Tito Rodriguez

Orgullo de Quisqueya, crítica emocionalmente comprometida

Orgullo de Quisqueya es el documental que deberíamos tomar en serio y acudir a sus proyecciones, tan solo como motivo de inspiración, por su valor testimonial, en un planteamiento artístico y humano me sorprendió y me tomó por el lado más sensible: Lloré (Sí, lloré. ¿Qué hay de mal en eso?).

El concepto de cine documental de orgullo, no es creación particular de nadie y cumple un papel que ha servido para que los pueblos del mundo se hagan conscientes en lo que es posible hacer, cuando quien inspira el accionar humano, es la luz, el optimismo y la acción que transforma. De hecho, el documental de trayectorias ejemplares, existe casi desde el inicio del cine de concepto.

De una producción audiovisual, su valor radica en su expresión como cine.   Cualquiera que sea el género narrativo que, adoptado, desde la preferencia por la imaginación hasta el contar eventos y describir personalidades y personas (instancias obviamente distintas), radica su trascendencia en el concepto desarrollado.

La sorpresa y el aliento

Acabo de ver Orgullo de Quisqueya y confieso que me recuperó en lágrimas, más de una vez, el impacto de sus imágenes y sonidos.

No es la primera, ni será la última vez, que el género documental de cine dominicano, se orienta a desplegar, respecto de los oriundos de esta tierra en el mundo, su valor, el talento, la disciplina, la capacidad de resistencia ante la adversidad.

Ha habido productores de televisión con proyectos para la pantalla chica, incluyendo a Negro Santos (Santo Domingo, Invita, 2003), Cecilia García, 2015) y directores como Héctor Manuel Valdez (Diáspora, 2022) o Héctor Ulises Montás (Raffi Vásquez, 2022), que han seleccionado dominicanos de talentos y luchas, para proyectos audiovisuales.

Pero Orgullo de Quisqueya, no es eso. Es distinto. La promoción en torno a su convocatoria, no le hace justicia a la calidad y esencia del proyecto. Su imagen líder no debe ni puede ni tiene que ser la del personal que lo ha realizado.

Valor relativo de las “premieres”

Debía ser de las escenas del trabajo mismo y no de la apariencia de sus realizadores, que pueden ser hermosos y atractivos pero que se quedan en el ámbito de la apariencia, de lo formal, de lo no cinematográfico.

Esto es muy difícil de entender para los mecanismos de promoción, que por falta de visión – frente a la crítica- pierden oportunidades reales de llevar al público la esencia de sus historias.

Pero estos elementos reflexivos se corresponden más con un debate ahora inoportuno, porque a la gente le interesa, la valoración de un proyecto de cine y no las disquisiciones y periquitos de los críticos, muchas veces coincidiendo en el mismo error: desviarse de la esencia del tema.

Sobre las “premieres” – en función de los críticos- incluso he escrito varias veces a los responsables de esas jornadas para que adopten una mejor metodología que les sirva a sus fines: promover sus proyectos.

Orgullo de Quisqueya supera cuanto diga una nota de prensa (“autorizada por el cliente”) o en unas fotos de mercadeo en una premiere, parte de una metodología que a los críticos no nos dice mucho.

Las premieres de cine deben ser para: talentos actuantes, patrocinadores, admiradores, amigos del director o directora y nadie más) Lo que describe el valor de una producción audiovisual, es esa obra en pantallas y no las fotos en el lobby en un espacio diseñado para tales fines. Eso tiene su uso y su valor.

Las premieres podrían mejorar para que no se convoque dos horas antes de la proyección, para que haya discursos o exhortaciones mas directas y puntuales, pero esos actos de cine no son para críticos.

Esos eventos tienen sentido de ser y resultan necesarias para prensa social y de farándula para medios de tendencia promocional, lo cual es respetable y en modo alguno condenable, y es claro que son una plataforma de promoción que puede y debe ser aprovechada por los productores, solo que hay que afinar las claves a la hora de invitar a críticos a esos eventos. No son tan propis para quienes hacer ejercicio de pensamiento crítico.

Un crítico debe ver el proyecto que evalúa, con el publico que paga su entrada, un nicho al que le dolerá o alegrará haber pagado. Ahí obtendrá reacciones auténticas.

