Victor Grimaldi

Imbert Barrera:"Trujillo no sufrió tiro de gracia, ni devolvió el fuego, ni rogó que no lo mataran"

El tema Trujillo se antoja inagotable. Siempre atrae como lo hace el plato de miel a las moscas en danzaria gestión en procura de alimento dulce y accesible.
El periodista Víctor Grimaldi, en virtud del nuevo aniversario 60 del ajusticiamiento de Trujillo, ha divulgado, como aporte al conocimiento de los detalles del acontecimiento, la entrevista que hizo al general Antonio Imbert Barrera, participante en el magnicidio del 30 de mayo de 1961.
general imbert barrera
De acuerdo con la versión que ofrece  Imbert Barrera, superviviente de la gesta, Trujillo no llego a enfrentar con su revólver a sus atacantes, ni sufrió un tiro de gracia, ni nunca, ya herido, imploró por su vida en sus momentos finales.
“Yo sí le garantizo al país, -no a ustedes-, que Trujillo no disparó. No disparó, ¿usted sabe por qué? Porque yo abrí la puerta de atrás del asiento de atrás y cogí el maletín de Trujillo y un revólver 38 envuelto en una correa de tiros. Yo lo cogí y lo metí en el carro de nosotros. Entonces el grupo que vino…yo abrí el baúl del carro de nosotros -el de Antonio de la Maza- y ellos cogieron a Trujillo y lo zambulleron adentro.” dice  Antonio Imbert Barrera, uno de los participantes en el ajusticiamiento en  la que ampía sus criterios cuando dice: “Antonio de la Maza se va por atrás del carro de Trujillo y yo cojo por delante. Antonio de la Maza encontró a Trujillo parado guareciéndose con el carro de él. ¿Verdad?, del lado derecho de aquí para allá, ahí Antonio de la Maza con la escopeta le disparó. Me dicen que tenía en el lado izquierdo un escopetazo con balines, eso es un tiro mortal por necesidad” –AIB
Entrevista a Antonio Imbert Barrera en noviembre de 1999 con Víctor Manuel Grimaldi Céspedes.
Víctor Grimaldi:  ¿Qué  pasó la noche del martes 30 de mayo de 1961 en lo que es hoy la Autopista 30 de mayo, más o menos en la zona donde está el monumento? Tengo entendido que fue en frente del monumento actual que ocurrieron las cosas, ¿verdad?
Antonio Imbert Barrera: Fue en frente, donde están las matas de coco, ahí.
VG: Muy bien, ¿qué sucedió esa noche don Antonio?
Imbert(IB): Esa  noche,  hacía  tiempo  que  estábamos  esperando  la  ocasión en que Trujillo  viajara   a  San  Cristóbal.   Entonces  esa   noche  Amado  García  Guerrero,  el  teniente  que  era  del Cuerpo  de  Ayudantes  de  Trujillo,   estaba  con  nosotros;  porque  Amadito  era   primo   hermano   de  la  esposa  de  Salvador  Estrella  Sadhalá, de  Urania.
Entonces  él  estaba  encargado  de  decirnos  la  noche  que  iba a viajar Trujillo  para  San  Cristóbal.   Eso  se  barajó varias veces,  porque  Trujillo  no  iba  o  se  iba por la antigua carretera Sánchez. Entonces, Amadito, como a las 7:00 de la noche nos dio el aviso y Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá, y quien les habla, salimos de la casa de Salvador y nos fuimos y nos sentamos atrás del teatro Agua y Luz, en los bancos. Siempre en esa época la gran mayoría iba a la avenida a coger fresco y a oír una estación, Radio Swan, creo que era de Venezuela que transmitía.
VG: De  una  islita  que  está  frente  a  Honduras, Swan.
IB: Ah! de ahí era.
IB: ¿Tú sabes quién transmitía de ahí también? Yuyo D’Alessandro.
VG: Y Juan Isidro Jiménez Grullón, también.
IB: También, bueno. Entonces íbamos muchísima gente a localizar la estación.  Existía el bingo y nuestras esposas iban al bingo y nosotros nos íbamos a esperarlas, que ellas terminaran, y nos sentábamos ahí en la avenida.
VG: El bingo estaba en la feria.
IB: Ahora, donde está.
inVG: Donde está el Night Club Maunaloa, ¿verdad?
IB: Exactamente.
VG: En ese sitio, ahí.
IB: Sí, pero nada más estaba el bingo.
VG: ¿No existía el Maunaloa?
IB: No, no, no, no existía.
VG: Ahí había unos juegos infantiles.
IB: Juegos infantiles y el bingo, bueno. Entonces, Amado va a casa de Salvador y nos dice: «El hombre se va esta noche»,- bueno-, ¨se va esta noche¨.  Entonces nos preparamos, avisamos y cogemos para la avenida.
