Como interpretar la baja en la asistencia del publico a la Feria del Libro?

Está asistiendo mucho menos público a la 21 Feria Internacional del Libro, respecto de las oleadas masivas de gente que asistía al evento en otros años. El criterio para montar esta edición es distinto a las anteriores   por un programa en que no hay figuras literarias extraordinarias a partir de ser hecha con una reducción de su presupuesto, que el Ministro de Cultura, Pedro Verges proclama como un ahorro y en su discurso inaugural. ¿El hecho de que ahora asistan menos personas a la Feria, debe ser visto como un éxito o como un fracaso?”. Ya se sabe…. “Todo depende.  Hay quienes consideren un fallo enorme el descenso en el número de visitantes, buena parte de los cuales que iba al campus ferial a presenciar atractivos espectáculos populares, a dejarse ver y a piropear de formas poco agradables a las mujeres que se cruzaran a su paso. El público que asiste en las mañanas, que es el que menos libros compra,  no ha variado su cantidad debido a que se trata de estudiantes de escuelas y colegios de la capital y provincias que acompañados de sus profesores, tienen el recorrido por la Feria como parte de sus actividades extra/curriculares. Mucho de loque adquieren se compra con los cinco millones de pesos que se están distribuyendo por la via de los Bono-Cultura. Por las tarde asiste menos gente, pero  la que acude lo hace atraída por un programa cargado de atractivos literarios: puestas en circulación (como la del libro de poesía  Compadre Mon, de Manuel del Cabral, que presento el Banco de Reservas), o los recitales de poesía y las intervenciones de autores nacionales y guatemaltecos en los diversos espacios y pabellones del evento. A partir de las seis de la tarde y siete de la noche, aumenta el publico adulto que acude a conferencias y talleres y a comprar libros, no en la misma proporción de otras épocas, lo que si debe llamar la atención de los organizadores, porque pierde entonces el atractivo para los libreros y editoras participantes.  Es, al parecer, un periodo de ajustes de una carga cultural que hay que acomodarla en el camino.
Ciertamente, el modelo auspiciado por la gestión de Jose Rafael Lantigua, el de una feria de amplias ofertas de expresión cultural y artística, incluyendo una cartelera de presentaciones musicales a cargo de orquestas, solistas y humoristas, ha tocado su fin y se integra como parte importante de la historia que fue perfil en una etapa determinada.
La línea de Lantigua, sin dudas el gestor literario mas importante de la Feria al ampliar sus posibilidades programáticas fue seguida, sobre todo en el plano de la música autoral, por la gestión de Jose Antonio Rodríguez. Lantigua  hizo  la Feria del Libro  mucho más multitudinaria y colorida del Caribe, mientras que Jose Antonio Rodríguez le imprimió un matiz en el cual  cruzaban sus expresiones los libros, los autores y  muy marcadamente el arte  musical autoral. Cada uno, con sus esquemas. Cada uno con su librito.
El fenómeno de la concurrencia de público es multicausal y tiene efectos en varios niveles, por lo que será siempre subjetivo calificar de éxito o fracaso al presente o al pasado esquema. Todos los modos y criterios de organización de la Feria del Libro, forman parte de un proceso que debe ser analizado no al calor del momento sino a lo largo de su trayecto histórico.

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