Los convocados a una premiere, de alguna forma, tienen compromiso con el proyecto, por lo que su reacción a todo, dije a “todo” lo que se vea en pantalla, siempre será positivo. ¿Cuál es el niño mas hermoso para cada madre del mundo?  Adivinaron: su mounstrico.

¿Es buen o mal documental?

El valor de Orgullo de Quisqueya  radica  en que  ser ejercicio creativo con perspectivas  nuevas, que rehúye (no condena) el formato televisivo del cual provienen sus productores y que se basa en  disciplina fílmica,  en haber captado y gerenciado hermosas y estimulantes, un guion racionalizado en la exposición de planos dramático, inteligentemente logrado y un sentido de la responsabilidad del contenido.

El discurso visual ha destrozado el prejuicio de que, por provenir de un origen televisivo, lo que saldría, a lo sumo, tendría el formato de un cuidado reportaje de noticiario SIN. Y también se ha superado el tamiz familiar, marcadamente Hasbun, que es un agregado de marca pero que solo es eso:

El trabajo vale por sí mismo. Se justiprecia por la calidad fílmica del proyecto está determinada por la concepción de los productores y la selección tanto de Tito Rodríguez como director y como la habilidad del guionista Junior Rosario (creativo al que debería prestársele mayor atención en un país que no tiene una categoría para quienes crean los conceptos de las películas)

Y creo que quienes se decidan a dar una oportunidad a este proyecto, a darle el calor de apostar por un trabajo digno, realizado con sentido audiovisual, sobre un gran planteamiento temático que debería estimularnos a todos, todos los días, estará pagando la mejor boleta de cine de 2023. Eso pienso. Y perdonen.

Durante la proyección, mi sonrisa cómplice se expresaba con agrado al conocer de la vida, trayectoria, dolor, esperanzas y sueno discretamente y con gran agrado ante el ejemplo de estos ocho dominicanos y dominicana, todos con historias distintas aun cuando idénticas en sus esencias, en las que todo se reduce a la resistencia y la irrenunciable voluntad de ser.

Los testimoniales

Jessica Hasbún y Kelvin Liria, imagino que tuvieron un intenso y selectivo trabajo de evaluación de trayectorias para el listado de sus talentos. No erraron. Quienes aparecen a lo largo del trabajo, son dignos de haberse consagrado en el proyecto.

Todos y todas tienen características únicas, diferenciables y en capacidad de ser ejemplo, pero creo que cuatro de ellos aportan historias desconocidas, estrujantes y sorprendentes:

Bernarda Jiménez Clemente, activista social y defensora de los derechos de los inmigrantes en España, fundadora del Voluntariado de Madres Dominicana que enfrentó el primer asesinato de odio a inmigrantes, con el asesinato de Lucrecia Pérez

Ariel Suero, artista del cine animado, del doblado de voces de Barahona, quien sufrió una tragedia innombrable, tres depresiones y mucho, mucho dolor para lograr ser hoy una figura del cine para productoras internacionales. Es genial la forma en que se cuenta, cinematográficamente, su historia.  La suya es la trayectoria más desgarrante e inspiradora de todas las expuestas.  Y mire que esa, apenas aparece en la promoción  y los actos formales de mercadeo.

Scarlín Hernández, ingeniera de la NASA de Jánico, Santiago, figuras más importantes en el desarrollo del telescopio James Webb.

José Ramón Genao, el primer estudiante del sector público que logró una beca completa para estudiar en la Universidad de Harvard en Boston,

Kemel

Arroyo, director de accesibilidad al sistema público de transporte de NY, desde su condición de persona con discapacidad que no puede caminar. Nativo de Bonao.

Hay otros testimonios, pero estos me parecen muy conocidos. La novedad radica en esta selección.

El público debe descubrir este documental de orgullo y resistencia humana, de sueños y trabajo, de dolor y esperanzas.  Y no temer a su carga emotivo. Temer a las lágrimas, es negarse un poco a uno mismo. Llore usted e inspírese.

