Teatro Guloya

Trascendencia de la imagen: los 40 años de Teatro Gayumba

Esa es la magia que encandiló a Mariano Hernández y que transformó su labor por Gayumba en una especie de sacerdocio , con el deseo de perpetuar la belleza en escena

 

La difícil y obvia necesidad de documentar las expresiones de una comunidad nacional, es en realidad una labor de preservación del ser nacional, del cuido para otras generaciones del patrimonio cultural, científico, deportivo, y de muchas otras formas del ser y el sentir.

Cuidar de esos patrimonios requiere tanto de que existan talentos en los protagonistas de los acontecimientos que moldean los sobresalientes acontecimientos nacionales como de quien los describa, los relate para los episodios de la historia, o los capte en imágenes fijas o en movimiento, para que nunca sean olvidades y sirvan siempre de estímulo al buen hacer.

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29 años y 26 éxitos escénicos de Teatro Guloya

Teatro Guloya  es el tipo de empeño artístico que evidencia la fuerza de la idea inspiradora para llevar a escenarios las diversas expresiones de la vida y que ha recogido  en  26 montajes que recorren personajes y circunstancias y que, durante años, han formado un publico fiel que acude cada vez a la intimista sala Otto Coro, en el templo teatral ubicado en el número 205 de la calle Arzobispo A Portes, de la Ciudad Colonial.
A partir de una sólida formación teatral en el país y el extranjero, Claudio Rivera y Viena González  han operador como gestores del arte teatral, con los montajes que conforman la trayectoria de Guloya. Sus dos líderes consideran que, aun cuando han recibido apoyo del Ministerio de Cultura y el de Obras Públicas que remodeló su infraestructura escénica en 2018, que el Teatro Independiente merece mucho mayor apoyo debido a que hoy día el teatro y otras formas de arte, se consideran un servicio público.

Los 26 montajes
“Hemos hecho teatro venciendo dificultades, recibiendo mucho apoyo de teatristas, maestros y público. Así arribamos a este 29 aniversario” dice Rivera.
Esos montajes son:  Cuentos en Familia 1991; La Nadie, Está solo 1992), Flor de mayo 1994;4. Crucita Yin, 1994;5. Bochinche 1995; Platero y Yo 1997; Naturaleza Muerta 1997; Frankenstein, Vuelve la Bestia, 2000; Otelo Sniff, 2002;11. David y Goliat 2004 y Jauja 2007; Otros montajes originales de Guloya: Nuestra Señora de las Nubes 2008;  El 28, 2009; Madres de la Patria 2009; Tureiro 2010; El Tsunami, 2011; El mejor de los regalos 2012; La Peste 2012; El Monte Fantástico 2010; Todo Está Bien, 2014 ;La vida es sueño 2016 y No se culpe a nadie de mi muerte 2017. Los montajes más recientes son: El Banquete 2018; Guanín y su macuto mágico 2018 y 26; Pinocho 2019.
El gran éxito
