Miriam Pinedo

La inesperada y emotiva confrontación de posturas en torno a Morir en Bruselas

Lo que  era en principio como el panel de rigor del libro ganador del Premio Feria del Libro Eduardo León Jimenes, en la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, derivo hacia un interesante y emotivo enfrentamiento de posturas en torno a las responsabilidades de la violación, asesinato y descuartizamiento del cuerpo de Miriam Pinedo, cuyo cadáver fue encontrado la noche del  11 de diciembre de 1971, en la capital belga, cuando un miembro del Movimiento Popular Dominicano solicito exponer sus objeciones a lo expuesto en el libro Morir en Bruselas, de Pablo Gómez Borbón.

Ante un salón colmado al extremo del Círculo de Bibliófilos, en la segunda planta del local, a las cinco de la tarde en punto, se inició el evento con la lectura de las tres primeras páginas de la novela, en las que se narra como los esposos Decker, encuentran una maleta  en el pórtico de su casa, al regresar de su acostumbrada cena sabatina y en ella encuentran dos piernas de mujer.

De inmediato, Tony Raful, escritor y poeta (además de embajador dominicano en Italia) expuso sus criterios sobre el estilo narrativo y el trasfondo histórico del hecho expuesto: las muertes de Maxiliano Gómez y Miriam Pinedo en la capital europea.

Delia Blanco, poeta e investigadora literaria, describió a fondo las técnicas usadas y resaltó que le llamó la atención el carácter de la investigación policial, escrita justamente en la capital europea de las novelas policiacas más destacadas.

Pablo Gómez Borbón, el autor, intervino al final de la parte formal del panel, para resaltar que su libro solo busca restablecer la memoria de Miriam Pinedo y lograr que se reconozca el crimen de que fue víctima.

La controversia

Casi al terminar el panel, la moderadora sugirió que fueran presentadas preguntas o inquietudes en torno al libro, cuando ocurrió el enfrentamiento de ideas:

Oscar Mejía, exdirigente MPD, miembro del equipo de Seguridad de Maximiliano Gómez y Otto Morales (incluso un mes antes de que fuera asesinado):

“Deseo hacer una puntualización. Veo su gran preocupación en relación a que, a pesar del esfuerzo extraordinario con la búsqueda de informaciones sobre este hecho y la brillantez literaria de su libro que reconocen los expertos en narrativa con que pudo hacerlo (Muerte en Bruselas), a despecho de eso, no ha recibido la respuesta que usted esperaba en el sentido de que cuando se publicara el libro, salieran cien voces a decir:” Eso es cierto”, “Aquello no es cierto”, “Eso no fue así sino de esta otra manera” .

Yo le haré una simple puntualización para tranquilizarlo:

Mi nombre es Oscar Mejía y mucha de la gente que está aquí, me conoce. Fui y sigo siendo ideológica y emotivamente, miembro del Movimiento Popular Dominicano.

En los tiempos en que sucedieron los hechos, trabajaba como responsable de la seguridad del Buró Militar del MPD.

No me deja mentir la señora  Henriette Wiese, a cuyo apartamento me vi forzado a llevar a Otto Morales cuando ella no tenía ninguna participación política. Les estoy hablando de un mes antes de que lo mataran.

Se supone que en esa circunstancia, Otto debía estar en un lugar muy seguro rodeado de gente del partido debidamente armada y sin embargo estaba en la casa de una estudiantes de psicología de la UASD que no tenía nada que ver ni con el MPD ni con la política, solo porque era la calle Pasteur esquina Casimiro de Moya, donde vivía un gran compositor dominicano, el doctor Manuel Troncoso, por lo que yo sabía que ese lugar era imposible de ser objeto de una acción de allanamiento o asalto policial que no iba a acordonar esa cuadra de Gascue, en Santo Domingo, como se acostumbraba a hacer en otros sectores.

Yo con Otto al hombro, llevándolo a la casa de una inocente estudiante de Psicología, le da a usted la imagen de cual era nuestra situación en esos momentos.