En ese momento, antes de salir para la avenida, llegó Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda y Roberto Pastoriza. Entonces cogemos para la avenida con las instrucciones de que si nosotros no podíamos alcanzar a Trujillo y liquidarlo el carro con Fifí Pastoriza, Pedro Livio y Huáscar Tejeda se fueron a la curva donde estaba al principio el Pony. ¿Usted se acuerda dónde estaba el Pony primeramente?
VG: En la Feria Ganadera.
IB: No, más para allá era que estaba el Pony en aquella época.
VG: ¿Antes estaba después de La Feria?
IB: Antes estaba después de La Feria.
VG: Ahora, la noche del 30 de mayo ya estaba en La Feria Ganadera.
IB: No.
VG: ¿Todavía?
IB: No, no. Estaba allá en la curva.
VG: Ah! entonces el Pony no estaba en esa época en…
IB: No, no, había otro restaurant.
VG: En lo que es la Feria Ganadera…
IB: Había otro  restaurant.  Pero el Pony creo que era de un hermano de Periche, ¿era?
VG: Creo que sí.
IB: Sí.
VG: Entonces, ¿estaba antes de La Feria Ganadera o después?
IB: Después de la Feria Ganadera.
VG: Muy bien.
IB: En la curva antes de llegar a la casa donde vivía el Padre Robles Toledano.
VG: Okey.
IB: Ahí. Entonces coordinamos para que ese carro, esos dos carros mejor dicho, uno manejado por Huáscar Tejeda y otro por Fifí Pastoriza se fueran allá a la curva esa, por si nosotros no lográbamos alcanzar a Trujillo que ellos obstaculizaran la vía y entonces ahí poder llevar a cabo nuestra misión.
Pero, efectivamente, estando sentados en la avenida, ya preparados, conversando, pero sabíamos que ya Amadito estaba con nosotros, que Trujillo se iba. Esperamos como media hora y a la media hora llegó Miguel Ángel Báez Díaz en un carrito Volkswagen y le dijo a Antonio de la Maza: «El hombre se va esta noche». Pero por ahí mismo dio la vuelta  Miguel Ángel, y se fue.
VG: Miguel Ángel Báez Díaz, tengo entendido que venía del sitio donde estaba caminando Trujillo.
IB: Parece que sí.
VG: En el obelisco, ¿verdad?
IB: No, Máximo Gómez en la rotonda.
VG: ¿Máximo Gómez?
IB: Ahí era que se sentaba (Trujillo y su grupo, N. de V.G.).
VG: Con Malecón,  muy bien.
IB: Ahí era que se sentaba. Bueno, nos preparamos cuando vemos el carro de Trujillo. Amadito dice: «Ahí viene». Entonces, nos quedamos tranquilitos, como es natural.
VG: ¿Ustedes estaban estacionados cerca de donde está el Agua y Luz en la Feria?
IB: Atrás.
VG: Atrás del Agua y Luz.
IB: Pero en la avenida George Washington.
VG: Muy bien.
IB: Ahí estábamos sentados.  Entonces ahí nada más estaba el carro de Antonio de la Maza con Antonio de la Maza, Salvador Estrella y Amadito, y yo. Yo estaba manejando el carro. Antonio de la Maza a mi derecha, Amadito atrás a la derecha y Salvador a la izquierda.
Pasa el carro de Trujillo. Entonces nos levantamos, yo di la vuelta y le caímos atrás al carro de Trujillo. La iluminación de la autopista llegaba hasta La Feria de la Paz, – digo hasta La Feria Ganadera-, pero ya íbamos más o menos cerca cuando dejamos la iluminación. Entonces, yo aceleré y cuando estábamos paralelos, ahí disparó Antonio de la Maza que iba a la derecha como es natural y Amadito.
VG: Amadito iba sentado atrás del lado derecho.
IB: Atrás del lado derecho.
VG: Entonces fueron ellos dos que dispararon primero. (Nota de VG: De la Maza dispara con una escopeta un sola vez, ya que se trancó, y Amado García con un fusil M-1 Garand).
IB: La primera vez dispararon ellos dos.
VG: ¿Cuántas veces dispararon desde el vehículo hacia el vehículo de Trujillo, del que ustedes iban?
IB: Quizás dos o tres veces.
VG: ¿Y del vehículo de Trujillo le respondieron a ustedes cuando iban los dos carros corriendo?
 
IB: No…¿Qué pasa? Que  el  carro  de  Trujillo  se  para,  se  paró de  golpe  a   la   derecha   donde  están  las  maticas  de  coco  esas  que  yo  le dije-. Entonces Antonio dice: «Tocayo, dé la vuelta, dé la vuelta que se pararon». Entonces yo di la vuelta y entonces venía de San Cristóbal hacia la ciudad, o sea, de la pista del lado derecho de allá para acá. Cuando estamos llegando casi paralelos, ahí nos disparan.
VG: ¿Les disparan a ustedes desde el carro de Trujillo ya parado?
