Fuera de toda duda es que Ramón Oviedo es la máxima figura de la pintura social dominicana con marcado perfil universal. Las exposiciones con su obra involucran diez centros culturales nacionales y el Museo de Arte Moderno, constituyen el más valioso esfuerzo para dar a conocer la estética y alcance de su obra. El país se ha visto recorrido por la densidad, belleza y magia de un pincel que expresó un estilo y definió una escuela. Con Oviedo, la memoria resiste el olvido. Es valor y persistencia.
Imaginemos la actitud del espectador frente a la obra de Ramón Oviedo, sobre todo cuando se trata de un mural que, por sus dimensiones y universalidad estética, queda con la satisfactoria impresión de dejarse inundar de un mundo de colores y formas que conducen a un aspiracional, ese que no es recreativo, que no se solaza en las formas y la técnica, una atractiva que desafía: que llama a aportar lo que cada quien pueda, para erigir una mejor y justa sociedad para todos.
Esa experiencia sensorial es personal e intransferible, única para cada persona y al final sólo queda la inmensa magnitud de una obra pictórica nada tiene que envidiar a las de muralistas internacionales de alto reconocimiento.
El fenómeno Oviedo se ha develado gracias a una serie de circunstancias que se han producido en torno al motivo que ofrece el centenario de su nacimiento. El país se ha visto recorrido por la densidad, belleza y magia de un pincel que expresó un estilo y definió una escuela.
El impresionante mundo creativo de Oviedo se ha transformado, en los inicios de este 2024, en un verdadero fenómeno de la divulgación de una obra que probablemente sea el pináculo más alto de la plástica nacional.
El nacimiento de Ramón Oviedo Herasme, que se produce el 7 de febrero de 1924, ha relanzado, con motivo de su centenario, su obra como la de ningún otro creador pictórico con un circuito de exposiciones en diez centros culturales y el Museo de Arte Moderno. La cantidad de exposiciones simultáneas, es récord, hasta donde se sabe para la muestra de la obra de un solo creador.
Oviedo es líder de los pintores dominicanos más importantes, en un listado de honor que incluye figuras fundamentales de diversas corrientes y tendencias: Darío Suro, Cándido Bidó, Guillo Pérez, Jaime Colson, Paul Giudicelli, Domingo Liz, Yoryi Morel, Iván Tovar, Eligio Pichardo, Ada Balcácer, Elsa Núñez, Silvano Lora, Jorge Severino, Leopoldo Pérez (Lepe), Rafael Arzeno Tavárez, Raffi Vásquez, y Fernando Peña Defilló, entre otros.
Entendidos en la estética de los grandes pinceles latinoamericanos indican que la marca pictórica de Oviedo no es ubicable por detrás de ninguno de los grandes muralistas y citan los la perfección técnica y expresivo-visual de David Alfaro Siquerios, Diego Rivera y José Clemente Orozco (México) y Osvaldo Guayasamín (Ecuador).
Circuito de exposiciones
Las jornadas de divulgación de su obra han sido organizadas por la Fundación que lleva su nombre, en alianza con diez centros culturales nacionales, la mayor cantidad de espacios que se haya ocupado hasta ahora para presentar la creación de un solo autor visual dominicano.
Han pasado 100 años del nacimiento de Oviedo, por lo que este tiempo ha sido apropiado para inaugurar un circuito de exposiciones, iniciado en el Centro Cultural Banreservas.
Esa muestra fue abierta el dos de febrero pasado con Uno que va, otro que viene, en la cual 23 artistas de seis generaciones, presentaron obras de homenaje o relación con Oviedo. Varios participantes son sus contemporáneos, como Ada Balcácer, José Cestero y Thimo Pimentel.
En el MAM, la mega exposición
Esa exposición, única por su concepto, fue continuada, el 7 de febrero por la más amplia muestra de arte sobre la obra de un creador dominicano: 418 obras en tres pisos del Museo de Arte Moderno, organizada por la Fundación Ramón Oviedo, con el respaldo del Ministerio de Cultura, en una muestra inabarcable en una sola visita, si es que se desea conocer a fondo la obra de Oviedo.
