Malpaso

Malpaso y Cabarete, siguen en VIII Premios Platino del Cine Iberoamericano

Tras darse a conocer la llamada lista corta de los  VIII  Premios Platino del Cine y el Audiovisual Iberoamericano, dos producciones dominicanas, siguen en la competencia , hacia la nominación final que se dará a conocer antes del ceremonial de premiación, el domingo  3 de  octubre en el Palacio Municipal de Convenciones IFEMA, de Madrid.

Malpaso (Héctor Manuel Valdez, 2019) es candidata en  siete categorías que incluyen  Mejor Dirección, Héctor Valdez; Mejor Interpretación Masculina, Luis Bryan Mesa;  y Mejor Interpretación Femenina, Marie Michelle Bazile y Cabarete (Iván Bordas, 2019),  en Ópera Prima Ficción y Mejor Dirección de Montaje, Etienne Bousac.

Además de las categorías mencionadas, Malpaso está seleccionada también en  Mejor Música Original, (Pascal Gaigne); Mejor Dirección de Arte, (Adriana Victoria); Mejor Dirección de Fotografía, (Juan Carlos Gómez) ; y Mejor Dirección de Sonido, (Denis Godoy).

Esta lista de los Premios PLATINO es el segundo filtro tras el anuncio de preselecciones, y en ella se seleccionan las producciones que competirán por la nominación.

Los dos directores, Valdez y Bordas agradecieron  el acto de homenaje a las películas dominicanas y sus talentos del listado inicial,  en acto realizado en un restaurante de la capital dominicana a que asistieron los talentos Avril Alcántara, (protagonista de Papi), Adeuri Corniel, (de Cabarete) y personal de producción de ambas cintas.

Valdez  y Bordas comunicaron por medio de sus productores un mensaje agradecimiento. Ambos se encontraban fuera del país en ese momento.

Humberto Castellanos, presidente de Egeda Dominicana y Nelson Jiménez, director ejecutivo, expresaron que era de notable orgullo contar con películas dominicanas en la primera selección para optar por los Premios Platino, a montarse en Madrid el domingo 3 de octubre próximo. La segunda  lista en este tramo semifinal de los Platino incluye 141 películas y series que han sido seleccionadas en la lista de 20 candidaturas por categoría. La cantidad de producciones participantes reitera la fortaleza de la industria audiovisual iberoamericana a pesar del año y medio de pandemia, frente a la que ha demostrado su espíritu de resiliencia sin detener su maquinaria.

Nelson Jimenez, director Egeda RD, Humberto Castellanos, presidente y Hans García, presidente ADOCINE en el homenaje a las películas dominicanas en la primera lista larga, en un restaurante de SD.

Los Premios PLATINO del Cine Iberoamericano, promovidos por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales, (EGEDA)  y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA), con el apoyo de las Academias e Institutos de Cine Iberoamericanos, aúnan los grandes talentos de las industrias de los 23 países iberoamericanos, ensalzando a las producciones y a los creadores más destacados de cada año con veintidós galardones y un Premio PLATINO de Honor.

EGEDA y FIPCA trabajan desde su primera edición en 2014 en la difusión del cine iberoamericano, para que los éxitos que se consiguen en los festivales más prestigiosos se traduzcan también en excelentes resultados en las salas comerciales y que nuestro cine tenga la distribución que se merece.

“Malpaso” mejor producción de 2020. Gana II Premio ADOPRESCI

SANTO DOMINGO. La Asociación Dominicana de Prensa y Crítica Cinematográfica  entregó su premio anual a la película “Malpaso” calificandola  como la mejor producción fílmica dominicana del 2020.

El acto de premiación se realizó en Cinemateca Dominicana, tomando todas las medidas de distanciamiento que impone la pandemia.