IB: Desde el carro de Trujillo. Entonces Antonio de la Maza me dice: «Vámonos a desmontar»; pero del lado del mar nosotros, porque veníamos de allá para acá.   Entonces él le dice a Salvador y a Amadito: «Cúbrannos» -después que hubo un tiroteo de dos o tres minutos, porque eso no fue así no, fue un tiroteo grande-.
Entonces Antonio me dice: «Tocayo, vamos a cruzar». Porque hubo como un… se aguantaron los tiroteos. Entonces le dijo a Salvador y Amadito: «Cúbrannos que nosotros vamos a cruzar». Efectivamente, nos arrastramos. Yo estaba todo pelado en los codos y Antonio también. Antonio de la Maza se va por atrás del carro de Trujillo y yo cojo por delante. Antonio de la Maza encontró a Trujillo parado guareciéndose con el carro de él. ¿Verdad?, del lado derecho de aquí para allá, ahí Antonio de la Maza con la escopeta le disparó. Me dicen que tenía en el lado izquierdo un escopetazo con balines, eso es un tiro mortal por necesidad (Nota de VG: en esta ocasión De la Maza disparó con un fusil M-1 Garand).
Entonces él vuelve y le dispara, y me dice a mí, que estoy alante: «Tocayo, ahí va». Y Trujillo va ya -para mí ya iba muerto-, tambaleándose, y produjo unos quejidos, yo me acuerdo de eso.
VG: ¿Quejidos?
IB: Quejidos.
VG: ¿Qué decía él?
IB: Como: «¡Ay! ¡ay! ¡ay!» una cosa así.
VG: ¿Pero nunca dijo «no me maten»?
IB: No, todo eso es mentira.
VG: Porque se ha lanzado la versión de que él dijo: «no me maten».
IB: Ah!!!!! entonces…
VG: ¿El peleó hasta el último momento?
IB: ¿Pero con qué peleó?… Espérese. Entonces, me sale a mí alante, porque ellos dejaron las luces del carro de ellos encendidas y con la sirena puesta. Entonces, Antonio me dice: «¡Tocayo, ahí va!.» Porque Antonio de la Maza y yo éramos amigos pues una vez que yo fui Gobernador de Puerto Plata, Antonio era Gobernador de Moca, -años atrás, hicimos una amistad muy buena-. Y cuando Trujillo me sale ya tambaleándose, yo le disparo.
Entonces, Trujillo se sienta en el pavimento y cae hacia atrás, cayó hacia atrás boca arriba, con la cabeza hacia San Cristóbal. Entonces, está el caso de otros dos carros que estaban allá. El Mercury de Salvador Estrella a Fifí no le prendió, yo creo que él se ofuscó o lo inundó.
Entonces vinieron en otro carro  Huáscar Tejeda y Pedro Livio, dan la vuelta y se paran atrás del carro de Trujillo. Ahí suenan unos disparos que para mí quienes los hicieron fueron Amadito y Salvador. Al ver que ese carro se paró ahí, dispararon.
VG- He oído la versión dizque que Trujillo fue que hirió a Pedro Livio.
IB Yo no quiero entrar en esos detalles,  pero yo sí le garantizo al país, -no a ustedes-, que Trujillo no disparó. No disparó, ¿usted sabe por qué? Porque yo abrí la puerta de atrás del asiento de atrás y cogí el maletín de Trujillo y un revólver 38 envuelto en una correa de tiros. Yo lo cogí y lo metí en el carro de nosotros. Entonces el grupo que vino…yo abrí el baúl del carro de nosotros -el de Antonio de la Maza- y ellos cogieron a Trujillo y lo zambulleron adentro.
VG: ¿Le dieron patadas al cadáver de Trujillo?
IB: No, eso es mentira.
VG: Es verdad que…
IB: Dizque que le dieron el tiro de gracia. Eso es mentira.
VG: ¿Antonio  de  la  Maza  le  dio  un  tiro  de  gracia por ahí?
IB: Embuuute!!!!…eso es mentira, mentira.
VG: Bueno, el Doctor José Sobá dijo que no era cierto que le hubiesen dado un tiro de gracia también.
IB: Que no, ¿pero yo no estaba ahí?VG: Pero el Doctor Sobá que fue el que hizo la autopsia dice que no tenía ningún tiro de gracia. Él tenía parece que un tiro por ahí (en la barbilla) que  se lo dieron cuando ustedes estuvieron disparando.IB: Yo fui que le disparé.
VG: Eso corrobora lo que usted está diciendo.
IB: Eso es.
VG: La versión de los médicos.
IB:  Seguro,  dizque  que  Antonio  le  dio  el  tiro  de  gracia  y dizque lo pateó.
VG: Y que…
IB: Y dizque Huáscar le pasó por arriba dizque con el carro.
VG: Y que…
IB: Oiga eso!