Estábamos en medio de la calle, con una policía y un escuadrón de la CIA que había ordenado que lo mataran sin misericordia donde quiera que lo encontraran. El caso de Otto y de Maximiliano, era similar.

Lo que yo quiero que usted sepa (dirigiéndose a Pablo Gómez Borbón, autor de la novela) es que yo, que ya soy un anciano de 73 años, ingrese al movimiento revolucionario con 15, lo que quiere decir que yo era de los jovencitos del grupo, ya tengo 73.

Esto quiere decir que de esa generación la gran mayoría ha muerto por razones naturales, por lo que no debe esperar usted una respuesta vigorosa o numerosa que le va a responder. Ya muchas de esas cosas quedarán en el olvido de la historia.

Pero a mí me interesa, en este lugar, en este foro, en donde hay mucha gente importante y consciente, que se sepa que el Movimiento Popular Dominicano, en aquellos años y en toda su historia, hizo lo que tenía que hacer.

Cuando nosotros como partido, decidimos venir con Trujillo vivo, eso ahora cualquiera lo dice y los demás se ríen, pero había que estar en las calles de la RD, cuando Rafael Leónidas Trujillo Molina todavía estaba en el Palacio, cuando se decía que los carritos cepillos del SIM tenían un equipo  que podían captar lo que la gente decía hasta cuatro cuadras de distancia, lo que era un mito porque todavía hoy no se ha inventado nada así.

El terror que se vivía y como nosotros tuvimos entonces el coraje de decir “!Vamos palante!” y cuando secuestramos al coronel Donald J. Crowley, cuando matamos a todo el que matamos, cuando atracamos a todo el que atracamos , lo hicimos porque no teníamos otra opción.

Eso es lo que quiero que quede claro. Que con nosotros se trataba de hacer o morir.

No era entonces tan fácil como la democracia que está ahora, cuando nadie se pierde. Aquí todo el que se muere, lo encuentran.

Aquí nadie se desaparece. Y eso es porque nosotros fuimos capaces de poner en 1960 de poner un local en la calle Duarte y poner un micrófono y una bocina y comenzar a denunciar los crímenes de Trujillo. Es la historia. Fuimos capaces de constituir (en la Revolución de abril de 1965) un Comando en la Escuela Argentina que con mayor valor y entereza enfrentó a las tropas norteamericanas.

A mi me duele, y me van a excusar la emotividad de mis palabras en este momento, que ahora se nos quiera pintar como simples aventureros o peor, como asesinos que toman una pobre mujer, pieza importante de la historia política nacional, y que se llama Miriam Pinedo y la descuartizan y la tiran por partes de su cuerpo por las calles de Bruselas.

Yo no acepto eso.

El MPD, en el 90 % de sus hombres y mujeres, fueron gente que dieron su vida por este país. Y eso hay que respetarlo.

Que haya habido cuatro asesinos, con Manolo Plata y compañía, que lograron confundir a Maximiliano Gómez, es otra cosa. Manolo Plata a cualquiera confundía. Cuando el encuentro en la UASD  de la  UDUAL, fuimos tres hombres como la seguridad de El Moreno, cada uno con una pistola 45, decididos a lo que fuera.

Y cualquiera que veía entonces a Manolo Plata decía que era verdad que daba la vida por El Moreno. Yo mismo, todavía no me explico como Manolo pudo ser instrumento del asesinato de El Moreno.

Son realidades que probablemente no sabré nunca pero que no es tan sencillo como se quiere pintar ahora con un MPD a 50, 60 años de distancia, decir fácilmente que era un grupo de delincuentes que atracaban policías, para quitarles el arma…. Eso no es ni fue el MPD”.

El autor de la novela Pablo Gómez Borbón, cuando respondía la intervención del militante izquierdista, identificado como Oscar Mejía.

Respuesta de Pablo Gómez Borbón:

Gracias por su aporte, Sr. Oscar Mejía. En primer lugar 73 años no es ser anciano. Usted es un muchachito (risas de la audiencia).

