Elvira Taveras

Augusto Feria hará el Trujillo que nunca se ha hecho: («La Fiesta del Chivo»)

Lo sabemos: en teatro, para el crítico, lo más difícil de lograr la critica premonitoria.

 Augusto Feria, uno de los más formidables actores de carácter de la República Dominicana, habrá de tener la oportunidad de evidenciar lo lerdo de muchos directores que no pensaron en él a la hora de seleccionar quien haría apropiadamente a Trujillo en sus películas.

Feria tomará en escena cuerpo como Trujillo como nunca antes se ha logrado, en un rol fijado para los días 21 al 23 y del 27 al 30 de abril en Sala Ravelo, con la producción de Dunia de Wint, con el montaje de La Fiesta del Chivo (adaptación dramatúrgica del escritor español Natalio Grueso sobre novela de Mario Vargas Llosa).

Cartel de la funcion La Fiesta del Chivo.

Haciendo excepción de la trilogía de documentales de René Fortunato ( “Trujillo: El poder del Jefe”, entre 1991 y 1996) porque no necesitaban de interpretación actoral), los roles de Trujillo en el cine se ubican en una escala entre lo insuficiente, lo inadecuado y lo francamente decepcionante La lista inicia incluso con  el que hizo Edward James Olmos, en “En el tiempo de las mariposas” (Mariano Barroso, 2001);  Gerardo Herrero  en “El misterio Galíndez”, y basada en la novela “Galíndez”, de Manuel Vázquez Montalbán, con el español Enrique Almirante  como  Trujillo; Tomás Milián, excelente actor cubano, hizo de Trujillo en La Fiesta del Chivo; 2010 y  Juan Fernández en  “Trópico de sangre”, -una película  de Juan Deláncer que estimamos fue infravalorada-   -que no estuvo mal, pero tampoco estuvo adecuado por las diferencias morfológicas y otros factores interpretativos.

En esas producciones, el casting falló.

Augusto Feria era el hombre y no solo por la identidad corporal y facial, porque el factor fundamental es la capacidad de adaptabilidad, psicológica vocal y la capacidad de aprehensión de la psicología de personaje. Ahora, le ha tocado a Dunia de Wint, compensar el fallo de tantos directores famosos.

Conocemos el Trujillo de Augusto Feria y, lo confesamos:  nada que ver con ninguno de los intentos llevados a pantalla hasta ahora.

Cierto que no hemos visto esta versión, pero sabemos desde hace años, de la capacidad de Feria para este personaje en particular. Este texto es una especie de critica premonitoria.

La experiencia que aportará en la Ravelo en abril, será memorable, sin desmedro alguno del resto de los miembros del elenco que le acompañara, porque son “todas estrellas”.

Con la dirección de Manuel Chapuseaux, lo que se espera es un concierto de actuaciones especialmente para el estudio de actores y aspirantes a actuar: Elvira Taveras, Henssy Pichardo, Miguel Bucarelly, Fausto Rojas, Francis Cruz y Cindy Galán..

Lo que se prevé es que estaremos ante una representación imprescindible de ver.

La obra «La Fiesta del Chivo», (Mario Vargas Llosa), con todo y el rechazo local a muchas de las interpretaciones históricas que hace el Premio Nobel de Literatura, – recordando que no es un texto de historia sino una novela – de lo que se trata al final es de un texto histórico sobre una parte esencial de nuestra historia con tintes de ficción.

Sobre la novela

En «La Fiesta del Chivo» se narran los últimos días del dictador Rafael L. Trujillo en el país.

SINOPSIS: El autor construyó el personaje de Urania Cabral, una exitosa abogada que abandonó el país de forma misteriosa siendo una niña. Tres décadas después, regresa para visitar a su padre moribundo, el señor Agustín «Cerebrito» Cabral, un antiguo alto cargo del régimen que cayó en desgracia. Durante ese viaje se desvela el secreto que la protagonista ha guardado celosamente desde su huida.

Dunia, en su papel de promotora de su proyecto, dice «La Fiesta del Chivo» es una lección de vida, que nos recuerda que el valor y la dignidad son los únicos antídotos contra la barbarie.

Para nosotros, este montaje es un acto de justicia para con un Augusto Feria extraordinario en su capacidad y a pesar de la cual subvalorado por los responsables tener en sus manos el guión o el libreto a montar de La fiesta del chivo.

 

Arte, la fuerza y creatividad de un teatro que sorprende

Arte, como montaje teatral, estrenada anoche y que estará en cartelera en Sala Ravelo estos dos fines de semana, tiene lo necesario para consagrar el sentido de su experiencia: tres brillantes talentos masculinos, un libreto escrito desde el un tema que nos resulta novedosa y creativa forma de salirse de la corriente general (referida sobre todo a las siempre recurrentes relaciones hombre&mujer) para platear, por medio de la excusa de la percepción, utilidad y valor del arte plástico, el complejo universo de las primarias relaciones de amistad entre hombres.

