Zarzuela

La Princesa de las Gzardas muestra valor de ProArte

La función de cierre de La Princesa de las Gzardas, en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional, constituyó un nuevo aporte por fomentar el gusto por el género zarzuela, en una función que tuvo sobre todo luces y una que otra sombría circunstania de casting.
Con La Princesa de las Gardas, original  del compositor  judío-austríaco Emmerich Kálmáneste  y el libretista Leo Stein, sexto montaje en cinco años, cuando inició con la inolvidable Cecilia Valdez en  2012, la Sociedad Pro Arte Latinoamericana  muestra cuánta fuerza le asiste en su propósito de  fomentar el gusto por el canto y la escena en sus más altos niveles.

????????????????????????????????????

La soprano cubano-norteamericana Nathalie Avila desbordó el escenario del Teatro Nacional con elegancia, maestría, color y fuerza, al interpretar a Silvia Varescu. .


La selección de la zarzuela La Princesa de las Zardas, interpretada en español y con buen despliegue de recursos interpretativos y técnicos,  obedece a un criterio acercar el gusto dominicano por este género, para lo cual se le ofreció la oportunidad de disfrutar de una pieza  emblemática de género, una de las más populares del mundo
Nathalie Avila (SilviaVarescu) carga con peso interpretativo principal femenino  para justificar con una voz portentosa y rica en colores interpretativos, logrando entregar un rol impecable e inolvidable.  La soprano de origen cubano (con Maestría en interpretación vocal de la Real Academia Danesa), iluminaba todo el escenario con su voz y actuación. Su desempeño fue un premio de altísima generosidad estética.
Israel González, (Boni) tenor cubano de tremenda versatilidad y una carrera consagrada, tiene ese factor de conectividad, gracia y destreza. Su aporte fue un gesto profesional y límpido cargado de frescura. Hizo reír y emocionar la platea de buena gana.
Escena dos

La zarzuela La Princesa de las Gzardas, fue el acontecimiento artístico más luminoso en escena en la capital dominicana.


Karoline Becker (Condecita Stassi)  ratificó el valor de su vida entregada al arte, como intérprete entregada  con rigor a la misión de comunicar emociones. Un talento del cual emana fuerza y una figura local con condiciones para cualquier escenario de mundo.
Mario Martínez  (Feri), de fuerte personalidad y buen manejo de sus recursos, cumple con alto registro su papel fundamental de soporte de las acciones más trascendentes del montaje.
Edgar Pérez (Edwin Carlos)  pudo haber tomado un papel menos demandante para aprovechar de mejor maneja los indudables aportes artísticos que es capaz de ofrecer.
????????????????????????????????????

La selección de la zarzuela La Princesa de las Zardas, interpretada en español y con buen despliegue de recursos interpretativos y técnicos, obedece a un criterio acercar el gusto dominicano por este género.


DSC_6161DSC_6171DSC_6179DSC_6181DSC_6190DSC_6192DSC_6195DSC_6201DSC_6206DSC_6208DSC_6211DSC_6213DSC_6214DSC_6219DSC_6220Escena dos
????????????????????????????????????

????????????????????????????????????


????????????????????????????????????

????????????????????????????????????


Otros talentos
Se lucen: María Castilo, (Annilte), maestra del teatro dominicano, se sabe administrar y deja sentir su carga interpretativa actuando, lo que agrega un valor prístino al montaje; Mario Lebrón  (Leopoldo María), actúa y aprovecha sus condiciones de cantante, en la justa medida en que podía hacerlo: Juan Tomás Reyes (Eugenio de Rondorff), impecable como oficial de a guardia  austríaca y Miguel Lendor  (Niska) sigue ratificando su versatilidad en escena.
Carlos Palacio, como director de escena, muestra su acertado criterio con su diseño de movimientos y coreografías y Carlos Andrés Mejía, al frente de la orquesta Filarmónica y Coro, sirve de sonoro y armonioso sostén al interpretar la creación de Emmerich Kálmán.
La zarzuela
«La Princesa de las Czardas», con libreto de Bela Jembach y Leo Stein, fue estrenada en el teatro Johan Straus de Viena el 13 de noviembre de 1915.
Seis años más tarde se estrena en Cuba, en el Teatro Martí, el 25 de noviembre de 1921. En los años 50 se repone en el Teatro Campoamor con Rosita Fornés en el papel protagónico. El 25 julio de 1964, el prestigioso director Miguel de Grandy la lleva a escena una vez más y un año después se repone teniendo en los papeles principales a Rosita Fornés, Gladys Puig, Ana Julia, Armando Pico, Rafael Aquino, María Remolá, Georgia Gálvez, Armando Bianchi, Jorge País y Antonio Palacios.