El acto de entrega estuvo presidido por Félix Manuel Lora, presidente de Adopresci, Marianna Vargas, directora de la Dirección General de Cine (DGCine) y José Enrique Rodríguez, director de la Cinemateca Dominicana, lugar donde se realizó la entrega del premio, bajo estrictas medidas sanitarias dictadas por el protocolo de la pandemia.

Los galardones fueron para el director de “Malpaso” Héctor Manuel Valdez y sus productores José Ramón Alamá, Vicente Alamá, Michael Carrady, Juan Carlos Gómez y Fior D´Aliza de Valdez, quien los representó. Alama se excusó por estar en rodaje. Pero envió a los críticos un mensaje de agradecimiento.

Esta segunda edición del Premio de la Crítica y Prensa Cinematográfica se edita dentro de un marco extraordinario por la pandemia del COVID 19 que redujo las producciones que llegaron al cine, solo ocho. El patrocinio del II Premio Adopresci estuvo a cargo de DGCINE, Editora Búho y Logomarca.

Adopresci seleccionó Malpaso por cuanto viene a introducirse en ese particular catálogo de exploración fronterizo. Su estética en blanco y negro, como una forma de imprecisar los contornos y realidad de esa misma frontera, casi inexistente entre República Dominicana y Haití, le otorgan un valor artístico predominante como filme que sabe articular un discurso social de carencia y una visual que va en consonancia con la calidad dramática de sus personajes y contexto geográfico al cual trata de aproximarse”.

Héctor Manuel Valdez, director del filme premiado, agradeció a Adopresci por el premio, así como la presencia de la nueva directora de DGCine. Agradeció la actuación de Vicente Santos y los dos jóvenes actores protagonistas Ariel Díaz y Luis Bryan Mesa, así como de los  jóvenes actores Pepe Sierra, Marie Michele Bazie y Ramón Candelario, al pueblo de Jimaní El joven director agradeció también a sus padres, en especial a su madre, Fior D’ Aliza de Valdez, quien le inculcó el amor por el arte, pero sobre todo por la justicia social y el respeto a las distintas culturas.

La nueva directora de la Dirección General de Cine, Marianna Vargas, expresó: “En 2020  se rodaron 30 películas dominicanas, producción que en otros países se frenó totalmente. Y bueno, por eso estamos aquí hoy, para premiar lo mejor del cine dominicano”, apuntó la también abogada.

Las otras opciones

De los ocho largometrajes del 2020, considerados por ADOPRESCI, que se estrenaron comercialmente, cuatro fueron  evaluados:

  • “Mis 500 locos” (Leticia Tonos),
  • “Papi” (Noelia Quintero),
  • “Malpaso” (Héctor Valdez)
  • y el documental “Santo Domingo, primera de América” (José Enrique Pintor). Todas  consideradas con condiciones para el Premio.

ADOPRESCI es una organización de gestión colectiva, que tiene como finalidad agrupar a los profesionales que se dedican de manera sistemática en medios de comunicación, impresos, digitales, radiales, televisivos u otros disponibles, a la crítica, prensa cinematográfica y prensa especializada en cine, para  promover y desarrollar el estudio, análisis y teoría cinematográfica.

Malpaso lleva a revisar la lista de las mejores películas dominicanas

¿Cuál es la mejor película dominicana y cuál el  mejor de nuestros  talentos de la dirección de cine?  Es claro que se trata de un debate en el cual, de entrada, se sabe que no habrá nunca unanimidad. Es cuestión de apreciación y de gustos, que por íntimos y subjetivos son como caballos salvajes liberados en la pradera, pese a lo cual cada uno tiene el derecho a definir sus preferencias, prerrogativa que vamos a desarrollar desde nuestro punto de vista.
Malpaso es una aventura audiovisual poética, social y comporta llamativos logros técnicos y de dirección, que conducen la atención a revisar los listados que intentan definir la mejor película dominicana de todos los tiempos.  Sus recientes logros incluyen la selección como representación dominicana ante los Premios Goya y premio Mejor Película en el Festival Internacional Trinidad y Tobago 2020, no deben llenar a nadie de vanidad vacía, pero sí es claro de que es un factor que obliga a reevaluar los tops de películas y directores.
La irrupción de Malpaso por su fina estructuración visual, sus actuaciones sinceras y la singularidad de su historia mínima que eleva a lo universal, genera una alteración de los listados en procura de esa mejor película dominicana de todos los tiempos.

