Monumento Trujillo Hull

El “obelisco hembra” debe ser el Monumento de Honor a la Mujer Dominicana

El  monumento para conmemorar el Tratado Trujillo-Hull, inaugurado por la dictadura trujillista el  en la avenida del Malecón el martes  29 de febrero de 1944, necesita un ejercicio de resemantización, dándole nombre que lo coloque en la actualidad del país, ahora que acaba de ser remozado por la alcaldía del Distrito Nacional.

Renombrar o resemantizar implica eliminar un nombre impuesto mediante la fuerza y asignarle con una denominación más adecuada. El planteamiento es que se llame en lo adelane Monumento de Honor a la Mujer Dominicana, en un cambio posible necesario al igual que fuera cambiado, en Santiago, el “Monumento a la Paz de Trujillo por » Monumento a los Héroes de la Restauración.»  O cuando dejo de llamar Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre a lo que se llama hoy Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

El Tratado Trujillo-Hull  fue firmado  por  Rafael Leónidas Trujillo, dictador dominicano  y el Secretario de Estado Gordell Hull, de Estados Unidos.

Cierto que el otro obelisco, bautizado popularmente como el Obelisco Macho, es soporte de un mural a las Hermanas Mirabal, pero  justo por su nombre, que se basa en su forma fálica, es inadecuado para ser denominado  monumento a la mujer dominicana.

El estilo y diseño del monumento aludido, se asocia más directamente a una zona adecuada para todo homenaje a las mujeres dominicanas, las heroínas, las mártires nacionales, las que contribuyeron o a la fundación de la Patria o al respeto de su soberanía antes los distintos episodios en que se ha visto comprometida.

Ese Monumento al Honor de la Mujer Dominicana puede ser un lugar donde se   reconozca a las grandes mujeres: las educadoras,  las mártires,  las intelectuales y la mujer en general, para llegar a ser un sitio que conmemoran los natalicios de ellas y las conmemoraciones: Día internacional para la no violencia  contra la mujer), 8 de Marzo, entre otras fechas similares.

La gestión de resemantizar este monumento, debe implicar dejarlo en un color claro liso, ponerle su nuevo nombre en una tarja o en letras bajo o relieve, rescatar el alto relieve de la base.

Los obeliscos en ninguna parte del mundo, con nuestra excepción singular, no son soporte de murales, apareciendo siempre en color blanco, gris o a cemento visto. Los murales tienen todos los espacios de paredes que puedan necesitar, sin tener que alterar la naturaleza y perfil de un monumento determinado. Este monumento sufrió una agresión oficial  cuando en marzo de 2012, el Despacho de la Primera Dama dispuso que fuera pintado de verde cotorra.

Actualmente el país no cuenta con un lugar específico que sirva como receptáculo o espacio para los reconocimientos y homenajes a la mujer en los diversos planos en que esta se ha dejado sentir.

El Monumento de que se trata se encuentra en una zona urbana accesible, con notable facilidad para que se pueda captar cuanto se hace desde el mismo, sin interferir con la circulación por la avenida George Washington, con la facilidad incluso de desarrollar los actos en el Parque Cervantes que queda al frente

La construcción

El monumento fue diseñado y construido  y por los arquitectos Joaquín Ortiz y Tomas Aunón Martínez,  ambos exiliados españoles, (uno catalán y otro manchego), arquitectos que se asociaron, y que habían llegado al país el 11 de enero de 1940. Tiene 20 metros de altura y consiste en dos piezas, que semejan alas que se elevan al cielo, y estuvo listo  tres años antes de que fuera saldada la deuda en su totalidad.

La historia

El Tratado Trujillo-Hull  fue firmado  por  Rafael Leónidas Trujillo, dictador dominicano  y el Secretario de Estado Gordell Hull, de Estados Unidos a fin de  pagar la deuda externa dominicana con empresas estadounidenses  mientras que Estados Unidos devolvía el control de las aduanas dominicanas.

El acuerdo establecía que a partir de ese momento las Aduanas, enajenadas desde 1905 como consecuencia de las deudas contraídas desde los tiempos del general Ulises Heureaux, dejaban de funcionar bajo control del gobierno estadounidense y sus oficinas y dependencias pasaban a formar parte de la Administración Pública de la República Dominicana.

Fue trastrueque de deudas

Elogiado por los seguidores de Trujillo como uno de sus logros económicos, hay un rejuego de deudas que no se resalta: Trujillo comprometió los fondos del Banco de Reservas con el pago a  plazos de dinero que tomó prestado para suscribir el tratado.

En 1931 Trujillo inició una serie de negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos de América para que República Dominicana recuperara el derecho de administrar sus Aduanas. Varios años de intentos y discusiones culminaron en 1940 con la firma del Tratado Trujillo-Hull y a partir de entonces la administración de las Aduanas quedó en manos dominicanas.

La deuda externa continuó amortizándose mediante mecanismos establecidos por el Tratado en cuestión y en julio de 1947 su balance era de $ 9 271 855,55, suma que fue totalmente pagada a los tenedores de los bonos adeudados, el 19 de julio de ese mismo año.

La eliminación de la deuda pública externa durante la dictadura de Trujillo sería un tema recurrente a la hora de ensalzar al régimen en la propaganda gubernamental. El estado dominicano adquirió el control del National City Bank convertido en Banco de Reservas y de la Compañía de Electricidad, que pasó a llamarse Corporación Dominicana de Electricidad.

Enlaces relacionados

https://acento.com.do/opinion/el-verde-del-obelisco-hembra-201767.html