Guillermo Cordero

Juana la Loca, ¿Locura o Conspiración?, lo mejor del teatro en 2023

Para entender el contexto de este montaje es extenso, hay que referir a la Reina de Castilla, Juana I, llamada Juana la Loca, nacida en Toledo en 1479 – Tordesillas, Valladolid, 1555), tercera hija de los Reyes Católicos, casada – sin ser consultada- con el archiduque austriaco Felipe el Hermoso en 1496.

Ese mismo año en que fue jurada como heredera por las Cortes de Castilla (1502) empezó a manifestársele una enfermedad mental, determinada según algunos por la infidelidad de su marido, hacia quien sentía un amor apasionado.

El recorrido, desde la perspectiva del talento nacional (escritural, y actoral), abarca  la obra teatral de  Manuel Rueda, Retablo de la pasión y Muerte de Juana la Loca,  pasando por la  adaptación de Richardson Diaz, la visión  de Guillermo Cordero al concebir y desarrollar el proyecto que requirió la participación de  los más de cien talentos en sus diversas áreas, un empleo de la tecnología como se ha visto pocas veces, y revelación  que ha supuesto la actuación de Mary Gaby Aguilera (como Juana Joven), y la ratificación del resto de los talentos del resto del elenco, y al cual nos referiremos más adelante.

 

 

Al salir de la representación de Juana la loca ¿Locura o conspiración?, el público lo hace en disfrute cierto de haber acudido a un espectáculo que deja parlamentos, las volteretas de la trama sobre la atormentada vida de Juana I de Castilla, efectos visuales, recursos técnicos manejados con criterio y a fondo, pero, sobre todo, por imágenes visualmente inolvidables, plásticamente adscritas a la belleza al equilibrio lumínico y de los cuadros clásicos del renacimiento.

Visualmente, el montaje concebido por Cordero se inscribe en la galería de los espectáculos más hermosos y exuberantes de entre los presentados en este escenario en 50 años de funciones.

Todo parte de la adaptación, manteniendo el marco isabelino español de época, de la obra de Manuel Rueda, por parte de Richardson Díaz, que, con este, acaba de dar el paso más importante de su carrera hasta el momento.

Joven y talentoso, este chico merecería el reconocimiento pleno por su trabajo, junto con la visión de Guillermo Cordero. Juana la loca, ¿locura o conspiración? echa con fuerza mano a la música coral, a la recitación armónica colectiva, a la proyección de cine (empleada puntual y simbólicamente y con un acierto extraordinario), a las actuaciones, sobre todo en sus soliloquios, al ensamble que sorprendió por su perfección y armonía.

Notable la participación del coro de los Caballeros Guardiamarinas de la Armada Dominicana, quienes dejan en escenario la impronta artística que los ha adiestrado, en adición a su vocación militar.

(Ensamble es agrupación, conjunto, ensamble, banda o grupo musical se refiere a dos o más personas que, a través de la voz o de instrumentos musicales, interpretan obras musicales pertenecientes a diferentes géneros y estilos).

Un aspecto imponente de la obra es la dirección de su movimiento escénico de grandes masas actorales de época, con cuyas acciones el espectador logra esa sensación de que los artistas han trabajado por meses para lograr el impacto que marque el alma durante un par de noches.

La visión compositiva de los talentos en función de la época es la mas vivida que hayamos visto hasta el presente en una representación en el país en los últimos años. Parecen en determinados momentos, cuadros de la pintura de renacentista, en movimiento.

Carlota Carretero y Ernesto Báez entregan una lección de buen teatro. Foto de David Soto

Actuaciones

La base del teatro es la actuación y esta pieza lo evidencia al entregar interpretaciones sentidas, tocantes e inolvidables.

Carlota Carretero, que tiene a su cargo mayor tiempo en parlamentos, sustrae al público con el manejo de su hermosa voz y la agilidad de su movimiento escénico. Hace vivir al público cada palabra.

Elvira Taveras ratifica su calidad como maestra del teatro dominicano, por la limpieza en la ejecución de sus textos, ahora favorecida – como para el resto del elenco por la facilidad técnica de la microfonía individualizada logrando una conexión con el drama que cuenta.

Ernesto Báez logra un Rey Fernando apoyado tanto en su imponente presencia como en su vestuario, voz e intuitiva actitud del rol de realeza.

Hony Estrella evidencia consistencia y dramatismo en su papel de Beatriz de Bravante. Foto David Soto

Hony Estrella tiene espacios de actuación que la catalogan como una actriz de experiencia y que logra uno de los mejores papeles que le hayamos visto. Logra con fidelidad la desesperación existencial dramática a su cargo.

