El presidente de la Entidad de Gestión de los Derechos de los Productores Audiovisuales, (EGEDA) sección dominicana, destacó que los Premios Platino implican una plataforma de promoción, proyección y mercadeo de los proyectos fílmicos iberoamericanos que conviene especialmente a países que, como República Dominicana, se están iniciando en la industria.
Luis Arambilet, escritor y guionista, dice que el hecho de no aparecer República Dominicana en las nominaciones finales de los III Premios Platino, no supone más que un mensaje para elevar la competitividad integral de la calidad y marca del cine que se está construyendo desde el país.
A continuación las respuestas de Arambilet a un amplio cuestionario que le sometimos:
- ¿Cómo evalúa el proceso de la III Edición de los Premios Platino, a entregarse en el mes de Julio próximo?
Excelente en todos sus aspectos. El proceso de celebración de los Premios Platino 2016 tiene varios componentes esenciales, el de logística y promoción, el de evaluación de la producción cinematográfica de todos los países participantes de Iberoamérica, el de difusión de la gala y puesta en escena, así como la post-promoción que da pie para reiniciar el nuevo ciclo anual.
El complejo proceso itinerante de logística y promoción es extraordinariamente preciso y se lleva a cabo en una ruta amplia de comunicación pública que da inicio cada año en Madrid, pasa por el respetado Festival Internacional de Cine de Guadalajara, que siempre nos acoge con efusividad, incluye nuestra sede EGEDA Latinoamérica en Los Ángeles, y al menos otros dos países de Iberoamérica –este año Santo Domingo/República Dominicana y Buenos Aires/Argentina–, además de la sede final, que en 2016 será Punta del Este/Uruguay. En este amplio periplo de difusión y comunicación, y en cada país, nos acompaña un selecto grupo de figuras mediáticas que siempre están dispuestas a respaldar nuestra industria Cinematográfica y que contemplamos, con mucha seriedad, como la esencia del “Sistema de Estrellas de Iberoamérica”.
El proceso de evaluación de nuestra cinematografía es exhaustivo y se lleva a cabo a través de fases eliminatorias, muy bien ponderadas y absolutamente democráticas, en el sentido de que Iberoamérica está representada en todas las categorías del proceso de votación. Las fuentes de ingreso de las producciones anuales son recabadas por todas las EGEDA de Iberoamérica, a través de los Institutos de Cine o Direcciones Generales de cada país. Asimismo, se consideran las evaluaciones de miembros selectos de las Asociaciones de Críticos locales, premios cinematográficos destacados y comisiones fílmicas.
La manera en que se ha organizado la III entrega de los Premios Platino ha sido excepcional, la convocatoria a medios es extensiva a toda Iberoamérica e incluye la retransmisión en vivo por TNT a toda Latinoamérica, y en cada uno de los países, además, a través de las televisoras que colaboran estrechamente con nosotros, en nuestro caso Telesistema, Canal 11. Todos podrán tener la oportunidad de observar la bien concebida gala, ya sea acompañándonos en Uruguay o como telespectador.
- ¿Son las nominaciones la única vía de destacar las cinematografías nacionales? ‘¿Hay otras formas o vías que ponga a disposición EGEDA/FIPCA para promover el cine de la región?
Existen otras vías, naturalmente. La Federación Iberoamericana de Productores desde 2004 otorgaba el premio cinematográfico anual Luis Buñuel a la cinematografía Iberoamericana, el cual fue convertido, en colaboración con EGEDA y a partir del 2014, en el magno evento de repercusión regional y global, que hoy son los Premios Platino.
Las cinematografías de nuestras naciones, además de destacarse en los circuitos de evaluación cinematográfica interna de cada país –en nuestro caso esto aplicaría a los Premios La Silla de ADOCINE, la Comisión Dominicana de Selección Fílmica de la DGCINE que envía a los Oscar, Goya y Ariel, u otros que poco a poco se irán desarrollando, como lo puede ser un Premio de Cinematografía Anual auspiciado por el Ministerio de Cultura–, también tienen como escaparate las vías externas de distribución y exhibición en circuitos tipo A o B de festivales internacionales, a la par que los prestigiosos mercados de productores y distribuidores que se crean alrededor de algunos de ellos.
Desde el año 2014 FIPCA también asiste a EGEDA en la plataforma de los premios José María Forqué –uno de los más reputados de España y con 21 ediciones en su haber–, específicamente en la categoría de mejor Película Latinoamericana.
- ¿Refleja el hecho de que no aparezca con nominaciones finales, un retraso del cine dominicano,? ¿Por qué?
Absolutamente no. Cuando se evalúan cinematografías regionales se entra en una verdadera competencia entre piezas cinematográficas junto a sus exponentes, provenientes de países con una tradición de oficio importante, con verdaderas máquinas de producción, mercadeo masivo y distribución mundial, y más aún, con una demografía mucho mayor que la nuestra y que respalda sus productos.