VG: Y que supuestamente dizque que Trujillo le pidió clemencia a Antonio de la Maza…
IB: No es verdad, Trujillo no habló para nada, para nada.
VG: Ahora, don Antonio, yo tengo la versión de varias personas, como la  del señor Víctor Sued,  quien  era el secretario de Ramfis Trujillo y vive en España.
IB: Sí, sí yo lo conozco.
VG: Y se ocupa de los descendientes de los Trujillo. Él me dijo que si bien Trujillo no usó ese revólver que usted agarró, -que esa versión es totalmente cierta- y que estaba sin utilizar, él tenía un pequeño revólver calibre 38 de cinco tiros en el bolsillo que lo llegó a utilizar.
IB: ¿Y dónde está ese revólver que nosotros no lo vimos?
VG: Bueno, ese revólver  se lo dio  Ramfis Trujillo  al señor Manuel Ramón Montes Arache delante de Víctor Sued, y el señor Manuel Ramón Montes Arache también me ha dicho que él tenía ese revólver.
IB: Pero el grande.
VG: No uno chiquito, uno chiquitito, un revólver chiquito.
IB: Yo creo que…
VG: Porque el otro era un revólver más grande que el 38 que usted cogió.
IB: Yo creo que Montes Arache fue que me dijo que Ramfis se lo entregó, que con ese revólver fue que él mató a todos los compañeros del 30 de Mayo en la Hacienda María.  Fue Ramfis con ese revólver.
VG: Con el revólver que tenía Trujillo, con el chiquito.
IB: No con el grande.
VG: ¿Con el grande?
IB: Con el grande.
VG: Bueno, pero existe esa versión.
IB: Existe esa versión.
VG: De la parte de Víctor Sued.
IB: Para mí el que disparó con una ametralladora fue Zacarías.
VG: Y ellos dicen que Trujillo también disparó, que se defendió, que no era con ese revólver grande sino con otro pequeño.
IB: Yo le puedo decir a usted que después que Antonio de la Maza lo agarró detrás del carro, que le dio ese cartuchazo, él no podía hacer nada.
VG: Ahora,  antes  de  que  usted  se  enfrentara  a  él,  hubo  muchos tiros.
IB: Bueno.
VG: De lado y lado.
IB: Antes.
VG: Cuando estaban en la oscuridad.
IB: Cuando estábamos unos de un lado y otros del otro.
VG: ¿Y  no  es  posible  que,  en  ese  momento,  Trujillo disparara con ese revólver?
IB: Pudiera ser.
VG: ¿O con otra arma?
IB: Pero yo sí sé que Zacarías disparó con una ametralladora Thompson. Que fue quien hirió a Salvador y a mí.
VG: ¿O sea, como hipótesis usted no descarta la posibilidad de que en el intercambio de disparos Trujillo hubiese disparado?
IB: Pudiera ser, si había esa otra arma pudiera ser, pero yo la que yo cogí fue un revólver 38 de los largos envuelto en una correa de tiros.
VG: Ahora, usted ha aclarado cosas importantes…
IB: Y un maletín.
VG: Usted ha aclarado cosas importantes, naturalmente, verdad, que yo creo que son esas.
IB: A Zacarías cuando cruzamos no lo vimos, ni nos ocupamos de Zacarías tampoco, esa es la verdad.
VG: ¿En ningún momento vieron al chofer, a Zacarías?
IB: No, no, no. Cuando Antonio y yo cruzamos, Zacarías no estaba. Quizás  él  se  escondió  en  alguna yerba porque él salió a la carretera Sánchez.
VG: Correcto.
IB: El salió herido.
VG: ¿Usted nunca llegó a hablar con Zacarías de ese tema, después de la muerte de Trujillo?
IB: Traté dos veces y las dos veces se barajó. Se barajó porque me dijo que sí, que con mucho gusto, que qué sé yo cuánto. El que me hizo las gestiones fue el coronel Jacobo Fernández.
VG: Bien,  y ¿qué  pasó  después,  entonces,  que  se llevan el cadáver de Trujillo?
IB: Bueno entonces ahí, -como yo le dije-, abro el baúl del carro y ya los otros que estaban ahí cogieron el cadáver de Trujillo y lo tiraron adentro. Cerré el baúl, nos montamos en el carro con Trujillo: Antonio de la Maza, Salvador, Pedro Livio que estaba herido, y yo. Y salimos  para la casa de Juan Tomás Díaz.
VG: Hacia la calle César Nicolás Penson.
IB: Cruzamos frente a la Lotería. En la Winston Churchill que se llama, allá abajo ¿cómo es que se llama?
VG: Independencia con Winston Churchill.
IB: No.
VG: ¿Jiménez Moya?
IB: Eh!
VG: ¿Jiménez Moya?
IB: Jiménez Moya.
VG: Se llama hoy Jiménez Moya ese pedazo.
IB: Ahí  había un trillo,  no  era una carretera.  Yo no sé si usted conoció eso.