 

Pepe Sierra, transformadísimo, asume su personaje de Cardenal Cisneros, movimientos corporales marcados por el paso del tiempo y adoptando el tono de voz adecuado, ratifica su liderazgo como interprete joven del presente tiempo. Un joven maestro de la actuación que aporta una caracterización que queda en la memoria, apoyada por Miguel Lendor y José Roberto Diaz, excelentes en sus papeles de soporte.

José Guillermo Cortines (Felipe el Hermoso), aporta audacia y sensualidad bien lograda mediante un desnudo, realizado con profesionalidad y que sorprende al público (sobre todo femenino).

La revelación actoral del montaje es de Mary Gaby Aguilera (Juana Joven) quien llega a escenario sin una trayectoria, sin una relación de buenas criticas en los medios. La joven es inteligente, incisiva y brillante.

Richardson Diaz se acerca en sucesivas expresiones interpretativas a esa comicidad inteligente que le encanta. Una sorpresa fue la perfección casi matemática de los textos pronunciados en colectivo y las canciones.

Mary Gaby Aguilera y Elvira Taveras (Juana Joven y Reina Isabel, respectivamente) Foto David Soto.

Impecabilidad técnica

Resalta la limpieza del sonido, tanto de la banda sonora, de la música como de la reproducción auditiva. Se vive cada sonido. El vestuario y peluquería agregan un valor a la espectacularidad de la representación.

El diseño de luces acentúa al extremo los diversos giros, generando sombras que utiliza dramáticamente en favor de la narración escénica. A la obra le aportan verosimilitud y solemnidad el vestuario y los accesorios de utilería.

La escenografía es uno de sus éxitos, al lograr un conjunto de rápida introducción vertical y horizontal, con elementos planos, simples y minimalista, con excelente terminación reproduciendo con expresividad la época reinal castellana.

Los efectos especiales, tan contados como precisos, y sobre todo el uso de la bruma (neblina) y en especial los momentos en que se introducen o salen personajes por los sistemas de elevadores, se suman entre los elementos que hacen del montaje, una experiencia artística memorable.

La pieza es lo mejor que en teatro dominicano ha producido en anos. No hay otra forma de decirlo. Puede usted tener la imagen que quiera de Guillermo Cordero, pero lo innegable es que se trata de un cuadro profesional que sabe lo que tiene entre manos, que lo sabe gerenciar y que tiene la forma de encaminar sus talentos a buen puerto.

Ojalá pueda volver a montarse Juana la Loca ¿Locura o conspiración?

Ojalá

se le ocurra a la Radio Televisión Dominicana plantear la grabación y edición de este trabajo para que pueda ser disfrutado por mucha más gente.

Ficha técnica

Juana la loca: ¿Locura o Conspiración?

Producción: Teatro Nacional

Patrocinio: Sociedad Industrial Dominicana, Central Romana Corporations Ltd., Popular, Alcaldía Santo Domingo, Banreservas, Listín Diario; Copatrocinio:  Propagás, Rowe, Banco Central, CEPM, Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, Indotel, Plaza Lama (La supertienda), Excel, Autoridad Portuaria Dominicana, Edesur, Tienda El Canal y Claro.

Dirección general y artística: Guillermo Cordero

Adaptación dramatúrgica: Richardson Diaz

Producción ejecutiva: Camilo Landestoy

Dirección coral y musical: Nadia Nicola

Composición musical y orquestación: Junior Basurto Lomba

Dirección de estilo: Pablo Pérez

diseño lumínico: Lillyana Diaz, Ernesto López, Roberto de León y Darwing Tatis.

Dirección de sonido y microfonía: Manolito Soribas

Escenografía y realización escenográfica: Carlitos Ortega

Utilería: José Enrique Villar

Diseño y confección de vestuarios: Jorge David (todas telas de la Tienda El Canal)

Confección vestuario Ensamble:  Magdalena Gutiérrez.