Haber conseguido esa cantidad y variedad de obras de Oviedo, fue posible por la colaboración de la Fundación Ramón Oviedo y al apoyo del MAM, Banco Popular Dominicano, Ministerio de Cultura, Dirección General de Museos, Fundación Naar, Seguros Sura, Dirección General de Aduanas, Otorrino Diagnóstico, Oliver, Galería Estévez, Art Space y Álvarez y Sánchez y decenas de coleccionistas privados nacionales y extranjeros.
El muralismo universal de Oviedo
Naturalmente, a la mega-exposición del MAM, por razones prácticas, no fue posible traer los murales de Oviedo en Unesco, el Museo de la Resistencia, ONU, OEA, Suprema Corte de Justicia, Cámara de Diputados, Banco Central, Banco BHD. Los murales por forma en que se plasman en paredes, son inamovibles.
Pero el hecho de haber sido reclamado su talento para pintar tantos murales institucionales, respecto de los cuales siempre reclamó libertad creativa, aun cuando se ajustaba a la función u objetivos de las instituciones para la cual los hacía, pero la visión que expresaba en ellos, comprometida socialmente, era la suya. Su único compromiso era consigo mismo y su creer en la posibilidad de una sociedad que supere todas sus injusticias y fuera un marco de positivo desarrollo para cada uno de sus pobladores.
Las obras expuestas en Museo de Arte Moderno abarcan todas las etapas pictóricas de Ramón Oviedo entre 1938 y 2014, en un viaje artístico de 76 años, plasmado en lienzos, dibujos, murales y esculturas.
La muestra cierra el 10 de abril. Sería un crimen estético perdérsela. El costo al público es de 100 pesos, que de serlo, son supremamente bien pagados para ingresar a las tres plantas que ocupan la obra del maestro.
Es la mayor muestra pictórica – hasta donde se sabe- presentada en un solo espacio sobre la obra de un artista visual dominicano.
“Esta muestra es la culminación de un hombre luz, de pensamiento profundo y preocupaciones existenciales: cada obra es un sello de validación y dominio de la técnica; es poesía, grito, denuncia, cuestionamiento, historia, anécdota, danza, erotismo, jocosidad, mito y leyenda”, dijo Omar Molina Oviedo.
El circuito ha continuado al inaugurar el 20 de febrero en el Centro Cultural Perelló con la exposición titulada: Oviedo, 100 años, con más de sus 60 obras, para dar espacio a la obra de un creador muy sureño, nacido en Barahona.
El circuito de muestras ha de seguir en: marzo, abril y mayo en el Museo Bellapart, el Centro Cultural de España, la Galería Nacional de Bellas Artes y la Galería Ramón Oviedo, del Ministerio de Cultura.
Tras este circuito sin precedentes de exposiciones sobre su obra, con motivo del centenario de su nacimiento, se ha revelado una personalidad socialmente desafiante.
Ramón Oviedo se revela un creador infinito, persistente, autodidacta y revolucionario sobre todo cuando había que serlo, haciendo valer el arte visual junto a las armas constitucionalistas levantadas en 1965, a ninguna de las cuales tocó jamás. Su arma, en la revolución constitucionalista, era más temible: el pincel.
Danilo de los Santos, artista plástico consagrado, profesor y crítico de arte, describe el perfil social de la obra de Oviedo, con estas palabras: “Oviedo es un pintor social. El más acusador de los pintores que han tomado del pueblo sus temas y han volcado en sus telas el humanismo insular, y las posibles traducciones que pueden arrancárseles a esa humanidad: Costumbre, tropicalidad, insularismo, tristeza, misterio, sensualidad, desnudez… y que ahora abre paso con el pintor al realismo angustioso del hombre y la pobreza a que están condenados los marginados sociales: Los eternos protagonistas, así parece, de nuestra multiplicada y sometida población en el paso de los tiempos.»– Danilo de los Santos, 1978.
