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Los nuevos colores del cine dominicano

El  cine dominicano  ha llegado a un nivel  que pocos imaginaban, en el heterogéneo universo que componen público, críticos y cronistas, condicionados (a veces pre-dispuestos, a veces tomados con la espada cortante de la razón)  por la preeminencia de un género (la comedia), factor  que ha estimulado una   etiqueta a todo el cine producido aquí sobre la  base de una misma condición deficitaria y pensada  preeminentemente sólo en función de la taquilla.

Ese cine criollo está logrando matices y colores distintos que nada tiene que ver con la capacidad de recaudación boletera de las piezas hechas para producir risas…y dinero, al tiempo de recordar que las comedias son parte de la industria, el primer paso del cine en todos los países y que con el género se pueden hacer clásicos, lo que plantea una tarea dominicana muy pendiente de ser lograda.

Ese cine hilarante es parte necesaria de la industria y lo ideal es que siga desarrollándose para mejorar su propia forma de llegar a los espectadores, tal y como se ha visto en algunas producciones recientes.

Cuando alguien dice “Yo no veo cine dominicano”, lo que está diciendo es que no ha visto todo el cine dominicano y menos, su parte más elaborada creativamente. Para esas personas, la sorpresa que llega, es grande y, afortunadamente, positiva.

Manny Perez

Manny Pérez protagoniza Veneno, una historia de lucha.

Cinematográficamente se ha tomado, por parte de jóvenes directores, una curva de ascensos estéticos que era inimaginable hace 10 años, cuando era un acontecimiento hacer una película dominicana, cualquiera que fuera finalmente su condición artística.
Cuando, hace unas noches, Nelson Carlo de los Santos (sin S), habló con las 16 personas que asistieron a la proyección de su documental experimental Santa Teresa y otras historias (basado en un capítulo de la novela 2666, del escritor chileno Roberto Bolaños), en el ambiente se planteó una revisión de lo que está ocurriendo ahora en el ambiente del cine “RD”.

Allí se planteó que hay un nuevo cine criollo, pautado por la mano de los jóvenes directores que mayormente han apelado al corto para expresarse, y que otros directores, igualmente jóvenes, están dando el tono preciso de esa calidad novedosa.

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Escena de Azrael&Malaquias, dirigido por Alexander Viola, cineasta dominicano que va ahora al Festival de Cannes a compartirlo con productores, directores y otros protagonistas de la industria.

Los largometrajes bienaventurados

Los largometrajes que llegaran al cine, auguran un panorama que define tonalidades nuevas, consistencias desconocidas y discursos visuales de proyección internacional.

La Familia Reyna, (Tito Rodríguez), que va a los cines el 2 de junio. Drama familiar en el paraíso aparente de Constanza, con una historia aleccionadora e interpretaciones para ser recordadas. El primer gran proyecto de las generaciones de cineastas salidos de la UASD, apoyado por el Festival Global de Cine Dominicano, que la seleccionó para abrir su pasada edición. Cine de calidad plena.

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El equipo que realizó Nana, posa recibiendo su premio principal en el pasado Festival del Documental Dominicano. RDoc. 2016

Nana (Tatiana  Fernández Ceara), que va a Fine Arts Novo Centro, el 5 de mayo.

Flor de Azúcar, (Fernando Báez), lista para ser presentada, con una realización visualmente exquisita, sobre cuento fronterizo de Juan Bosch, pondrá de nuevo al público a reflexionar. La cámara que Fernando  Báez maneja como pincel de pintor o pluma para el poeta, adquiere un valor  expresivo singular.

El Closet (Miguel Vásquez), en proceso final de colorización. Producción de Ángel Muñiz y Estudios Quitasueño. Drama unipersonal, rodado en una sola locación (un closet) con la soberbia actuación de Anthony Alvarez y diez voces en off.

Reinbou, drama amoroso, rodado en El Cabreto, Bayaguana,con producción de Naslha Bogaert y David Maller, con las actuaciones de ambos y Héctor Aníbal y  Katherine Castro.

Carlos quezada

Carlos Quezada y Manuel Raposo, protagonizan Azrael&Malaquias, una historia de cine negro, muy influida por Quentin Tarantino, con una coloración y efectos especiales que son un ejemplo.

Veneno, una historia de lucha, dirigida por Tabaré Blanchard y el protagónico de Manny Pérez y la producción de Ricardo Bardelino. Jack Veneno, el máximo representante de la imaginería de la lucha libre, quedará consagrado por la belleza de las imágenes y la fuerza de este guión.