Ficha Técnica

Título: Orgullo de

Quisqueya

Director: TitoRodríguez

2023

Nacionalidad: Republica Dominicana

Productores: Jessica

Hasbún, Kelvin Lira,

Director de fotografía: Oliver Mota,

Distribución: Caribbean Cinemas

Patrocinios: Gerdau Metaldom, Cervecería Nacional Dominicana, Centro Cuesta Nacional y Banreservas Productora: Postopia

Entrevistados: Julissa Reynoso, Bernarda Jiménez, Clemente, Kathleen Martínez, Vicente García, Francisca Lachapel, Ariel Suero, Scarlín Hernández, José Ramón Genao, Kemuel Arroyo.

Realizada con los incentivos de le Ley Nacional de Cine 108-10, de la Dirección General de Cine (Permiso Único de Rodaje)

Renacer, un documental que nos desafía a volver a ser

SANTO DOMINGO.– Narrando la historia del nadador paralímpico dominicano Patricio López, la productora Pop Entertainment anunció el estreno de su nuevo proyecto, el documental “Renacer”, con el apoyo de Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos.

El documental  fue escrito y dirigido por el cineasta egresado de la UASD Tito Rodríguez (La familia Reina y Rafaela)., “Renacer”, traducido en  lengua de señas, tiene 75 minutos y  llegará a las salas de cines de Caribbean Cinemas el próximo jueves  23 de marzo.

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Patricio ha participado en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, Juegos Paralímpicos Tokio 2020, y en este 2023 busca asegurarse un puesto en los 50 metros pechos, el 150 combinado y los 200 metros libres para el Mundial Paralímpico, así como los tiempos reglamentarios para clasificar en los próximos Panamericanos en Chile, y de ahí a los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Evelyna Rodríguez y Danilo Reynoso de Pop Entertainment dijeron que el audiovisual que cuenta la historia del nadador paralímpico, actualmente es uno de los 10 mejores competidores de América en varios tipos de nados.

Yara Hernández, gerente de Comunicaciones y Sostenibilidad de la ACAP, expresó que “es conocido que, en la Asociación Cibao, desde el 2019 trabajamos en el fomento de un enfoque inclusivo por medio de programas que impulsan la cultura institucional, con una visión orientada a establecer un diseño para todos, que asegure la accesibilidad física, comercial y la inclusión laboral de las personas con discapacidad, en igualdad de oportunidades”.

Tras su proyección en las salas de cine, ACAP lo llevará gratis a los centros culturales y universidades del país de las distintas ciudades y provincias en las que la Asociación Cibao tiene presencia comercial (Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, Santiago, Mao, La Vega, Moca, San Francisco de Macorís, Tenares, Bonao, Baní, La Romana y Bávaro).

Danilo Reynoso, productor y director de Pop Entertainment, manifestó que “queremos que más personas conozcan y se inspiren a través de esta historia; Patricio es un ejemplo, no solo para los atletas en condiciones especiales, sino para cualquier ser humano”.

Evelyna Rodríguez, productora ejecutiva dijo que “tenía una deuda con la comunidad sorda con la que vengo trabajando hace 7 años, y este documental era perfecto para dar un mensaje verdadero sobre inclusión”.

 

Tener tres películas criollas muy buenas en cartelera, es un privilegio

Para estos días, tres películas dominicanas de altísima calidad, están en cartelera y entre ellas se verifican cinco triples coincidencias.

Mosh, Rafaela y Perejil resitúan el talento joven en la industria audiovisual dominicana. Nuevos valores que reafirman su fe en una labor exigente, demandante, a ratos ingrata y siempre, al final, satisfactoria tanto para el público como para los realizadores del acto estético del cine.

La primera coincidencia:  Perejil (José María Cabral), Rafaela (Tito Rodríguez) y Mosh (José Antonio Bisoño), sin que sea casualidad, corresponden a tres directores jóvenes, provenientes de clase media  acomodada.

La segunda tripleta: los tres directores sin tener militancia de izquierda, sin estar enmarcados en la pobreza y sin ser víctimas de la injusticia, exponen los desgarradores universos de sectores empobrecidos y poco agraciados de la justicia social. Los tres  se comprometen con valentía, son  estéticamente exigentes y tienen cursos de nadadores a contracorriente.

La tercera coincidencia: las tres películas tienen de protagonistas, a tres jóvenes actrices caribeñas: Cyndie Lundi, Judith Rodríguez y María Rebecca Dalmasí Rodríguez,  y que además las tres son negras o mulatas, usuarias de trenzas afro e satisfactoriamente identificadas racialmente consigo mismas.

