Guiseppe Verdi

Crónica de una sorprendente ópera: La fuerza de destino

La más trágica y dramática ópera de Verdi, proyectada en el Teatro Nacional, La forza del destino, es un suceso que establece un precedente de enorme impacto para el disfrute de un género artístico tradicionalmente reservado para minorías. La forza de destino, en el Teatro Nacional, que permitió conocer y enamorarse de forma única de uno de los espectáculos operáticos de mayor dramatismo, debido a su trama, en la cual muere buena parte de los protagonistas producto del amor apasionado, los esquemas morales tradicionales y la cerrazón del ego mal entendido. La forza del destino, de Guiseppe Verdi (música) y el dramaturgo Francesco María Piave, (libreto), constituyó anoche un importante precedente en el Teatro Nacional con el apoyo de la tecnología audiovisual y su producción para capacidad para “enamorar”, educar y motivar sobre un género musical fundamental.

CAPTURA DE PANTALLA, TEATRO NACIONAL, LA FUERZA DEL DESTINO


La exitosa presentación en diferido sobre la función original del 12 de abril pasado en el Royal Opera House, de Londres, fue realizada por el trabajo de Fundación Sinfonía y el apoyo de la embajada Británica y Cámara Británica de Comercio en el país, el Teatro Nacional, Funglode, el Circulo Amantes de la Opera –(Opera Lovers)-, Distribuidora Corripio y Fundación Corripio).
Las proyecciones diferidas de seleccionadas piezas de opera y ballet desde los primeros escenarios del mundo, ha sido posible gracias a los avances en la tecnología audiovisual, la que permite un disfrute incluso mayor que el que tiene el espectador en una butaca del teatro, por la calidad de la imagen, las tomas en acercamiento, la edición, los efectos especiales adicionales y el tamaño de la proyección son elementos con que no tienen los espectadores en vivo.

Captura de pantalla en Teatro Nacional de la opera la Forza del destino.


Las funciones que se montan en el Royal Opera House de Londres (considerado uno de los diez escenarios más importantes del mundo para ballet, teatro y opera), se difunden en mil tres cines de 23 países del mundo.
En el país, ya se hacen , desde hace dos anos, transmisiones diferidas similares desde el Metropolitan Opera House de New York (MET) en las pantallas de Fine Arts, de Caribbean Cinemas que incluyen además de óperas, funciones estelares del Ballet Bolshoi.
La producción audiovisual de la ópera, con traducción al español mediante subtítulos y magnifica reproducción de imagen y audio, sedujo al público que además recibió explicaciones de expertos críticos y académicos, además de las intervenciones del director Antonio Pappano, increíblemente didáctico y divertido.

Pappano es un director de orquesta y pianista británico de ascendencia italiana, director titular de la Opera Real Covent Garden, de Londres, y de la orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia, de Roma.

Las actuaciones de Robert Lyord (Marques de Calatrava), la soprano ruso-austriaca Anna Nerebko (Donna Leonora), el tenor Jonas Kausman (Don Álvaro), el barítono Ludovic Tezier (Don Carlos de Vargas, son espectaculares por la sonoridad y registros vocales, sobre todo en sus finales sostenidos y el dramatismo que impregnan a sus personajes. Son artistas de un primer nivel de estelaridad que aun cuando usted nada sepa de ópera, le llega a alma con la fuerza indescriptible que solo el canto lirico hecho cual debe ser en sus niveles mas altos, puede lograrlo.  El elenco de cantantes-actores-bailarines, es sin dudarlo, de una perfección que seduce e impacta.

Leonard Warren el tenor que murió en escenario el 4 de marzo de 1960 el tercer acto de La forza del destino, “Morir, tremenda cosa”, FOTO SUMINISTRADA.


¿Opera que azara?
Muchas compañías, nos cuenta el experto Eduardo Villanueva, han declinado representar La forza de destino, porque alegan que “azara” debido a su carga trágica, la cantidad de muertes de sus personajes de ficción y particularmente por el fallecimiento en escenario del tenor neoyorquino Leonard Warren, el 4 de marzo de 1960 mientras interpretaba   en el tercer acto,  nada menos que haciendo el recitativo “Morir, tremenda cosa”, instante en que quedó en silencio, cayó al entablado afectado de un masivo ataque cerebral.  Es una de las pocas muertes en escenario de un intérprete operático.

Muy largo
La función duro más de cuatro horas debido a que incluía pausas cortas de cinco minutos y dos pausas largas de 15 y 20 minutos, a lo cual se agrega el tiempo de entrevistas didácticas de la proyección.
La función inició desde las seis y un minuto de la tarde, cuando ingreso a escenario una representante de Fundación Sinfonía para agradecer al público y a los patrocinadores, hasta pasadas las once de la noche, periodo muy extenso para las personas mayores y los niños. Ese aspecto debe ser revisado.