El desafío de Arte, como teatro, era corresponder al prestigio que le precedía y que se proyectaba como una de las piezas más representadas en escenarios de Europa, Estados Unidos y América Latina, producto de la creación de una dramaturga francesa, estrenada en Paris en 1994 y que ahora se estrena en Sala Ravelo para el público dominicano.
La relación que logran los tres actores, Richard Douglas (Sergio), Francis Cruz (Iván) y Henssy Pichardo (Manuel) es sencillamente perfecta, y lograr transmitir en sus diversos procesos, la intensidad, la contradicción de criterios, el lenguaje contrapuesto con obvias densidades del teatro del absurdo, concretando con Arte, uno de los acontecimientos teatrales del recién iniciado año 2018.
La dirección de Elvira Taveras logra llevar a escena un montaje divertido e intenso, del cual derivan las lealtades y debilidades del temperamento humano cuando este se pone a prueba.
Notable la escenografía de Miguel Ramírez, sobria y basada en el criterio de que menos, es más, economía de masas escénicas movidas a vista de público cuando es necesario por los mismos actores, y un resaltante criterio estético, proyectando un sentido de moderno confort parisino o de clase alta ilustrada.
El recurso técnico de luces (responsabilidad de Bienvenido Miranda), se incorpora como un instrumento de comunicación, como pocas veces, creando espacios ya colectivos o ya íntimos (personaje y publico).

La dramaturgia
Yasmina Reza  escritoraactriz, autora de ocho novelas y  como dramaturga de diez montajes  que le acreditaron tanto como para recibir en el 2000 el Gran premio del Teatro de la Academia francesa, logra con Arte demostrar la agudeza de una narradora literaria al entregar un  concepto fino elaborado, a partir de un hecho tan simple como la vigencia del derecho personal a adquirir una pieza de arte.
Estamos ante una expresión muy original de una dramaturgia que hilvana un sentido oportuno del humor, que aporta puntillazos que producen la risa, pero logra más que la carcajada, porque da el punto exacto armonía y complementaridad actoral y la provocación reflexiva que logra que cada asistente pueda medir su resistencia ante las debilidades o aciertos de sus amistades más cercanas.
Arte es una obra para ser disfrutada como teatro y analizada como experiencia de vida.
Ficha Técnica
Titulo Arte
Autora Yasmina Reza
Directora Elvira Taveras
Producción Dunia Wint
Co/producción Hutía Producciones (F. Cruz)
Luces Bienvenido Miranda
Escenografía Miguel Ramírez
Mobiliario Artes San Ramon
Sinopsis
Ambientada en París, a finales de la década de 1980, Serge, un apasionado del arte moderno, adquiere por una cifra astronómica un extraño cuadro del maestro Antrios, consistente en una mera tela blanca.
Sus amigos Yvan y Marc intentan hacerle comprender que sobre la tela no hay nada, pero Serge se obstina en percibir una obra maestra del arte abstracto, con líneas que cambian (las tramas de la tela). La discusión sobre el significado del arte pondrá en peligro la propia amistad entre los tres, que terminan dibujando sobre la tela. Finalmente la vuelven a limpiar, que quedará expuesta con orgullo en casa de Serge
 

Juicio a una zorra equivocada : Helena de Troya

Vuelve el Teatro, de nuevo y con fuerza sorprendente,  a ejecutar su obligado  viaje de emociones, acontecimientos, ficciones y existencias.
Retorna ese teatro auténtico y difícil de manipular, esta vez a la Sala Ravelo  que sigue siendo digno escenario, amigable, cómplice e intimista, a iniciativa de un Juancito Rodríguez que supo de este montaje comercialmente cargado de riesgos y premiado por sus características estéticas y de mensaje.

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Imagen cortesía del  director y actor Luis Dantes Castillo.


