Cristian Hernández, el punto más alto de la caricatura social dominicana

Cristián Hernández comenzó su carrera  gráfica desde muy joven y por la puerta de entrada más humilde: haciendo  letreros en los años 70´s para los colmados en su barrio, el  Enriquillo, en  Herrera, por cuyas letras cobraba 15 pesos… a los que añadía  un dibujo que hacia gratis., porque le gustaba pintarlos.
27047850685_5b870a2bd7Hoy día, tras treinta y cinco  años de carrera,  se ha consolidado, por su trabajo de años,  como uno de los más  agudos ojos críticos de la realidad dominicana desde su diario trabajo como caricaturista de tres medios de comunicación (El Nacional, El Día y Fuáquiti), además de su labor  y desde su portal digital.
Hay quienes dicen que es el más importante de todos, tras el fallecimiento de Harold Priego (Diario Libre).
Con estilo que ha delineado la realidad criolla, Hernández es un libre pensador/dibujante sin compromisos partidarios y con una postura  que se asiste cada día de una creatividad gráfica, para expresar su visión de la realidad dominicana, particularmente desde los ángulos social y político.
Se decidió por la caricatura social un día que vio un cartel de Harold Priego de El bueno, el Malo y el Feo  fue  la chispa inicial que encendió en Cristian la pasión por la caricatura, a principios de los años 80.
Su carrera como dibujante inició cuando el dueño de una imprenta le solicitó que le ilustrara un cancionero.
llamando-pa-traDibujar los rostros de los artistas no le era difícil, sin embargo, a todos les hacía el cuerpo igual a Petete, el popular personaje cuya imagen tenía grabada en su mente.
El experimento funcionó, y ahí comenzó su carrera como caricaturista profesional.
Estudió Diseño Gráfico a la UASD, donde culminó su licenciatura, ya su vida estaba definida, por eso sobresalió desde el inicio. Luego fue profesor de la Universidad Católica de Santo Domingo.
Entró a los medios de comunicación por El Nuevo Diario (puerta de entrada de muchos otros talentos periodisticos), desde el cual se destaca y entra a El Nacional, a petición del director Mario Alvarez Dugan, ratificada por su sucesor en el puesto Radhamés Gómez Pepín,  llega al más antiguo de los medios escritos del Grupo de Comunicaciones Corriipio.
Luego el director de  El Día, Rafael Molina, le pide que haga la caricatura diaria para su página dos.
Ya está consagrado como uno de los mejores caricaturistas del momento.
“El caricaturista nace y se perfecciona en la escuela, pero debe tener esa vocación especial, alimentar su ingenio de la realidad y jamás olvidar sus orígenes” es la expresión que sintetiza su pensar.
Su trayectoria es un ejemplo.

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