“Malpaso” (Bou Group/2019), se está convirtiendo en un fenómeno de calidad fílmica: acaba de ganar el premio a Mejor Película en el Trinidad y Tobago Film Festival, como resultado del empeño en su calidad por parte de este joven director que está demostrando que vale por su talento, por su poder de inspiración para poner muy en alto, un tema cargado de onírica belleza, de un mensaje de solidaridad humana y de una administración inteligente de los recursos del cine, haciendo a un lado el prejuicio y los estigmas raciales. Se trata de una crónica poética sobre hermandad y lucha por la supervivencia.
Una historia pequeña que ha transformado su director en un valor universal, realizada en un portentoso blanco y negro (probablemente el mejor manejado en la historia del cine dominicano). Valdez es un director joven que dejó clara su versatilidad y su capacidad de aceptar el riesgo del próximo proyecto
¿Cuál es la mejor película dominicana ahora?

  • Pasaje de Ida (Agliberto Meléndez) por abrir el camino del cine auténticamente nuestro y realizado con disciplina profesional, que costó hipotecar la casa del director al Banco de Reservas.

  • Cocote, (Nelson Carlo de los Santos), elegida como tal por ADOPRESCI/febrero 2020.
  • Carpinteros, odisea carcelaria realizada con criterio (José María Cabral)
  • Miriam Miente. (Natalia Cabral/Oriol Estrada)

  • La Gunguna (Ernesto Alemany), de quien esperamos otros títulos de esta calidad.
  • El hombre que cuida, cine que evidencia la calidad no la condicionan los grandes presupuestos (Alejandro Andújar)

&

  • Flor de Azúcar, poema visual de Fernando Báez Mella.
  • Dólares de Arena o Jean Gentil (Laura Guzmán & Israel Cárdenas)

  • Veneno, la primera caída. El relámpago de Jack (Tabaré Blanchard), compleja proeza fílmica
  • Reinbou (David Maler) por su reconstrucción seria y emocional de un pasado patriótico reciente en la historia y su entrelazamiento de sentimientos y las nuevas imágenes que nos proyectó la Naslha Bogaert.

Los mejores directores jóvenes
Con Malpaso, seleccionada la pasada semana por la Dirección General de Cine para representar el país en los Premios Goya 2020, inscribe con fortaleza a su director, al selecto grupo de directores jóvenes que están impulsando una marca fílmica dominicana, en la filmografía iberoamericana e internacional, en una relación que aclaramos es expositiva, sin que el orden en que se presenta no define calidad o trascendencia que debe tener de cada uno de quienes integran esta relación:

  • José María Cabral, (Carpinteros,2018 y El Proyeccionista e Isla de Plástico (2019). Portentoso y creativo, Cabral es uno de los sinónimos del mejor cine que hacemos.
  • Nelson Carlo de los Santos (Cocote 2128), considerada por la Asociación Dominicana de Prensa y Crítica Cinematográfica como la mejor película dominicana de la historia. ADOPRESCI prepara ahora la publicación de las diez mejores películas del cine dominicano.  Es un fenómeno de cabeza propia, que justo ahora trabaja en su próximo proyecto, de características tan distintas como sorprendentes. Cocote es un pasaporte a las miradas del cine mundial.
  • Laura Guzmán & Israel Cárdenas (Jean Gentil (2010), Dólares de arena (2014) y Sambá (2017);
  • Natalia Cabral/Oriol Estrada, Miriam miente. 2018)

