Mir fue desde corrector de estilo, editor, jefe de redacción, director de medios. Y nunca dejó de escribir crónicas, porque la crónica es la poesía del periodismo.
Alfonso Quiñones
En un artículo titulado Un gran escándalo, publicado en el diario La Nación, de Argentina, en 1988, José Martí, poeta y periodista, escribió “No hay monarca como un periodista honrado”.
No hay nada más desgastante para la poesía como el diarismo de quien vive del periodismo. Ni hay nada tan enriquecedor para el periodismo como la poesía de quien sabe que de algo tiene que vivir.
La lista de Poetas o escritores periodistas es tan larga como sorprendente:
José Martí
Emile Zolá
Rubén Darío
Rainier María Rilke
Vladimir Mayakovski
Henrich Heine
Anatole France
Emile Zolá
Fabio Fiallo
Samuel Beckett
Herman Hesse
Ilhiá Ehremburg
John Reed
Nazim Hikmet
Mijael Shólojov.
LUIS CARDOSA Y ARAGÓN, en su libro Círculos concéntricos NOS OFRECE UNA CÁTEDRA COMPLETA DE QUÉ COSA ES PERIODISMO. Publicado en 1967 por la Universidad Veracruzana, el libro incluye desde una entrevista a Joseph Stalin, hasta una crónica sobre artes plásticas.
La lista de escritores periodistas dominicanos es igualmente sorprendente:
Juan Bosch
Ernest Hemingway, que un día le preguntó a unos periodistas acerca del periodista y escritor Andrei Platonov.
Y al ver que estos no tenían idea de quién les hablaba, les dijo.
“Sin Andrei Platonov, sus cuentos de El Río Potudan, o El tercer hijo, y sus crónicas periodísticas, yo no hubiese podido escribir El viejo y el mar”.
Periodistas, grandes escritores latinoamericanos:
Nicolás Guillén
Gabriel García Márquez
Mario Vargas Llosa
Isabel Allende
Tom Wolfe
Raúl Rivero
No por gusto la primera de las crónicas antologadas en el tomo correspondiente a la obra periodística del poeta Pedro Mir se titula “La Poesía: cuestión de Estado” y cita a Robert Browning, poeta inglés del siglo XIX caído en el olvido hoy día, del cual recuerda esta escena.
“Alguien en una ocasión interpeló al gran poeta inglés para que explicara un párrafo ininteligible de su obra.
-Cuando yo escribí esto -respondió Browning- solo Dios y yo sabíamos lo que quería decir. Ahora solo Dios sabe!”.
Cuando Mir crónica esa anécdota no es el periodista, es el escritor de rica cultura quien escribe.
En una de sus primeras crónicas, Pedro Mir asegura que va dirigida “al secreto lector, el gran desconocido de ojos innumerables, al amable enemigo numeroso y temible como los dioses antiguos”.
Don Pedro ahí está utilizando recursos de la poesía. Utiliza la metáfora y la imagen, dos elementos poéticos imprescindibles en la poesía que sin embargo denotan que quien escribe esa crónica no es un periodista cualquiera.
Ahora, ¿por qué los poetas prefieren la crónica dentro del periodismo? Pues, porque la crónica es la poesía del periodismo. Es el género más libre para jugar con la cultura general, con las herramientas de la poesía, menos con la rima: símiles, metáforas, imágenes y otras figuras de la literatura.
Estoy seguro que el tomo dedicado a la obra periodística de Pedro Mir no está completo. Durante dos años muestra el trabajo para el periódico La Nación, especialmente 1945 y 1946.
En 1947, hostigado por la dictadura trjullista, don Pedro abandona República Dominicana y se instala en Cuba, patria de su padre. Santiago de Cuba y Guantánamo fueron sus primeros lugares de residencia.
En Cuba dirigió el noticiero radial de la Cadena Oriental de Radio, en Santiago.
En 1949 escribió en La Habana su conocido poema “Hay un país en el mundo”.
Se puede decir que Pedro Mir como poeta fue un puente entre el lirismo de la poesía modernista o posmodernista y el coloquialismo de la poesía de la década de los años 50.
Pedro Mir tuvo un segundo exilio en Cuba, después del derrocamiento de Juan Bosch. Cuando ocurrió su regreso definitivo a República Dominicana, siendo profesor e investigador de la UASD, no dejó de lado el periodismo literario, que tan bien se le daba, ya desde la revista Ahora, o el Listín Diario.
Me fascina en su obra periodística un estilo, una voz francamente de autor. La manera de adjetivar. El adjetivo es el diamante de la corona del periodista.
Y en eso, don Pedro Mir era un verdadero maestro. Valdría la pena estudiar a fondo sus crónicas.
He aquí una pequeña muestra en un párrafo de Carta a Maritza (pag. 522, publicado en la Revista Ahora el 3 de diciembre de 1973); se trata de un párrafo lleno de adjetivos que si no estuviesen, no tendría razón de ser la crónica, porque esa manera de definir es lo que le dan sentido a la misma.
Cito:
“¡Ni una sola vez se rindió la pluma! El despuntar de cada semana la tomó siempre dispuesta, aunque alguna que otra vez la encontrara atolondrada. Torpe. Resbalosa. Oxidada. Negada del tema. Preterida de la gracia. Ladeada de las fuentes. Dura en el rasgo. Rebelde en la armonía…”.
Diez adjetivos en cuatro líneas.
Diez martillazos, como versos de un poema.
Las crónicas de Pedro Mir, recogen sus estadías en Cuba, sus viajes por el interior, Puerto Rico, París, la Unión Soviética, el match por el Campeonato del Mundo de Ajedrez entre Boris Spaski y Robert Fischer, la expedición de Cayo Confites, su natal San Pedro de Macorís.
Mir fue desde corrector de estilo, editor, jefe de redacción, director de medios. Y nunca dejó de escribir crónicas, porque la crónica es la poesía del periodismo.
Eso era el periodismo en Pedro Mir, una extensión de la poesía.
Y es lo que algunos intentamos hacer sin mucho éxito.
¿Saben qué?, hay probablemente cuatro personas que me hubiese encantado conocer: El poeta Serguei Esenin, Celia Cruz, Benny Moré y Pedro Mir.