Un panel sobre Oviedo
Omar Molina Oviedo, el ceramista y fotógrafo Thimo Pimentel y la crítica de arte Marianne de Tolentino, moderados por Miguel Ramírez, curador y museógrafo de la muestra en Centro Cultural Banreservas, protagonizaron uno de los paneles en los que, con mayor claridad, y hasta sentido del humor, se hizo una disección de la singularísima personalidad de un Ramón Oviedo.
Se explicó que inexplicablemente no tuvo formación académica básica y que fue autodidacta que apenas asistió a la escuela formal en los primeros cursos, pero que obtuvo una amplia cultura gracias a una curiosidad y de lectura de contenidos que no eran solo de arte, insistiendo en temas científicos y en particular por los temas del espacio.
La crítica Marianne de Tolentino se refirió a la persistencia de Oviedo en su obra, con la cual fue definiendo un camino estético único y destacó su sentido de curiosidad permanente, su actitud de autoformación mediante la lectura y su deseo de apoyar a sus colegas del arte y a los estudiantes de pintura, sin ninguna actitud elitista.
Thimo Pimentel reveló que Oviedo y él pertenecían a un grupo que se reunían en una buhardilla, para trabajar cada quien su obra, pero dándose la mano mutuamente.
Sostuvo que Oviedo era un hombre políticamente de izquierda que no vaciló en integrarse al Frente Cultural de la Revolución Constitucionalista para crear los afiches y carteles que llevaban el mensaje patriótico y antimperialista.
Reveló que en ese grupo de artistas estaban Lepe, Ada Balcácer, Silvano Lora y que una buena parte de los carteles creados por Oviedo, se han perdido por el paso de los años, aun cuando algunos se han conservado en fotos. Reveló que, en una oportunidad, militares constitucionalistas le pasaron un fusil, pero el indicó que su arma, la más mortal de todas, era su pincel.
Omar Molina Oviedo, presidente de la Fundación Oviedo, indicó que él aprendió a respetar la actitud de su abuelo al verlo trabajar continuamente en su taller. “Su actitud para leer e investigar, sobre todo en torno a la ciencia aeronáutica, era impresionante” dijo.
Su vida profesional
Laboralmente, Oviedo se inició como fotograbador y cartógrafo del Instituto cartográfico militar, especialidades que estudió en Panamá en una escuela norteamericana, en la zona del Canal de Panamá.
Su labor pictórica se inicia en plena infancia pintando en cualquier superficie que le resultara atractiva como paredes, aceras en su vecindario, fue pintor de letreros y vallas en ciudad intramuros (lo que es hoy Ciudad Colonial). Entonces pasó a laborar en el Instituto Cartográfico Dominicano, dentro de la Comisión de Límites Geográficos.
Ingresa al sector privado para dirigir el departamento de arte de la primera publicitaria nacional, Reprex, bajo la dirección del publicista argentino Rafael Yépez.
También trabajó en la publicitaria Excélsior, la Publicitaria Fénix, con Brinio Díaz y en año 1978 deja la publicidad para dedicarse a la pintura a tiempo completo. Desde ese punto comienza la gran carrera pictórica de Ramón Oviedo.
En 1962, conoce y estrecha amistad con el profesor Juan Bosch (1909-2001), lo cual le motiva a accionar en el Frente Cultural y el Movimiento Constitucionalista, de 1965.
En 1966, presenta su primera exposición individual en la Galería André. Ese fue el inicio real de su prestigio, porque no pintaba como un iniciado. Había en sus trazos, el sello de un pincel conducido con destreza agudeza. Era casi el inicio de una leyenda del arte.
En 1968 forma parte del grupo Proyecta y en el 1972, participó en la Colectiva Nueva Imagen, realizada en Santiago de los Caballeros, en la cual resaltó su trazo y generó muchos comentarios, casi todos positivos, con excepción de los nacidos del ego torcido de algunos artistas, que no rechazaban.
