El cáncer puede ser: enfermedad terrible o aliado que nos hace crecer

Entendido como debería ser, el cáncer es un consejero es un amigo de viaje, uno que se sienta a nuestro lado, en silencio a transmitirnos, sin decir una sola palabra, que tenemos fortalezas dormidas, que contamos con recursos inexplorados que impulsan el arraigo a la vida.

El cáncer es una de esas singulares condiciones que llegan para indicarnos que tenemos que despertar de ese letargo cotidiano que transcurre sin que nos demos cuenta, marcados por rutinas, horarios, metas laborales y sublevarnos a vigilia inconsciente que perfila un vivir sin otras metas que no sean las que definen nuestro ser, nuestras necesidades y nuestros intereses. Eso no es vida. Es auto adorno.

La palabra cáncer es una de las pocas con tal poder paralizante y trastornador de la vida cotidiana de quien la escucha en función de ingresar a esta condición de salud.

Este segundo encuentro con el cáncer ha de ser…un danzar, no una batalla.​ Un encuentro con la vida, no un “inicio del fin”​. Es un espacio para ratificar valores y no la puerta hacia lo indefinido.

Este nuevo encuentro con el cáncer, ​ luego de mi experiencia con la próstata en 2008, vuelve a ser un danzar, no una batalla.

El solo concepto paraliza, detiene y altera la existencia tanto de quien es señalado como el portador, como de sus relacionados más inmediatos (familias y amigos verdaderos), porque implica una vecindad con el dolor, la angustia de los tratamientos, el costo material que implica una dolencia catastrófica y la condición de cuasi cadáver andante que respira (por ahora) del paciente.

Esa es la concepción lastimera, tradicional y en blanco y negro. Pero hay otras concepciones y a las que no apelamos, ni recurrimos en el amplio torrente de actitudes y experiencias​.

​Pero existe una perspectiva alternativa no fundamentado en el pánico acostumbrado y previsible, diferente a las reacciones de aquellas mentalidades de poco vuelo: el cáncer también es un amigo​, ciertamente no deseado, que nos acompaña para hacernos crecer e inspirarnos desde su silencio​ progresivo, incluso desde la experiencia del color que trae consigo.

El cáncer tiene ventajas entre sus ofertas no exhibidas en las películas y los novelones, y una es que nos hace s entender que en la vida hay que estar preparados, que debemos estimular una cultura de prevención sanitaria​, y que debemos aprovechar la circunstancia para seducir nuestro ego aprendiendo a sentir el valor de la existencia, a cuestionar nuestro papel en la vida, a revisar la forma en que nos hemos entregado o no, al servicio y al amor.

Y nos relata que debemos esforzarnos por su detección temprana, la actitud mas útil y sobre la cual tenemos dominio. Hacernos examinar, hacernos los análisis, los estudios que puedan detectarlo. Muy pocos cánceres son prevenibles, lastimeramente. La única circunstancia en el margen de nuestro control es la detección a tiempo.

El cáncer como aliado, a la larga fomenta esa actitud preventiva, esa oportunidad de transformarse en un valladar ante la adversidad, el peligro y el riesgo mortal que involucra.

En mi caso es también motivo de ofrecer válidamente una pauta de comportamiento al resto de mi comunidad al dejar claro que el cáncer es un compañero de viaje ha de tener un desempeño que ha de moldear en mí, la actitud precisa, la postura adecuada para experimentar sus pasillos que podrán implicar, muchas horas en salas de espera, tratamientos, dolor, deterioro de facultades y renuncias, así sean temporales, a lo agradablemente acostumbrado.

No se trata de levantar proclamas ante lo que creemos es una tragedia. No ​ se trata de auto laceración, ni de fomentar el auto martirio. No hay que erigir​le al cáncer, un pedestal de homenaje​s. El cáncer no procura,​ ni necesita, ni merece ser homenajeado. No es una entidad consciente en demanda de satisfacción de su ego, que no tiene. Es una condición de salud.

​El valor de esta condición de salud es comprender el proceso. Y hacer que opere a nuestro favor, independientemente de lo que finalmente nos ocurra como pacie​nte. Estamos en la creencia de que todo ha de salir bien.

El cáncer tiene la facultad de hacernos revisar la disponibilidad del tiempo, que desperdiciamos en tantas tareas inorgánicas, como en la de someternos a los comportamientos y estereotipos aprendidos.

La principal experiencia: Fomentar la detección temprana. Hacer exámenes periódicamente realizados para ver que todo marche bien en nuestro organismo. Y de paso, reconocer a instituciones dedicadas al tratamiento y detección: Instituto Oncológico Heriberto Pieter (El Oncológico),  el Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavárez (INCART), Onco-Plaza (Plaza de la Salud), Hemo Oncología,  de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), entre otros centros y filiales de estos, en los cuales profesionales (hombres y mujeres) trabajan con una entrega y un amor que no puede ser descrita en una nota para un medio tan importante como www.acento.com.do

Quedan planteadas ahora, las grandes tareas:

La principal misión: Transformar nuestras acciones en un elogio al buen vivir. Fomentar el ejercicio, la buena alimentación evitando la excedida en grasas y azúcares, Vivir para comer, y no al contrario.

La principal conquista: Entender el proceso que es llamado a optimizar nuestro tiempo y encarnar la esperanza y la inspiración para toda persona que nos trate y nos quiera. No ser nunca motivo de desaliento para con esa gente que nos ama.

La principal enseñanza: Nunca se sabe cuándo la vida dará un vuelco, en el sentido que sea, ante lo cual la única norma es estar listos siempre.

La principal inspiración: La validación de la fe, cualquiera que ella sea.  La confirmación de nuestro compromiso con el pensar​ creativo, por el desarrollo de lo mejor de nuestras actitudes. Es esta una coyuntura para emanar luz y no un motivo para la regresión existencial, la depresión, el aislacionismo clínico y el decaimiento social.

Es este un tiempo para sentir el valor del detalle, de lo simple y es la época justa para maravillarnos ante los procesos del organismo que nos mantienen vivos de los cuales solo tomamos conciencia cuando nos fallan. Ese es el valor a que me refiero.

Algo tan simple e ignorado como la producción de la saliva en la cavidad bucal. No nos damos cuenta del milagro que es hasta que comienza a fallar y a generar molestias al consumir alimentos.

De eso se trata: de maravillarnos cuando el cuerpo no nos advierte lo que hace siempre, ante un proceso tan complejo y maravilloso, (y tan poco valorado) como es el de secretar la saliva, sin hacer conciencia de cuán trascendente es ese fluir.​

El cáncer que llega es ese amigo inesperado en el trayecto y para hacernos crecer.

 

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