Martha Checo

Crónica de autor: Libros DGCINE trazan pasado y presente de cine RD

Si algo ha faltado al cine dominicano, que ya da sus primeros y segundos pasos, es la elaboración de un pensamiento cinematográfico, proveniente del estudio de investigadores, de informes oficiales sobre sus características, de los apuntes críticos de fondo que analicen sus proyectos y los puntos diversos de cada uno de los refugios de sus cadenas de valor.

La producción intelectual en torno al cine es escasa, asistemática y sostenida  solo sobre el empeño personal de determinados académicos e investigadores, casi siempre a costa de los presupuestos  y proyectos  personales de esos estudiosos, siendo el primero e históricamente precursor, la Historia de un sueño importado, del Jose Luis Sáez (sj) y el segundo, el profesor  Félix Manuel Lora, a nuestro juicio el más completo de los compiladores del proceso cinematográfico dominicano.

Los libros Resultados de la Ley No. 108-10 para el fomento de la actividad cinematográfica en la Republica Dominicana 2010-2019, Las salas de cine en República Dominicana: Historia, desarrollo y evolución de la exhibición y distribución cinematográfica y Antología de Largometrajes Dominicanos 1963-2019, se resuelven en un solo concepto: constituyen el real inicio de la plataforma oficial para divulgación e investigación sectorial del cine dominicano.

Estos tres aportes al pensamiento y análisis cinematográficos constituyen, fuera de toda duda, un trascendente aporte para la construcción sistemática del pensamiento profundo sobre el cine  local. Lugar aparte merece el libro del profesor José Luis Sáez, Historia de un sueno importado/1983) por su carácter de abrir el precedente al estudio a fondo y en serio sobre la industria del cine dominicano.

El equipo de trabajo de DGCINE,  a cargo de un área especializada que ha creado  un conocimiento a partir de cero, –  incluyendo la labor precursora de la gestión que de Don Ellis Pérez- ha desarrollado un especial cuidado sobre todo en el la gestión de la ley #108-10, transformando el área en una fuente de trabajo especializado alrededor de la producción y rodaje de las películas que se realizan en el país y la cadena de valor que involucra muchas otras personas en las otras etapas de la distribución y exhibición del cine. Con acertado criterio, los tres títulos fueron primero publicados en formato en línea (on line) y colgados en www.dgcine.com.do en la que están disponibles desde el pasado mes.

Editorialmente, el manejo de la edición limitada de estos tres especímenes , es impecable: los materiales empleados, la calidad de la impresión digital, el diseño adaptado a los colores institucionales y la imagen de conjunto que proyectan, dan la idea de un producto valioso, coherente y, a final del camino, necesario, minucioso y contentivo de información histórica y actual, gestionada con sumo cuidado.

Los tres títulos tienen trascendencia porque se constituyen ahora en la principal fuente de información de primera mano para el conocimiento preciso, el juicio documentado y las conclusiones certeras sobre la dimensión real de lo que representa la industria cinematográfica dominicana, tan matizada y cuestionada, por notables desconocimientos y prejuiciosos criterios mediático, que la han cuestionado.

Estos libros merecen un análisis por separado por corresponder a enfoques distintos, pero sin dudas que el mas trascendente de ellos, resulta ser el físicamente más pequeño y menos dotado de argumentos argumentativos es Resultados de la Ley 108-10,  producido por la unidad especializada de DGINE, cuyos cuadros, simplificados para dotarlos de capacidad una simple y aplastante verdad didáctica, particularmente en relación con los aportes fiscales del cine, dado que el principal argumento de quienes cuestionan la ley, es que ofrece exoneraciones de impuestos ilimitadas a los productores de cine nacionales e internacionales. El documento presenta una verdad que revierte esos criterios y que ya habría sido expuesta en los dos Congresos Nacionales de Cine.

Los otros dos libros (el catálogo de largometrajes dominicanos desde 1963 hasta 2019) que se constituye en el consolidado oficial del cine dominicano de larga extensión y exhibición en cines, y el de las salas de cine, una deliciosa historia esos entrañables espacios de encuentro con la aventura, el amor, los sueños y el peligro vividos desde la pantalla.

Entrañable, necesario e impecable el trabajo de Félix Manuel Lora, el más acucioso investigador de la industria, y Martha Checo, una cineasta formada en la Escuela de Cine San Antonio de Los Baños, Cuba, que muestra con este y otros aportes a la historia de nuestro cine, sus talentos.

Estos libros son la mejor celebración de una industria que ha llegado para ratificar talentos, definir mejor nuestros valores en pantallas y para indicar que la gestión del cine, desde el ámbito oficial gubernamental, esta en las mejores manos. Nuestra congratulación al equipo DGCINE.

Resultados de la Ley No. 108-10 para el fomento de la actividad cinematográfica en la Republica Dominicana 2010-2019. Dirección General de Cine. 2020. Presentación: Yvette Marichal.

Las salas de cine en República Dominicana: Historia, desarrollo y evolución de la exhibición y distribución cinematográfica. Autores: Félix Manuel Lora y Martha Checo; Edición a cargo de Dirección General de Cine; Presentación: Yvette Marichal; 2020.

Antología de Largometrajes Dominicanos 1963-2019; Dirección General de Cine; Historia del cine: Félix Manuel Lora; Catalogación: DGCINE; Presentación Yvette Marichal. 2020.

