El teatro…!oh…el teatro! que vuelve a establecer sus puentes vivos matizados de sentimientos en una amplia paleta que va desde la risa irrefrenable y generada a partir de la vitalidad histriónica del elenco seleccionado, hasta el dolor que generan la infelicidad con todos sus garfios crispados, incluyendo el drama miserioso , y casi sin salidas, de las adicciones y la esfera de falsías de la infidelidad cuando o con quien menos se espera.
El hijo de puta del sombrerero, más que el sórdido resonar de las “malas palabras” como atractivo comercial, es una pieza sobre sentimientos dramáticos extremos, cuidadosamente escrita y admirablemente presentada en un ritmo histriónico ejemplar por cinco talentos de la escena criolla, en el marco de los cuales sobresale la emergencia de un talento a ser tomada en cuenta, la de Pepe Sierra.
El montaje de El hijo de puta del sombrerero, original del dramaturgo neoyorkino Stephen Adly Guirgis, ganador en 2015 del Premio Pullitzer en teatro con la pieza «Between Riverside and Crazy», es un acontecimiento que hay que festejar.
El texto de la pieza no fue pensado por su autor como el gran montaje que ha sido y que ha triunfado en diversos paises
Primero por la acertada selección del texto dramático de humor negro y la labor de producción (responsabilidad de Raúl Méndez y Lino Hernández), de ordinario poco reconocida.
Segundo por la cuidada dirección (sobre todo en lo referente al ritmo y tiempo teatrales (Manuel Chapuseaux) que cuenta con una experiencia en el arte de proporcionar al nivel profesional mas alto que ha sido posible.
Tercero, el triunfo escenográfico (Miguel Ramírez), al lograr tres ambientes interiores de apartamentos de Washington Heights, sobre un gran mural de grafittis callejeros y definidos a partir de rápidos movimientos de las masas escénicas.
Su diseño lumínico que ha corrido por cargo de Bienvenido Miranda, ofrece el sustento tan fundamental para actuaciones, entradas y salidas.
Las actuaciones
Y cuarto, el factor más trascendente: las cinco actuaciones, enfiladas en una coordinación que logra una vida expresiva que genera risa, admiración y silencios dramáticos a partir de la gama de sentimientos que desfilan de modo incesante, sin pausa alguna.
El conjunto ha sido armónico. Han evitado la sobreactuación tan incidente cuando se trata de procesos parlamentarios tan intensos y en ascenso.
Irving Alberti vuelve a evidenciar una versatilidad digna del escenario teatral latinoamericano. Grácil, agudo, sensitivo y auténtico, este talento nos fascina con sus giros en escena y le va bien la responsabilidad en la vertiente del humor negro que destila a lo largo del montaje.
Naslha Bogaert, (Verónica), es la actriz con un proceso que ha ido perfeccionándola cada vez más, pone toda la sensualidad y belleza y armonía de sus proporciones físicas, para trascender en la capacidad histriónica. Se le vive con intensidad para el espectador que se sabe ante una artista irrenunciable a sus faenas.
El Sierra
El caso de actuación sobresaliente es que nos representa José (Pepe) Sierra, (Johnny,), actor que nos sorprendió por el nivel que alcanzó al ser revelado en Pueto pa mí, drama barrial en que hizo de Cacheo, bajo la dirección de Iván Herrera en 2015.
Pepe Sierra es un diamante en desarrollo del escenario dominicano, dueño de una capacidad para el desarrollo del ritmo parlamentario, con acertadísimos movimientos escénicos, estampa muy propia bajo las candilejas. Reactivo y vivo al instante, es un regalo al espectador. Sabe provocar la risa y permanecer en el momentum dramático, tiene un registro vocal limpio y a tono.
Sierra es responsable del punto interpretativo más alto del montaje y hay que ponerle atención y darle seguimiento. Tiene potencial para llegar a niveles insospechados de la interpretación tanto en cine como en teatro.
La actuación ha sido su pasión. Estudió teatro en la Escuela Nacional de Arte Escénico y hasta hace unos años era un desconocido de las grandes masas. Proyectos artísticos e menos incidencia y escala nos había ocultado este valor histriónico. Su papel en este montaje, es el punto más intenso que le hayamos visto, dramática con esa tonalidad de agridulce humor negrísimo. Hay que celebrar, con auténtica alegría, el descubrimiento.
Ficha Técnica
Título: El hijo de puta del sombrerero
Autor: Stephen Adly Guirgis
Producción: Raúl Méndez y Lino Hernández
Dirección: Manuel Chapuseaux
Diseño de sonido: Bienvenido Miranda
Escenografía: Miguel Ramírez
Talentos: Naslha Bogaert (Verónica); Pepe Sierra (Johnny); Kenny Grullón (Ralfh); Hony Estrella (Victoria) e Irving Alberti (Julio).