Zapateria: So Danca

Maquillaje y peluquería: Gabriel Jorge

Programa de mano: Vera Peralta

Elevadores: Robótica Advertising

Efectos especiales: Phantom Fuegos Artificiales

Asesoría en mobiliario y estilo: Arquitecta Patricia Reid Baquero

Produccion audiovisual: Aidita Selman

Coordinación de Calzados y tocados: Juan Tavárez

Elenco: Carlota Carretero (Juana Adulta),Mary Gaby Aguilera (Juana Joven), Elvira Taveras (Reina Isabel), Ernesto Báez (Felipe Hermoso), Hony Estrella, (Beatriz de Bravante), Pepe Sierra (Cardenal Cisneros), Richardson Diaz (Sacerdote), Miguel Lendor y José Roberto Diaz (sacerdotes), Pablo Pérez (Marques de Denia), Madeline Abreu (Aixa), Miriam Bello (Fátima), Agustín Rousseau (Carlos V), Johanna Gonzalez, Karla Hatton y Lucy Caamaño (Damas de Juana), Yuyú Ramírez, Carmen Espinosa y Aida Veitía (Damas de la Reina), Laila Taveras (Princesa Leonor), Josué  Ureña  (Príncipe Fernando), Monserrat de León( Catalina de niña) , Miranda de León (Catalina Adolescente), Enrique Valdez (Escribiente) y Pedro Oviedo ( Médico de la Reina Isabel).

El último instante, teatro exquisito y señal de un gran retorno

¿Se merecerá el país, el teatro exquisito  que ha vivido en los años recientes?  Frente a la barahúnda de desgracias y carencias, hay un área humana, afortunadamente artística,  que recompensa esta nación con la bondad de trayectorias y valores por la  calidad y condiciones  de excelencia del teatro que estamos viviendo.
Cuando no hemos salido del estremecimiento de Juicio a una Perra, con una Helena de Troya, revivida por la Elvira Taveras, sube a un escenario simbólico impecable y oloroso de un estilo fresco y nuevo en escenografía,  Noemi, la loca, borracha, drogadicta y destemplada mujer, para que el teatro vuelva a hacer de las suyas, haciéndonos  vivir la carga intensa de El Último Instante.
En la interpretación del texto dramático de Franklin Domínguez, Carretero  logra una de las transformaciones más radicales y significativas que hemos visto en los últimos años. Una fiesta del teatro criollo de vocación internacional.
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La actuación
La artista, bajo la novedad de una dirección de Guillermo Cordero, logra ese aliento mágico que comportan la sorpresa, el entrenamiento y la genialidad interpretativa. Lo que logra representar no es un personaje dramático más. Lo que logra es un giro que reafirma la fuerza de  su carrera y que nadie, en su sano juicio teatral, debía perderse, en la Sala Ravelo este fin de semana y el siguiente.
El flujo interpretativo de esta mujer, su capacidad corporal de transmisión de contenidos, en tono y los giros dela voz, la expresión tan significativamente lograda (y que hace notable distancia de la belleza física de la artista) hacen de esta actuación una referencia a ser vista, disfrutada y reinvindicada como un hito del arte nacional de la escena.
Elementos técnicos embriagan. La escenografía de Yeimy Díaz, para nosotros un nombre nuevo que impregna frescura y  creatividad precisa, trabajando sobre el concepto de Cordero) y el diseño de luces, que  produce en personajes que se sienten y actúan a partir de la imaginación del público y la impronta del creativo Bienvenido Miranda, La Carlota Carretero, exigente en la aceptación de papeles, no tuvo duda en aceptar el reto de la transformación. La estética visual resultante es un gesto  para la historia del teatro hecho en el lar nativo.

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El concepto
El libreto del maestro Franklin Domínguez rompe del marco temporal en que se produjo, el asfixiante clima de opresión del trujillismo, para producir – a nuestro juicio-  una de las más importantes piezas feministas más representativas de la dramaturgia nacional, texto que además supera su circunstancialidad porque resultó  premonitorio de la dolorosa segunda intervención norteamericana de 1965. El autor apuntó hacia una sociedad que no discriminara con prejuicios y tabúes a las mujeres. Premonición y la capacidad del concepto, danzando al mismo tiempo.
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El gran retorno
Guillermo Cordero logra un retorno de gloria con El Último Instante, un regreso al calor del afán creativo, con un emotivo aplauso extendido y sincero, de un público, incluyendo decenas de artistas, directores y productores teatrales. Las funciones al público inician hoy viernes.
Cuando la pieza finaliza con uno de los finales más sorprendentes que hemos visto, y llega el protocolo de la presentación del director, las palabras de agradecimiento se quiebran al indicar que han pasado siete años sin sentir ese aplauso del público.
Para rematar, Franklin Domínguez, invitado especial en tanto autor de la pieza, también sube. Besos emotivos de verdad, aplausos, llanto contenido de artistas y espectadores.
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