 

El cine entró al país por La Vega en 1990, no por Puerto Plata

El cine no penetró a Republica Dominicana en agosto de 1900 por Puerto Plata, como se ha sostenido hasta el presente, sino que tuvo sus primeras funciones en julio de ese año en La Vega, revela el libro Las Salas de Cine en RD, de Félix Manuel Lora Robles y Martha Checo, ambos cineastas y profesores de comunicación.
La publicación, auspiciada por la Dirección General de Cine y presentada esta semana, relata que la primera proyección del cine en el país se produjo en la casa del Sr. Nathan Cohén, de La Vega, de acuerdo a una crónica publicada el 22 de diciembre de 1950, titulado “El cinematógrafo, aparición en La Vega y su evolución”.
Esa crónica fue publicada por el odontólogo, historiógrafo, investigador e inventor vegano, Jovino A. Espínola Reyes (1892-1979) y republicada en el libro “La Vega Histórica Vol. II” de 2009 (Editora Ferilibro) del Ministerio de Cultura, una publicación que para muchos lectores pasó sin mucho lucimiento, exceptuando algunos estudiosos e investigadores del cine, que advirtieron la novedad pero que no se hicieron eco.  La revelación estaba ahí, pero pasó lejos, muy lejos, de las luminarias de la opinión publica.
Indican los autores que esta investigación recoge documentos (artículos, memorias, anécdotas en periódicos, revistas y textos de investigación), para el estudio del impacto de la llegada del cine al país y su posterior desarrollo como industria de exhibición y distribución.

Lo que había
La versión oficial hasta el momento sobre la aparición del cine en el país,   la ubica en agosto de 1900, publicada por el sacerdote jesuita, profesor de comunicación  e investigador de medios, José Luis Sáez Ramos, quien en su libro Historia de un Sueno Importado, da a conocer la primera noticia aparecida  en la prensa dominicana hasta ese momento, en base a los documentos con que contaba el investigador,  sobre la presentación del Cinematógrafo Lumière y que ubica esas primera proyecciones en Puerto Plata y Santiago,  publicadas en el periódico  La Redención, de Santiago y la reproduce el Listín Diario de Santo Domingo, en su edición del 14 de septiembre de 1900.
“Esta investigación determina que no es la ciudad de Puerto Plata donde se hace efectiva la primera presentación del cinematógrafo de los Lumière por Francesco Grecco, aunque la fecha que relata Sáez y el acontecimiento son correctos, el nuevo hallazgo apunta a la ciudad de La Vega donde Grecco hace su primera parada en República Dominicana para la presentación del famoso aparato” afirman Lora y Checo.
La crónica de Jovino A. Espínola Reyes dice:  “Una de las novedades o maravillas venidas a la ciudad de La Vega a principios del presente siglo y que más llamó la atención fue el cinematógrafo, pues a mediados de julio de 1900 se presentó a esta culta ciudad de nuestros amores un señor muy simpático, de nacionalidad italiana, llamado Greco, el cual instaló donde hoy se encuentra la casa que alberga la farmacia Central de don Blas Pezzoty, el primer cinematógrafo que conocimos los veganos”.
Refiere:  “Esta nueva maravilla llamó mucho la atención, pues noche tras noche en el salón de la casa que había construido el Sr. Cohén para billares, se efectuaban las novedosas proyecciones; era muy concurrido por hombres, mujeres y niños de todas las edades y clases sociales. Todos
iban para admirar el esfuerzo del hombre de ciencias llevado a efectivas realidades: la fotografía en movimiento o del movimiento, es decir. (Espínola R., 2009, p. 31).
Lora y Checo citan a Sáez, cuando sostiene “…hasta donde nos permite llegar las pruebas documentales, comienza una noche de agosto de 1900 en la ciudad de Puerto Plata. Esa noche se exhibieron once películas de la casa Lumière, de Lyon, realizada entre 1895 y 1899… A pesar de lo reducido de las pruebas documentales, todo parece indicar que el Teatro Curiel (o Municipal) de Puerto Plata fue el local en que se exhibió por primera vez en Santo Domingo el Cinematógrafo Lumière. (Sáez, 1983, pp 25-26).
El valor del libro
La DGCINE, al auspiciar esta y otras dos publicaciones (Antología de Largometrajes Dominicanos 1963-2019; Las salas de cine de la República Dominicana; y el Catálogo de Resultados de la Ley No. 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica en la República Dominicana 2010 – 2019) logra un aporte en la reconstitución de la historia y el presente de la industria del cine y contribuye a desarrollar un pensamiento nacional cinematográfico.
En el caso particular de esta publicación, tanto Lora, el mas sistemático de los investigadores de los hechos del cine y administrador del archivo público más amplio (www.cinemadominicano.com)  y Checo, una precursora cineasta muy enfada en documentales que develan la incidencia de las mujeres en el cine, una trayectoria que tuvo su punto de mayor trascendencia en 2009 con Las sufragistas,  ganador de unanimidad del Premio FUNGLODE «Max Pou» de la categoría de documental por su realización visual y el Premio Casandra  2010 al Mejor Especial de Televisión. Fue realizado para el programa de TV, Jatna, por Color Visión.
Checo es egresada de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, auspiciada por la Fundación Gabriel García Márquez, desde la cual egresó con notas sobresalientes. Es una de las directoras de cine de mayor formación académica y sentido creativo, contando hoy día con una carrera fílmica en pleno desarrollo, respecto de la cual sus seguidores esperan de ella muchos y mejores proyectos.
Indican que las salas de cines antiguas y existentes reflejan esa idiosincrasia en la dinámica social del dominicano en las distintas épocas y en los distintos procesos sociales y económicos que han acompañado sus pasos de avance.