Hugo Hernandez Alvarado

Sobre asesinato Miriam Pinedo, Chaljub Mejía: “El MPD no dio esa orden”

El escritor y dirigente izquierdista Rafael Chaljub Mejía, quien vivió la época en la que se enmarca el asesinato brutal en Bruselas de Miriam Pinedo, rechaza que la orden para perpetrar ese crimen partiera de esa agrupación política.

El declarante, en un escrito que reproducimos a continuación, reconoce la condición de militante de izquierda de la época de Hugo Hernández Alvarado, pero considera que lo que afirma sobre la responsabilidad del MPD, es falso: “Está hablando de más…”  sostiene.

A continuación, sus declaraciones:

“Desde Bruselas, Bélgica, el ex militante emepedeísta Hugo Alvarado Hernández ha pedido al Movimiento Popular Dominicano –MPD- que reconozca el haber ordenado el asesinato de Miriam Pineda, hace cincuenta años en Bélgica y que ese partido pida perdón ante el país por ello.

Conozco a Hugo, conozco la honradez de la familia de la que Hugo procede, los valores en que se cultivaron los hijos del hogar que encabezaron don Pablo Hernández y doña Juana Alvarado en San Francisco de Macorís.

Hugo y yo estuvimos presos juntos en la cárcel de esa ciudad en 1969, yo salí el 23 de diciembre de la prisión y, luego,   el 26 de marzo de 1970, salió Hugo hacia el destierro como parte de los presos excarcelados a cambio de la liberación del coronel Donald Jhosep Crowley, que había sido secuestrado por un comando revolucionario dos días antes.

Al igual que varios de los emepedeístas que habían salido al destierro a raíz del secuestro, Hugo estaba en Bruselas el 23 de mayo de 1971 cuando el líder del MPD, Maximiliano Gómez, fue encontrado muerto en el apartamento donde vivía Miriam Pineda, viuda del camarada Otto Morales, asesinado por la Policía Nacional el 16 de julio de 1970.

Según lo que se conoce, a Miriam la señalaron como culpable de la muerte de Gómez, y por órdenes de Manolo Plata, que había ganado influencia al lado del líder y ahora empezaba a ejercer como jefe del grupo de emepedeistas que estaban en Bruselas, a Miriam se le mantuvo secuestrada, la sometieron a todo tipo de presiones y torturas y al fin la asesinaron y descuartizaron su cuerpo.

Todo esto no puede ser más condenable y doloroso. Para la familia de Miriam, para quienes militamos en el MPD, quisimos entrañablemente a Otto Morales, conocimos los padres y otros miembros de la familia de Miriam y a la propia Miriam, que fue siempre una figura familiar para nosotros.

Hugo Alvarado Hernández ha pedido al Movimiento Popular Dominicano –MPD- que reconozca el haber ordenado el asesinato de Miriam Pineda

Hugo ha dado varias veces su versión sobre esos hechos, pero con la acusación que ahora le ha hecho al MPD, está hablando demás y hablando de asuntos que él no conoce. He recibido hasta con extrañeza, su desafortunada afirmación, que viene a ser un golpe más al nombre histórico y las glorias de un partido que a pesar de sus errores, marcó con heroísmo la historia de la lucha por la libertad y la democracia en nuestro país.

Al MPD nunca se le dio tregua y debió vivir constantemente defendiéndose en dos frentes, el de la represión violenta que le privó de la vida de decenas de sus mejores cuadros y el de los ataques destinados a mancharle su honra y su moral.

Esos ataques contrarrevolucionarios que nunca han cesado, se han recrudecido en los últimos tiempos y nadie sale a enfrentarlos, con la contundencia con que acaba de hacerlo mi amigo entrañable Freddy González.

No me explico por qué los grupos y fracciones que reivindican el nombre y la representación del MPD, guardan silencio y ha tenido que ser un emepedeísta de la vieja guardia como González, quien haya tenido que dar el paso al frente y asumir responsablemente y con valor, la defensa de su antiguo partido.

Para la época en que ocurrieron los hechos en Bruselas, la represión y el terror del gobierno balaguerista de los doce años había golpeado severamente el cuerpo dirigente del MPD.  Esa organización estaba dirigida por un reducido equipo entre los cuales se contaban hombres que jamás hubiesen apoyado una decisión criminal tan bochornosa como el asesinato de Miriam Pineda.

Al contrario, lo que se le ordenó a Manolo Plata y quienes la tenían bajo secuestro fue preservarle la vida y enviarla con sus hijos de regreso a nuestro país. El MPD nunca dio esa orden macabra, y no tiene que arrodillarse a pedirle perdón a nadie. Cometió errores y pagó por ellos con el tributo de su propia sangre y, por demás, muchas veces supo admitir sus errores y hacerse con honradez revolucionaria la correspondiente autocrítica.

Sus méritos están basados en aportes hechos a lo largo del tiempo. Por eso, junto a la bandera roja y negra queda una rica e importante memoria acumulada, un nombre histórico y un ejemplo de combate que se debe preservar y que a veces parece no tener quién dé la cara por ellos.

Hace cuarenta y dos años, junto a un grupo de camaradas, me tocó pronunciar las palabras con que despedimos formalmente la militancia orgánica en el MPD  para fundar un nuevo partido, el Partido Comunista del Trabajo.

Lo hicimos sin renegar de nuestra vieja organización, rompiendo con sus fallos pero reivindicando sus innegables méritos. Y a mucha honra. De su bandera rojinegra, dije entonces, descartamos la franja negra de sus errores, pero preservábamos el rojo púrpura de sus glorias. Y hoy, desde esa misma actitud, escribo las líneas que anteceden”.