  • Pedro Urrutia, fue la gran sorpresa de los jóvenes cuando presento un estrepitante triller Código Paz, (2014) en que vimos a una inusual y efectiva Nashla bogaert, y Carta Blanca, lista ya por estrenarse.
  • Bladimir Abud (La lucha de Ana, inolvidable protagónico insuperado por Cheddy García, 2012) y A orilla del Mar, 2017) y La otra Penélope (sobre novela de Andrés L. Mateo) Es un director discreto que no agita
  • Francisco Valdez. Director singularmente diferenciado con su De pez en cuando (2014), muestra de cine de autor, no apreciada por el público y aplaudida por la crítica.
  • Jean Luis Guerra. Cortometraje A Tiro Limpio (2013), colgado en YouTube con 462 mil visitas, ahora en proceso de postproducción para largometraje, encaminado a ser un hito cinematográfico por las características que implica.
  • Leticia Tonos (La hija natural (2011), Cristo Rey (2013) y Mis 500 Locos (2019), es la directora de cine más destacada individualmente considerada.
  • Tabaré Blanchard (La montaña 2012, (documental), junto  a Iván Herrera y  la que es hasta ahora su obra fílmica cumbre, Veneno, la primera caída (2018). Blanchard es una de las piezas mejor afirmadas en su talento, proveniente del ámbito de los video clips, dejó claro con no era solo un excelente documentalista.
  • Ernesto Alemany. La gunguna (2015) Un capítulo aparte del cine dominicano. Una historia redonda, múltiple, mágica e indefinible basada en el cuento Montásde Miguel Yarull, este trabajo apuntó a la interrogante: ¿por qué no apelar con mayor frecuencia a la literatura dominicana de calidad y aliento extendido, para generar un sistema propio de historias que nos den personalidad propia ante el mundo?   Actuaciones y recursos de cine empleados a fondo. Nada que haya hecho luego, se compara con esta formidable entrega que nos hizo preguntar: ¿Por qué no había hecho cine antes?
  • Raúl Camilo (Lo que siento por ti, 2018. El joven productor de televisión y espectáculos sorprendió al mundo de cine criollo con un drama emotivo sobre inclusividad, con notables actuaciones y un estilo que, si bien es de fórmula, logro impregnarle un estilo
  • Alan Nadal Piantini: ha dirigido y terminado Kintsugi y Motel (2019), no estrenadas, luego de habernos entregado Una noche de circo (2013) y Una breve historia de amor, intento de establecer un estilo retro y desafiante. A Alan Nadal se hace falta sentar en la opinión pública, un golpe fílmico consistente, para lo cual tiene el talento y las condiciones, sobre todo ahora que ha desarrollado sus estudios La casita de producciones.
  • David Maler. De su obra vista hasta ahora, el proyecto más cuidado y en el que se sintió con mayor intensidad la entrega y pasión personal por el cine, fue Reinbou (2017/Cacique Films), el mismo año que  hizo Todas las mujeres son iguales (2017), La Boya (2019) y No es lo que parece (2020). Maller es tan bueno delante como detrás de  cámara.
  • Ronny Castillo. ¿Quién manda? (2013)  que abrió la etapa de las comedias bien logradas de amplio impacto popular  y que luego entregará, Cuentas por Cobrar (2017)
  • Frank Perozo.  No es tan joven como actor, pero su incursión como tal es de apenas hace tres años con Colao (2017), Qué León (2018) y Los Leones (2019), haciendo con Caribbean Cinemas, comedias de gran incidencia popular por su calidad y su mercadeo incisivo y bien dirigido. Caribbean se ha ganado el liderazgo como productora, distribuidora y gestora del cine criollo.