El MPD, el PRD, el PLD y todos los partidos tienen que someterse todos al juicio de la historia. A Manolo Plata no lo defiendo porque es un monstruo, se le ha pretendido echar toda la culpa. Y no fue el único. Hubo gente que anda hoy por ahí que violaron a Miriam Pinedo. El MPD, y se lo creo, tuvo un gran rol histórico. Ese 90% del MPD, debe condenar el crimen.

El 23 de mayo próximo se ha anunciado una marcha revolucionaria porque, supuestamente, mi libro le echa lodo a El Moreno.

Lo que debe dar vergüenza del MPD es que nunca, en 50 años, se le ha hecho un homenaje a Miriam Pinedo. El único homenaje público que se le ha tributado lo realice yo en un parque público de Bruselas, con apoyo de la embajada dominicana en Bélgica.  (Aplausos del público)

No deben responderme a mí. Deben responderle al pueblo dominicano.

A usted, Sr. Mejía, mi correo electrónico está en el libro, y estaría feliz de que me escribiera para intercambiar sobre este hecho. Del choque de las ideas sale la luz. Quien desee conversar a fondo de lo que expongo en Morir en Bruselas, puede escribirme y coordinamos.

Tony Raful durante su análisis literario e histórico de la novela Morir en Bruselas. FOTO JOSE RAFAEL SOSA

Insisto en reconocer la lucha del MPD, que implicó sacrificios de su parte ante la dictadura de Joaquín Balaguer.

Todos los izquierdistas que quedaron en Europa participaron en el proceso de Miriam Pinedo. Pero han pasado 50 años y nada se ha hecho por reivindicar la memoria de Miriam. Insisto, no he puesto en entredicho el rol del MPD en su historial de lucha. Eso lo respetamos.

Por mi parte con este libro, he hecho mi labor.

Quiero presentarles a Yuri Morales Pinedo, hijo de Miriam Pinedo, quien está aquí (aplausos) a quien le he dicho que he sentido como si tu madre fuera mi madre. Yuri es un hombre íntegro que me ha dicho “Yo he perdonado a quienes mataron a mi padre y a mi madre”. Y ha perdonado por ejemplo a Huguito, quien reconoció su participación en los hechos. A veces pienso que Dios quiso que escribiera este libro para conocer a Yuri. Para mi mayor satisfacción no es ni el premio, ni el metálico. No . Fue haber hecho justicia a la memoria de una mujer. La ideología de derecha o izquierda no puede ser una excusa para el crimen, Las ideologías se han usado históricamente para fines inconfesables ……»

Sobre asesinato Miriam Pinedo, Chaljub Mejía: “El MPD no dio esa orden”

El escritor y dirigente izquierdista Rafael Chaljub Mejía, quien vivió la época en la que se enmarca el asesinato brutal en Bruselas de Miriam Pinedo, rechaza que la orden para perpetrar ese crimen partiera de esa agrupación política.

El declarante, en un escrito que reproducimos a continuación, reconoce la condición de militante de izquierda de la época de Hugo Hernández Alvarado, pero considera que lo que afirma sobre la responsabilidad del MPD, es falso: “Está hablando de más…”  sostiene.

A continuación, sus declaraciones:

“Desde Bruselas, Bélgica, el ex militante emepedeísta Hugo Alvarado Hernández ha pedido al Movimiento Popular Dominicano –MPD- que reconozca el haber ordenado el asesinato de Miriam Pineda, hace cincuenta años en Bélgica y que ese partido pida perdón ante el país por ello.

Conozco a Hugo, conozco la honradez de la familia de la que Hugo procede, los valores en que se cultivaron los hijos del hogar que encabezaron don Pablo Hernández y doña Juana Alvarado en San Francisco de Macorís.

Hugo y yo estuvimos presos juntos en la cárcel de esa ciudad en 1969, yo salí el 23 de diciembre de la prisión y, luego,   el 26 de marzo de 1970, salió Hugo hacia el destierro como parte de los presos excarcelados a cambio de la liberación del coronel Donald Jhosep Crowley, que había sido secuestrado por un comando revolucionario dos días antes.