VG: Sí, yo recuerdo, yo recuerdo eso, sí.
IB: Ahí lo que había era un trillito. Entonces de ahí me entre  en la casa de Julio Senior, que vivía ahí en Los Manguitos, para llamar a donde Juan Tomás para decir que íbamos para allá, y que ya el hombre estaba listo.
VG: ¿Y Senior vivía en la Sarasota o en la Winston Churchill?
IB: No, en la callecita que entra (Manuel María Valverde, N. de VG).
VG: Okey.
IB: ¿Cómo se llama esa calle? la que va a Los Manguitos?
VG: La callecita chiquita esa que entra al barrio.
IB: Si hombre, que entra al barrio.
VG: Detrás del Instituto Azucarero.
IB: Anjá! Bueno, pero entonces yo toqué y nadie respondió, salió una muchacha por la ventana y dijo: «Ellos no están aquí». Entonces seguimos Sarasota, cogimos la Bolívar que era una vía para allá y eso tenía que haber sido a las 10:15 o 10:20; y ¿usted sabe por qué? porque a los policías de tránsito siempre los dejaban hasta las 10:00 de la noche.
VG: Y ya no había policías de tránsito.

CIA pidió en 1960 no ajusticiar a Trujillo. Los héroes se negaron

«Muy poco después de la experiencia de Bahía de Cochinos (en Cuba, 17-18 abril 1961), el Cuartel General de la CIA requirió a sus operativos en la República Dominicana decirles a los disidentes que ‘apagaran’ el intento de asesinato, debido a que los Estados Unidos no estaban preparados para ‘enfrentar las consecuencias’. Los disidentes replicaron que el asesinato era su asunto y que no podía suspenderse para ajustarse a las conveniencias del Gobierno de los Estados Unidos».
La petición, y el rechazo  de los dominicanos que planeaban la acción tiranicida, figuran en un  informe del Senado Norteamericano que  no cita Víctor Grimaldi originalmente en su libro Tumbaron al Jefe: «Los Estados Unidos en el Derrocamiento de Trujillo» y que dá a conocer ahora.
Deja claro el documento, que de haber accedido a la petición de la CIA, Trujillo no habría sido ajusticiado en la autopista 30 de mayo o ni en ninguna otra parte.
La reacción de los complotados, indica el documento fue: “Los disidentes replicaron que el asesinato era su asunto y que no podía suspenderse para ajustarse a las conveniencias del Gobierno de los Estados Unidos.”

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Infografía cortesía del diario Hoy.


El texto completo del artículo de Grimaldi dice:
“La fobia anticomunista de la llamada Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América, alentada en la región del Caribe por los avances de la Revolución Cubana iniciada en 1959, tuvo mucho que ver con el involucramiento del Gobierno de los Estados Unidos a través de su Central Intelligency Agency (la CIA), en los planes para desplazar del poder al régimen de Rafael Trujillo.
Fue a esa lógica –con el temor de que se produjera en la República Dominicana una supuesta revolución «tipo Cuba»-, lo que llevó a los Estados Unidos a establecer un precedente con su aliento a los planes para eliminar a Trujillo, tal como lo prueban los documentos oficiales norteamericanos hechos públicos hace tiempo. Desde el año 1975 han estado apareciendo pruebas fehacientes.
Es más, el 2 de junio de 1961, en los primeros interrogatorios del expediente judicial que puede obtenerse en internet, varios de los conjurados del 30 de mayo dicen que contaban en sus planes con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos para matar a Trujillo y hacerse con el poder. Como complot, el hecho del 30 de mayo fue un fracaso. Solamente se eliminó la cabeza más visible del régimen.
Los dominicanos y sus familiares involucrados en la eliminación física de Trujillo sufrieron represión, tortura y muerte, sin que el poder norteamericano los protegiera. Sin embargo, varios de los agentes norteamericanos involucrados en la conjura –entre ellos Wallace Berry, alias Lorenzo Wimpys-, recibieron la protección extranjera y se les puso a salvo fuera del país.
Después, y sobre todo en 1965, los documentos norteamericanos ya de conocimiento público, indican que Wimpys estaba espiando y delatando en contra de los patriotas constitucionalistas.
Tres de los funcionarios que más tuvieron que ver en el año 1965 con la crisis dominicana y la respuesta que dio el gobierno de los Estados Unidos ordenando la ocupación militar del país, formaron parte del grupo ejecutor de la política de apoyo del gobierno norteamericano al complot para derrocar a Trujillo.
Esos funcionarios, entre varios, eran el Consejero Nacional de Seguridad McGeorge Bundy, el Secretario de Estado Dean Rusk y el Sub-Secretario de Estado Thomas Mann. Ellos de diferentes maneras también mantenían contacto con varios dominicanos residentes por aquella época en la ciudad de Washington. Varios de esos dominicanos, algunos de ellos figures del poder económico del país, después estuvieron vinculados al Consejo de Estado que deportó a Joaquín Balaguer y al Triunvirato que sustituyó al gobierno constitucional de Juan Bosch.