Cocote, todo un fenómeno fílmico dirigido por Nelson Carlo de los Santos,  ahora en fase inicial de edición. Es un  filme criollo que hará historia, que mezcla la tradición religiosa evangélica con la práctica de Los Misterios, la venganza a que obligan requisitos de familia. El protagonista es el actor Vicente Santos, en su primer protagónico del cine. Probablemente a exhibirse en primavera de 2017. www.guasabaracine.com)

Golden Boys, el primer proyecto de vocación popular  de Laura Amelia Guzmán/ Israel Cárdenas, realizada con los apoyos del cine industrial, a lo que se aplica la perspectiva creativa de ambos.

Tú y yo, documental de Natalia Cabral y Oriol Estrada, ganadora como  mejor película documental del Festival de Cine de Trinidad y Tobago.

Cine criollo premia la Muestra

Si se deseara saber cómo está el cine dominicano, sólo hay que ver documentales de este tiempo.

El genero realista de la nota precisa sobre la seguridad que tenemos de que el buen cine oriundo de aquí, tiene un espacio reservado ya en el panorama internacional.

Lo que se ha visto en la  XVIII Muestra Internacional de Cine, (que se extiende hasta el domingo  1 de mayo en lugar de su fecha oficial de cierre, sábado 30 de mayo) no deja duda alguna.

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Laura Gómez, ha dirigido Quien a Hierro Mata (The Iron warehouse), rodado en Estados Unidos a partir del  colectivo  (Locus Focus), incluyendo a su compañera de la serie de Netflix, Orange is the New Black,  Catherine Curtin, y con   apenas  5 mil dólares de presupuesto, mostró    con la estatura técnica y la garra temática (enfoca la violencia machista) de un cine independiente de primer orden.  Cuando se visión, se siente el gusto de tener un cine de calidad fílmica plena. El grupo de 4 actores y una guionista se reunió para de manera proactiva darle diferentes giros a su carrera en el ámbito de cinematografía. El grupo comenzó con la misión de encontrar una locación gratuita y a partir de ahí escribir un guion. En el corto participan también Sarah Sokolovic, de la serie Homeland, Mark Borkowski, actor  de la serie Boardwalk Empire y el actor Dion Graham.

El propósito de esta ingeniería inversa en el proceso del cine es la de minimizar costos de producción, creando la historia partiendo de la locación: un taller de herrería y una oficina.

Cineasta_Laura_GomezA partir de esos lugares se escribió el guión y se le entregó la dirección a  Gómez, quien acaba de hacer un rol protagónico en la película Golden Boys, dirigida por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas,

Este corto será exhibido en la función de cierre de la Muestra, junto con Nana, de otra mujer, Tatiana Fernández Ceara, con edición de Juanjo Cid). El documental va a  cartelera ordinaria en el 5 de mayo.

Caribbean Fantasy, de Johanné Gómez, que fue documental de apertura del RDoc 2016, cosechando excelentes impresiones entre el público especializado que le vió, ha ratificado la fuerza de las mujeres creadoras en el cine local. La narrativa es inédita, bien lograda y recurre a las asociaciones de imágenes para hacer una poética de su discurso visual.

Nelson Carlo de los Santos, cineasta capitaleño que ha desarrollado su labor fuera del país, ofreció su mediometraje Santa Teresa y otras Historias,  proyecto comunicación estética de altísimo nivel, rodada sobre todo en México, logra plasmar una comunicación de densidades ideográficas no conocidas en la práctica fílmica local.

Alexander Viola, ha presentado su deslumbrante corto Azrael&Malaquías”, experimento visual en la misma onda del  mejor cine internacional independiente y  un trabajo que desde sus primeras escenas deja sentir su condición de arte audiovisual que parte de realidades mágico-religiosas, con ángeles caídos, obligados a eliminar almas que por sus pecados se han condenado. Elaborado con cuidado profesional extremo, tiene una fotografía influida por el comic épico, actuaciones para ser recordadas, incluyendo el último protagónico de Carlos Quezada (quien vuelve a tener vigencia pese a su muerte temprana hace unos meses, al ser también el guionista de La Familia Reyna, que va a pantallas en pocas semanas). Este corto de magia y excesos, será presentado en el Short Film Corner del festival de Cannes (no es la competencia oficial de cortos), que es una sección no competitiva para compartir proyectos con productores y directores entre otros gestores de la industria.

Si Dios quiere, Yuli, de Jean Jean, actor y director dominico-haitiano, que hizo su primera aparición pública en las escenas iniciales de La Victoria (José Enrique Pintor)  y que se ha desarrollado cinematográficamente al punto de ser un artistas que pisa firme  tal cual lo demuestra en su denunciante y antropológica producción que ofrece la Muestra de Cine, cargada como está de actualidad temática.

Sin duda alguna, que los matices que llegan ahora al cine dominicano, son renovadores y tendrán ese efecto de bendición sobre una industria que necesita levantar miras, reforzar sus vacíos y aprovechar sus puntos más fortalecidos.