SANTIAGO. En las laderas del Pico Diego de Ocampo, hace 11 años, una cooperativa con enorme sentido de responsabilidad, decidió dar un ejemplo de responsabilidad ambiental, y adquirir y transformar una zona deforestada, del Pico Diego de Ocampo, para poder ejemplificar el propósito de defender el medio ambiente.
31 colaboradores de Cooperativa La Altagracia, (directivos centrales y miembros de las Comisiones de Medio Ambiente de los distritos cooperativos), sembraron 800 plantas endémicas de cinco variedades de especies, acompañados por el ingeniero Luis Polanco, presidente de la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI)
En esa zona, el bosque apadrinado, se han sembrado, de acuerdo con una asesoría científica que proporciona la Sociedad Ecológica del Cibao, miles de plantitas endémicas de la zona. Allí se acaban de sembrar, 800 nuevos arbolitos de cinco especies endémicas.
Hoy día, el ambiente del bosque recuperado, es otra realidad. De esto se trata de un ejemplo que hoy día se sigue validando como propuesta a la sociedad en general y al cooperativismo en particular.
Este proyecto de bosque cooperativo, constituye un pulmón y un aporte al microclima de esta ciudad de Santiago y el país, contribuye a que las lluvias se precipiten y produce oxígeno limpio y puro.
Un río que se había secado empezó a brotar. Además de beneficiar la fauna y la flora dominicana. Es indescriptible el beneficio que obtenemos al contribuir con el desarrollo forestal de nuestro planeta.
En este bosque, una creación típicamente cooperativista, en lo alto de esta montaña, lejos de la urdimbre urbana, lejos de los titulares de los periódicos y noticiarios se televisión, se consagra la vida del ambiente.
Aquí se pueden encontrar diversos tipos de plantas: mara, gina, almendro, penda, cigua, aguacatillo, cabra y samán; y animales como el solenodonte, actualmente en peligro de extinción.
Ese bosque reforestado es zona de refugio de reptiles, aves como pájaro bobo, perdiz, la cigua palmera, el ruiseñor, tórtola, rolita, paloma, carpintero, maura tiñosa, barrancolí, colibrí y el guaraguao. Cuando se lanzó el proyecto, fueron sembradas 13 mil plantitas endémicas.
Los cooperativistas, cuando hacemos una acción determinada en defensa del medio ambiente, lo que desarrollamos es la fidelidad al Séptimo Principio que nos da sentido social: Compromiso Social con la Comunidad.
Ese Séptimo Principio, Compromiso con la comunidad, dice “La cooperativa trabaja para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de políticas aceptadas por sus miembros.”
Hoy día desde el Cooperativismo, hay quienes quienes abogan el establecimiento de un Octavo Principio que establezca específicamente, el compromiso con el Medio Ambiente.
Cuando hacemos una jornada medioambiental de reforestación, como la que la Cooperativa La Altagracia ha desarrollado la pasada semana en el Pico Diego de Ocampo (labor que desarrollamos en conjunto con la Sociedad Ecológica del Cibao), lo que se concreta es el compromiso que con el ambiente, y por tanto con la comunidad, tenemos desde el cooperativismo.
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Lo que se hacía ese sábado, era más que la siembra de esas plantitas propias del ambiente en el elevado y emblemático pico Diego de Ocampo: se estaba concretando un ejemplo para todo el sector cooperativista y el país: la protección de ambiente, que es patrimonio de todos los seres humanos del planeta y de dominicanos y dominicanas en particular, para garantizar a la sociedad dominicana, un medio ambiente adecuado, confortable que permita la reproducción de la vida en todas sus manifestaciones. Era un acto de presente y futuro.
Los colaboradores acuden, cargados de entusiasmo, a sembrar las plantas en las partes que necesitan ser reforestada, conscientes del aporte que realizan a nuestro planeta.
La Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Cooperativa La Altagracia es la responsable de la ejecutoria de siembra y mantenimiento de las plantas del pico Diego de Ocampo, en conjunto con la gerencia de Gestión Social. Es un ejemplo que se ofrece al país y al mundo.