Al igual que varios de los emepedeístas que habían salido al destierro a raíz del secuestro, Hugo estaba en Bruselas el 23 de mayo de 1971 cuando el líder del MPD, Maximiliano Gómez, fue encontrado muerto en el apartamento donde vivía Miriam Pineda, viuda del camarada Otto Morales, asesinado por la Policía Nacional el 16 de julio de 1970.

Según lo que se conoce, a Miriam la señalaron como culpable de la muerte de Gómez, y por órdenes de Manolo Plata, que había ganado influencia al lado del líder y ahora empezaba a ejercer como jefe del grupo de emepedeistas que estaban en Bruselas, a Miriam se le mantuvo secuestrada, la sometieron a todo tipo de presiones y torturas y al fin la asesinaron y descuartizaron su cuerpo.

Todo esto no puede ser más condenable y doloroso. Para la familia de Miriam, para quienes militamos en el MPD, quisimos entrañablemente a Otto Morales, conocimos los padres y otros miembros de la familia de Miriam y a la propia Miriam, que fue siempre una figura familiar para nosotros.

Hugo Alvarado Hernández ha pedido al Movimiento Popular Dominicano –MPD- que reconozca el haber ordenado el asesinato de Miriam Pineda

Hugo ha dado varias veces su versión sobre esos hechos, pero con la acusación que ahora le ha hecho al MPD, está hablando demás y hablando de asuntos que él no conoce. He recibido hasta con extrañeza, su desafortunada afirmación, que viene a ser un golpe más al nombre histórico y las glorias de un partido que a pesar de sus errores, marcó con heroísmo la historia de la lucha por la libertad y la democracia en nuestro país.

Al MPD nunca se le dio tregua y debió vivir constantemente defendiéndose en dos frentes, el de la represión violenta que le privó de la vida de decenas de sus mejores cuadros y el de los ataques destinados a mancharle su honra y su moral.

Esos ataques contrarrevolucionarios que nunca han cesado, se han recrudecido en los últimos tiempos y nadie sale a enfrentarlos, con la contundencia con que acaba de hacerlo mi amigo entrañable Freddy González.

No me explico por qué los grupos y fracciones que reivindican el nombre y la representación del MPD, guardan silencio y ha tenido que ser un emepedeísta de la vieja guardia como González, quien haya tenido que dar el paso al frente y asumir responsablemente y con valor, la defensa de su antiguo partido.

Para la época en que ocurrieron los hechos en Bruselas, la represión y el terror del gobierno balaguerista de los doce años había golpeado severamente el cuerpo dirigente del MPD.  Esa organización estaba dirigida por un reducido equipo entre los cuales se contaban hombres que jamás hubiesen apoyado una decisión criminal tan bochornosa como el asesinato de Miriam Pineda.

Al contrario, lo que se le ordenó a Manolo Plata y quienes la tenían bajo secuestro fue preservarle la vida y enviarla con sus hijos de regreso a nuestro país. El MPD nunca dio esa orden macabra, y no tiene que arrodillarse a pedirle perdón a nadie. Cometió errores y pagó por ellos con el tributo de su propia sangre y, por demás, muchas veces supo admitir sus errores y hacerse con honradez revolucionaria la correspondiente autocrítica.

Sus méritos están basados en aportes hechos a lo largo del tiempo. Por eso, junto a la bandera roja y negra queda una rica e importante memoria acumulada, un nombre histórico y un ejemplo de combate que se debe preservar y que a veces parece no tener quién dé la cara por ellos.

Hace cuarenta y dos años, junto a un grupo de camaradas, me tocó pronunciar las palabras con que despedimos formalmente la militancia orgánica en el MPD  para fundar un nuevo partido, el Partido Comunista del Trabajo.

Lo hicimos sin renegar de nuestra vieja organización, rompiendo con sus fallos pero reivindicando sus innegables méritos. Y a mucha honra. De su bandera rojinegra, dije entonces, descartamos la franja negra de sus errores, pero preservábamos el rojo púrpura de sus glorias. Y hoy, desde esa misma actitud, escribo las líneas que anteceden”.