Los documentos norteamericanos prueban que Bundy, Rusk y Mann -a quienes la historia los registra muy involucrados en los hechos del año 1965-, también participaron en la toma de decisiones con relación al caso Trujillo en 1961.
Por estar enterado de la responsabilidad de su gobierno en el complot contra Trujillo, el senador Allen Ellender llegó a decir el 30 de abril de 1965 al dirigir un discurso a sus colegas del Senado de los Estados Unidos que había sido «vergonzoso» el involucramiento de Estados Unidos en el derrocamiento de Trujillo.
Pruebas sobre el envolvimiento del gobierno de los Estados Unidos en el caso Trujillo aparecen en el libro de memorias del Presidente Dwight Eisenhower y el informe «Alleged Assassination Plots Involving Foreign Leaders», reporte interino, presentado el 20 de noviembre de 1975 por el Comité Selecto del Senado Norteamericano creado para investigar las actividades de inteligencia y los planes para eliminar líderes extranjeros.
Mi libro Tumbaron al Jefe: «Los Estados Unidos en el Derrocamiento de Trujillo», se basa principalmente en esos documentos históricos. La primera edición es del año 1985. En ese libro aparecen varias veces involucrados los nombres de Bundy, Rusk y Mann.
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Otra Parte del Documento
Mas, hay una parte del Informe del Senado de los Estados Unidos que no publiqué en Tumbaron Al Jefe. Se trata de la sección sobre los «Descubrimientos y Conclusiones» a que llegó ese importante organismo legislativo sobre los complots para eliminar líderes extranjeros en lo que respecta al caso Trujillo.
En el acápite «A», referente a los «Descubrimientos y Conclusiones», en el punto número 3, página 256 del documento del Senado Norteamericano, el título es: «Funcionarios americanos promovieron o estaban secretamente informados de los complots de golpe que resultaron en las muertes de Trujillo, Ngo Din Diem (de Vietnam) y René Schneider (de Chile)».
El primer párrafo de ese punto 3 dice inmediatamente que: «Funcionarios americanos claramente deseaban el derrocamiento de Trujillo y ofrecieron tanto estímulo como armas a los disidentes locales que buscaban su caída y cuyos planes incluían asesinato». «Los funcionarios americanos también les entregaron a esos disidentes pistolas y rifles (3 fusiles calibre M-1)».
En un párrafo posterior, el informe dice en la misma página 256: «Tal como testificó el Jefe (de la CIA en 1975) William Colby ante el Comité, la muerte de un líder extranjero es un riesgo predecible en cualquier intento de golpe. En los casos que hemos considerado, el peligro de muerte fue un hecho conocido en varios grados. Era ampliamente sabido que los disidentes en la República Dominicana intentaban asesinar a Trujillo».
Vietnam y la RD
El punto número 5  dice: «Los funcionarios americanos han exagerado las nociones acerca de su capacidad para controlar las acciones de los líderes de golpes».
Los dos únicos párrafos se refieren al caso de Vietnam y la República Dominicana y expresan lo siguiente:
«A través de lo largo de los casos considerados en este informe era la expectación de los funcionarios americanos que ellos podrían controlar las acciones de los grupos disidentes a los cuales estaban apoyando en países extranjeros. Los eventos demostraron que los Estados Unidos no tenían tal poder. Este punto está gráficamente demostrado por cables intercambiados muy poco antes del golpe en Vietnam. El Embajador Henry Cabot Lodge cablegrafió a Washington el 30 de octubre de 1963 que él no podía parar el golpe; un cable de William Bundy en respuesta estableció que ‘nosotros no podemos aceptar la conclusión de que no tenemos poder para retrasar o desestimular un golpe’.
image1El golpe tuvo lugar tres días después.
«Muy poco después de la experiencia de Bahía de Cochinos (en Cuba, 17-18 abril 1961) el Cuartel General de la CIA requirió a sus operativos en la República Dominicana decirles a los disidentes que ‘apagaran’ el intento de asesinato, debido a que los Estados Unidos no estaban preparados para ‘enfrentar las consecuencias’. Los disidentes replicaron que el asesinato era su asunto y que no podía suspenderse para ajustarse a las conveniencias del Gobierno de los Estados Unidos».
Eisenhower y Kennedy
El acápite «C», a partir de la página 260 del informe del comité senatorial norteamericano, en su punto 2 relacionado con «descubrimientos relacionados con el nivel al cual los complots fueron autorizados», en su letra «c» trata del caso Trujillo.
Allí, en la página 262, expresa que:
«Los Presidentes y otros altos funcionarios en los gobiernos de Eisenhower y Kennedy buscaron el derrocamiento de Trujillo y aprobaron o perdonaron las acciones para obtener ese fin.
