Ángela Hernández: la alquimia de un ser alado (I)

«Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio». Federico García Lorca

Racso Morejón | racsopmorejon@gmail.com/ Critico de literatura LA INFORMACION 

Hay un alma colmada de ansiedades, creativas, expresivas, insaciables.

Alma de mujer.

Una libertad plena que se manifiesta entre versos, cincelando la piedra temática que constituyen sus poemas.

La poesía vasta, no le basta al ser alado, conmovedor y sensible que la habita. Les estoy hablando de Ángela Hernández Núñez, (Jarabacoa, 6 de mayo de 1954). Graduada – con honores -de Ingeniería Química. Poeta, narradora, fotógrafa y pintora, Premio Nacional de Literatura, 2016 y tres puntos suspensivos.

Debo ser franco en absoluto, y de inmediato. Me fascina la composición de aquellos elementos que conforman los enlaces intelectuales de Ángela Hernández Núñez. La materia, la energía y sus transformaciones son, en el bregar con que -por muchos años- forjó Ángela su vocación creadora, el alimento primordial que sustentó sus inquietudes estéticas; luego que un extenso y sinuoso devenir profesional, personal e intelectivo la fusionara con las artes. Diría que es de esas artífices que encuentran en el universo interdisciplinar la potencial confianza para cristalizar la conexión humana y en particular el entrelace con ella misma.

Paseantes mi alma y la tuya

Todos los seres

Siguen nuestros rastros

Una relación (reacción) inequívoca que surten los procedimientos de su formación de profesional, observación, experimentación y trascendencia; procesos que la vida le facilita también para involucrar al individuo con aquellos elementos que le sean asequibles para configurar los intercambios de estados con su contexto. Extraer de la probeta sus inquietudes literarias, fue acaso su más reluciente modo de experimentar.

Nada más parecido a la poesía -metafóricamente escribiendo- que la alquimia; sí, aquella práctica proto científica con tintes filosóficos que combinaba elementos o disciplinas del saber humano hasta entonces, reconózcase la medicina, la astrología, la metalurgia, la física, el lenguaje, la química, el misticismo y hasta el espiritismo; todos de sublimes expresiones humanas.

Alquimista

El amor no detiene

La muerte del cuerpo

No detiene la muerte del amor

Pero de él, nada se pierde

Todo lo transforma a su favor

¿Acaso los poetas, en la construcción de sus textos, no son poseedores de estas relaciones legendarias que validan la búsqueda de la piedra filosofal, la transmutación de las almas y la percepción de la vida? ¿Qué es sino la poesía?

La de Ángela Hernández Núñez es una voz poética que conecta con la emoción del lector, cuando leemos sus poemas experimentamos una reacción inmediata dentro de nosotros mismos, pero también podemos dilucidar cómo podría ser el universo interior del otro.

El velo se descorre y es como experimentar un desprendimiento y una impregnación energética simultáneos. (Ella lo reconocería como procesos exotérmicos y endotérmicos). La inducción está en que la autora recurre a un lenguaje espontáneo y limítrofe con lo coloquial, pero al mismo tiempo lúcido e introspectivo, para oxigenar esa sensación de intimidad y vínculo emocional que fundan los poetas genuinos. Explorar temas como el amor, la identidad y la memoria, vecinos de nuestro entorno  más inmediato, requiere ese intercambio a nivel de vibraciones, energético y sensorial. Ella lo sabe, lo explaya en el laboratorio insondable que es la poesía.

El secreto de mi iluminación

A ti acoplan

el desnudo de un lirio

Las crujientes pepitas del sol

El empedrado esponjoso

de enigmas las olas del pensar

 

Tu voz

El movimiento en la clepsidra

sabe como la lluvia

antes del viaje

De tu ombligo acopio

oro líquido

Desde tu planta

mi ser se empina al cielo

Llama nívea del árbol

de noche florecido

del que bebo sueños

Concierto en riada

Música manando

cuerpo a cuerpo

«En parte se ve un alma», (como nos dice en otro de sus poemas Ángela) un atisbo de mujer, un «trance sonoro», que en el acontecer de cada página devela su insaciable inquietud espectadora. En ese afán se ha propuesto legitimar la cuidada y meticulosa manera de expresar su presencia entre nosotros; así, la naturaleza que explora y «retrata» -a veces literalmente-, aparece a manera de poemas breves, brevísimos, permitiendo que espacio y luz se fundan en lo que fuera la página en blanco. Su poesía es dueña de un enfoque profundo en temas de identidad, la cultura, la naturaleza y la experiencia femenina, la sensualidad, la tradición, el cuerpo y otros tres puntos suspensivos.

Ya lo dice para abrir el último poema del libro: «Suculenta belleza envuelve mis sentidos».

Amantes locos

Faroleros segadores de espantos

Mujer y hombre, bailando sobre la punta del alfiler

Son la efigie forrada

de murmullos

La grama deshielada

Los que aúllan cual lobos

y reptan como lagartijas

y vuelan como cóndores

y como negros abejones

mientras se aman en

Crestas Solidas de Incertidumbres

 

Son los que mastican

helechos mientras pasean

con la cabeza cargada

de electrones

Las papilas catadoras re

Rescoldos Prehistóricos

Son los que se ofrecen

oquedades donde

Moran Insectos

y escozores frutales

Los que pinchan los

Muros con Esquirlas de Furia

Los que muerden la espuma

de sus dedos

(y echan carreras sobre

vidrios rotos)

Los que al perderse se palpan

Los que nunca se regalan nada

Son los confiados que

hunden sus talones en

La arena movediza

de los otros

Los que descargan sus entrañas, blandas de obligado licor

en la luna nueva

Los de entintadas lenguas

y burbujas de lava en las

glándulas

Lagrimalesß

Los bulbos aéreos

en los oscuros aljibes

Son las celosas parásitas que abrazan al pino con sus nervios

El sapo arcoíris que escupe frases hechas

 

En su esqueleto se descuajan los siglos

 

Son los que arrumban

aguas extraterritoriales

e improvisan redes para pescar una cosa que no sea sólo  sueños

Los anillados a la vida

Encarnación de la cuántica

Ambivalencia

El simple horror de la felicidad absoluta

De la soledad absoluta

Van sombra  siendo

Asaz zigzagueco

Chispazo

Todo un mosaico de criaturas, acontecimientos, personajes, detalles, sensaciones, conceptos, geografía, sentencias, gestos, quimeras, preguntas, ¡siempre preguntas! que es el mejor estado de la materia en que se pueda hallar a un poeta de la magnitud y los elementos discursivos de Ángela Hernández Núñez.

¡Alerta, poeta!

¿Dónde está tu visor?

Se le ha quedado

abierta

La Trampilla

hacia otredad

«De las continuas progresiones de la memoria humana», para apropiarnos nueva vez de sus formidables versos, son extraídos sus poemas. La inabarcable brevedad con la que la autora ha sabido condensar una poética que produce una sacudida de admiración y asombro en el lector; sensibilidad lírica que conecta la experiencia humana con acento profundo y conmovedor; impulsándonos a leerla con la certeza de que estamos delante de una poesía que detenta el poder transformador de la palabra. La suya es una poesía rica en significados y emociones.

En algunos de sus poemas, Hernández Núñez se vale de una exposición más abstracta, tirando de un lenguaje que evoca aquella sensación del instante sin medida, infinito… eterno. Pulsa ese sentido de espiral que es la «acústica del límite», parafraseándola; asociada también con un sentido de observación y superación de los propios contornos que (des)dibujan al individuo. Los poetas con frecuencia superan las fronteras del lenguaje, el carácter simbólico, y su connotación adoptando una sintaxis o preferencia de palabras poco convencionales, para situar al ser en las coordenadas de su infinitud. Ángela, en su escritura, suele explorar muchas veces temas relacionados con identidad, lenguaje y comunicación, desde una perspectiva cuyos efectos nos resultan entonces seductores.

Un viaje al revés del realizado por Sansa

Encarnada de lenguaje,

el ser supera en vastedad

a los sentidos

El difícil orden de lo uno

desnuda al individuo,

un aspaviento

arropa sus respuestas

Abre las lozas del piñón,

un reflejo de avispa

Afluentes y meandros, lo real

se deja conducir por

contingencias

El hecho cierra y

sigue hacia adelante

La física de los paralelismos

asesta en el momento

El tiempo es en ella un ápice de esta realización. El tratamiento del tiempo y el Ser en la poesía de Ángela Hernández Núñez se visualiza natural, aun cuando se encauza a través de la subjetividad, la fragmentación de este elemento y la relación que con él hemos establecido los hombres; inquiriendo al pasado, explorando el presente, como si fuesen partículas compuestas de una manera no lineal, para crear imágenes que evocan un sentido de tiempo cotidiano, sublime, simbólico…

Retorno por un hilo

Bajo el agua, la sombra

Tras la sombra, la piedra

Bajo la piedra, el rostro

Un cúmulo de tiempo

Tras el tiempo, las huellas

Antes de huellas, pasos

Apuesto por creer, Ángela, que allá en los «límites de la acústica» las almas de «todos los seres/siguen nuestro rastro», remontan pasión y deseo en «algebraicos vuelos», para encontrarle sentido a sus vidas, acompañamiento a la soledad y entusiasmo a la esperanza. Credo «que se ha encerrado en símbolos» trascendentes de naturaleza humana, como la mejor metáfora de la renovación y crecimiento espiritual de los individuos.

Ahí me encuentro felizmente y «cautivo del aire» de tu obra poética y artística; «al saber que la alegría gana guerras», preña al silencio de murmullos y cadencias sutiles que propone una búsqueda del significado de la vida.

Hasta aquí, amantísimos lectores, este primer acercamiento a la poesía de Ángela Hernández Núñez, publicada en  su libro Acústica del límite, cuya edición estuvo al cuidado de la propia autora, así como la imagen de portada y las fotografías interiores. El diseño de cubierta y la diagramación la asumió Jesús Alberto de la Cruz. Un poemario editado por Editorial Búho, S.R.L en Santo Domingo, República Dominicana, 2016.

Convite literario se engalana nueva vez con esta muestra de poesía escrita por mujer. Regresaremos el próximo viernes sobre la prolífera obra de la autora e intelectual dominicana, mujer de arte y ciencia, y también viceversa. Demos la bienvenida a Ángela Hernández Núñez en nuestras páginas y que dios los bendiga absolutamente a todos.

FUENTE: DIARIO LA INFORMACION

 

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