Todas las voces claman a Israel, detener la masacre, que al momento presente computa 31 mil civiles asesinados y más 70 mil heridos, y ciudades arrasadas, y la impotencia. ¡Basta ya! Es una masacre que nos llena de vergüenza. Es un genocidio sin sentido que partió de un atentado, también sin sentido, de terror el 7 de octubre cuando Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel que provocó la condena mundial.
Lo que provocó Hamas, 1.200 muertos y 250 rehenes tomados, incluyendo posibles violaciones sexuales, capturando mejores de edad, – parte de un proceso de confrontación de muchos años – ofreció la justificación para que un primer ministro haya iniciado una reacción desproporcionada y, a nuestro juicio, cobarde.