Román Jáquez Liriano, presidente de la JCE, es responsable de un giro crucial en la historia electoral dominicana, y salió a cámara a las ocho en punto de la noche, tal y como lo había prometido, para dar los cómputos oficiales de las elecciones municipales del domingo 18 de febrero de 2024.
Román Jáquez Liriano cumplió su palabra.
El presidente de la JCE es nuestro héroe electoral nacional.
A la hora que lo indicó, Román Jáquez estaba ofreciendo los datos iniciales para luego continuar un proceso fluido, excelentemente ilustrado digitalmente, para ir configurando el nuevo mapa electoral dominicano.
Se que no fue una labor desarrollada solo por el presidente de la JCE. Se que participaron los miembros del pleno. Los mandos medios, los directores de departamentos, los jefes de áreas, los técnicos, los voluntarios…. Una labor de muchos, pero sin dudas que su liderazgo imprimió la dirección a tomar.
Román Jáquez Liriano puso fin a una larga tradición de comportamientos que van desde lo vacilante, lo manchado por la militancia política mal disimulada, lo turbio y lo asqueante.
La gestión de Jáquez Liranzo nos ha proporcionado un sentimiento de seguridad atado a la sensación de paz con la información electoral oportuna
Quienes hemos vivido muchos de los procesos electorales, recordamos todo lo ocurrido:
-Las elecciones suspendidas por un apagón a las dos de mañana para facilitar el cambio del perdedor a ganador.
-Los mil 500 millones de pesos perdidos en la compra de tecnología que no sirvió para nada.
-La interrupción a la fuerza del conteo de los votos por parte de militares y civiles.
-El rapto de urnas.
-El granadazo en la JCE (quienes conocimos lo que fue eso, sabemos).
-La aparición de cantidades de votos encontrados en montes y buhardillas.
-El robo de senadores a un partido opositor que ganó las elecciones.
-Los “fallos “técnicos que obligaron a suspender unas elecciones y ver como se perdían millones de pesos en logística y organización.
Está claro que no se debe felicitar a nadie por cumplir con su trabajo, pero hay personas que tienen un don al asumir un trabajo. Personas que inspiran las mejores actitudes. Que provocan respeto y generan fe en el potencial de la gente dominicana cuando se ha seleccionado a la persona precisa para el trabajo determinado.
Me resulta indiferente el resultado de las elecciones. Fue lo que fue. Se votó en paz, pero la votación fue baja. Acudieron a las urnas casi cinco de cada diez dominicanos y dominicanas. Lo municipal no genera las pasiones de las presidenciales. Una abstención que no pudo haber sido instigada por nadie ni por nada. Es un fenómeno del que nadie tiene la culpa.
Parecería que las acciones en entrega, por parte del gobierno, de bonos adelantados, de pagos adelantados por tarjetas de superación, no inspiraron a siete de cada diez dominicanos, de presentarse a las urnas.
A Román Jaquez lo he tratado siete minutos en la vida, por una consulta personal, en principio ni periodística.
Ahora, si lo he leído por horas en sus libros sobre cuestiones electorales y judiciales, y lo he disfrutado al sentir que provienen de una mentalidad docente y por tanto, matizada de valores, es estímulos para la mejor formación de quienes se especializan en esas ramas académicas.
No he tenido, ni tengo ni tendrá anuncios de la JCE y si alguna vez los pongo en mi página, serán gratis como deberían ser en todos los medios de comunicación al tratarse de una gestión crucial para el país, la electoral, y sin fines de lucro.
Mientras tanto, me permito entender que Román Jaques Liriano, es mi héroe electoral nacional.
Hizo lo que nadie: sin influencias políticas de nadie, enfrentando infinitas presiones, mentiras, tramas venidas de cada ángulo de las esferas políticas. Nos proporcionó, junto al trabajo de su equipo y los cientos de voluntarios electorales, tranquilidad, un adjetivo que pocas veces podemos citar en una misma oración cuando se habla de elecciones.