El crimen de Mirian Pinedo tiene un responsable: Freddy Díaz (Manolo Plata)

SANTO DOMINGO. Un dirigente emepedeista de la época en que ocurrieron en Bruselas las muertes de Maximiliano Gómez y Miriam Pinedo, negó que la orden para la ejecución de esta última, partiera del Movimiento Popular Dominicano y advierte que declaraciones de este matiz, son una calumnia a una organización política de izquierda que ha escrito su historia en base a una heroica lucha por las libertades y la democracia.

A continuación, la carta de Freddy González:

“El 11 de diciembre del 1971 apareció en Bruselas, capital de Bélgica, el cadáver mutilado de una mujer que resultó ser el de Mirian Pinedo, militante del Movimiento Popular Dominicano (MPD), única testigo de la muerte de Maximiliano Gómez Nazario (El Moreno), hermana del legendario dirigente Ramón Pinedo (Monchín) y viuda de uno de los dirigentes más carismáticos del emepedeismo histórico, Otto Morales. Para esa fecha, yo era miembro de la Dirección Regional Norte del MPD, junto con Juan Ángel Santos Peña (Negro) y Rafael Chaljub Mejía, bajo la responsabilidad de Jorge Puello Soriano (El Men).

El caso del secuestro, torturas, violación y descuartizamiento de esa pobre mujer, nunca fue tema de agenda de nuestro organismo, que en esa fecha era el más activo y sólido de todos los que integraban una estructura nacional acosada brutal e inmisericordemente por las fuerzas combinadas de los aparatos de represión locales y de la estación de la CIA en el país.

Para esa fecha, los principales dirigentes estaban muertos o guardaban prisión en las ergástulas balagueristas, como eran los casos de Rafael Taveras Rosario (Fafa), apresado el 10 de junio del 1970 en la salida de Santiago; Otto Morales Efres, asesinado a mansalva el 16 de Julio del mismo año, y de Amín Abel Hasbún, que corrió la misma suerte el 24 de septiembre.

El 13 de enero del 1971 fueron detenidos durante una reunión en una residencia de la calle Ernesto Gómez (calle 22) del Ensanche Luperón del Distrito Nacional, los dirigentes del MPD Moisés Blanco Genao, Julio de Peña Valdez, Edgar Erickson Pichardo, Rafael Báez Pérez (Cocuyo), David Onelio Espaillat Campos y Luis Elpidio Sosa. El 7 de julio del 1971 fue asesinado el camarada Roberto Figueroa Taylor (Chapo).

El MPD pasaba en ese momento por su peor crisis dirigencial, con la mayoría de sus mejores cuadros muertos, presos o en el exilio y con una dirigencia local compuesta por buenos camaradas, con mucho valor, pero sin carisma y con poca formación teórica marxista.

Lo cierto es que el secuestro y las sesiones de torturas gravadas con que pretendían ocultar las verdaderas causas de la “misteriosa” muerte de Maximiliano Gómez Nazario (El Moreno), fueron enviadas al país por el principal sospechoso de ese hecho y autor material del asesinato y descuartizamiento de Mirian Pinedo, Freddy Díaz (Manolo Plata). (Negritas de Acento).

Que yo sepa, nunca en el país ningún organismo ni dirigente en particular dio instrucciones para cometer ese incalificable hecho. Y más aún, en un partido marxista-leninista, que además de basar sus decisiones en la determinación colectiva, un fenómeno como este jamás podría ser decidido individualmente, con el posterior silencio u omisión de las estructuras partidarias. Menos aún, en un partido que por encima de su situación de acoso terrible de las fuerzas enemigas había sido forjado inspirado en el ejemplo de El Moreno.

Pese a que comencé a militar en el MPD después de la guerra de abril, con apenas 15 años de edad, no tuve el honor de conocer personalmente al ex-camarada Hugo Hernández Alvarado, quien se dice testigo presencial de ese abominable hecho, no así a Manolo Plata y al séquito que le sirvió de ayudantes y cómplices, con los cuales compartí militancia en la zona norte del Distrito Nacional.