 

Una cuarta tripleta: las tres películas son igualmente protagonizadas por tres jóvenes actores: Omar Augusto, (Mosh), Ramón Emilio Candelario (Perejil) y Esmaily Morel Reyes (Rafaela).

Una quinta tripleta: los tres productores son, igualmente, jóvenes: Rafael Elías Muñoz (Perejil), por los estudios Lántica/Pinewood- Ricky Gluski (Mosh) y Danilo Reynoso (Rafaela), dando un valor especial al rol de quien es responsable de que el proyecto se lleve a cabo, a cargo de muchachos que evidencian sentido profesional y empuje frente a un arte que es el que más demanda de recursos financieros, técnicos y artísticos.

Evaluación crítica rápida:

Perejil. José María Cabral lleva a la pantalla uno de los episodios épicos que con mayor fuerza retrata el autoritarismo y racismo trujillista, al inspirarse en la matanza de los haitianos de 1937. La película es un concierto de buenas actuaciones, de inteligencia y sensibilidad frente a un tema crucial y respeto del cual, los mal llamados “nacionalistas” decidieron no hacer protestas públicas para no promover el proyecto.

Rafaela: Tito Rodríguez recibe la encomienda de dirigir este apasionante y realista retrato social de un barrio marginado con la estela de sus personajes marginales. Judith Rodríguez logra la mejor actuación de su carrera y el joven actor Esmaily Morel Reyes, ratifica su talento que conocimos cuando le vimos en su ópera prima Azul Magia, el dos de enero de 2017, que vimos en 6 de Palacio del Cine.

Mosh: Uno de los acontecimientos fílmicos nacionales por el buen desempeño de cada quien en el rol del que estuvo a cargo. Impecable, excepto en lo innecesariamente largo, y literario del monólogo de José La Iguana (Damián Alcázar), con la suerte de ofrecer la oportunidad a talentos que ahora son entrañables: desde la encantadoramente silente María Rebecca Dalmasí Rodríguez, el rol que hace Omar Augusto (Acentoh) y en particular el desempeño de Isabel Spencer. Robinson Diaz se perfila como uno de los actores de carácter de mejor sintonía con el público. Logra convencernos de su capacidad de maldad y seguir siendo un personaje amigable.

La historia de las proyecciones

A mediados de los años 80’s y 90’s, cuando se estrenaba Pasaje de Ida (Agliberto Meléndez, 18 de febrero de 1988), o Nueva Yol (Ángel Muniz, 16 de agosto de 1995), era un acontecimiento social el tener una película dominicana en cartelera.

La gente iba al cine a verlas, por ser hechas aquí, por ver gente y ambientes conocidos, por sentir un subcutáneo orgullo de ver que era posible hacer películas con talento artístico y técnico dominicano.

Posteriormente, en los años dos mil, (antes de la Ley Nacional de Cine) se fue haciendo frecuente, varias veces al año, una película criolla en la gran pantalla de Caribbean Cinemas o Palacio del Cine.

Para esa época, el fenómeno de taquilla fue Sanky Panky (José Enrique Pintor, 1 de febrero de 2007) que profundizó la posibilidad de que el cine nacional, fuera económicamente rentable y del gusto de las masas.

Luego de la Ley Nacional de Cine (2010), la presencia de filmes dominicanos que inició con El Rey de Najayo (Fernando Báez, EPD) se fue haciendo costumbre, primero con la exhibición de una cada dos o tres meses, luego llegaron a coincidir en una misma cartelera dos en un mes.

Pero tres (y hasta cuatro películas dominicanas simultáneas en cartelera), es extraño.

De hecho, solo en una oportunidad se han proyectado cuatro películas dominicanas y una de ellas siendo un fenómeno de taquilla: ¿Quién Manda? (Larimar Films, 15 de agosto de 2013 situación que solo se ha dado una ocasión-).

Y aún es más raro que sean exhibidas tres películas dominicanas independiente, de calidad fílmica y que no sean comedias, género, que llegó a ser el dominante en las salas por su poder de atracción de las grandes masas cinéfilas, sin demasiado criterio para diseccionar lo que es mal cine.