«El Jefe de la CIA y el Secretario Asistente de Estado para Asuntos Inter-Americanos (Thomas Mann ocupó ese puesto desde septiembre de 1960. -Nota del Autor-) sabían que los disidentes veían la remoción de Trujillo como crítica para cualesquiera planes para derrocar su régimen y que ellos intentaban asesinar a Trujillo si se les daba la oportunidad. Es incierto precisamente cuándo los funcionarios en los altos niveles del gobierno con responsabilidad para formular la política supieron que los disidentes igualaron el asesinato con el derrocamiento.
«Claramente para principios de mayo de 1961 muy importantes funcionarios americanos, incluyendo al Presidente Kennedy, sabían que los disidentes intentaban asesinar a Trujillo. La Casa Blanca y el Departamento de Estado, así como la CIA, sabían que los Estados Unidos habían entregado a los disidentes rifles y pistolas y que los disidentes habían requerido ametralladoras las cuales ellos intentaban utilizar en conexión con el esfuerzo de asesinato.
«Después de eso, el 16 de mayo de 1961 el Presidente Kennedy aprobó recomendaciones del Consejo Nacional de Seguridad de que los Estados Unidos no iniciaran el derrocamiento de Trujillo hasta que fuera sabido cuál gobierno sucedería al dictador. Esa recomendación era consistente con intentos anteriores iniciados por la CIA para desestimular el asesinato planeado y en consecuencia evitar problemas potenciales producidos por un vacío de poder que pudiera surgir. Después de decidir desestimular el planeado asesinato, el Jefe de la CIA instruyó a que las ametralladoras no fueran pasadas a los disidentes dominicanos. Esta política fue reconfirmada por el Departamento de Estado, el Grupo Especial y en un cable del 29 de mayo de 1961, por el propio Presidente Kennedy.
(N. del A.: No entregaron las ametralladoras Thompson, pero sí la Embajada ya había facilitado tres fusiles M-1 que fueron utilizados en el atentado, y con cuyas balas atacaron los disidentes a Trujillo y su chófer Zacarías de la Cruz).
«El día antes del asesinato, el Presidente Kennedy cablegrafió al representante del Departamento de Estado en la República Dominicana que los Estados Unidos ‘como (un) asunto de política general no podía condonar asesinato’. Sin embargo, el cable también estableció que si los disidentes que planeaban el inminente asesinato de Trujillo tenían éxito y en consecuencia establecían un gobierno provisional, Estados Unidos lo reconocería y lo apoyaría.
«El cable del Presidente ha sido interpretado en varias vías. Una enfatiza la oposición del Presidente al asesinato ‘como un asunto de política general’. Otra expresa que esas porciones del cable discuten asuntos pragmáticos, incluyendo el riesgo de que el envolvimiento del gobierno de los Estados Unidos pueda ser denunciado y sugiere que el telegrama de último minuto estaba hecho para evitar la acusación de que Estados Unidos compartía responsabilidad por el asesinato. Una tercera interpretación sería que ambas interpretaciones previas son correctas y que ellas no son mutuamente excluyentes. No importa la forma en que el cable está preparado, su ambigüedad ilustra la dificultad de buscar objetivos que solamente pueden ser obtenidos por la fuerza -por supuesto, tal vez solamente mediante el asesinato de un líder- y todavía no desear la toma de acciones específicas que parecen aborrecibles».
Tan pronto el informe termina en la página 263 de tratar este aspecto del caso Trujillo, la letra «d» se refiere a lo que le hicieron a Patricio Lumumba, líder del Congo Belga (hoy Zaire, en África) asesinado a comienzos de enero de 1961.
«La cadena de eventos revelados por los documentos y el testimonio es suficientemente fuerte para permitir una razonable inferencia de que el complot para asesinar a Lumumba fue autorizado por el Presidente Eisenhower», dice el documento.
Los Complots fueron promovidos
En el mismo acápite «C» sobre «descubrimientos y conclusiones relacionados con autorización y control», en el punto 4, letra «b», subdivisión «i», sobre Trujillo se dice (página 273) lo siguiente:
«i) Trujillo
«Inmediatamente después del asesinato de Trujillo hubo un número de reuniones de alto nivel acerca de la República Dominicana a las cuales asistieron los hacedores de política de la Administración Kennedy. Todos los hechos relevantes concernientes al apoyo de la CIA y el Departamento a los disidentes dominicanos fueron totalmente conocidos. Ninguna instrucción fue emitida por el Presidente o el Grupo Especial criticando algún aspecto del envolvimiento de los Estados Unidos en el asunto. Similarmente, no existe record de ninguna acción que haya sido tomada prohibiendo futuro apoyo o estímulo a grupos o individuos que se sabe estén planeando el asesinato de un líder extranjero.