Creo que querer buscar otros responsables de las actuaciones del grupo que la ejecutó, es un acto de irresponsabilidad de Hugo Hernández Alvarado, y en el caso de que él tenga las pruebas de quién o quiénes dieron las órdenes, desde territorio dominicano, para la ejecución de Mirian, debe decirlo con responsabilidad y no echar un cubo de excrementos sobre una entidad que, como el Movimiento Popular Dominicano (MPD), tiene reservado un lugar cimero en la historia de la lucha libertaria de nuestro pueblo, con el aporte de las mayores cuotas de mártires, desde la lucha contra el trujillismo y sus remanentes, hasta el gobierno yanqui balaguerista de los 12 años, y más allá.

Como miembro de la dirección del MPD de esa época, me siento aludido y no puedo permitir que enloden el nombre y la honra de una organización llena de glorias, que, con aciertos y errores, sacrificó lo mejor de sus dirigentes y militantes, en aras de avanzar hacia su sueño socialista y de conquista de espacios democráticos como los que vivimos hoy los dominicanos, aun sea limitadamente.

Llamo al ex-camarada Hugo Hernández Alvarado a que, para la tranquilidad de su conciencia y el buen nombre del MPD, señale por sus nombres a quienes ordenaron, según sus retardadas “confesiones”, ese horripilante asesinato; y con ello salve la historia de gloria del Movimiento Popular Dominicano (MPD), recordándole que como principio jurídico de carácter universal: “Los ilícitos penales son personales”.

Nadie es responsable de los hechos de otro, y el MPD no puede ser la excepción.

Señor Hugo Hernández Alvarado, usted tiene la palabra”.

Ex militante solicita a MPD pida perdón por asesinato de Miriam Pinedo

El ex militante del Movimiento Popular Dominicano y ex preso político Hugo Hernández Alvarado, solicitó a esa organización político que  reconozca ordenó el asesinato de Miriam Pinedo hace 50 años en Bélgica.

Hernández Alvarado, al intervenir en un homenaje a la memoria de Pinedo, sostuvo que los hechos le merodean cada noche y recomendó al MPD que pida perdón por supuestamente haber dispuesto que se ejecutara a Miriam Pinedo.

Las declaraciones del ex militante de izquierda son recogidas en un video del homenaje grabado en la capital de Bélgica ante la estatua de La Pascal titulada “La muchacha triste”.

Miriam Pinedo fue secuestrada, torturada y desmembrada en la capital belga y luego su cuerpo fue depositado en tres maletas que fueron abandonadas en las calles con el manto de la noche como cómplice. El crimen fue investigado por siete años por Pablo Gómez Borbón para publicar la novela histórica Morir en Bruselas, en la que expone sus hallazgos.

“Para mí era necesaria esta catarsis…Lo ha llevado por 50 años en el alma. surge cada noche. Era necesario hacer este homenaje. Esto fue consecuencia de los regímenes que vivíamos, consecuencia del régimen policial que se vivía.  Lo sabemos los que estábamos encarcelados que salimos. Miriam sale del país, luego de asesinado su esposo Otto Morales y sale buscando un poco de calor, de aliciente. Nos busca a nosotros y encuentra la muerte” afirma en sus palabras marcadas por la emoción al punto de que su voz se quiebra.

“Pido perdón a la familia, Nuestra organización (se refiere a MPD) debería pedir perdón. Yo sé que vino la orden de esa formación política. Eso vino de allá. No se pide venganza, Pero hay que decir la verdad, aun cuando sea dolorosa. Hay compañeros en RD que no quieren reconocer este error, pero debe hacerse por la reconciliación, para con todos los que quedan. Si apareciera en el país un juez o jueza responsable ya estaría investigando este hecho” afirma el declarante.

En el acto hablo el embajador dominicano ante el Reino de Bélgica, el licenciado Iván Ogando Lora, quien sostuvo que el acto se realiza en el contexto de la lucha contra la violencia a la mujer, recordando horrendo asesinato 50 años, hecho brutal y sanguinario, según registra la prensa belga y repercutió.