Viene de nuevo ese teatro, ahora con las riendas tomadas por un joven director  (que es una realidad y no promesa de nada ni de nadie), a transitar  por la misma senda de quereres y esperanzas, del talento en sus variadas formas de expresión para ser vía y marco de vidas imaginadas o perdidas, encontradas o reconstruidas con nuevas maneras de ver lo que siempre fue tenido como versión oficial e irrefutable.
Vuelve el Teatro, con Elvira, la única al punto de que su apellido resulta accesorio,  a subvertir versiones y creencias, tomado de la mano de quienes abrazaron este quehacer escénico,  en una actitud de vida que convoca personajes reales, mitológicos, imaginados y, simplemente inexistentes, en toda dimensión.
Juicio a una Zorra, monólogo del director, actor, productos y libretista español Miguel del Arco, tiene sobre sus signos, el germen de la subversión contra las versiones tradicionalmente conocidas y que ubican a esta mujer en perspectiva de mujer de muchas camas, de entrega fácil a los placeres de la carne y  proclive a la traición de su patria. Es uno de esos montajes a los que nadie, en condiciones de hacerlo, debería obviar este encuentro de arte de primer nivel sobre un entablado que desafía con la convocatoria. La crítica al montaje en Madrid, debe ser leída.
Del Arco  produce ficción sobre ficción, con teclado de una óptica marcadamente femenina, la historia de estos hechos de la mitología  desde perspectiva de esta mujer, que para ser mejor disfrutada requiere de conocer el universo fascinante de personajes  del pasado heleno/romano. Parte de la tragedia escrita por Eurípides, Helena de Troya, montaje original pendiente en los escenarios dominicanos.
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Representación de época de la imaginada Helena de Troya. DR/Wikipedia.


La oportunidad de ver Juicio a una Zorra, permite una incursión en el universo de personajes, desde Menelao, hermano de Agamenón, embajador griego llegado a Troya para reclamar la entrega de la mujer más bella a la vista de ojos humanos; el amante y poderoso Paris (el único hombre que realmente amo la griega tenida por troyana), Tindáreo  quien eligió como marido de Helena; Antenor, anciano consejero troyano, sustentador de reflexiones verdaderas y Partenio de Nicea, testigo de los sufrimientos de amor por los que pasaron los que aspiraban al amor de Helena.
El de estos personajes La pieza se disfrutará mucho más si se tiene manejo de sus personajes: Helena, quien  hizo estallar pasiones: Menelao mató a Deífobo y a punto estuvo también de matar a Helena, pero quedó deslumbrado y enamorado de nuevo por su hermosura y la perdonó. Algunos autores antiguos cuentan que fue la propia Helena la que mató a Deífobo y que Menelao perdonó a Helena cuando vio sus pechos desnudos. Helena y Menelao fueron padres de Nicóstrato, para referir solo a partes de ellos.
El concepto
El libreto  con un  parlamento subvertidor, de esos no llamados a fascinar a todos ni a tenerse como monedita de oro, refiere a Helena, (ésa, la de Troya)  cuyo nombre que en griego  quiere decir «luz que brilla en la oscuridad»; y que para los troyanos esa sinónimo de ser “antorcha”,  a pesar de que su recuerdo pasa a la historia  más vinculado a los  epítetos “zorra”, traidora, infiel, seductora y otras lindezas del estilo.
Los valores y perspectivas gerencia Miguel del Arco, exponen la inutilidad de la guerra, la doble moral de los poderosos, la miseria que radica en sus ejecutorias motivadas o por el poder, o por la ambición o por el sexo. Buenas las contabilidades de la intención humana que se nos ha vendido tanto por medio de la culpabilización de la mujer como culpable de las muertes y desastres que ella no ha provocado. Es ése es el valor textual de montaje.
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Magnífica instantánea de Luis Dantes Castllo que captura en plenitud el desborde de expresión escénica de Elvira Taveras.


La actuación
Elvira Taveras es una marca teatral en sí misma y su vocación por hacer personajes femeninos de altos registros, contradictores de los patrones tradicionales, ha sido más que una trayectoria de coherencia estética.
Ha sido tanta y tanta la mentira vertida sobre las mujeres, que para ella ha sido misión aportar una visión que desmitifique criterios  y eleve dignidades y percepciones.
En este montaje, nos seduce por su  colorida paleta de requiebros vocales, el matiz que alcanza en sus giros del drama a la expresión cómica, fina en su sarcasmo.
Su  polifonía es rica forma de ubicar la imaginación del público ante esa nueva desafiante versión de la Helena, logrando establecer un vínculo muy firme con su público, a pesar de lo rompedor de rituales y esquemas en que se resuelve.
Esta mujer toma lugar en el mundo de la mujer retratada teatralmente, hace de su cuerpo un instrumento de efectiva comunicación, físicamente se adueña Recorre aquel entablado, con firme actitud.
director, elvira y juancito

Richardson Díaz, director, Elvira Taveras, actriz y Juancito Rodriguez, productor.


La técnica
El vestuario,( Gromcin Domínguez)  rico en  verosimilitud, acento de época, elegancia  y la efectiva  simpleza ;el diseño de las luces (Roberto de León) que destacan la protagonista de la historia al momento de sus ires y venires; el universo de sonidos (del director), el aporte de los tocados y el valor de utilería simbólica (no acreditados en el programa) ; el diseño sobrio y elegante del espacio escénico por parte de Fidel López, el maquillaje de (Francis de la Cruz); los efectos especiales (Ernesto Báez).
Juicio a una Zorra a pieza imperdible. No se atreva a vacilar.
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