¿Qué depara internacionalmente el recién estrenado 2025? A partir esta pregunta radican las reflexiones al cierre de 2024 y las esperanzas de un mejor mundo. Establecer lo que ha de pasar, sin que haya ocurrido, lleva al tipo de periodismo de mayor dificultad: el de predicciones. Ser visionario no es ser mago, ni constituirse en brujo. Todo estriba en mirar los indicativos.
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Todo el mundo repite hoy el deseo de que el 2025 sea venturoso y lleno de felicidades. Pero desear paz, felicidad y bienestar, es un deseo y , hasta cierto punto, un protocolo que se repite por la costumbre establecida.
El periodismo de vaticinios es el más arriesgado de todos y lleva a compartir en un solo espacio, la labor del informador con la del adivinado de feria.
Para ejercerlo, es necesario apoyarse en la experiencia vivida, la observación crítica de esa experiencia, la documentación disponible en torno a ella y cierto grado de intuición y agudeza. Puede que el predictor se equivoque, pero ese siempre es un riesgo. Y puede que acierte, lo que podría ser la buena suerte del novato.
