Gracielina Olivero

La Llamada, un musical de ritmo y color del Caribe

La Llamada es un musical de ensueños y ensambles entre la emoción, la inclusión y  expresión de las artes musicales y escénicas  en sus más altos niveles. La versión dominicana de La Llamada logra nivel y el sabor del Caribe a partir de un rendimiento singular de sus talentos. Incorrectamente promovida locamente como “el musical español”, es una comedia romántica y juvenil   La llamada que inicia sus funciones en Bellas Artes este fin de semana, representa un enorme desafío que ha implicado para todo el elenco un reto enorme, dado el prestigio  y arraigo  de la pieza en España.
Karla Fatule, provenida de una familia de artistas, se supera con un rendimiento firme, impecable y emotivo. Ella muestra que es más que su herencia familiar en tanto se apodera del escenario. Canta, baila y actúa para dar uniformidad a la excelencia del montaje. La chica ha presentado unas cartas credenciales que dejan satisfacción plena en quienes la disfrutan.

En los primeros 10 minutos hay flaquezas que pueden ser atribuidas al texto original o a la dirección, ¿quién sabe?   al permitir el abuso de la palabrería populista, que busca conectar con los millenians, pero se excede. La situación se restablece con la entrada a escena Carolina Rivas y Gracielina Olivero, momento en que el nivel actoral genuino, se restablece.
Salvo esos minutos iniciales, la propuesta conecta emocionalmente el arte y la vida, con la gente, sus valores, actitudes, vacilaciones y esperanzas, cuando pone en la tablas la esperanza del ser y la ilusión, las ondas  de la música y  la fuerza expresiva del  texto, entonces  la misión del arte se habrá cumplido.

Laura Lebrón  es una realidad  que pisa en firme en el musical dominicano que ha dejado de ser promesa  escénica para el teatro, el musical y hasta para expresiones liricas,  como el rol de Silviana en la Viuda Alegre en la que  canto a dúo la soprano Gisela Zivic ,  y su protagónico en el musical de  2017,  sin olvidar que tuvo el merito suficiente para ser  actriz principal del musical In the heights”, que vimos en 2017 en Bellas Artes. Tras su rostro juvenil y hermoso hay escuela y ejemplo, dos factores que, junto a su valentía y entrega, le han forjado ya como una marca de las nuevas generaciones escénicas.
Como concepto, el musical La llamada, es una propuesta emotiva, fresca y que se atreve a exponer con altura, temas que generalmente radicalizan fundamentalismos y dogmas revisables.

Esta presentación  se escapa del estándar regular conocido  debido a que logra una combinación de dones artísticos que impregnan el alma del espectador, en una versión dominicana para la cual se han elegido los talentos precisos:

  • Máximo Martínez (Dios), un cantante completamente fuera de lo ordinario y que debía ser una figura latinoamericana de la música y quien merece un tratamiento critico aparte, para el cual ahora no hay el tiempo. Lo prometemos.


Suma de talentos
Para el montaje de esta versión nacional de La Llamada, se ha reunido un equipo de altísima cualificación:
María Castillo (dirección teatral),
Junior Basurto Lomba (dirección musical),
Frank Ceara y Amelia Cepeda (dirección vocal),
Nathalie Borsos (dirección coreográfica),
Enmanuel Caamaño (Vestuario),
Angela Bernal (escenografía),
David Domínguez (Diseño lumínico),
Olga Cedeño (utilería),
Waldo Lara (efectos visuales)
y sonido a cargo de Audiosoluciones.
El libreto es original de Javier Ambriossi y Javier Calvo.
El productor general es Jose Llano.
Origen
Es una atrevida e hilarante apuesta escénica las ilusiones de la juventud y el gusto y las normas sociales sobre primer amor, la fe, la identidad personal, en el marco de una oferta musical de la balada pop intimista (en la que se reivindica a Whitney Houston) y  la  onda rítmica del electro rock latino .  Es el musical elegido por los lectores del diario El País como el mejor y que ha recibido.
Página web original: https://www.lallamadaelmusical.es/galeria/