusaux como director, a partir de experiencias como El tao del sexo, reafirma los principios que dieron  origen a una actitud y que afirmaron una carrera marcada por el deseo de transmitir acontecimientos  tomados de la realidad, para hacer valido el propósito del teatro: comunicar historias en el tono mejor del arte de la escena.
La obra
El Tao del Sexo es la segunda obra teatral del dramaturgo Ignacio Apolo y fue  escrita junto a la  psicoterapeuta familiar argentina Laura Gutman. Apolo es  un dramaturgo, escritor y docente argentino, titular de Dramaturgia en la Escuela Magistral de Arte Dramático, profesor en el Diplomado en Dramaturgia de la Universidad de Buenos Aires.
La pieza fue el Premio Internacional de Teatro de Casa de las Américas en 2012 y en 2014 obtuvo del Premio Instituto Nacional de Teatro, de Argentina. Laura Gutman  es  psicóloga, terapeuta  familiar autora de una docena de libros de altas ventas en Estaos unidos y América Latina.