Si un colombiano ha de subir al sobrio escenario del Palacio de Conciertos de Estocolmo, en Suecia, a recibir el Premio Nobel de Literatura, nadie dude que ha de ser un hombre nacido en Cali, Colombia, hijo del cantante renombrado del folklore Luis Ospina, uno que entró a la literatura por el advertido más de una vez camino del periodismo con unas crónicas y reportajes en el diario La Prensa, de Bogotá, que, a pesar de describir personajes y acontecimientos ya pasados hace años, todavía hoy se disfrutan como lectura testimonial de la paradójica y mágica realidad colombiana, que nadie dude: quien será protagonista de ese galardón, aspirado por todos los escritores del mundo, será William Ospina.
Ospina es un escritor extremo, cuidadoso y deslumbrante. La experiencia de leerlo tiene un sabor a universos y un color de tonos caleidoscópicos inauditos. El lector, al concluir la ultima pagina de cualquiera de sus dos novelas, no tiene otra pregunta: ¿De dónde salió este tipo?
La crítica internacional y los escritores coinciden en un criterio: es el más importante escritor (poeta, ensayista y novelista) latinoamericano vivo de la actualidad.
Los mundos que describe, muchos de las cuales se apoyan en el estudio de la historia de determinadas e ignotas culturas, en el universo de mundos subjetivos, en la fuerza de vigorosas tensiones sociales, es exponente de un quehacer creativo.
¿Qué han dicho de su obra, quienes están en capacidad de juzgarla?
“No sé de nadie en nuestro idioma que esté escribiendo una prosa tan espléndida como la de William Ospina en Ursúa”. (Fernando Vallejo).
“Ursúa es el mejor libro del año”, (Gabriel García Márquez)
Sobre su novela “Es tarde para el hombre”, Mario Vargas Llosa confiesa que estaba “estaba atrapado por la narración y el lenguaje”.
“La presencia de William Ospina en República Dominicana es un acontecimiento que ningún creador literario debía privarse. Es la fuente de creación literaria más formidable de la actualidad” (Angela Hernández).
Y ese hombre, ese creador, ese poeta, ese ensayista, viajara a República Dominicana a participar con escritores y lectores, en tres eventos públicos, en el marco de la 22 Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, anunciada para montarse del 22 de abril al 5 de mayo en la Ciudad Colonial.
Anunciada su presencia el pasado 11 de marzo por la 22 Feria Internacional del Libro mediante un comunicado de prensa, dando a conocer la delegación internacional que viene a nuestro evento cultural más importante a montarse, Ospina estará en programa con varios intercambios con cultores y amantes de la literatura locales.
CONFERENCIA WILLIAM OSPINA EN LA UNIVERSIDAD DE EL CAUCA.
Los escritores que completan la delegación internacional, todos sobresalientes, son: Homero Aridjis (México), sin lugar a dudas, uno de los escritores contemporáneos de Hispano América imprescindibles; Adolfo Castañón (México), poeta y ensayista mexicano, especialista en la correspondencia de Pedro Henríquez Ureña con Alfonso Reyes; el poeta, narrador y periodista Darío Jaramillo Agudelo (Colombia).
Todos tienen una trayectoria sobresaliente y en el centro de la oferta de estos talentos, Ospina, que debe ser aprovechada al extremo.
Ojala los medios de comunicación, los lectores y los escritores, se hagan la idea exacta de la trascendencia de ese creador literario colombiano.
En 2005 publicó su primera novela, Ursúa; en 1992 obtuvo el Premio Nacional de Poesía, entregado por el Instituto Colombiano de Cultura, y con su novela El país de la canela, se adjudicó el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, otorgado por el gobierno de Venezuela, que han recibido, entre otros, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Manuel Mejía Vallejo, Carlos Fuentes y Fernando Vallejo.
Sus 5 poemarios son:
- Hilo de arena (1986),
- La luna del dragón (1992),
- El país del viento (1992),
- ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? (1995),
- Poesía 1974-2004 (2007)
Y dos novelas, (pero vaya usted a ver):
- Ursúa (2005) y
- El País de la Canela (2008).
Esa es la dimensión de William Ospina, y lo vamos a tener acá.