La victoria principal de Teatro Guloya es haber persistido en sus sueños escénicos, que están cum 29 años haciendo teatro independiente, manteniendo abierta una sala teatral (en dos etapas) en las cuales han montado 26 espectáculos que incluyen adaptaciones clásicas, creaciones colectivas, shows infantiles, adaptaciones de obras literarias internacionales. Claudio Rivera  y Viena González resumen los cinco hitos más importantes acontecidos en estas casi tres décadas: 1- Estudios de Teatro en Cuba; 2- El retorno al país a instalarse y hacer teatro como acción fundamental de sus vidas; 3- Abrir en 2006 su primera sala de teatro en Gascue, creando un precedente en esa parte de la capital y lo demandante era el proceso, en trabajo y recursos; 4-El tener que clausurar esa sala; 5- Persistir en su objetivo al abrir, hasta el día de hoy, la sala Otto Coro, en la calle Arzobispo Merino de Ciudad Colonial y el respaldo recibido en el proceso de Freddy Ginebra, de Casa de Teatro.
Los dos teatristas expresan a ¡Que Pasa! que tienen muchas personas a las que agradecer, comenzando con las orientaciones de los maestros Oto Coro (Teatro) y Eduardo Villanueva (en danza), a Teatro Gayumba que le ofrecieron un ejemplo magnífico de trabajo, al director de Nuevo Teatro, Rafael Villalona, por la perspectiva y experiencias compartidas sobre teatro independiente.
Agradecidos de la formación
De sus enseñanzas en el exterior agradecen a Vicente Revuelta (de Teatro Buen Dia), a Flor Alaustren y Raquel Carrión (profesoras de teatro en Cuba), a Santiago García (del Teatro La Candelaria), Eugenio Barba (de Perú) – todos por sus enseñanzas- y a Los Guloyas de San Pedro de Macorís, en cuyo nombre bautizaron su grupo teatral, por el entusiasmo que tienen para entregar su arte a la gente en las calles de la ciudad del Este y otros puntos.
La compañía fue iniciada en 1991, cuando Viena González, que pertenecía al grupo de Danzas de INTEC y Claudio Rivera participaba en el Grupo de Teatro Proyecciones, hizo clara conciencia de que debían crear un proyecto teatral propio que fuera expresión de sus aspiraciones artísticas.
En la pandemia
Sostienen que la emergencia sanitaria hizo suspender todos los espectáculos de cara al público, pero que se ha hecho un trabajo de intercambios y conversar con artistas de teatro y núcleos de público, a fin de mantener en entusiasmo las artes escénicas.
Explican que como artistas del teatro no tiene opción para entrar en ninguno de los programas de asistencia del Estado (Fase I y Fase II, Quédate en Casa y Pa tí).
Consideran que el Estado debe apoyar mucho más el teatro en la medida en que es un servicio cultural público.
“Auspiciar el arte es una responsabilidad del Estado y por eso deben sensibilizarse para estimular la creación de espectáculos y sostener las salas independientes de teatro” dice Claudio Rivera.
Viena González indica que esperan con ansiedad el momento del reencuentro con el público, porque con la masa de espectadores se crea una conexión que es única.
 

