Me he iniciado en la movilidad eléctrica, lo que supone que evita el consumo de carburantes a partir de la combustión de recursos fósiles. Soy propietario de un carro eléctrico.
Era una meta desde que conocí, el pasado mes de abril, de las manos de mi amigo Ernesto José Fernández Brea, (abogado y cheff) en una sensación un tanto indescriptible que me produjo montar en su Hunday Ioniq, (2018), que había adquirido en un establecimiento de este tipo de vehículos: Zero Emisión RD .
Aquel recorrido proporcionó una experiencia inédita: Transportarse en el seno de ese silencio daba una impresión de viaje en el espacio ingrávido. Era, más que cómodo y sustentable, algo mágico.
Aquella fresca relación entre movilidad, silencio y respeto por el ambiente, me resultó penetrantemente agradable y me fue recuperando el ánimo y me sedujo. Ese fue el momento en el cual aposté por la movilidad eléctrica. Desde entonces se fijó en mí el propósito: movilidad eléctrica como forma de estar en armonía con la vida.
Hoy en mi parqueo hay un vehículo Nissan Leaf 2019. Se trata de un paso trascendente que supera el cambio de vehículo por otro. Es aplicación en la práctica de una concepción de la vida.
Nissan Leaf (Imagen del catalogo de Nissan, para fines ilustrativos)
Recuerdo que escribí el 12 de diciembre de 2021 un artículo en mi columna Como Cada Domingo, de El Nacional:
“Los vehículos eléctricos no son ruidosos. Disminuyen la contaminación acústica, una de las causas de la pérdida de audición sufrida por más de 360 millones de personas en el mundo, de las cuales 32 millones son niños. Son económicos. El costo por kilómetro es sustancialmente inferior al de los automóviles de motor de combustión. Una pareja amiga, que tiene hace tres años un carro eléctrico, calcula que ha ahorrado 750 mil pesos en gasolina premium. Son seguros. Los modelos eléctricos entregan igual o mayor seguridad que los de motor de combustión. Cuentan con los mismos elementos de chasis y pueden ser equipados con asistentes de ayuda a la conducción como ABS, control de estabilidad ESP, frenado automático, detector de peatones, entre otras funcionalidades. Necesitan poco mantenimiento. No tienen motor, ni radiador, ni otros sistemas complejos de mecánica. Las visitas al taller de mecánica desaparecen al igual que los costos de mantenimiento como se conciben en ese plano”. (https://elnacional.com.do/carros-electricos/)
¿Qué es ser consecuente con la vida?
En este momento de mi vida, siento que inicio realmente, el trayecto que apunta a esa aspiración.
Para una persona que cree en el valor de cuidar al planeta, preservar el ambiente y ubicar como una meta creer en un mundo en el cual se fomente la armonía de lo viviente con lo vivido, ingresar a una avanzada legión de seres humanos que evitan que la movilidad sea un factor de deterioro de la vida, constituye un honor, un deber con el que se ha cumplido y una forma de lograr la armonía más esencial con la existencia.
Mi convicción era tan fuerte y tan grande, que estaba dispuesto a dejar mi vehículo de consumo de gasolina por uno aun fuera de dos ruedas. Era esa lucha entre objetivos o costos. Era la brega por tratar de hacer posible, lo que parecía no posible.
Y estaba dispuesto a asumir un compromiso financiero, pero voces racionales (provenientes de mi familia y en especial de mis hijos) me aconsejaron no hacerlo, por mi edad y mi estabilidad de vidas sin presiones ni préstamos a estos niveles.
Lo que no me esperaba es que el vehículo me llegara de regalo, como ha sido.
Una sorpresa sin compromisos con nadie ni con nada.
En todas las familias, radica el amor y tiene nombres de familiares que nos aman y que no necesita que se les mencione en público, porque es un dato que ellos conocen y que no dicen nada a quien no los sabe.
Iniciarme en la conducción eléctrica representa tomar un camino de auto cuidado de la Humanidad, y produce una satisfacción difícil de definir, el tomar la ruta de la movilidad sostenible, que en modo alguno está exenta de contaminar en alguna medida al usar uso de energía eléctrica.