El crimen de Mirian Pinedo tiene un responsable: Freddy Díaz (Manolo Plata)

SANTO DOMINGO. Un dirigente emepedeista de la época en que ocurrieron en Bruselas las muertes de Maximiliano Gómez y Miriam Pinedo, negó que la orden para la ejecución de esta última, partiera del Movimiento Popular Dominicano y advierte que declaraciones de este matiz, son una calumnia a una organización política de izquierda que ha escrito su historia en base a una heroica lucha por las libertades y la democracia.

A continuación, la carta de Freddy González:

“El 11 de diciembre del 1971 apareció en Bruselas, capital de Bélgica, el cadáver mutilado de una mujer que resultó ser el de Mirian Pinedo, militante del Movimiento Popular Dominicano (MPD), única testigo de la muerte de Maximiliano Gómez Nazario (El Moreno), hermana del legendario dirigente Ramón Pinedo (Monchín) y viuda de uno de los dirigentes más carismáticos del emepedeismo histórico, Otto Morales. Para esa fecha, yo era miembro de la Dirección Regional Norte del MPD, junto con Juan Ángel Santos Peña (Negro) y Rafael Chaljub Mejía, bajo la responsabilidad de Jorge Puello Soriano (El Men).

El caso del secuestro, torturas, violación y descuartizamiento de esa pobre mujer, nunca fue tema de agenda de nuestro organismo, que en esa fecha era el más activo y sólido de todos los que integraban una estructura nacional acosada brutal e inmisericordemente por las fuerzas combinadas de los aparatos de represión locales y de la estación de la CIA en el país.

Para esa fecha, los principales dirigentes estaban muertos o guardaban prisión en las ergástulas balagueristas, como eran los casos de Rafael Taveras Rosario (Fafa), apresado el 10 de junio del 1970 en la salida de Santiago; Otto Morales Efres, asesinado a mansalva el 16 de Julio del mismo año, y de Amín Abel Hasbún, que corrió la misma suerte el 24 de septiembre.

El 13 de enero del 1971 fueron detenidos durante una reunión en una residencia de la calle Ernesto Gómez (calle 22) del Ensanche Luperón del Distrito Nacional, los dirigentes del MPD Moisés Blanco Genao, Julio de Peña Valdez, Edgar Erickson Pichardo, Rafael Báez Pérez (Cocuyo), David Onelio Espaillat Campos y Luis Elpidio Sosa. El 7 de julio del 1971 fue asesinado el camarada Roberto Figueroa Taylor (Chapo).

El MPD pasaba en ese momento por su peor crisis dirigencial, con la mayoría de sus mejores cuadros muertos, presos o en el exilio y con una dirigencia local compuesta por buenos camaradas, con mucho valor, pero sin carisma y con poca formación teórica marxista.

Lo cierto es que el secuestro y las sesiones de torturas gravadas con que pretendían ocultar las verdaderas causas de la “misteriosa” muerte de Maximiliano Gómez Nazario (El Moreno), fueron enviadas al país por el principal sospechoso de ese hecho y autor material del asesinato y descuartizamiento de Mirian Pinedo, Freddy Díaz (Manolo Plata). (Negritas de Acento).

Que yo sepa, nunca en el país ningún organismo ni dirigente en particular dio instrucciones para cometer ese incalificable hecho. Y más aún, en un partido marxista-leninista, que además de basar sus decisiones en la determinación colectiva, un fenómeno como este jamás podría ser decidido individualmente, con el posterior silencio u omisión de las estructuras partidarias. Menos aún, en un partido que por encima de su situación de acoso terrible de las fuerzas enemigas había sido forjado inspirado en el ejemplo de El Moreno.

Pese a que comencé a militar en el MPD después de la guerra de abril, con apenas 15 años de edad, no tuve el honor de conocer personalmente al ex-camarada Hugo Hernández Alvarado, quien se dice testigo presencial de ese abominable hecho, no así a Manolo Plata y al séquito que le sirvió de ayudantes y cómplices, con los cuales compartí militancia en la zona norte del Distrito Nacional.

Creo que querer buscar otros responsables de las actuaciones del grupo que la ejecutó, es un acto de irresponsabilidad de Hugo Hernández Alvarado, y en el caso de que él tenga las pruebas de quién o quiénes dieron las órdenes, desde territorio dominicano, para la ejecución de Mirian, debe decirlo con responsabilidad y no echar un cubo de excrementos sobre una entidad que, como el Movimiento Popular Dominicano (MPD), tiene reservado un lugar cimero en la historia de la lucha libertaria de nuestro pueblo, con el aporte de las mayores cuotas de mártires, desde la lucha contra el trujillismo y sus remanentes, hasta el gobierno yanqui balaguerista de los 12 años, y más allá.

Como miembro de la dirección del MPD de esa época, me siento aludido y no puedo permitir que enloden el nombre y la honra de una organización llena de glorias, que, con aciertos y errores, sacrificó lo mejor de sus dirigentes y militantes, en aras de avanzar hacia su sueño socialista y de conquista de espacios democráticos como los que vivimos hoy los dominicanos, aun sea limitadamente.

Llamo al ex-camarada Hugo Hernández Alvarado a que, para la tranquilidad de su conciencia y el buen nombre del MPD, señale por sus nombres a quienes ordenaron, según sus retardadas “confesiones”, ese horripilante asesinato; y con ello salve la historia de gloria del Movimiento Popular Dominicano (MPD), recordándole que como principio jurídico de carácter universal: “Los ilícitos penales son personales”.

Nadie es responsable de los hechos de otro, y el MPD no puede ser la excepción.

Señor Hugo Hernández Alvarado, usted tiene la palabra”.