Si seguimos concentrando un poco más de esfuerzo en la originalidad, la calidad argumental y la acompañamos de una distribución efectiva, poco a poco veremos resultados positivos en términos de penetración internacional. Penetrar mercados no es fácil, el cinematográfico tiene la particularidad de ser, con frecuencia, excesivamente autóctono a la par que poco universal en sus propuestas estéticas, por eso hay tanto éxito de taquilla en mercados internos y solo unas pocas excepciones a esa regla. La industria cinematográfica requiere mucho de rostros en los que se ha invertido tiempo efectivo en pantalla, y en nuevos talentos que generacionalmente se van integrando a ese Sistema de Estrellas antes mencionado. También requiere de artífices maduros, que creen su estilo propio, no en un solo filme, sino durante toda la trayectoria de su carrera.
En los Premios Platino hablamos de más de ochocientas películas y apenas cinco nominaciones por renglón o categoría, para llegar a ese exclusivo ruedo hay que contar con piezas cinematográficas extraordinarias en todos sus órdenes, historias, actuación, fotografía, una realización virtuosa, cuidado en post-producción y de nuevo, un verdadero énfasis en la distribución previa, todo lo cual deja una estela indudable de calidad estructural y camino recorrido que sin dudas es bien ponderado por los jurados.
En el proceso de selección y eliminación, estar entre las pre-candidatas a los Premios Platino es un logro invaluable para cinematografías emergentes como la nuestra, tanto como lo es para Colombia, Guatemala, Venezuela, Ecuador, Perú, Puerto Rico, Paraguay o Bolivia.
- ¿Cuáles países son los que concentran las nominaciones finales y cuales quedaron fuera, y la relación que tiene esa relación final con la fortaleza de las marcas de cine nacionales de los países que si quedaron?
Chile, Argentina, México, Brasil, Perú y España concentran desde el proceso de pre-selección una gran cantidad de piezas cinematográficas relevantes, bien producidas y realizadas, algunas de las cuales bien podrían acompañar las nominaciones finales. La participación de Colombia con “El abrazo de la serpiente” de Ciro Guerra, candidata al Oscar, no sorprende tanto como la inclusión de Guatemala y su “Ixcanul” de Jayro Bustamante, una joya autóctona pero a la vez universal.
Las candidaturas y nominaciones vienen dejando su rastro durante el año en que son exhibidas, así que no sorprende a nuestros realizadores dominicanos, con quienes he departido durante el proceso, el que consideren un honor haber llegado a ser candidatos de los Premios Platino ante piezas de tanta valía estética, actoral y argumental, como las que en esta tercera entrega han sido finalmente nominadas.
Hay otras consideraciones de importancia, y es que muchas de las películas candidatas y nominadas utilizan efectivamente la fuerza que proveen las co-producciones, además de integrar buenos realizadores y elencos poderosos. Cuando a una producción se unen países con mercados masivos de espectadores y además consigue palmares de festivales, las probabilidades de éxito tienden a multiplicarse.
No debemos pues perder de vista las sinergias que pueden procurar las co-producciones en mercados pequeños como el nuestro. Tal fue el caso con “El rey de la Habana”, de Agustí Villaronga, una pieza de factura local y extraordinaria puesta en escena –en particular su brillante y apocalíptico cierre en uno de nuestros vertederos de basura– que estuvo cerca de llegar a las nominaciones finales y que fue aplaudida de pie en el Festival de San Sebastián. Igual sucede con Magallanes (Perú, Argentina, España), El Clan (Argentina, España), Ixcanul (Guatemala, Francia), Truman (España, Argentina), El abrazo de la serpiente (Colombia, Venezuela, Argentina).
- Tras las dos entregas anteriores de los Premios Platino… se puede considerar –tomando en cuenta a fuerza de esta III Edición- que está en proceso de consolidación la industria iberoamericana audiovisual y su sistema de estrellas?
Está en proceso de consolidación, no cabe duda. Pero un proyecto tan grande como el de los Premios Platino debe analizarse en el tiempo, quizás un horizonte de siete a diez años.
Pienso que la coordinación entre la organización de los premios y los Estados debe ser mucho más fluida y entender la industria cinematográfica como un gigante dormido, un generador de riquezas directas y derramas indirectas para nuestras endebles economías, el cual hay que estimular y crecer en términos comerciales a la par que cualitativos, pues ambos conceptos no deben ser excluyentes.
- ¿Cómo y en qué tiempo se forma una marca nacional cinematográfica? ¿En qué tiempo lo han logrado los países que liderean con sus producciones las nominaciones finales de los Platino y que dominan los festivales?
Una marca nacional cinematográfica no es fácil de lograr, existen muchas variables y condicionamientos históricos. Países con más de cien años de cine irregular no pueden compararse con naciones que protegen desde hace pocas décadas el quehacer cinematográfico. Las marcas, además, dependen de los vaivenes del mercado y la calidad de sus productos. En Iberoamérica los temas dictatoriales y las rebeliones civiles con frecuencia han retrasado el desarrollo de las industrias cinematográficas locales, pues los conceptos audiovisuales pueden remecer los cimientos de cualquier nación. Fue el caso nuestro durante más de 30 años y las décadas subsecuentes.