El ideal debe referir el vivir una existencia que no altere, o que lo haga al mínimo, la armonía vital, ¿el orden de los factores que pueden contribuir a vivir mejor?
Siento que vivo a partir de ahora en una escala de vibración distinta de cara al respeto por el ambiente. Y mire, que cada día, reciclo artículos de plástico, los llevo a zafacones segregados, evito el consumo innecesario de energías. Pero no era suficiente.
¿No contaminan en absoluto? Si, pero….
Toda forma de movilidad en las ciudades y pueblos, genera contaminación, pero la que parte de residuos minerales y fósiles, es infinitamente mayor, de más profundo impacto, y sentir que uno se ha liberado de esa responsabilidad, es un alivio.
Me he iniciado en la movilidad sin consumo de carburantes, lo cual reduce el impacto de contaminación, aun cuando haya que admitir que no es un índice absoluto: la Agencia Europea de Medio Ambiente, señalan que aproximadamente el 51% de las emisiones de CO2 de un coche eléctrico se generan en su fabricación, debido sobre todo a la energía empleada para producir la batería, este componente supone alrededor del 40% del total de emisiones en la creación del vehículo (según datos del informe 13/2018 de la Agencia Europea de Medio Ambiente) y una quinta parte de esas emisiones procede de la extracción de los minerales necesarios para su fabricación. Y el estudio del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil) y la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), revela que la energía eléctrica renovable tiene un valor nulo de emisiones de los llamados GEI (Gases de Efecto Invernadero).
Los vehículos manejados en carretera emiten cerca de 1.4 billones de toneladas de gases de efecto invernadero (GHGs) en la atmósfera cada año—mayormente como dióxido de carbono (CO2)—contribuyendo al cambio climático global. Los vehículos manejados en carretera emiten cerca de 1.4 billones de toneladas de gases de efecto invernadero (GHGs) en la atmósfera cada año—mayormente como dióxido de carbono (CO2)—contribuyendo al cambio climático global. Cada galón de gasolina quemada crea 20 libras de CO2. Eso es típicamente de 5 a 9 toneladas de CO2 por año por auto. (Fuente: www.fueleconomy.gov).
¿Cómo es posible?
¿Cómo un galón de gasolina puede crear 20 libras de dióxido de carbono?
Parece imposible que un galón de gasolina que pesa cerca de 6.3 libras puede producir 20 libras de dióxido de carbono (CO2) cuando se quema.
Esto parecerá muy químico: el peso del CO2 no proviene de la gasolina en sí, pero del oxígeno en el aire. Cuando se quema la gasolina, el carbono y el hidrógeno se separan. El hidrógeno se combina con oxígeno para formar agua (H2O), y el carbón se combina con oxígeno para formar dióxido de carbono (CO2).
Un átomo de carbón pesa 12 y cada átomo de oxígeno tiene un peso de 16, dando a cada molécula de CO2 con un peso atómico de 44 (12 de carbón y 32 de oxígeno).
Así pues, para calcular la cantidad de CO2 producido por un galón de gasolina, el peso de carbón en la gasolina es multiplicado por 44/12 ó 3.7. Como la gasolina es 87% carbón y 13% hidrógeno por peso, el carbón en un galón de gasolina pesa 5.5 libras (6.3 libras X .87). Puede uno multiplicar el peso de carbón (5.5 libras) por 3.7, ¡Esto equivale a 20 libras de CO2! (1)
¿Y los vehículos diésel?
Y lo correspondiente ocurre con el consumo de cada litro de combustible quemado un motor diésel que genera unos 2,65 kg de CO2, mientras que en un motor de gasolina un litro de combustible consumido es equivalente a unas emisiones de 2,37 kg de CO2.
Los vehículos híbridos merecen un capítulo aparte, pues en su ciclo de producción emiten más CO2 que los de motor de combustión, aunque no tanto como un eléctrico, al tener baterías de menor tamaño. Pero durante su fase de utilización las emisiones son un 34% inferiores según el Índice Equa, organismo independiente que mide en condiciones reales el rendimiento.
(1): Propiedades físicas y químicas de la gasolina: Propiedades de los Combustibles del Centro de Datos de Combustibles Alternativos (AFDC) del Departamento de Energía (DOE).
Enlaces de interés:
