¿Es el Chapulín Colorado tan inocente como todos pensamos?

Un investigador colombiano, Carlos Aguasaco, de la Universidad de New York, se tomó años para estudiar uno por uno, los 256  capítulos  del serial mexicano El Chapulín Colorado  y anotar  cada parlamento, profundizar en sus implicaciones, hacer el inventario de valores y actitudes que ha transmitido a dos generaciones de millones de personas en América Latina.
Aguasaco, al final del su libro “! No contaban con mi astucia!: México: Parodia, Nación y Sujeto en la Serie de El Chapulín Colorado” deja una conclusión clara:  el producto comunicacional no es tan inocente como puede parecer, debido a que formó parte de un  mecanismo de penetración de valores establecidos , resguardadores de los status de subordinación.
A Aguasaco tuvimos el gusto de conocerlo en la XIII Feria del Libro de Lawrence, dedicada a Colombia por el equipo que dirige el Padre Joel Almonó y en la que presentó una conferencia sobre su investigación en torno a este personaje.
Uno de los ejemplos que cita Aguasaco, es el del capítulo 39, titulado Los búfalos, los cazadores y otros animales” que parodian versiones cinematográficas de la historia de Búfalo Bill (partiendo del escritor original del tema, William Frederick Cody), en el cual, Bill (representado por Ramón Valdez) lleva una peluca rubia y barba de chivo, cuando habla con un militar (Horacio Gómez), que viste uniforme azul de la caballería estadounidense.
El diálogo entre ambos es éste:
-Militar: Creo que usted es la persona que nosotros necesitamos para acabar con los búfalos y los indios que infestan este país. ¿Cuánto nos cobraría por cada búfalo y cada indio que eliminara?
-Búfalo Bill: Bueno, lo que marca la tarifa, diez dólares por búfalo y cinco por cada indio.
-Militar: Perfecto. ¿Cuándo empezamos?
Cuenta el investigador y catedrático colombiano que la escena representa de manera paródica e irónica, la práctica del exterminio a que fueron sometidas la fauna y la población nativa de Estados Unidos, a nombre de la modernidad.
Origen
La llegada de Roberto Gómez Bolaños a Televisa, en 1973, coincide con la llegada del sistema de reproducción del “videotape”, para relevar el uso, para las transmisiones de TV de las películas y que permitió un salto: ahora se podían hacer 11 o 22 copia de cada programa elaborado para consumo nacional y exportación a América Latina, con lo que se dio inicio a una especie de colonización televisiva de América Latina por parte de lo que México les exportara.
Gómez Bolaños, que inició su carrera como escritor creativo de una publicitaria para redactar textos promocionales, desde donde pasó a escribir guiones para radio, cine y televisión. Tenía madera y chispa para esa labor. Todo esto ocurre, antes de pasar delante de las cámaras para también actuar sus creaciones.
Un aspecto que refiere Aguasaco, y que es poco conocido, es la relación paralela que se produce entre su carrera y la de su tío Gustavo Díaz-Ordaz Bolaños (Cacho), presidente inolvidable de México entre 1964 y 1970, sobre todo porque en esa gestión se produjo un episodio inolvidable: la matanza de Tlatelolco, en la Plaza de las Tres Culturas (1968).
Ambos avanzaron paralelamente en el tiempo. El gobierno de Díaz Ordaz fue responsable de la concesión del Canal 8 (en 1968) en el que Gómez Bolaños comienza a trabajar un año más tarde.
Los valores
El estudio de los contenidos del serial, considerado como uno de los más detallados y analíticos hechos a este producto televisivo hasta el momento, deja claro un panorama de valores que normalmente el público no “siente” que se le están administrando en los capítulos graciosos y aparentemente inofensivos.
Dice que la parodia reescribe sus modelos de héroes anglosajones (Supermán/Batman y otros), pero sin borrarlos. “Los repite creando una diferencia, deconstruye jerarquías de manera constante y reduce el modelo ampliando horizontes con la creación imaginaria de instituciones como el “Sindicato universal de héroes, paladines, quijotes, machos y similares”, que producen la contra-referencia de la Liga de la Justicia, como lo local de respuesta a lo universal.
“La degradación sexual de sus modelos, es decir, la burla y atribuciones de homosexualidad e impotencia y laautodegradación del Chapulín es fundamental en el proceso paródico.
Indica que el tipo de masculinidad defendido por El Chapulín no toma en cuenta la voluntad del sujeto femenino, pero se presenta como una variante mesurada que ejerce un control invisible.  La mujer es sometida a unas expectativas morales y de sometimiento que no se extienden al hombre. La única justificación para estas circunstancias, es su condición de mujer.
Sostiene que el eslogan ¡No contaba con mi astucia! Resume en un oración el estado de contradicción entre los diferentes modelos y relaciones de producción.

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