Un libro de EU dice dominicanos aman a Trujillo como un buen padre

CALGARY, Canadá. Cuando se visita una ciudad como esta, autodefinida como el “Corazón del nuevo Este” y se acude a su Biblioteca Pública y allí se pide algún libro sobre República Dominicana, hay que estar preparado para cualquier sorpresa.  Y es justo lo que ha ocurrido.
Nos entregan un libro titulado Culturas del mundo: República Dominicana, con hermosas ilustraciones impresas en papel satinado 80, con encuadernación en pasta dura y una hermosa mulata en su portada, editado en 2016 por una empresa identificada con el nombre de Cavendish Square Publishing LLC, de New York. (https://cavendishsq.com/).
Queda claro que es veleidoso, y editorialmente sin sentido, encargar un libro sobre República Dominicana, a extranjeros que no conocen ni se tomaron el tiempo para investigar a fondo e ideológicamente sesgados por prejuicios raciales y conservadurismo de derecha.

El lógico resultado es un lamentable cuadro incompleto y deformado que desdibuja grotescamente la dominicanidad y que perjudica nuestra imagen ante el mundo, justo cuando se intenta proyectarnos turísticamente para alcanzar la meta planteada de los 10 millones de turistas. El producto presentado es una desastrosa visión de lo dominicano.
La descripción que hacen los editores norteamericanos de Cavendish, es una colección de distorsiones históricas y culturales que deforma lo que somos y preconiza una visión alejada de la realidad, comenzando por definir a Trujillo como un «Caudillo Extraordinario» que es amado por los dominicanos como se ama a un padre protector y autoritario.

El volumen, que forma parte de una colección que incluye a muchos otros países, yerra lastimeramente, frente a lo dominicano, en una larga relación de aspectos:

  • Dice que Héctor Inchaustegui, de quien dice fue destacado miembro de la “Poesía de la sorpresa”, (no se rían, por favor), al parecer para referirse a la Movimiento de la Poesía Sorprendida, y de la que nunca este poeta fue parte.
  • Cultura. Identifica como los escritores dominicanos a Domingo Moreno Jiménez, Juan Bosch y Julia Álvarez. La única foto que ilustra este articulo presenta a Álvarez saludada por el expresidente Obama. Para los editores del libro, no hay más escritores dominicanos.
  • Historia: Define a Trujillo en un titular como un “Caudillo extraordinario”. Nada menos.
  • Historia: De la Revolución de Abril, sostiene que Estados Unidos envió 20 mil soldados (fueron 48 mil los militares interventores) para enfrentar el movimiento que era “dominado por los comunistas”.
  • Leyendas: Dice que una de las más populares es la de la existencia del “Chupacabras” (tradición oral que se verifica solo en México y algunos puntos de Puerto Rico). Debió, en caso de querer referir una la leyenda, debió ser la Ciguapa, pero los editores muestran nueva vez que no tienen idea de lo que somos.
  • Identidad: Presenta una muchacha blanca, de clase media, en pantalones cortos, identificándola como trabajadora de una factoría de tabaco, donde la ubican con hojas de tabaco. Fallan con el bio tipo y los pantalones cortos no están recomendados en esa labor porque genera alergias urticantes.
  • Urbanismo: La imagen de página completa es la de los letreros de la avenida Duarte, retirados hace más diez años por contaminación visual, por disposición del entonces Ayuntamiento del Distrito Nacional.
  • Trabajo: Para describir la recolección del café, pone a dos menores de edad con sus rostros visibles, practica violatoria de la ley. Cierto que hay menores que lo hacen, pero el grueso del trabajo lo hacen los adultos.
  • Fuentes y referencias: Al final de cada capítulo, se citan fuentes de internet sobre el tema de lo dominicano, pese a que casi todos ellos son extranjeras, en lugar de usar sitios web dominicanos, que podrían arrojar una visión mas realista.
  • Gastronomía: la fotografía de comida dominicana es …. la de unos tostones. Nuestra cocina es alguito más que patacones.

Y paramos de describir las desventuras textuales e iconográficas de este libro que mal define la República Dominicana.   Pero hay mucho más que comentar.

¿Quién está en el deber de enmendar la plana a los editores y hacerles las correcciones de lugar?
Es una tarea para los Ministerios de Relaciones Exteriores, Turismo y Cultura y los periodistas de Turismo, comprometidos a preservar y proyectar la mejor de las imágenes del país.
No es para nada conveniente que se permita proyectar distorsiones y mentiras sobre la realidad cultural e histórica del proceso dominicano y pasar por alto una perspectiva neo-colonialista y profesionalmente deficiente desde el punto de vista editorial.
 
 

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