Entre los reconocimientos por Oviedo, destaca la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, (1997) y el Congreso Nacional le reconoce como Maestro Ilustre de la Pintura Dominicana.
También la Condecoración Chevalier de l’ Ordre des Arts et des Lettres, que emite el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia. En el 2013, el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, otorga a Ramón Oviedo el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Evolución: Su mural más importante
Durante la gobernación de Bernardo Vega en el Banco Central, (1984), éste solicitó a Ramón Oviedo la realización de un mural en el pent-house del edificio principal de la entidad bancaria, precisamente el lugar en donde se asientan las reuniones de la Junta Monetaria del país.
El mural ordenado por Vega en el espacio señalado, cuyas medidas (75 X 245 pulgadas).
Se tituló “Evolución” magnífica el aura de la imagen, su poder en repetidos ecos, su presencia como espejo de los tiempos y la explaya hacia una búsqueda fabulosa de los arcoíris multicolores, hacia los correlatos donde los goces se encuentran abocados a identificarse con la realidad de la propia historia y, por lo tanto, con los dolores y angustias que siempre superviven a través de los rituales de las epopeyas.
“Evolución”, sostiene el escritor Efraim Castillo, “pertenece al período rojo y se convierte en una reafirmación contundente del mural como poema, como canto, como una invitación a transformar lo social en júbilo, igualdad y esperanza”.
Es una lástima que este valiosísimo mural no esté disponible para ser visto por el gran público, debido a su emplazamiento en el pent-house del edificio del Banco Central de la República Dominicana, asiento de las reuniones de la Junta Monetaria del país. Para verlo, se necesita de un permiso que justifique la presencia en un espacio tan cuidadosamente preservado.
Oviedo, el revolucionario
Oviedo siempre apoyó las causas más nobles en bien de su país, identificados con las clases más desposeídas. En el año 1965 cuando estalla la Revolución de Abril, Oviedo apoyo con su pincel y sus creaciones, junto a otros artistas, poetas e intelectuales, la reposición del gobierno derrocado de forma anticonstitucional del profesor Juan Bosch. Ingresó al Frente Cultural Constitucionalista, integrado por artistas y escritores identificados con los objetivos de la gesta patriótica: Abelardo Vicioso, Miguel Alfonseca, Oviedo, René del Risco, Avilés Blonda, Mateo Morrison, Tony Raful, Jeannette Miller, Asdrúbal Domínguez, Ada Balcácer, Iván Tovar, Antonio Toribio, Juan José Ayuso, Leopoldo Pérez, (Lepe), entre otros.
Realizó una serie de afiches y murales que están grabados e impresos en las memorias gráficas de la gesta hoy muy conocidos por fotos y algunos originales. Fue, junto a Silvano Lora, el líder de la creación visual para carteles y afiches con el mensaje revolucionario constitucionalista.
Oviedo fue un pilar de la simbología e imágenes que servían de apoyo y a la vez de denuncia frente al abuso que se cometía contra el pueblo dominicano por las fuerzas invasoras.
Su deseo principal era la vuelta a la constitución del 1963.
Su obra «24 de Abril» gana el primer lugar del concurso realizado en medio de la Revolución, obra considerada como una de las piezas más emblemáticas de la historia del arte dominicano, representando para los dominicanos lo que representa para los españoles el «Guernica» de Pablo Picasso.
Obra de Ramón Oviedo en la exposición del Museo de Arte Moderno (MAM).
La última obra pintada por Oviedo fue una figuración efímera porque se plasmó en la cabeza de Juampa, el personaje del Carnaval de Cotuí. Fue la representación de la nave espacial Spunik, de la entonces Unión Soviética, concretada con tonos blancos, evitando el colorido de los matices del carnaval, con el cual no estaba de acuerdo.
Enlaces relacionados:
https://revistas.uasd.edu.do/index.php/ecos/article/view/278/416
https://www.museobellapart.com/ramon_oviedo.html
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