Cyrano, hacer un teatro excepcional y exquisito con simplez de recursos

La tragedia del amor ofrece en el arte un millón de senderos distintos y de rutas del más variado tono.  Una artista  de la escena recrea amor y tragedia del Cyrano de Bergerac, a partir de las técnicas de clown y teatro del objeto.
La de Cyrano de Bergerac, es una especial ruta  desde que este drama en  cinco actos y en verso del poeta y dramaturgo francés Edmond Rostand, fuera estrenado en el teatro de la Porte-Saint-Martin,  el 27 de diciembre de 1897, hasta hoy, cuando hasta el cine ha recreado el amor del personaje por su prima, Roxane,  una mujer hermosa,  quien a su vez de quien está enamorada es del cadete Christian de Neuvilette.
Este conjunto de condiciones emotivas, establecidas en la literatura dramatúrgica clásica,  es retomado por  una  actriz, en el tono de la comedia del arte y al son juglar de su atmósfera  y tono escénico, para producir uno de los montajes más interesantes del presente año, dirigido por Manuel Chapuseaux y con la producción de Teatro Alternativo, de Lorena Oliva.

LORENA OLIVA, es Cryano,.FOTO JOSE RAFAEL SOSA


Utilizando las máscaras  creadas por Miguel Ramírez y Maya Oviedo y  aplicando un aire argentino y sus parlamento y cantar, la Oliva  se adueña del espacio escénico para producir una experiencia que deleita con su humor entre líneas, que se burla de la fealdad del narizudo personaje, víctima de los caprichos del amor fuera de su lugar.
El monólogo trascurre entre la diversidad de los personajes que adapta la directora argentina que ha hecho vida personal, familiar y profesional en la República Dominicana, transmitiendo la fuerza de una tragedia que cuenta la muerte de Cristian en la guerra y la tardía lecturas de las cartas que dejó para Roxane, de parte del ya envejecido Cyrano.
Una tremenda labor la de divulgar los clásicos,  en una tarea que debería  recibir mucho mayor apoyo en patrocinios por la trascendencia de su impacto en la formación estético-teatral de quienes reciben su mensaje.
Teatro en su expresión más pura, la que se apoya en entrenamiento, en la fuerza del espacio en negro, para ser llenado de fuerza expresiva, de variación en los tonos de voz y la multiplicación, a vista del público, de los cuatro personajes que desfilan, cada cual con su personalidad y textos definidos.
Chapuseaux, con este y otros montajes, ve reforzada su postura como director teatral de consistencia. La escena dominicana tiene la capacidad de asimilar para sus tablas, todo el empeño que sea capaz de elevar sus dones.
Si la vuelven a reponer en Teatro Alternativo o en Teatro Guloya, o donde sea, no se pierda. Por nada.

Que no se culpe a nadie de la noble calidad de Katiuska

La mujer que encarna este monólogo  nos hace vivir la pasión y la fantasía del teatro. No se trata únicamente de su capacidad de memorizar un texto intenso y extenso, no es solo dominar el perfil fronterizo de una mujer que decide si vive o muere. Ella logra recuperar el público para una dimensión en la que se hace pareja del espectador, al que conduce por sus pasillos de humor y drama.
Estamos ante una artista decidida, atrevida, desinhibida, graciosa y fuerte, dotada de una agilidad  sorprendente y amigable. El chispeante y dramático monólogo se desdobla en cuatro personajes  en los pasillos de una existencia  femenina condicionada y sin aparente salida.

El monólogo es, actoralmente hablando, el desafío más serio con que se puede enfrentar un talento y respecto del cual hay que recurrir a todos los recursos interpretativos para mantener el público interesado y pendiente de las acciones en escena.
Para que un monólogo tenga éxito, necesita tres condiciones: un buen concepto en su dramaturgia, una capacidad histriónica con capacidad para dar con los colores y tonos interpretativos y una dirección adecuada y atrevida.
Las tres condiciones concurren en Qué no se culpe a nadie de mi muerte, debido a que se apoya en un texto del mexicano Humberto Robles (7 mujeres) y probablemente el dramaturgo azteca más representando en el mundo y particularmente en América Latina, por el acierto de sus textos con la problemática social de hoy y muy especialmente en torno a situación de la mujer.

Katiuska Licariac ofrece un recital actoral en Qué no se culpe a nadie de mi muerte, en Teatro Guloya.. FOTO DE JOSE RAFAEL SOSA


La representación, que se mantiene en Teatro Guloya hasta el próximo fin de semana,  tiene la dirección de Viena González, una de las artistas que ha consagrado su vida al teatro en cada una de sus expresiones y que, en este caso, se mantiene desde el puesto de directora para orientar las acciones de la artista en escena, logrando uno de los niveles teatrales más altos de los trabajos individuales presentados en este año.
Finalmente, Qué no se culpe a nadie de mi muerte, cuenta con una artista que habíamos visto en algunos roles de cine (Una breve historia de amor, Alan Nadal, 2015 y Quiero Ser fiel, Joe Menéndez, 2014) y en teatro (7 Mujeres y Radio Bemba), pero en ninguna de esas oportunidades,  Licariac tiene, como ahora, la oportunidad de desplegar sus habilidades y desarrollar su pasión, esa que parte de una inclinación por comunicación artística trascendente.
Lo que logra Katiuska al interpretar cuatro personajes (la madre, la abuela, la hermana y la protagonista dispuesta a suicidarse si no llega una llamada) es un recital de actuaciones que adereza con un dominio morfo-gestuaL a lo que agrega la expresión oral con registros convincentes, graciosos y firmemente testimoniales.
El autor
Licairac nos permite el gusto de estar de nuevo en contacto con los conceptos de Humberto Robles  de León (Premio Nacional de Dramaturgia, Mexico 2010) destacado activista de los derechos humanos en México y América Latina,  el autor de:

Robles de León, mexicano y latinoamericano  es  en si mismo un fenómeno artístico y social.