(Hacia finales del siglo 20, el Departamento de Estado reveló en uno de sus informes anuales titulados «Foreign Relations of the United States» que el procurador general de Justicia, Robert F. Kennedy, propuso en una de esas reuniones ponerle una bomba al Consulado de los Estados Unidos en Ciudad Trujillo para cuando estallara echarles la culpa a los comunistas castristas y justificar una intervención de las Fuerzas Armadas Norteamericanas).
«Las reuniones y discusiones que siguieron al asesinato de Trujillo representan otra oportunidad perdida para establecer una política de Estado contra asesinatos y puede ser responsable de la afirmación de la CIA de que la operación dominicana fue un éxito diez años después. Eso también puede haber estimulado a personal de la CIA, envuelto tanto en los complots de Trujillo y (Fidel) Castro, en su creencia de que el gobierno (de los Estados Unidos) no sería infeliz si la CIA hubiese podido hacer desaparecer a Castro. Tal reivindicación, sin embargo, no fue planteada por ningún funcionario de la CIA».
Pruebas Suficientes y Claras
Estas citas de una investigación oficial del Senado de los Estados Unidos son pruebas contundentes de que el gobierno norteamericano estuvo implicado en el complot que derrocó y eliminó a Rafael Leónidas Trujillo Molina en 1961.
Quien lo niegue está tratando de tapar el sol con un dedo.
El «Libro Blanco»
Fragmentos sobre los pretextos presentados por el presidente norteamericano Lyndon B. Johnson el 2 de mayo de 1965 para justificar la intervención militar de las tropas norteamericanas en Santo Domingo aparece en una especie de «libro blanco» (white paper) que dio a conocer el Departamento de Estado en octubre de 1965. Este «libro blanco» se titula: «The Dominican Crisis… The Hemisphere Acts».
«Las naciones americanas», dijo Johnson el día 2 de mayo, «no pueden, no deben y no permitirán el establecimiento de otro gobierno comunista en el Hemisferio Occidental. Este fue el punto de vista unánime de todas las naciones americanas, cuando, en enero de 1962, ellas declararon y yo cito: ‘Los principios del comunismo son incompatibles con los principios del sistema inter-americano’. Esto fue lo que nuestro querido Presidente John F. Kennedy significó cuando, menos de una semana antes de su muerte, él nos dijo: ‘Nosotros en este hemisferio debemos usar cualquier recurso bajo nuestro comando para prevenir el establecimiento de otra Cuba en este hemisferio…»
El «libro blanco» del Departamento de Estado pone un asterisco al final de la cita anterior de las declaraciones de Johnson del 2 de mayo, cuando también afirmó que la revolución constitucionalista estaba dominada por «una banda de comunistas».
El asterisco refiere la resolución de los Ministros de Relaciones Exteriores del mes de julio de 1964, fecha en que finalmente Cuba fue excluida de la OEA bajo acusación de interferir en los asuntos internos de Venezuela.
Esa resolución de 1964 junto con la declaración de enero de 1962 citada por Johnson, eran la culminación del proceso iniciado en 1960 por el Presidente Eisenhower contra los gobiernos de Fidel Castro y Rafael Trujillo. A Trujillo lo derrocaron con auxilio de la OEA, pues fue la OEA la que decretó las sanciones que aislaron al régimen, pero con Fidel Castro nunca pudieron completar el plan de matar los dos pájaros de un tiro.
Precedente con Trujillo
Los pasos del gobierno norteamericano para invadir la República Dominicana estaban siendo dados desde 1960, como se revela en las memorias del Presidente Eisenhower cuando dice que había garantizado el uso de la fuerza militar norteamericana en favor de la oposición anti-comunista que buscaba el derrocamiento de Trujillo.
Pero para acabar con Trujillo, quien era el pretexto para llegar al verdadero objetivo: El líder de la revolución cubana, primero hubo que movilizar a la OEA. La conferencia de cancilleres de la OEA de agosto de 1960 sentó las primeras bases para actuar contra Fidel Castro, si bien el dedo se le cargó a Trujillo.
Eliminado Trujillo, las situaciones sociales y políticas perduraron por cuatro años favorables a un estallido en la República Dominicana. El golpe de Estado contra Juan Bosch fue un error político de los poderes fácticos que lo auspiciaron, tal como ha revelado recientemente el general Elías Wessin. La campaña anti-comunista realizada contra la revolución cubana seguía su curso cuando se produce la intervención unilateral de 1965.
Ya entonces el gobierno de Estados Unidos contaba con los precedentes jurídicos y el apoyo virtual que la OEA le había dado desde 1960 para intervenir en los asuntos internos dominicanos apoyando el complot que eliminó al dictador Rafael Trujillo.
La intervención armada de 1965 no era más que una nueva faceta y a gran escala de la intervención política y militar que inició John F. Kennedy en el país en 1961 después que se utilizó a la CIA para estimular la eliminación del tirano.
Esto era una consecuencia de aquello o viceversa».