Detalla que el crimen ha permanecido impune por medio siglo y que han salido los detalles a la luz pública, por la novela Morir en Bruselas, de Pablo Gómez Borbón. El diplomático sostuvo que Miriam Pinedo fue objeto de un doble asesinato: el físico y el moral, acusándola de participar en crímenes en los que no intervino, buscando justificar su muerte bajo un matiz político.

El autor de la novela, y promotor del acto de homenaje, Pablo Gómez Borbón, dijo  que era un acto de justicia y que ese asesinato es un símbolo tan valido como el de las Hermanas Mirabal. “Fue muerta por su condición de mujer y por otros factores. Se alegró de que el Hugo Hernández Alvarado, actor en las circunstancias referidas, se haya pronunciado y destacó que los realmente responsables, no lo han reconocido y están escondidos en diversas partes del mundo, en silencio,

“El cometido contra Miriam Pinedo es un crimen sin castigo. Fue una historia me perturbo desde que la conocí. Fue transformada en una cosa en nombre de una onda política. A los que te redujeron a la viuda de un revolucionario. Convertida en un instrumento para satisfacer las lujurias. Quise enfrentar a quienes te torturaron, violaron y mataron” dijo Gómez Borbón.

Y concluyo” Es hora de anestesiar el desprecio que siento por tus asesinos. Ya responderán ellos ante la historia y su conciencia si la tienen”.

La escritora Jennifer Peguero, dijo un poema en el homenaje a Miriam Pinedo. FOTOS CAPTURA DE VIDEO HOMENAJE A MEMORIA DE MIRIAM PINEDO.

 

Morir en Bruselas, literatura forense cargada de verdad y belleza

Morir en Bruselas, de  Pablo Gómez Borbón, es una novela atípica, iniciando porque, desde los motivos de escribirla, no fueron los ímpetus de la ficción los que mueven al autor. Es literatura por estilo, pero investigación a partir de sus hallazgos. Literatura documental.

Es un título documental que resume siete años de investigaciones, de revisión de documentos en cinco países, las consultas y la colaboración de más de 50  testigos, participantes en los hechos e historiadores además de 11 técnicos  y profesionales de la documentación histórica en el Archivo General de la Nación.

En apariencia, por la sugerencia que implica el género que intenta definirla, la novela,  su base es la descripción, elegante, fluida y de un estilo que resalta por su manejo de los detalles descriptivos, apoyada en la fuerza de la realidad de sus hechos.

El proyecto literario que Literatura forense, similar por género que adopta pero distinto por su metodología, a otros que se han editado sobre hechos de la historia reciente (Los que falsificaron la firma de Dios, Viriato Sanción, escrita en 1993;  La fiesta del Chivo, Mario Vargas Llosa, 2000; El olor del olvido, Freddy Aguavivas, 2001), para solo citar tres, y no complicarnos.

En Morir en Bruselas, hechos y personajes son reales. No apela el autor a licencias de la fantasía  a seudónimos (con excepción de dos personajes, dos investigadores belgas), empleados para conectar información que levanta.

El autor desempeña un doble papel: el del cronista periodístico de investigación a profundidad y como escritor que respeta el estilo y las normas de la narrativa hermosa y bien terminada.

Desde izquierda, Winston Vargas,  quien ofreció valiosas informaciones al autor,  Maximiliano Gómez,  Máximo López Molina, y Manolo Plata, (con gafas),. Foto tomada en el Jardín de las Tullerais, Paris, antes de febrero de 1971.

Volver al hecho

El motivo del autor es exponer, en procura de responsabilidades ,un hecho  cruel e indescriptible: el asesinato de dos personas en la capital de Bélgica,  contra el secretario general del Movimiento Popular Dominicano y Miriam Pinedo, viuda de Otto Morales, acontecido el 23 de mayo de 1971 y que  legalmente proscribió porque han pasado ya cincuenta años, pero con la clara idea de que crimen impune no signifique crimen olvidado, por lo que el objetivo trasciende el deseo de generar el placer de la lectura en si misma.