El establecer una marca cinematográfica es un delicado equilibrio entre los promotores de la industria, los inversionistas y el Estado. En República Dominicana apenas podemos hablar de cinco años efectivos de producción bajo incentivos, insuficientes como para determinar una marca cinematográfica nacional.
Algunos pocos realizadores afortunados de conseguir inversionistas hacen más de una película por año, cada nuevo egresado de las escuelas de cine quiere que su ópera prima sea una obra maestra y otros maestros avezados esperan por su primera oportunidad con extraordinarias historias en carpetas añejas pero sin suficiente apoyo financiero.
En Iberoamérica, cinematografías centenarias y que de alguna manera constante son protegidas o estimuladas, como Argentina –con 102 años de cinematografía–, México –que celebra 120 años de cinematografía en 2016 –, España –120 años también este año– y Brasil –también con cinematografía centenaria– por lo regular participan en la primera ronda de los Premios Platino con más de cien películas anuales.
No estoy seguro de que la cantidad sea sinónimo de éxito, pues sin distribución efectiva, el destacar una sola película, o diez, de una cantera de cien, significa que otros noventa productores no necesariamente alcanzaron sus objetivos de negocio y difusión. Algunas de esas cien piezas y sus artífices pueden haber alcanzado algún grado de notoriedad que quizás les sirva más adelante, pero no se debe perder de vista que la Industria Cinematográfica es en extremo competitiva.
El cine se caracteriza regularmente por el ciclo efímero de sus productos, se pelea por cuotas de pantalla dentro de los mismos países, es común detectar pobres mecanismos de distribución in situ y en menos de diez años se anticipa una saturación del mercado profesional tan severo como el de las áreas de turismo o la industria tecnológica en décadas anteriores.
Los avances técnicos, las limitaciones de pantalla y la cantidad de jugadores, hacen que la industria cinematográfica deba mirar a corto plazo hacia canales alternos de exhibición y distribución. La industria del entretenimiento busca incesantemente contenidos, pero esos contenidos necesitan de mecanismos de visualización efectivos y capitalizables que permitan a ese sector económico el llegar a un grado aceptable y responsable de auto sostenibilidad.
- ¿Cómo evalúa el proceso dominicano en términos de darle cuerpo a la producción de cine de calidad que sea artística y simultáneamente, comercial?
La producción cinematográfica es colaborativa, tienen que conjugarse elementos cohesionados y concurrentes.
Avispados productores que consigan oportunamente fondos suficientes para llevar a la pantalla buenas historias, interpretadas por buenos talentos, bien dirigidos y bien fotografiados, en cuya edición no se pierda la esencia argumental ni en la masterización de sonido la calidad del audio, que la banda sonora saque una lágrima al espectador y que la colorización realce las composiciones visuales, es apenas el inicio. Luego viene la ardua danza del negocio, dónde colocar el producto terminado y por cuánto tiempo. Posteriormente el factor subjetivo y la coloratura humana, lo que gusta a unos, no necesariamente le place a otros.
Si todos los factores anteriores no se toman en cuenta desde el principio, si ese balance armónico no se logra, es posible que el aspecto cualitativo de la mano con el éxito comercial, no se produzca.
Pocas piezas cinematográficas son la excepción, quizás aquellas que nacen con un cierto “ángel” que las hace especiales y que la fortuna las premia en un medio que es de difícil inserción.
Tenemos en República Dominicana, sin dudas, enormes éxitos de taquilla que dejan boquiabiertos a otros países, incluso los grandes monstruos de Iberoamérica, que no entienden nuestras cifras internas de espectadores. Es muy posible que ese fenómeno inicial se deba al eficiente aprovechamiento de algunos de los factores antes mencionados por parte de productores con experiencia.
Lo cierto es, sin dudas, que el oficio cinematográfico es complejo, nunca deja de sorprender y siempre es objeto de crítica.
- ¿Cuáles servicios provee EGEDA Dominicana en el país?
EGEDA Dominicana, junto al capítulo de República Dominicana de la Federación Iberoamericana de Productores (FIPCA), viene trabajando desde el año 2012 en la consolidación de los Premios Platino, en que se tome en cuenta nuestro país al momento de darles difusión a los mismos y en que nuestros talentos más destacados conformen el Sistema de Estrellas de la región.
Nos ocupamos de toda la logística de contacto con los productores y realizadores para ofrecerles una plataforma de interacción con sus pares en Iberoamérica durante las celebraciones de las galas de los Premios Platino, resultando de esa interacción nuevos proyectos a futuro.
Proveemos de manera gratuita el documento Panorama Audiovisual Iberoamericano y promovemos activamente el foro regional EGEDA-FIPCA, el más importante de Iberoamérica.
Igualmente, como entidad de gestión a favor de los productores cinematográficos y audiovisuales proveemos servicios tales como asignación del código internacional audiovisual ARIBSAN, la plataforma a demanda FILMOTECH.COM, y el servicio de guía profesional Quién es Quién en el audiovisual Iberoamericano.
LUIS ARAMBILET / EGEDA
- Presidente de EGEDA Dominicana
- Vicepresidente de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA)
- Miembro Fundador del Consejo de Dirección de los Premios Platino.