Directores de otra generación
La consistencia fílmica de hoy para el cine dominicano no llega de casualidad porque es resultado de un proceso iniciado antes con directores que apostaron a la calidad y la trascendencia de las historias, por encima del criterio de la venta de boletas del momento (lo que en modo alguno es indigno, o impropio, dada la esencia de industria comercial del cine):

  • Agliberto Meléndez. Un director fundacional. (Pasaje de ida, 1988), la película que representa la entrada del país al cine de calidad, para el caso con el drama social. Lástima que su más reciente trabajo, Del color de la noche (2015), no contará ni con los recursos de producción necesarios y al tener un guión que excluye personajes determinantes de la historia de José Francisco Pena Gómez
  • Ángel Muniz. Personaje crucial del cine que abrió las puertas y que sigue dando frutos hoy en día como director y productor. Inicio el cine de calidad con vocación popular y comercial y que estrenó el marketing bien logrado para una cinta dominicana (Nueva Yol, 1995). Sus más recientes producciones (Ladrones a Domicilio (2016), A Dios que me Perdone (2018), esta última con casi un millón de visitas en YouTube, estableciendo récord. Es un director poco accesible a los medios, los reconocimientos y premios de arte, pero ello no impide reconocer una actitud de solidaridad para con sus compañeros que es escasa en un medio en el cual cada uno solo piensa y actúa en función de cada uno.
  • Juan Basanta.  Responsable del proyecto Biodegradable (productor de La gunguna (2017). De sobrado talento, Basanta es un director soberbio que debe apostar todo a su próximo proyecto para no cometer errores elementales del pasado, cuando teniendo buen concepto, erró en cuestiones de mercadeo.
  • José Enrique Pintor. Prolífico y creativo a partir de una estupenda formación cinematografía, Pinky es versátil y ha producido piezas que son precursoras desde Sanky Panky, (2007) hasta Santo Domingo (documental 2019), -documental que estableció precedente de superproducción. Su filmografía es extensa e incuestionable.
  • René Fortunato. Principal documentalista de la historia reciente dominicana. Su trilogía sobre la dictadura de Trujillo y los que exponen los gobiernos de Balaguer y Bosch, constituyen un patrimonio. En ficción, hace una incursión notable (y que a nuestro modo de ver no ha sido valorada aún como se debe) en 2017, con Patricia Regreso del sueño. Fortunato es responsable de precedencias en difusión del cine nacional: fue el primero que logró que los cines proyectáran en video  con el documental La Trinchera del Honor, para lo cual tuvo que vencer muchas resistencias.
  • Fernando Báez Mella: El Rey de Najayo, (2002) que inaugura el apoyo a la Ley Nacional del Cine, y su obra cumbre, Flor de Azúcar (2017), un poema visual que junto al documental Lago Enriquillo, formidable pieza de base medioambiental.
  • Félix Germán. Desde La maldición del Padre Cardona, (2005), primer intento de gran proyecto como comedia, producida por Manuel Corripio (2005) y que fue la primera y única participación de Zoé Saldaña en el cine nacional, hasta la impecable La Isla Rota – uno de los proyectos más representativos de la identidad nacional y de recreación histórica, (2019), tiene el país a uno de sus más sólidos directores veteranos. La isla rota es una formidable pieza con categoría de calidad internacional.

¿Selección para cada gusto?
Reflexionar sobre películas dominicanas y gustos, no es sencillo. Entre  los directores es seguro que cada cual  considerara que su película es la mejor; entre críticos, los gustos es imposible compilarlos en un bloque de opinión uniforme, porque habrá tantas selecciones distintas como críticos existes.
Lo que se persigue es fomentar el intercambio de ideas, enriquecernos entre todos con versiones y concepciones.
Esta selección se escribió varias veces, porque siempre se quedaba alguna, y no será justo.
El valor que tiene plantearla es que nos coloca en postura de pensar en e buen cine  dominicano.
 