Morir en Bruselas puede ser leída con la fruición de quienes disfrutan de una narrativa inteligente, sensible y detallada, rica en documentación, con giros emotivos en sus personajes y sus hechos, expuestos con nobleza textual. Transcurre como impactante narrativa, propia de un thriller cinematográfico, desde sus primeras páginas, cuando el autor se luce.

El libro de Gómez Borbón deja tremendas lecciones sobre el irresponsable olvido colectivo ante un hecho de esta magnitud y las irresponsabilidades irresueltas.

Pablo Gómez Borbón, autor

Morir en Bruselas desarrollada con una extraordinaria  y formidable estructura narrativa, que convoca la fuerza de sus datos, tan hermosamente expuestos en el cual sorprende  agradablemente la elegancia, la fuerza de su imaginario, marcada por la información de variadas fuentes, que se revela trascendente ante las cortinas del olvido histórico y la inconsciencia colectiva.

Al efecto, el autor no se deja llevar de las pendiente cómoda y enjabonada para señalar culpables del crimen (sobre todo el más minimizado a pesar de su crueldad extrema, el de Miriam Pinedo), pero arroja suficiente información sobre  la geografía humana que constituía el cuadro que la enmarca, en el cual, sin duda alguna, están los asesinos, dando al lector la llave mágica para que abra las puertas del misterio. Están ahí. Solo hay que saber leer más allá de lo escrito.

Maleta en que apareció parte el cadáver de Miriam Pinedo

Notable como literatura

Morir en Bruselas es un título marcador que debe ocupar un espacio por la metodología de lo investigado, su diversidad de fuentes y la responsabilidad  que exhibe el autor, uno que desde ahora debe ser visto y tratado con el respeto que merece alguien capaz  de transformar y reivindicar un hecho de la magnitud del enfocado, sentando un modelo al tono de los tiempos para establecer luz y certidumbres sobre un garrafón descriptivo con riqueza imaginativa, Una obra que parteaguas. Morir en Bruselas permite batir las palmas de la literatura y la historia.

 

Un feminicidio ignorado

El asesinato de Miriam Pinedo, a la luz de los datos que expone Morir en Bruselas, es el feminicidio político  más importante contra una dominicana, luego del triple asesinato de las hermanas Mirabal, pese a lo cual la víctima, en  lugar de ser recordada y honrada, además de ignorada, ha sido denostada, otorgándole una muerte tan grave como la física: la moral.

Pineda fue decapitada y desmembrada y sus partes corporales fueron envueltas en papel transparente e introducidas en dos maletas, dejadas en dos puntos de la capital belga. Una muerte como la que nadie merecería. Pese a lo cual, solo se recuerda, cada 23 de mayo, a Maximiliano Gómez, con quien compartía apartamento en Bruselas.

Pablo Gómez Borbón, autor del libro sostiene: “Todo asesinato es horrible, y el del Moreno sin dudas lo fue. Pero el asesinato de Miriam Pinedo, tan horroroso como el de las hermanas Mirabal, lo fue mil veces más.  El asesinato – el feminicidio – de Miriam Pinedo no debe ser olvidado.

De esta desigualdad hay muchos ejemplos. No hay un solo artículo, no hay un solo reportaje que se centre en la muerte de Miriam Pinedo. Cuando se le menciona, si es que se le menciona, siempre es en relación con el de Maximiliano Gómez. Sobre Maximiliano Gómez se han escrito  artículos buenos y numerosos (particularmente, en los de Ángela Peña en el diario Hoy).

Y cierto, no hay registro de actos públicos a su memoria, la víctima de un feminicidio de esta magnitud, una muerte en extremo cruel, probablemente ejecutada por manos dominicanas, independientemente de los autores intelectuales.

 

Este título es recomendable en primer lugar como reconocimiento a la labor del autor, por la luz que arroja sobre un hecho histórico, por su responsabilidad y constancia en el levantamiento de los datos y por la belleza seductora  de su narrativa. El libro se vende en Librería Cuesta y por Amazon.