Ceremonia Sagrada, teatro escrito y dirigido por Haffe Serulle es expresión de una escuela de teatro poético de la voz y el cuerpo. Una pena que el programa de mano. de no más que una hoja de dos caras estuviese sin un solo patrocinador. Un teatro de altísima creatividad que demanda esfuerzo físico y de caracterización en grado extremo.
Como director y dramaturgo y sin patrocinios, ha creado una escuela teatral de una alta poética y enorme fuerza actoral y vocal, ha lanzado con una oleada de nuevas figuras interpretativas y todo sin la bendición de quienes le rechazan por cuestiones de clase o concepciones estéticas.
Es una pena que no se le haya reconocido como escritor inspirado en figuras poética se notables densidades y giros literarios de gran nobleza. Imaginación y valores
Como creador literario, ha generado, a lo largo de su producción, mundos y personajes inéditos, unidos por un eje: el afán por un mundo de mejores valores y la denuncia del oprobio y la miseria de todo tipo.
Como director de teatro, su aporte principal es ese teatro de la acrobacia, la interpretación desdoblada de la voz y la caracterización de sus personajes (sobre todo vestuario y maquillaje) con tonos impresionistas y de expresión límite, a partir de elementos de bajo costo.
Sus intérpretes , figuras novísimas y desconocidas en los medios, son estudiantes y graduados de la Escuela Nacional de Arte Escénico, apartados de corrillos mediáticos facilistas y de las luminarias de la prensa del espectáculo, pero cuando el cronista se detiene a ver lo que ofrecen, lo mínimo es respetar y reconocer la conjunción de talento, sentido teatral y creatividad. Se encuentra entonces con una poesía en una dramaturgia que golpea la conciencia tranquila. Teatro que remueve e inquieta.
En Ceremonia Sagrada, un monumento escénico contra la esclavitud y los oscurantismos, frente a un idealismo que procura una vida humana digna, lo que se ofrece es un teatro de altísima creatividad que demanda esfuerzo físico y de caracteriza con en grado extremo.
Como producción impresionista de notables tentáculos que integran al público desde la entrada misma a la sala, Ceremonia Sagrada, no deje indiferente a nadie.
Haffe tiene, como artista, esa característica: gustar hasta el paroxismo o se le rechaza de plano.
La galería de sus personajes (Madre Benefactora, El Verdugo, El Arzobispo, El Funcionario, El Empresario, El Juez, El Prestamista, El Desarrapado, El arlequín y La Marioneta) son símbolos vivos, fichas de un complejo ajedrez social.
La poesía teatral
Como muestra de la estructuración poética de su dramaturgia, veamos algunos de los textos:
El Desarrapado: Seré león, serpiente, piedra y palabra que juegan con las olas.
El Arlequín: Recuperaré la risa que a fuerza de golpes me han robado.
La Marioneta: Y yo buscaré los hilos que le dieron sentido a mis movimientos.
El Desarrapado: Hay un rayo en el aire que quemará tus manos y un cuchillo invisible cortará la energía que alimenta tu fuerza.
Mujer de la Cruz 1: No te duermas y comprenderás. No le des descanso a la lengua. No dejes de moverla. En algún momento la luz llegará limpia a ella. Entonces, tú hablarás y tus palabras surcarán los mares como las gaviotas.
Romper el aislamiento
Haffe se ha acostumbrado a hacer un teatro contra-corriente y operar en base a los esfuerzos y capacidades propias. No depende de nada ni de nadie. No tiene patrocinadores o mecenas que apoyen la producción de que se trate y aparezcan, en agradeciendo o intercambio, en el programa de mano y los contenidos difundidos en los medios o las redes.
Una pena que el programa no más que una hoja de dos caras sin un solo patrocinador, distinto a lo que se logra con otro tipo de montajes, vendidos adecuada y legítimamente por su producción. El teatro es un trabajo profesional, artístico, pero un trabajo y como tal debe ser compensado y pagado adecuadamente. Vender y cobrar por un trabajo, es un derecho, no una traición idealista a valores que merecen una revisión.
Una pena que su dramaturgia no haya llamado la atención de la industria del cine, que podría adaptarla a novedosos guiones para la gran pantalla, aprovechando el colorido y los tonos visuales tan distintivos de sus caracterizaciones, la interpretación corporal y vocal de su consistencia textual.
Está Serulle en un momento de su producción, en la que el llamado a romper el aislamiento, se hace urgencia, para lograr mayor apoyo en sus producciones.