Malpaso, persistencia de la fe en el cine

Malpaso (Héctor Manuel Valdez) ratifica la fe  cierta en  la ruta ascendente de una  calidad cinematográfica  de alta estética, una impecable terminación técnica, sustentada en un guion inteligente. Es una de esas películas, no importa del país que procedan, que se puede ver más de una vez.
El drama humano de raíces sociales realizado es muestra de la valentía e impronta de un joven director que desde antes estaba ubicado ya entre los mejor preparados  y con mayor visión a la hora de seleccionar que hacer.
 
Malpaso representa ese presente bienvenido  de  alta calidad del cine nacional, ejecutado ahora cuando es más necesaria la persistencia de la fe en la marca del cine nacional, con nuestras identidades, nuestros acentos y el reto se que sean entendible y asimilables por  el mundo cinematográfico global.

El concepto
Partiendo de un guion realizado a diez manos, circula sobre sí mismo, ubicado en una zona del país respecto de la cual hemos estado de espaldas, renueva las esperanzas de un auténtico cine nacional que traza una marca y evita los pasillos del facilismo fílmico. Se debe dar crédito a los creadores de la trama: Héctor Valdez, David Maler, José R. Alamá, Ángel de la Cruz y José Pastor.
Báez ejerció  esa particular libertad de los artistas para seleccionar un tema propicio para la condena y el prejuicio, la relación dominico-haitiana, en tanto  una realidad social tentadora.
No es la primera vez que la frontera, ni será la última, que esta locación es tomada para un filme dominicano. Ya antes tuvimos a  Flor de Azúcar, (2017, Fernando Báez) y La Isla rota – (2019, Félix Germán), ambas caracterizadas por tanto por la belleza formal como por los conceptos sobre los que se desarrollan.

Las actuaciones
Héctor Manuel capta  la realidad  alucinante del mercado binacional en toda su crudeza y dinámica comercial,  a sus vendedores de ambos países, a la red de delincuencia y corrupción de las gangas de menor escala, en medio de la cual ubica unos personajes centrales, los hermanos protagónicos, representados Ariel Díaz; Luis Bryan Mesa,( Cándido y Braulio), actores iniciantes y sin formación académica, pese a lo cual son lo mejor interpretativamente hablando, de Malpaso, un éxito histriónico cuya razón de ser ha de estar en la asesoría actoral.
Ellos, desde sus roles, nos  exponer la soledad familiar, el desarraigo social y la lucha por una supervivencia obligada
Vicente Santos, inmenso y ya un referente actoral, asume un rol casi silente pero dramático y efectivo.
Pepe Sierra, ducho en papeles de este tipo (nos recordó el policía corrupto que hace en Cocote (Nelson Carlo de los Santos) pero con una renovación de sus dotes interpretativas.
El personal actoral de reparto aporta un valor de conjunto, en especial el de nacionalidad haitiana.

Lo técnico
La precisa impecabilidad del blanco y negro, responsabilidad de Juan Carlos Gómez, era la mejor decisión técnica para  describir la desolación del paisaje y la abrumadora realidad social de ese mercado de naciones.

Ficha Técnica
Director – Héctor Valdez
Guión – Héctor Valdez, David Maler, José R. Alamá, Ángel de la Cruz y José Pastor
Director de Fotografía – Juan Carlos Gómez
Productor – José R. Alamá
Productores Ejecutivos – Héctor Valdez, José R. Alamá, Vicente Alamá, Juan Carlos Gómez, Fior D’Aliza de Valdez
Casa Productora: Bou Group
Compositor – Pascal Gaigne
Edición – Rocío Gattinoni, Gilberto Amado
Elenco:  Ariel Díaz; Luis Bryan Mesa, Vicente Santos, Pepe Sierra, Wigberto Deschamps, Marie Michele Bazile Peter Jean Baptiste y Ramón Candelario –
Sinopsis:
Cándido y Braulio son huérfanos creciendo en las afueras del mercado fronterizo de Malpaso, Jimaní  justo en la frontera de República Dominicana y Haití. La vida de ambos torna un giro inesperado luego de la muerte de su abuelo.